EL LEÓN NEGRO Y EL TIGRE BLANCO

Oct 03, 2011 22:15


Por: Escarlata y Lain

Pretty Cure pertenece a Toei Animation

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III.- El León conoce al Tigre

Al ver que se trataba de una chica en su campamento y preparando su cena, la cual, por cierto, olía mucho mejor de cerca; se emocionó más y se le acercó de golpe para mirarle con graciosos ojos de súplica. El gesto pareció tomar desprevenida a la, ahora, anfitriona.

-¡Hola, me llamo Nagisa y vengo con mis amigos! -anunció con alegre voz y continuó-. No somos peligrosos, pero por accidente olvidamos cargar provisiones y estamos hambrientos y…

Sus amigos, que apenas le estaban dando alcance pero que habían escuchado su singular saludo, suspiraron al recordar que no debían, bajo ninguna circunstancia, dejar a Nagisa a cargo de esas cosas.

Por su lado, Honoka solo pudo parpadear un par de veces antes de sonreír con ligereza, relajarse por completo y dejar su espada en paz.

-No es mucho, pero conseguí una presa grande y ya está lista, así que creo que pueden comer si gustan -respondió con tranquilidad y su gesto amable de costumbre.

-Eres muy amable, pero somos cuatro en total y esa de ahí tiene un apetito insaciable -intervino la voz de Rina, que junto con Shiho y Fujimura aparecieron en el pequeño claro al mismo tiempo.

-Nagisa, no podemos aceptar la oferta, más bien tenemos que aprender la lección de no dejarte a cargo de los víveres -dijo Fujimura con un tono ligeramente estricto y serio.

Sin saber qué hacer de momento, Honoka se sentó frente al fuego de nueva cuenta y tomó el libro entre sus manos antes de atreverse a intervenir.

-Si gustan comer algo, adelante. Aunque nos tocarán raciones pequeñas -dijo antes de volver a enterrar su nariz en el libro y centrar su atención en su lectura, aunque sin descuidar la curiosa discusión a su lado.

-¿No es mejor que Nagisa se quede sin cenar para que aprenda la lección de no olvidar sus deberes?  -propuso Rina con una sonrisa un tanto burlona que hizo respingar a la aludida.

-¡Eso suena muy cruel! -exclamó Shiho, haciendo sonreír a Nagisa, aunque solo por un momento-. Pero me parece una gran idea.
Ambas compartieron una risilla que hizo sonreír por lo bajo a Fujimura y puso a Nagisa a la defensiva de inmediato. No que la chica pensara aceptar su culpa por haber olvidado esas estorbosas bolsas con víveres. ¿Para qué cargarlas si podían comprar comida en el camino? De momento tenía que salir de ese lío.

-Esperen, esperen, esperen -intervino enseguida -, ninguna de esas dos opciones son buenas, eso podría hacernos daño a todos. Además, no podemos dejar a una chica sola en éste lugar tan peligroso. Recuerden que estamos cerca de donde se oculta un bandido muy peligroso, si la dejamos sola y algo le ocurriera, sería culpa nuestra. Eso sería peor que no comer.

A pesar del tono sobreactuado de sus palabras, ninguno de sus amigos podía negar que la chica tenía razón, incluso Fujimura que ya sabía que no había ningún bandido. Al ver que sus palabras habían convencido a su grupo, Nagisa sonrió y enseguida buscó el toque final de su genial argumento dirigiéndose a la frágil joven frente a la fogata.

-¿Verdad que éste es un lugar muy peligroso para una chica sola? -preguntó con vehemencia y su gesto suplicante.
Al sentir la mención, Honoka apartó su mirada del libro para mirar a Nagisa y a sus amigos con un gesto un tanto confundido.

-Pues es un sitio peligroso como bien dices -dijo luego de pensar un momento su respuesta, haciendo que Nagisa atacara a sus amigos con una sonrisa triunfante-. Aunque, a decir verdad, me sé defender bien sola. Gracias por la preocupación de todos modos -enseguida miró al grupo en general-. Cenen algo, es mucho para mí y es mejor que se acabe la comida.

Ante el complicado giro de las cosas, Nagisa no evitó poner un gesto malhumorado, y mucho menos una pose ofensiva ante la actitud desinteresada de aquella chica desconocida. ¡Pero qué niña tan arrogante! Es imposible que alguien tan frágil y débil como ella pueda con un peligro real, pensó con un repentino malhumor.

-¿De verdad crees que podrías enfrentarte a un animal salvaje o a toda una banda de ladrones tu sola? -preguntó en voz alta y con evidente enfado.

-No sería la primera vez que peleo con cualquiera de las dos cosas que dices -dijo enseguida con mucha calma, sin dirigirle la mirada ni quitar la atención del libro en sus manos-. Suelo pelear seguido cuando atravieso la frontera, así que puedo decir que sé defenderme muy bien sola.

Aquella casual respuesta hizo que Nagisa apretara los puños con mucho enfado y tomara una posición agresiva. No que a Honoka le importara demasiado, por cierto.

-¡Como si yo fuera a creer eso! -exclamó, lista para poner en acción sus puños-. ¿Sabes qué creo? ¡Pues que…!

Antes de que Nagisa se lanzara sobre la indefensa chica y la moliera a golpes, Rina se adelantó, le tapó la boca y la alejó rápidamente de ahí. Aunque eso tampoco pareció ser del interés de Honoka.

-Realmente apreciamos tu ofrecimiento, pero no podemos aceptar. Y disculpa a nuestra amiga, normalmente no es así de violenta -dijo enseguida Fujimura con un tono francamente apenado.

A decir verdad, Nagisa era famosa, entre otras cosas, por ser una buscapleitos con cualquiera que se dejara provocar por ella. No que aquella chica desconocida necesitara saberlo de todos modos.

Y mientras Shiho y Rina igualmente se disculpaban y se despedían de la viajera, Nagisa no podía evitar sentir una gran molestia en su pecho al ver a esa chica y su actitud arrogante y fría.

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