Fandom: Star Wars (Universo Expandido)
Pareja: Luke Skywalker y Mara Jade
Clasificación: Y volvimos a subir. Un R tirando a NC-17 por aquello de irme a la segura.
Género: Romance y Angst
Tiempo: Diecinueve años después de la Batalla de Yavin.
Resumen: Lo que en un principio fue un matrimonio por convenencia toma un cambio inesperado para nuestros protagonistas.
Notas de la Autora: Muy bien, er digo mal. Estoy un poco nerviosa; este es mi primer intento de smut con Luke y Mara. No niego que he escrito smut con anterioridad, no es difícil hacerlo con Pyro y Rogue, pero Luke y Mara... *y traga hondo* No me acribillen mucho. Es todo lo que pido. Ahora, sin más dilacción...
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-¿En que puedo ayudarle, Daala? -
Si el hombre de edad madura estaba sorprendido de tenerla frente suyo, no demostró ningún indicio de ello. Casi toda la galaxia daba por hecho él que ella había perecido junto al
Knight Hammer durante su ataque a Yavin.
-Hace unas semanas atrás recibí este mensaje. - y ella le entregó el dispositivo de un holoproyector.
El alto almirante
Pellaeon lo aceptó muy intrigado. No era la primera vez que Daala veía al almirante pero siempre sus visitas con él eran desconcertantes, se le dificultaba tanto visualizarlo como el hombre que dirigía el ejército del Imperio con mano férrea. Tenía la distintiva imagen de un abuelo amable que disfrutaba de cumplir todas las indulgencias de sus nietos. Algo muy lejano de la realidad, pero no muy difícil de formar esa imagen en la mente con toda su blanca cabellera y su encanecido bigote; ahora, sólo si ella no hacía alusión a sus marrones ojos…
El hombre maduro observaba el mensaje muy atento, sentado en una silla detrás de su escritorio. Al parecer ese era el día de las resurrecciones. El mensaje terminó y alzó la mirada para posarla sobre el duro rostro de la mujer pelirroja. Con un gesto de su mano le indicó que tomara asiento. Ella sólo se limitó a mirarlo, imperturbable, como esperando una reacción de su parte. Echándose hacia atrás en su asiento, él colocó sus manos frente a su rostro, con sus dedos entrelazados.
-¿Por qué se ha tomado la molestia de viajar hasta aquí para traerme este mensaje? Pudo haberlo enviado.
-Sé exactamente en donde debe estar mi fidelidad.
-¡Ah! Me enternece. - le dijo él algo burlón e hizo una leve pausa, - Creo que la verdadera razón de su acción es otra. Mi opinión es que usted ha comenzado a tener sus dudas.
-Yo no tengo ningún tipo de duda.
-Siempre he admirado su honestidad, no me haga perderla. - Pellaeon se mantuvo callado, como si estuviera pensando con cuidado su próximo comentario, -Es usted una mujer notable. Estoy muy al tanto de lo que opinan sobre usted. Y, a pesar de todos los errores que ha cometido, estoy seguro de que es una mujer inteligente. No deberían extrañarse, después de todo es una pelirroja y todos sabemos que tan temperamentales y emocionales pueden llegar a ser. - y esto último lo dijo con una pequeña sonrisa.
A Daala no le agradó la pequeña broma. Sus verdes ojos se endurecieron, perdiendo por completo su brillo. Apretó sus labios transformándolos en una tensa línea pálida.
-A parte de su fascinación con el color de mi cabello, ¿por qué opina que estoy dudando?
-Muy fácil. Porque yo también tengo mis dudas.
Esta vez Daala lo miró interesada. ¿De qué dudas hablaba él? De improviso Pellaeon le preguntó, -Dígame, ¿cuáles son sus dudas?
-No sé a que se refiere. - replicó ella aparentando estar confundida.
-Sus dudas, sé que las tiene. Le diré como lo sé. Desde su última batalla se ha mantenido en incógnito, manteniendo la creencia general de que había muerto. No regresó a lo que más le apasiona o le apasionaba, las estrategias militares. Todo lo contrario, decidió adoptar una vida pacífica, aceptando dirigir un poblado en Peduccis Chorios, que en realidad no le provee de grandes riquezas materiales pero sí de otros tipos de riquezas.
Ella entrecerró sus ojos. -¿Me ha estado espiando?
-No. Solo que a veces uno se encuentra en el lugar apropiado en el momento correcto.
-¿Desde cuándo lo sabe?
