Rompiendo el hiatus... 5 minutos 8D;;

May 26, 2008 01:04

Title: Persona, Arquetipo.
Fandom: Persona 3
Character: Minato

Genre: Gen. ¿Hints a Minato/Ryoji?
Spoilers? No, pero está ubicado en Noviembre.



Minato dejó a Chihiro en la puerta de su casa, besó su mano con una semirreverencia y una sonrisa, girando el rostro justo a tiempo para no verla sonrojándose. Sabía que debía darle espacio, caminar de puntitas en torno a la timidez de la tesorera. No quería acordarse de la última vez que había intentado avanzar más rápido que ella.

Acomodó el paquete de palomitas que había quedado de su salida al cine bajo el brazo, y dio media vuelta para marcharse a casa, la puesta de sol detrás espectacular y naranja, como sacada de los mangas shojo que le gustaban a la chica. Todavía sentía el tintineo de vidrios rotos resonándole por dentro. Alguno de sus Persona se beneficiaría de la cita de esa tarde, seguro.

La calle estaba eminentemente desocupada, con apariciones ocasionales de algún perro perdido y hojas de otoño crujiéndole bajo los zapatos. Se ajustó los audífonos y subió el volumen para no oírlas. Acomodando el ritmo de los pasos al electrojazz, vadeó las dos o tres calles grandes de Port Island, y repasó mentalmente la lista de cosas por hacer en la semana.

Nunca antes se había tomado la molestia de ser una persona sociable. Saltando la infancia de pueblo en pueblo con diferentes padres adoptivos, la gente duraba demasiado poco para importarle. Cumplía con sus obligaciones sólo lo justo y necesario para que no le regañasen, escuchaba música a montones desde su primer walkman a cassette, y había decidido con sabiduría prematura no contarle a psicólogo alguno de la forma en que sus amigos imaginarios parecían tan vivos, las voces en su cabeza y la facilidad con que veía cosas que otros eran incapaces de percibir.

Nada le sobresaltaba, en realidad. El resto lo encontraba algo macabro -más de una asistente social se preguntó si lo suyo sería exceso de zen o algún tipo de autismo- y él no estaba dispuesto a decirles que la razón era que nunca estaba seguro que si lo que veía era parte de la realidad de los otros, o exclusivamente de la suya.

Los tratos con Pharos e Igor le habían venido a cambiar todo el esquema de vida hasta entonces, pero no se estaba quejando. Se divertía. Desde que tenía memoria, había presenciado como la gente intentaba construir relaciones con la torpeza de quien avanza a ciegas, a menudo fracasando antes de empezar. Costaba no extrañarse de lo sencillo que le resultaba eso de subir los Vínculos Sociales.

Era agradable. Le daba chance de tener un poco más de espectador que de líder -lo que siempre resultaba un respiro- y le era interesante seguir aquellas historias que invariablemente escondían tragedia humana en alguna parte.

En realidad no conseguía entenderlos. Pero por lo visto sabía “comprenderles” bien, de una forma intrínseca. Les prestaba el hombro, decía un par de frases escogidas con cuidado, era para ellos justo lo que habían buscado toda la vida.

El compadre de los buenos consejos para Kenji. El dedicado rival de Kazushi. Mejor amigo y maniquí de Bebe. Hermano mayor, hijo suplente, aprendiz, compañero.

Siempre, siempre se las arreglaba para intuir cuál sería la reacción correcta. Le gustaba que así fuera, y le gustaba el afecto que le ganaba.

El distrito de Iwatodai estaba igualmente desierto. Divisó el Dormitorio, dos cuadras más allá, y apuró el paso, acomodándose el cuello de la chaqueta cuando una corriente de aire frío mandó hojas volando en su dirección, despeinándole el flequillo. Alzó la vista cuando comenzaron a encenderse los focos uno por uno. No tenían toque de queda, por lo que la hora no le preocupaba gran cosa, pero jamás dejaba de impresionarle lo rápido que anochecía en esas fechas. Se preguntó quién sería el primero en saludarle esta vez. Hizo sonar las llaves en su bolsillo, ausente. La gente en SEES le resultaba, a veces, un poco más difícil de reconstruir, pero en general eran casi tan rutinarios como él o más.

Abrió la puerta del Dormitorio, cerrando rápido, agradecido del sistema de calefacción.

- Buenas noches.- Saludó Ryoji, eternamente de visita, descolocándolo un poco. Junpei interrumpió la partida de cartas que estaban jugando con un gesto, la mirada clavándose derechito en el paquete de palomitas que aún cargaba, lleno hasta la mitad. Minato saludó con la mano, dejándolo sobre la mesa del living para disposición pública.

