Ahora sí que sí
La entrevista no es, en absoluto, idea suya sino más bien de uno de esos genios del departamento de relaciones públicas a los que paga sueldos que acabarían con la deuda externa de países enteros por decirle cosas como “Una entrevista para Esquire ayudaría a su popularidad, eso nunca le ha ido mal al valor de las acciones”.
Lo que sí es idea suya es que la entrevista se haga en su casa después de la jornada laboral donde puede pasar la hora y media de turno dándole coba a la reportera que toque del modo más conveniente posible, tirado en su sofá con un vaso de su whisky favorito en la mano.
-Te lo digo en serio, Tony. Pepper lo tiene todo dispuesto para que salten los sistemas anti-incendios de la casa en cuanto digas algo poco conveniente- Rodhey deambula de un lado al otro del salón con las manos sujetas a la espalda y la vista puesta en sus pasos- va muy en serio
Tony, tirado de la manera más mundana en su inmenso sofá blanco, respira hondo porque francamente, la paranoia de esos dos en referencia a la prensa en general y a sus entrevistas en particular ha pasado de ser remotamente entretenida a totalmente molesta.
-¿Cuándo me has oído decir algo realmente conveniente delante de la prensa?
-Sabes a lo que me refiero
-Pero solo porque me lo has recordado cerca de un millón de veces en las últimas veinticuatro horas
La noche es fría, todo lo fría que puede ser una noche en Malibú. El viento golpea las olas con fuerza y esparce su fría humedad en todas direcciones, eleva remolinos de arena y sacude con furia los árboles y vayas del paseo marítimo. Dentro de la mansión Stark, sin embargo, Jarvis ha recibido explícitas instrucciones de no dejar que la temperatura baje de los veinticuatro grados y Tony se espanzurra en camiseta sin mangas sobre los cojines del sofá mientras Rhodes pelea con el último botón del cuello de su camisa para que le de un poco de tregua.
No suena el timbre pero puede oír el sonido de los pasos de Pepper alejándose hacia la puerta y volviéndose a acercar y no se molesta en adoptar una postura más ortodoxa para recibir a quien quiera que sea que haya mandado Esquire esta vez.
Pepper aparece por el pasillo aporreando su blackberry y seguida de cerca por una morena casi cuarentona de escote escandaloso que le suena de haber visto media docena de veces en fiestas de sociedad y es posible que alguna otra sobre una mesa de billar.
Su asistente levanta la vista a tiempo para mirarle con reprobación por su falta de decoro antes de presentar a la recién llegada mientras de espaldas a la puerta Rodhes termina de desabrocharse la camisa hasta donde el buen gusto lo permite y se lleva una mano a la frente.
-Creo que estoy algo caliente- murmura el coronel
Puede ver la advertencia de Pepper en sus ojos antes incluso de que empiece a contestar aunque prefiera ignorarla.
-Es una reacción comprensible en mi presencia.
Rodhey le hace una mueca burlona todavía de espaldas a la puerta mientras la periodista parece solo ligeramente escandalizada y Pepper eleva los ojos al cielo; el calor le ha encendido las mejillas y le ha hecho abandonar la chaqueta del traje (no es que Tony vaya a llorar su pérdida precisamente), tiene finos mechones pelirrojos despeinados que comienzan a rizarse alrededor de las sienes y parece mucho más joven de lo que es, parece una estudiante de primero de facultad así que no puede evitar ignorar lo que sea que quiera que le esté diciendo Rodhes para concentrarse en esa visión solo unos segundos más mientras sonríe de un modo completamente suficiente y descarado.
-Señor Stark- interviene Pepper y Rhodes se da la vuelta sobresaltado- esta es la señorita Barslow de la revista Esquire- se gira hacia ella con gesto solícito- ¿Necesita algo, quiere algo de beber o de comer?
-Me gustaría empezar con la entrevista cuanto antes
Pepper asiente y vuelve a fijar su atención en la pequeña pantalla que tiene entre las manos obviando la impertinencia de su tono - ¿Rodhes? - pregunta justo antes de emprender la huída y no espera a que él la siga para empezar a caminar.
Tony se incorpora en el sofá sentándose como las personas de bien y le tiende la mano a su invitada haciendo gala de sus maneras más cordiales.