-Que importa; ahora solo me interesan sus dudas. Me gustaría saber, en las noches, cuando intenta dormir se hace esta pregunta, ¿ha sido toda mi vida una gran equivocación?
Ella trató de contener sus sensaciones pero fueron en vano, todo su rostro se coloreó. ¿Cómo en el Sith sabía eso?
-Mi vida no es una gran equivocación. - siseó ella.
-¿Opina eso? Me alegra escucharlo, porque no opino lo mismo de la mía. - y una desabrida sonrisa apareció en el rostro del alto almirante. -Y en estos momentos estoy necesitando de toda la ayuda que me puedan brindar para mi nueva misión.
Ella presintió que Pellaeon estaba decidiendo tomar un rumbo distinto en su vida. Uno que daría un giro drástico al que había tomado el Imperio por todos estos años.
Bothawui
El motor del
Jade’s Fire dio su último ronroneo y se apagó con un sonido suave pero definitivo. No había tan siquiera entrado a la órbita del sistema que Mara le pudo sentir y ahora que había aterrizado al hangar que desde la torre de control le habían indicado, su presencia la bañaba en toda su esplendorosa luz. Bajó la rampa y allí estaba, esperándole. Ella se había prometido a si misma que no se afectaría ante su presencia, mas al verle, en las túnicas negras que tanto ella detestaba -hasta ese entonces- todo en ella pareció despertar. De todas formas, reprimió su inicial deseo de correr hacia él. La batalla fue inútil. Una sonrisa apareció en el rostro del granjero y ella envió todas sus resoluciones al Sith. Aligeró sus pasos y se dejó abandonar entre esos fuertes brazos que se extendieron para recibirle. Se aferró a él con fiereza, con el temor de alguien que temía perder lo único que le quedaba en su vida.
-¿Mara…?
Ella le interrumpió, -Sólo abrázame. - Fue un pedido apenas sobre un murmullo. Luke no dudó en corresponderle.
Apoyando su cabeza en su hombro, ella cerró sus ojos. ¿Por qué se había tomado tanto tiempo en descubrirlo? Ahí estaba su hogar, entre los fuertes brazos que le proveían de la fortaleza necesaria.
-¿Me echaste de menos?
Luke se desconcertó ante esa pregunta, incrédulo de que Mara estuviera adoptando una actitud de tierna travesura. Pero recuperándose inmediatamente, le replicó con toda la emoción de tenerla en sus brazos de nuevo, -Sí; mucho.
Mara sonrió ante su respuesta, era tan refrescante la sinceridad de su granjero. Luke nunca vivió de apariencias y argucias, lo que veías era lo que obtenías. -¡Qué bueno!
Y ahí estaba otra vez, ese aspecto de la personalidad de Mara hasta ese entonces desconocido para Luke. No se había equivocado al pensar que sería muy agradable conocer a la verdadera Mara, a la que se escondía detrás de toda esa imagen irreal de indiferencia y frialdad. Buscando los labios femeninos con los suyos, se posesionó de ellos en un beso que tenía la peculiaridad que igual reclamaba una respuesta como le entregaba su ternura. Fue estimulante para Luke aún poder hallar en ese beso el mismo placer de la última vez.
-¡Wow, Skywalker! - murmuró casi sin aliento, -Aún tenemos la habilidad para desequilibrar con sólo un beso.
El colocó su frente sobre la de ella, intentando controlar las peligrosas pero intoxicantes sensaciones que recorrían todo su ser. Y, sobre todo ello, no gritarle que le amaba. Se había comprometido a si mismo que no haría tal cosa. No quería crearle desasosiegos a Mara; procuraría tomar todo con calma. Un talento del cual carecía, sin embargo por ella sería capaz de hallarlo. No quería que por un tonto desliz suyo ella huyera al otro lado de la galaxia.
-Me alegra que estés aquí. - y en esa pequeña frase se hallaba toda su intención de exclamarle cuanto la amaba.
-Yo también, jedi. - y por primera vez no utilizó el título como un medio para insultarle, casi escuchándose como un termino cariñoso.
Así, de la nada, quizás para aliviar un poco la singular tensión que había recaído sobre ambos, le preguntó, -¿Tienes hambre?
-¡Oh, sí! - una sonrisa depredadora apareció en el hermoso rostro de la comerciante, mientras añadía con una cualidad ronca, casi sensual, en su voz, -Tengo mucha hambre… de ti.
-¡Gran Fuerza! - fue lo único que él logró decir ante el asalto de las imágenes que provocó ese comentario. Y esta vez, la besó sin misericordia alguna, perdiendo todo su ser en el gesto. Una complacida Mara le correspondió con igual frenesí.