- Mijo, no sé como lo haces.- Dijo Junpei, dejando caer su mano de naipes sobre la mesa con dramatismo para sacar palomitas, y su voz era una amalgama a medio camino entre la admiración y la broma.

- Es bastante sencillo.- Minato le respondió con una sonrisa sutil. La sinceridad en sus palabras era total, pero sabía que el otro pensaría que era por molestar.

- Gurú. Deberías escribir un libro.- Junpei le cerró un ojo y Ryoji echó a reír.

Negó con la cabeza. En serio no era difícil. La gente era gregaria, bastaba darse vueltas con los estudiantes de los clubes en la escuela dos o tres veces por semana, y dejar un par de días para los otros. No salir con más de una chica del Dormitorio a la vez, o con dos del colegio que pudieran toparse.

Por esos días era un caballero con Chihiro, joteaba a Yuko, y se inmolaba en aras de mejorar la mano cocinera de Fuuka.

- Junpei no necesita seguir otro ejemplo que el mío- se quejó Ryoji, y había algo en sus ojos azules, chispeantes, que invitaba a reírse con él.

Que el extranjero fuese un hedonista no era secreto para nadie, con aquella manía de pasarla todo lo bien posible. Como si tuviera los días contados, solía pensar Minato. Ni ellos, que iban al Tártaro al menos tres noches por semana, se comportaban con tantas ganas de vivir. Ciertamente un poco de irresponsabilidad iría bien con el comportamiento centrado de los sempais, pero fuera de eso…

Ryoji se lo quedó mirando, y él le respondió en silencio hasta que el otro se distrajo de nuevo en sus cartas. Minato sacó palomitas del paquete, tal vez para masticarse y eliminar el saborcito incómodo de conocerlo de antes, que siempre le aparecía al verle. ¿Quizá un amigo de la infancia remota? Siempre le había costado acordarse de cualquier cosa anterior a sus diez años.

- Tan serios ustedes. ¡Siempre se acuestan temprano! - Ryoji sirvió gaseosa para Junpei y para él, y jugó con los hielos de su vaso como si fuera de whiskey- Deberíamos irnos a parrandear alguna vez.

- … Mira compadre, te voy a decir una pura palabra. Escúchala bien, ¿eh?- Comenzó Junpei, alzando un dedo para mayor tensión, como advirtiendo.

- Oh. ¿Cuál?

- EJECUCCIÓN.

Ryoji dejó salir un gritito de damisela en peligro antes de soltar la carcajada, Junpei con él.

Minato se sintió algo ajeno a la escena, y la sensación no le gustó. Se miró los zapatos, incómodo. Los otros recogieron los naipes desperdigados para continuar el juego, haciendo un espacio para él y todo, repartiéndole cartas y explicándole rapidito las reglas de un póker bien jugado.

Hubiera tenido opción de quedarse, pero declinó la invitación educadamente para proseguir la ruta hasta su dormitorio. No paró hasta haber cerrado la puerta, poniendo el seguro por pura costumbre, a ver si así ahogaba los gritos entusiastas que aún así podían escucharse desde el living. Quizás qué estarían apostando esos dos.

Apoyado contra la puerta, se estiró un poco, metiéndose las manos en los bolsillos, pensativo. Contravenía a su propia naturaleza tener reacciones desmedidas como esa, pero desconocía la causa de su inquietud. A fin de cuentas, él también había participado del -bochornoso- Incidente de las Termas, se había congelado con ellos por solidaridad y todo eso. Debiera poder saber encajar en una situación que involucrara a un compañero de equipo y a un Vínculo Social en potencia. Había empezado con mucho menos en otros casos.

También era cierto que con el resto interactuaba en salidas de a dos.

Probablemente se había acostumbrado a la atención dedicada de los Vínculos Sociales que componía -arrugó la nariz, el gesto casi imperceptible: ¿En qué momento?- y por ello situaciones con un número mayor de participantes implicaban una dificultad mayor. La solución lógica era intentar interactuar con Ryoji en solitario, pero aquello si que hubiera resultado toda una novedad. Generalmente, la gente se le aproximaba primero.

A lo mejor era que simplemente no había encontrado dentro suyo la faceta que encajara con el extranjero.

Dejó la idea para planificación posterior y se sentó al escritorio, con toda la intención de ponerse a estudiar. Bien podía emplear su concentración en cosas más productivas: Aún le faltaba un último esfuerzo antes de que sus notas estuvieran a la altura de Mitsuru.

***

Lo tenía de hace un tiempo y hoy lo beteé y arreglé un par de pedazos.

Minuto cultural:

- Sobre el título
- Jotear: Dícese del fenómeno de canalizar el espíritu de un buitre hambriento y rondar a damiselas/varones con intenciones poco santas.

*Desaparece again*

*spanish, fandom: persona 3

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