EL LEÓN NEGRO Y EL TIGRE BLANCO

Sep 26, 2011 15:53


Por: Escarlata y Lain

Pretty Cure pertenece a Toei Animation

***** ***** ***** ***** *****

II.- El Tigre Blanco

Abandonó aquel pueblo fronterizo luego de dar las gracias al granjero, echarse al hombro izquierdo sus dos grandes costales de semillas y sacar un libro de su bolsa para leer mientras andaba de regreso al Norte. Los lugareños conocían a esa persona de vista solamente, solía ir antes de la Primavera a comprar semillas por montones. Podría haber pasado desapercibida de no ser por lo llamativa que resultaba ser, a pesar de que no era la primera ni la última extranjera que cruzaba la frontera de Norte a Sur.

Se trataba de una amable pero callada chica de larga cabellera oscura, ojos oscuros como la noche, piel clara como crema recién hecha y era alta, delgada y frágil como una vaina de trigo. Daba la sensación de rondar los veinte años. Sus ropajes claros delataban su reino de origen: pantalones ajustados de gruesa piel, botas altas de viaje, un abrigo a media pierna y manga larga que se fijaba a su cintura con una tira de fina piel y metal, de ésta colgaba una espada tan delgada como su dueña y, quizá lo más llamativo de su atuendo, era una gran piel de tigre albino de montaña que le servía de capa.

No cruzaba palabras de más con nadie, mas tampoco dirigía malas miradas a aquellos que hacían contacto visual con ella. Siempre blandía una sonrisa muy serena y su voz era aterciopelada y dulce. Y aunque más de uno intentó algún acercamiento en varias ocasiones, ella simplemente hizo caso omiso, como si los pretendientes no existieran. Solamente hacía caso a la gente mayor que se le acercaba, o bien para mantener una sencilla y breve charla con los granjeros a los que les compraba semilla.

Además, nadie miraría mal a una chica reservada que siempre pagaba todo con valiosas gemas y piedras preciosas. Todos sabían su nombre a pesar de que ésta solo se lo había dicho a un par de ancianos de aquel pueblo. Y el nombre de tan peculiar chica era: Honoka.
Sin apartar la mirada de su libro y sin dejar de caminar, anduvo a muy buena velocidad de regreso a la frontera. Se le veía muy entretenida leyendo. Acababa de cambiar esos libros y siempre le emocionaba leer sobre cosas nuevas, sobre todo de cosas del sur. De vez en cuando dejaba el libro de lado para darle un buen trago de vino a la cantimplora que colgaba de su cintura, al lado contrario de su espada y por debajo de su bolsa de viaje.

Nadie pensaría que alguien que viajaba de esa manera tan cargada pudiese andar a una buena velocidad y sin cansarse.
Luego de algunas horas, y al notar que el cielo se pintaba de naranja y rojo en clara señal del ocaso, decidió montar un campamento cerca de un río. Aun le quedaban algunas horas más para atravesar la frontera, pero prefería no arriesgarse cuando tenía una importante carga que entregar.

Encendió una fogata y no le tomó demasiado tiempo capturar un conejo de buen tamaño y hacerse una sencilla sopa con tubérculos y algunos hongos que había recolectado en el camino. Al menos al cocinar ponía atención a lo que hacía y dejaba su libro de lado. Pero no cuando tenía que dejar que la comida se cosiera bien, como en ese momento, por lo que no tenía pretexto para no seguir leyendo ese interesante libro sobre las leyes del movimiento.

-Será otra noche tranquila, ¿verdad? -preguntó de manera casual mientras daba una mirada de soslayo al cielo apenas estrellado.
Pero ni bien terminó de formular esa pregunta a las estrellas cuando escuchó algunos ruidos en unos arbustos cercanos. Pensó que sería algún animal que había percibido el aroma de su comida, no sería la primera vez de todos modos,  por lo que llevó su mano al mango de su espada y tomó posición defensiva. No que le gustara usar su espada contra animales, pero nunca estaba de más darles un susto. De todos modos siempre les dejaba las sobras de su comida.

Los ruidos se hicieron más llamativos y fuertes, el quebrar de ramas y el crujir de las hojas le dieron a entender que se trataba de algo grande. Quizá algún felino sureño o un jabalí extraviado, ya se había topado con ambos casos y cualquiera de las dos opciones quería decir que esa noche no sería tan tranquila como las demás.

Una veloz sombra apareció de entre los arbustos, dejando ver a una chica de risueña mirada y una enorme sonrisa, misma que se intensificó al cruzar la primera mirada con ella. Honoka no puedo hacer otra cosa más que relajarse un poco, pero sin abandonar su guardia.
*** *** *** *** ***


 

*Fanarts malhechos, hechos por su servidora, gracias.*

nagihono, futari wa pretty cure max heart, rate t, yuri, fanfiction, au, el león y el tigre, español

Previous post Next post
Up