- - -
¿Era posible amar tanto?
No era la primera vez que esa pregunta la tomaba desprevenida. Pero tampoco surgía sin razón alguna. Dos manos gráciles sobre un fornido pecho, barbilla delicada sobre éstas, Mara veía a su marido dormir. Marido. Ella permitió que la extranjera palabra rondara por su cabeza mientras su rostro subía y bajaba ante el acompasado ritmo de la respiración del susodicho marido. Era absolutamente increíble; ella odiaba sentirse tan vulnerable sin embargo, que glorioso era todo lo que experimentaba junto al granjero.
Y, aún ahora mientras él dormía, podía captar el enlace entre ambos. Pequeño, pero pulsante como si fuera un ente vivo. Era consciente que si ella lo permitía, podría llegar a ser uno fuerte y grandioso pero ello conllevaba bajar sus barreras y permitirle el acceso a su interior, a sus secretos… a lo que llevaba en su corazón. Ella cerró sus ojos momentáneamente, calmando sus turbulentas sensaciones, no queriendo pensar en la reacción de Luke ante ese descubrimiento. El, en su inherente honradez y rectitud, tendría que explicarle lo que realmente sentía, de su amor por la roba-cuerpos. Una nueva sensación arremetió contra ella, los ojos esmeraldas tornándose luminosos por la inesperada aparición de lágrimas.
Ella se sentó abruptamente; unas manos intentando borrar todo rastro en sus mejillas de sus traicioneros sentimientos. Era irónico, ella que siempre había despreciado al débil, al pusilánime y había bajado al nivel de uno de ellos.
-¿Mara?
Todos sus miembros se tornaron rígidos al escuchar esa voz.
Sin dificultad alguna, Luke captó el cambio en Mara. Por varios segundos le miró en silencio, pensando como sería la mejor manera para acercarse a ella sin perder alguna otra extremidad suya en el proceso. Decidió tomar el camino de la ignorancia y hacerse el tonto. -Mara, regresa a dormir. Es tarde.
Para su total asombro, ella accedió a su orden. Procuró acallar su sorpresa entre tanto tomaba una frazada para cubrirla al sentir su piel fría. Mara no era una mujer de seguir órdenes con sigilo, no sin antes darles un pedazo de su opinión… o tal vez ella quiso seguir su juego para evitar toda una serie de preguntas. Rodeando los hombros femeninos con su brazo, la acercó a su cuerpo. El había intentado tener algún tipo de conversación antes de dormir. Ella había evadido todas sus preguntas, en particular las concernientes a Karrde. No le había querido explicar sobre su inesperado viaje y él, presintiendo el malestar en Mara, decidió no presionar más el asunto.
Mara se mantuvo callada, mientras una mano áspera recorría su brazo, al parecer tratando de proveerle de un poco de calor. Estaba muy consciente que al cerrarse a Luke y no permitirle acceso a su interior parecía carcomerle y ocasionarle dolor pero tampoco podía abrirse a él, todo su interior estaba alborotado por las crudas emociones. Tanto la despedida de Karrde -a quien ella consideraba como el padre que nunca tuvo- y este nuevo amor que sentía por Luke la mantenía a la orilla de un precipicio. Inesperadamente, Luke se giró, quedando su rostro sobre el de ella. Eso ojos azules le miraron con detenimiento y todo su ser pareció temblar ante la fuerza de esa mirada.
-No has dormido nada. - No fue una pregunta, más bien fue una realización.
-No es la primera vez que me pasa. - ella se encogió de hombros, tratando no darle importancia.
-¡Oh, Mara! - Entonces él no era el único que las pesadillas le acosaban en las noches. Horribles y retorcidas imágenes de su pasado, muy en particular las de su padre como Darth Vader y del Emperador.
-No necesito de tu lástima, Skywalker. - le espetó ella con dureza.
-¡Mara! No es lástima. - No; eso que parecía encoger su corazón estaba muy lejos de ser lástima. Porque deseó con cada onza de su ser poder borrar todo lo que parecía atormentarle, tener la habilidad de cargar parte de su tribulación. Porque él conocía personalmente el horror de continuar encarando el pasado.
Para el total desconcierto de Mara, él depositó un tierno beso en cada uno de sus párpados. ¿Cómo en el Sith podía él desalmarla con un insignificante gesto?