-Un placer, señorita Barslow, aunque algo me dice que ya nos hemos conocido antes.
No acepta el saludo y no coge su mano pero en su lugar se limita a sonreír demasiado para parezca en absoluto sincera - sí, sí que lo menos hecho.
-Ya - murmura Tony y espera a que se siente junto a él en el sofá a una distancia prudencial.
-Dado que su secretaria ha vetado todos los temas de trascendencia, como Afganistán o las declaraciones de su última rueda de prensa, tendremos que hablar de lo de siempre
Lleva demasiado maquillaje, su voz es áspera y huele a una mezcla de nicotina y perfume que resulta demasiado obvia cada vez que se mueve lo más mínimo. Se pregunta cuántas copas habría tomado la noche que se acostó con ella. Más de diez, seguro.
-Hablemos de lo de siempre entonces- da un largo trago de whisky dejando el vaso con un par de dedos de licor antes de descartarlo en la mesa mientras ella saca una grabadora y un bloc de notas del bolso.
-¿Se definiría Tony Stark como un hombre de Sexo, drogas y Rock & Roll?
-Por favor, señorita Barslow, me gusta ser un hombre de mi tiempo, el Rock & Roll está muy pasado de moda.
-¿Qué contesta a los rumores de que ha abandonado la vida social?
-Que sea quién sea quien los ha iniciado no ha estado en la última gala de recaudación de fondos del MIT, en la presentación del año editorial de FHM o en la recepción de la Conferencia para la innovación tecnológica.
Apenas respira entre preguntas, contesta como si supiese las cuestiones de antemano y hubiese memorizado las respuestas aunque en realidad las fabrica sobre la marcha. Ventajas de llevar toda su vida adulta contestando a la prensa, supone.
-¿Y qué hay de las legendarias y escandalosas fiestas de Tony Stark? No hemos tenido noticias de ellas desde hace algún tiempo
-Es el inconveniente de estar al frente de la reforma integral de una gran multinacional y del desarrollo de la fuente de energía renovable más eficaz que se conoce. Reduce drásticamente el tiempo de ocio.
-¿Hasta el punto de no dejarle tiempo para las citas?
-Porque no veas algo no significa que no exista.
Apunta un par de palabras rápidas con la vista fija en la libreta y el tono de voz rutinario, como si fuese el cuestionario médico del seguro que le obligan a rellenar todos los años y no esperase obtener otras respuestas que las de siempre.
-Citas discretas, nada de fiestas. Cualquiera diría que hay alguien especial en la vida de Tony Stark
Sonríe.
-Lo hay
La periodista abre tanto los ojos que Tony empieza a temer por la salud de sus globos oculares y justo cuando está a punto de ofrecerle algo para beber o quizá un par de calmantes comienza a bombardearle a preguntas, ansiosas, precipitadas, preguntas que se superponen las unas con las otras sin que pueda contestar adecuadamente a ninguna de ellas. A la mierda toda su experiencia.
Afuera el viento continúa azotando la costa sin clemencia y en el salón Tony se enfrenta a otro tipo de tempestad. Después de una hora y media de preguntas atropelladas, dos bourbon para la señorita Barslow y la colaboración de Jarvis, consigue echarla de su casa sin tener muy claro si le ha dado tiempo de contestar adecuadamente a las preguntas importantes.
Está claro que la prensa se le daba antes mucho mejor.
Anochece temprano sobre la costa aunque la oscuridad no llega a enfriar del todo el ambiente.
Las luces se encienden, el sol se apaga y Tony camina descalzo con pantalones de traje y la camisa por fuera; a medio vestir, siempre a punto para dejarse desvestir. Entra en el despacho de Pepper esgrimiendo unos cuantos papeles que no le interesa entender y que le están provocando una migraña del tamaño de Oklahoma.
-Sea lo que sea que he hecho para merecer esto, lo siento, no lo volveré a hacer y te compraré un coche nuevo para compensarte pero esto- airea los papeles con aspavientos- es una tortura así que voy a empezar a firmar todos estos papeles sin leer si quieres que firme algo que no quiero firmar, diría que éste es el momento.
Ella ni se inmuta. Sentada en el discreto sofá de su oficina con las piernas cruzadas a la altura de la rodilla, su traje de chaqueta perfecto, su peinado perfecto y su maquillaje perfecto, le ignora perfectamente mientras lee lo que parece ser una revista.
