En donde estamos parados. Parte 1

Mar 28, 2009 23:42


    El filósofo neoplatonista, Bernard de Chartres, tenía razón cuando dijo “somos enanos sobre los hombros de gigantes” (nanos gigantium humeris insidentes). La filosofía es, entonces, el resultado de los pensadores anteriores y, para el día de hoy, solamente queda disfrutar de lo que ellos sembraron ya que no podremos hacer nada nuevo, ¿o no? Según hemos progresado en esta vida, conseguimos adaptarnos a las adversidades del mundo, poblando los rincones más distantes y conquistando la madre naturaleza en su supremacía sobre nuestra vida; pero aún nos falta. El error más triste de nuestro mundo moderno es negar esto, sentirnos insignificantes ante los gigantes del pasado y ceder al mal silencioso que corroe nuestra civilización: el conformismo.

En la cuna de la filosofía occidental, el ser era un constante en la boca de los grandes pensadores. La identidad del individuo, su existencia, procedencia y devenir plagan los libros de historia y literatura hasta el punto de reventar de aquí en adelante; incluso hasta el día de hoy. Es, entonces, doloroso ver como ignoramos nuestro pasado, el esfuerzo que costo cientos millares de años e igual cantidad de vidas. En lugar de identidad, tenemos un efecto de vació que finalmente es congestionado por un mar de posibilidades en un mundo abierto. Algunos lo diagnostican erróneamente como epicureismo, pero  estarían describiendo un síntoma no más; la juventud busca placer por ser parte de la masa, uno más entre los millones.

El desaparecernos en la nada podría, de igual manera, sonar a una especie de existencialismo, donde la vida es una nausea sin sentido. Esto se acerca más al concepto debido a su desinterés por la existencia (caso se hace en un grado inconciente) sin embargo falla en estar un el concepto de la corriente “primero es el ser”. En este caso, lo primero es sentirse uno parte de algo. Los medios,  la literatura y el sistema educativo crearon una generación de yuppies, deseosos de ser exitosos y, a su vez, los hijos de estos sufriendo estragos por alcanzar a sus padres. Al chocar con la cruda realidad que esto no sucederá, la depresión empuja a la juventud a desligarse de lo autoritario: religión, familia, estudios. En su lugar, encuentran grupos de jóvenes con los mismo problemas, afianzándose de ellos para resolver el vació que dejó su pasado.

Previous post Next post
Up