Alejando un poco su rostro del femenino, los azules ojos recorrieron todas sus delicadas facciones. Toda la larga cabellera rojiza dorada estaba desparramada sobre la almohada. Sus rojas pestañas resaltando sobre una piel tan blanca como el fulgor de una estrella. Sensuales labios entreabiertos que aún estaban inflamados luego de haberle hecho el amor hace unas horas. Ahora Luke comprendía porque se les había prohibido tener algún tipo de unión a los caballeros jedis en el pasado. Mara y él compartieron una muy poderosa unión. El todavía podía sentirla dentro de él, cada latido, cada respiración. Era intoxicante y adictivo. Pero que nadie se atreviera a separarla de su lado. Con ese pensamiento, abrazó la cintura de ella para acercarla a su cuerpo en un ademán posesivo. Nunca lo permitiría. Un repentino pensamiento le asaltó.
¿Habría sido eso lo que llevó a su padre a caer en la oscuridad?
Y así de intempestivamente apareció el pensamiento, lo alejó de su cabeza entre tanto se decía a si mismo que no le importaba. Mara estaba tatuada en su corazón y en su alma. En un rápido movimiento tomó posesión de los dulces labios en un beso intenso, que apenas reprimía sus violentas emociones. Mara correspondió con igual ímpetu, sus dedos enroscándose en la rubia cabellera, acercándose si era posible, aún más a ese fuerte cuerpo. Era sorprendente como él lograba despertar en ella un ansia y pasión como ninguna otra. Una áspera mano se deslizaba por cada pulgada de su desnuda piel; era incomprensible para Mara la razón por la cual él apenas se aventuraba a utilizar su otra mano y en un intempestivo ademán suyo, la tomó entre la suya. La llevó a sus labios para besarla con ternura.
Ojos azules miraron con desasosiego los verdes y se halló con una mirada peculiar que le estremeció hasta lo más recóndito de su ser. Parecía decirle que lo aceptaba por completo, sin reserva alguna de lo que era y de lo que había sido. Luego, ella guió esa mano por sus mejillas, por todo su cuello y la detuvo sobre uno de sus senos.
-Mara, yo… -su voz enronquecida, azules ojos clavados en los verdes.
-Granjero, -le llamó ella, dándole una inflexión cariñosa al sobrenombre y le amonestó con suavidad, -sólo hazme el amor.
Para Luke no fue ningún problema cumplir con esa orden. Su mano acarició con reverencia esa turgente y sedosa piel. Todo el rostro de Mara se contrajo en un rictus singular de dolor y placer. Luke la miraba, grabando en su memoria la expresión de ese hermoso rostro. Ojos cerrados, embelesada en la magia que provocaba esa mano. Cuando un dedo pulgar rozó el pezón, ella jadeó. El mordió suavemente su barbilla para luego recorrer el mentón femenino con su lengua, deleitándose en la suavidad de esa delicada piel. Luego, esa boca ardiente bajó por el cuello hasta llegar a su hombro; ella dejó escapar un gemido lleno de placer cuando sintió sus dientes morderla para luego succionar esa área sensible. Su caballero jedi perdía toda compostura en la privacidad, enviando todo su control al Sith lo que la hacía perder también toda razón. Y se permitió engañarse y pensar que todo lo hacía porque él la amaba. Se dijo a si misma que sería sólo por esa vez…
Continuando su camino ardiente, su boca clamó la rosada punta, su lengua prodigándola de generosa embestidas de placer mientras halaba esa punta hasta el interior de su boca. Mara apenas se cae de la cama, ese ataque sensual sobresaltándola, desde sus entrañas subiendo un ardor como ninguno, tomando posesión de todo su ser. Con su otra mano, él subía lentamente, sus dedos friccionando ligeramente a todo lo largo de esas piernas bien torneadas, echando la frazada a un lado. Levantando su rostro, él la observó. ¡Gran Fuerza, era hermosa! Todo el cuerpo femenino era pura simetría, desde el primer momento que la vio pensó que era la más hermosa criatura en toda la galaxia y deseó que fuera solo suya. Toda ella, con su lujurioso cuerpo. Su vista viajó por toda la bella desnudez, posándose en esa parte femenina. Colocó la mano sobre los lustrosos rizos y la presionó contra esa sensible parte. Ella ronroneó y alzó sus caderas para seguir el movimiento de su mano. El volvió a bajar su cabeza, rozando su nariz cerca del ombligo femenino, aspirando todo ese aroma único. Sus dedos retornaron a todo ese suave pelaje, delineando sus dobleces y hallando ese minúsculo órgano. Mara aspiró una gran bocanada de aire. Estaba segura de que pronto moriría del puro deleite. Nunca estuvo preparada cuando él le introdujo un dedo.