Jura que si es algún reportaje sobre “cómo deshacerse del plasta de tu jefe” de Cosmopolitan tendrá que suicidarse más pronto que tarde.
-Ehmm… ¿Pepper?
No levanta la mirada y no puede ver la expresión de su rostro pero cuando ella cierra la revista sobre su regazo puede ver en la portada puede ver que es un ejemplar de Esquire y que tiene su nombre en grandes letras en la portada.
Ah, la entrevista. La había olvidado. Completamente. Echa la culpa a algún misterioso, aunque útil, mecanismo de defensa de su inconsciente para no tener que recordar ese olor a perfume empalagoso mezclado con cigarritos demasiado fumados.
La peor entrevista de su vida y ni siquiera la recuerda demasiado bien aunque sí tiene la sensación de haber contestado demasiadas preguntas sin pensar en absoluto en lo que decía.
Seguro que ha metido la pata. Seguro.
Seguro que Rodhey ya está consiguiendo el permiso de sus superiores para asesinarle legalmente. Seguro.
Da un par de pasos tentativos hacia ella pero se para antes de poder hacer o decir nada más. Pepper levanta la mirada y él no sabe que hacer con ella, parece triste y desconcertada. Parece completa y absolutamente perdida.
No sabe qué hacer.
No sabe exactamente qué ha hecho mal, no sabe si puede arreglarlo o cómo y está empezando a sentirse un poco paralizado por el pánico.
-¿Sabes qué? Mejor me lo leo todo- los papeles siguen agarrados a su mano pero Pepper no parece más contenta ni menos contrariada- y lo tendré firmado antes de mañana.
Ella le mira fijamente, seria, sin cambiar apenas la expresión, sin moverse en absoluto.
-¿Pepper? En serio, estás empezando a asustarme ¿Te encuentras bien?
Pero tampoco contesta en su lugar descruza las piernas discretamente y se levanta del sofá, casi con un aire distraído, anda un par de pasos y levanta la revista en el aire.
-¿Lo decías en serio?- pregunta
-Probablemente. Es posible. ¿De qué estamos hablando?
Pepper abre la revista, pasa las páginas como si ya lo hubiese hecho un millón de veces y se la da a leer. No tiene que buscar demasiado para saber de qué está hablando, aparece en letra negrita resaltando sobre el resto del reportaje.
[…]
-Diría entonces que está enamorado
-Lo diría. Lo digo. Aunque hubiese estado bien que alguien me hubiese avisado de que no es como en las películas, todas esas patrañas de las mariposas en el estómago y el sentimiento de ingravidez. Es más bien como una constante fuente de sufrimiento fundamental de la que no solo no puedes apartarte sino que ni siquiera quieres. Es en cierto modo irritante y es para siempre.
[…]
No lo recuerda con exactitud pero sí, no tiene ninguna duda de que dijo eso o algo por el estilo y sin embargo el monosílabo se le atraganta en la garganta y no le deja respirar.
-Sí - lo dice pasado unos segundos, en un susurro difuso envuelto en un golpe de aire como si fuese parte de su respiración.
Pepper asiente con la cabeza sin ofrecer otro tipo de contestación y Tony se siente demasiado pequeño de repente, diminuto; más desnudo que todas las veces que ha estado desnudo con anterioridad juntas y con la urgente y absurda necesidad de hacerse una bolita en algún rincón y no volver a levantar la cabeza en un par de lustro.
Los segundos se alargan en el tiempo mientras al otro lado de la ventana las olas rompen en la costa con una cadencia tranquila y Tony recuerda que sigue agarrando con fuerza un puñado de maltrechos papeles.
-Será mejor que me vaya a revisar esto
Apenas se ha dado la vuelta hacia la puerta cuando ella decide hablar
-No te vas a aburrir de mi ¿verdad?- No es una pregunta, le falta firmeza para ser una aseveración.
Se gira de nuevo, los ojos como los platos enormes de los restaurantes caros. No contesta, respira, parpadea y sin poder remediarlo comienza a reírse, discretamente al principio, con carcajadas amargas desde la boca del estómago pasados unos minutos.
