Me encanta seguirle la corriente.
Cuando tenía como trece años mi tía me ofreció plata por comerme un chile, no como ni ají pero era bastante plata para ese tiempo y sólo era un chile así que me lo comí. Hoy la historia se repite, esta vez por mucha más plata y en vez de chile una rellena (salchicha de sangre) que hicieron en mi casa. Soy bastante quisquillosa con la comida así que no hay forma de que me hagan comer una cosa de esas, de sólo ver una en un plato ya me da hasta asco, aún así es chistoso ver a mi tía molestándome y creyendo que estoy en una encrucijada pensando en aceptar su propuesta.
Mmmh, y a veces tiene el descaro de decirme que yo tengo que madurar.