-¡Luke!- gritó ella, sólo así lograba él arrancarle su nombre de los sensuales labios. Todos sus sentidos estaban centrados en esa mano firme que provocaban esas ondas de agridulce gozo que recorrían todo su cuerpo. Cuando tan solo se hallaba al borde de su culminación, ella le empujó con algo de violencia. No; ella no le iba permitir que la llevara a la cúspide sin ella haber tocado, besado, acariciado...
Un sorprendido Luke vio como una agresiva Mara se arrojaba sobre él. -Ahora me toca a mí.
Pequeñas y delicadas manos acariciaron ese recio pecho, las yemas de sus dedos deslizándose sobre esa sólida piel, en ocasiones hallando leves cicatrices. Ella colocó su entreabierta boca en su hombro y la lengua femenina le rozó sutilmente. Le agradó escuchar su gruñido de aprobación; se sentía poderosa. Ella también podía crear magia y despertar sensaciones en él. Bajó su boca, su lengua saboreando el gusto a salitre de esa caliente piel. Luke tomó la nuca femenina y la apretó con ternura, dándole todo su consentimiento a sus solicitas atenciones. Sintió esas suaves manos bajar por su costado y cuando una de sus menudas manos atrapó su endurecido miembro, un bramido ahogado subió desde lo más profundo de su ser. Y él había pensado que no podía existir tortura tan hermosa como esa... estaba equivocado. Porque cuando ese rostro bajó y esa deliciosa boca lo clamó, casi perdía toda cordura.
Nunca había sentido nada igual, mientras esos labios rozaban toda su longitud, la dulce lengua despertando en él sensaciones hasta entonces desconocidas. Y entonces fue él quien esta vez, cuando creyó que no podría soportar más, que la alzó en sus brazos. Sentándose, tomó cada una de sus piernas, las colocó alrededor de la cintura masculina y suavemente, saboreando cada minuto, la hizo resbalar sobre su erección. Mara se mordió su labio inferior, el hermoso rostro contraído en lo que parecía ser una mueca de dolor y dicha. Ella continuó bajando y no estuvo por completo satisfecha hasta que lo sintió tocando hasta lo más recóndito de su ser. Solo entonces dejó escapar un grito sofocado. Luke la apretó contra sí y Mara enredó sus dedos en la rubia cabellera para obligarle a subir su rostro y besarlo. Ambos comenzaron a mecerse, cada uno siguiendo el ritmo del otro.
El la escuchaba gemir, ese exquisito sonido haciéndolo perder toda cordura. Toda esa humedad alrededor suyo, contrayéndose. Las manos masculinas recorrían con languidez cada una de las curvas deliciosas del cuerpo femenino. Luego entrelazó sus manos con cada una de las manos femeninas. Ojos azul turquesa mirando fijamente los esmeraldas y en ellos pudo ver el brillo de quien es totalmente arremetido por una fuerza como ninguna otra, al experimentar la maravilla de alcanzar la cumbre, de tocar un pedazo del cielo. Todo acompañado por un suave grito y él a su vez, se unió a ella con uno suyo. Ambos se dejaron caer en la cama.
La cabeza femenina se posó sobre el hombro masculino. Para luego dejar escapar un suspiro, al tiempo que murmuraba con una sonrisa satisfecha,-Eso fue deliciosamente sabroso.
Luke la abrazó con fiereza, ¿cómo decirle de las ocasiones que había soñado con ella, así entre sus brazos, durmiendo junto a él en la cama? ¿Cómo gritarle desde lo más hondo de su ser lo que ella significaba para él? Era una dulce tortura tenerla así, entre sus brazos y no poder decirle cuanto la amaba.
Mara cerró sus ojos y se dedicó a escuchar la acompasada respiración de Luke y a perderse en el deleite de sentir todo ese calor peculiar que exudaba ese cuerpo masculino. Lentamente se dejó sucumbir al mundo de los sueños. No muy lejos, le siguió Luke. Ambos estrechados en los brazos del otro, dormían, desconociendo de lo que acaecería sobre la galaxia y sobre ellos.
Se me ocurrido añadir esto a mis fics, no sé, quizás para que aprendan un poquito sobre Luke, Mara y su universo -
aylaliadjo yo sé que tú no lo necesitas, :)
Dato curioso: Mara tiene acento coruscanti. ¿Qué significa esto? Que habla con el mismo acento de Obi-Wan o sea, con acento británico. Lol!