Después de tantos años dieciséis horas al día, siete días a la semana. Después de perseguirla durante meses, tratar de seducirla sutilmente, tratar de seducirla sin sutilezas. Después de Afganistán y su voz llamándole desde el fondo de su memoria, después de tres meses en una cueva deseando poder decirle “¿Sabes Potts? Resulta que eres tú, la princesa que te encuentras después de besar (y tirarte) a muchas ranas, resulta que eres tú). Después de confesiones entre las sábanas a media noche y llamadas de madrugada, de vestidos con espalda al aire y bailes en cualquier parte. Después de todo eso y más la idea de que ella piense que existe siquiera la más mínima posibilidad de que se vaya, simplemente, a aburrir de ella es tristemente cómica de un modo totalmente patético.
Cuando se queda sin risa, sin aire y sin energía, consigue por fin hablar -No Pepper, no creo que eso me sea siquiera genéticamente posible
Apenas termina de decir la frase Pepper acorta la distancia que los separa hasta volverla inexistente, le coge la cara con ambas manos y le besa.
No es el beso que había esperado (y no es que estuviese esperando ningún beso en absoluto, pero de haberlo hecho no sería ese). No es el beso de su vida, o quizá sí; suave, lento, casto, apenas una caricia de labios sobre labios, como si fuese a romperse, como si él fuese el bien más preciado.
Está convencido de que nunca le han besado así.
Respira hondo sin dejar que sus labios se aparten de los de ella, inhalando todo el oxígeno de la habitación y su suave olor a rosas con rocío y a café recién hecho; la rodea con los brazos alrededor de su cintura y se mecen suavemente al ritmo de una música lenta inexistente.
Bailan. Como tantas otras veces antes, distinta a todas las anteriores.
Cuando por fin se separan unos cuantos centímetros el uno del otro, la noche sigue siendo serena e imperturbable y Tony sonríe sin sarcasmo.
-¿Y tú Potts? ¿Te vas a cansar de mí?- pregunta
Hace como que se lo piensa y se sonríe misteriosa antes de contestar
-Todos y cada uno de los días.
Y es la mejor respuesta que le han dado nunca en toda su vida.
Abandonan el despacho de la mano, caminando por los pasillos de la casa mientras la noche los rodea.
Oscura, tranquila, eternamente vigilante.
Fin
Pasa casi un año entero antes de que los rumores se vuelvan verdades entre la alta sociedad de Malibú la prensa comience a hacerse eco de ello. Mucho menos tiempo de lo que a Tony le hubiese gustado, mucho más tiempo del que esperaba.
Trescientas cincuenta y ocho noches hasta que el editor jefe de la revista Maxim le llame para ponerle sobre aviso de que la revista People piensa sacar un reportaje sobre el tema, que ocupará las páginas centrales del próximo número y que “quizá, deberías informar a tu gabinete jurídico, o a tu gabinete de relaciones públicas, o por lo menos a Pepper”, dice.
Si las circunstancias fuesen diferentes probablemente el incidente no le importaría en absoluto, esto es, si la estricta política de no dejarse ver en público juntos como pareja de Pepper debido a su exagerado sentimiento de profesionalidad no hubiese propiciado que lo que la revista People pensase publicar, con fotos a todo color, fuese, con supuestas pruebas fehacientes y declaraciones de fuentes cercanas, la exclusiva de su tórrida y duradera relación con el coronel James Rodhes.
Ja
Apenas está a punto de anochecer cuando Tony irrumpe en el departamento de recursos humanos con pasos firmes y pesados que dejan su huella impresa en la moqueta tras de sí y se sienta en la mesa más cercana a él fijándose en la identificación del empleado rubio y alarmantemente joven que tiene al otro lado.
-Tengo un problema… Johny
-Tommy, señor
-Eso
Su problema pasa por convencer a Potts de que, en caso de que su relación se hiciese pública, no tendría que renunciar a su puesto de trabajo que no habría malinterpretaciones respecto a su puesto en la empresa por parte de la junta de accionistas y de que dejar que el mundo entero se piense que está liado con su compañero en armas es, una idea malísimas.
Así, generalizando un poco.
-¿Y en qué puedo ayudarle?
Claro que no hay modo humano de que le pueda decir eso a un empleado completamente desconocido sin que la ira de Pepper caiga sobre él y todas sus generaciones venideras.
