Jan 23, 2006 19:58
Muerte, era la muerte amada por mi, le imploré que viniese a por mí, yo ya no quería vivir...
La muerte vino me cogió y me llevó con ella, estuvo observándome y me dijo que yo era hijo de la oscuridad desde aquel instante, ella me otorgó mis alas de plumas negras...
Salí adelante con su ayuda y me hice poderoso en el seno del mal, tan solo tuve que aprender a convivir con esa sensación de tristeza.
Al tiempo llegó la llamada por todos gran guerra, éramos ángeles y demonios y luchábamos por diferencias entre nuestros dioses o al menos eso decíamos, la verdad es que ellos luchaban por proteger el amor, el bien, la vida; nosotros luchábamos realmente por celos y todo porque no poseíamos nada de eso.
Un día estaba solo escondido y mal herido en una zona oscura del Edén cuando entre sollozos vi caer una pluma blanca que parecía que brillara por su belleza, la cogí y la guardé, empecé a notar un cambio en mi. Entonces me di la vuelta y la vi, saque mi espada y me dirigí a ella, me paré al descubrir que no se defendía y que seguía sonriendo, se acercó y me acarició el rostro, rozó su nariz con la mía y me besó. La espada se me calló, comprendí que al fin podía ser feliz y que mis alas no serían un inconveniente, yo la abracé y lloré cuando escuché que me susurraba al oído la palabra “te quiero”, al instante me sentí feliz, me abracé a ella, ella me abrazó y así nos quedaremos hasta el fin de la eternidad, esta guerra seguirá pero aun a riesgo de parecer egoísta mientras la tenga solo un par de demonios y otro par de ángeles me importarán.
Lo que realmente me importa es que mi guerra se ha acabado, el cielo arde, pero yo al sigo besando...
Te quiero!! ^^