-Tengo este hipotético amigo de un amigo que… - se le atraviesan las palabras y suena tan ridículo para sus propios oídos que ni siquiera trata de ignorar la incredulidad que está escrita en tola la expresión de su empleado- esto es ridículo. Olvida lo de hipotético. Bill, el jefe de contabilidad, está liado con su secretaria.
Está moderadamente seguro de que el jefe de contabilidad se llama Bill y bastante seguro de que tiene una secretaria. Hace la anotación mental de recompensarles en la paga extra de Navidad por servirle de ejemplo ilustrativo y entrecruza los dedos por encima de su regazo esperando la respuesta a una pregunta que realmente no ha formulado.
-¿Piensa ella denunciarnos?
-No
Donney, parece pensárselo unos instantes
-¿Piensa él denunciarnos?
-¿Por qué iba él a denunciarnos?-El muchacho se encoge de hombros y Tony eleva los ojos al cielo.-Lo que me preocupa, Roney…
-Tommy, señor
-Por supuesto. Lo que me preocupa está más en los términos en los que ella pueda renunciar a su puesto de trabajo
El chico afirma con la cabeza como si comprendiese exactamente la situación, solo que no lo hace en absoluto- eso nos ahorraría posibles futuros problemas.
Tony respira hondo haciendo gala de una paciencia de la que en realidad carece.
-Ya, pero yo no quiero que ella renuncie
Obviamente
-Podría despedirle a él. Eso también sería efectivo
Tony traga saliva negando con la cabeza más para sí mismo que para su interlocutor y lo intenta una vez más
-Nadie va a denunciar a nadie y nadie va a ser despedido ni nadie va a renunciar. Lo que yo me preguntaba era más bien si había algún modo, alguna cláusula a su contrato o algo de ese estilo, que pudiésemos usar para incluir sus actividades… extralaborales dentro de sus labores… ehrm… laborales
Timmy parpadea, Tony parpadea y Timmy vuelve a parpadear.
-Eso sería bastante inmoral. Y bastante ilegal. Eso sería, de hecho, bastante como proxenetismo.
-Oh
-Sí- acompaña la afirmación con un vehemente movimiento de cabeza- pero ey, ¿Está casado, Bill?
Una buena pregunta a la que no tiene ni idea de qué contestas. La verdad es que espera sinceramente que Bill no esté casado porque de lo contrario, los rumores que empezarán a correr por toda la empresa en menos de una semana, seguro que le resultan bastante poco gracioso..
-No. No sé. ¿Por qué?
Y hace una nota mental sobre darle una bonificación extra en su próxima nómina. Un plus de preligrosidad moral o algo así
-Porque existe esta otra clase de contrato que no solo concilia este tipo de actividades, si no que además no sería en ningún caso causa de despido y/o denuncia…
A Tony se le ilumina la mirada y no puede evitar la sonrisa maliciosa que le cruza la cara de oreja a oreja cuando escucha detalladamente en qué consiste tan profética solución.
Sale del departamento con mayor rapidez y mayor fuerza con la que entró y atraviesa los pasillos paulatinamente vacíos de Industrias Stark hasta que irrumpe en el despacho de su asistente como si esperase un redoble de tambor tras su aparición.
-¿Tony?
-¡Matrimonio!- cierra la puerta tras de sí y avanza hasta su mesa- ¡esa es la solución!
-¿Qué?
-¡Matrimonio!- responde entusiasmado- es perfecto
Pepper se lleva una mano a la cara y se masajea el puente de la nariz - Es tarde, estoy cansada y llevo trabajando desde las seis de la mañana en el informe de gastos de la filial alemana que es totalmente incomprensible así que me está resultando un tanto difícil seguir tus extravagantes esquemas mentales.- respira hondo, abre los ojos y busca su mirada- ¿Quién se va a casar con quién y a qué problema es eso la solución?
Se apoya en el lateral de su mesa, con una pierna estirada sujetando su peso y la otra colgada casualmente del tablero del escritorio, sonrisa nada disimulada y manos cruzadas sobre el regazo- He estado hablando con un tal Teddy de recursos humanos
-¿Tommy?
-Eso, y por raro que pueda parecer, resulta que es ilegal incluir una cláusula en tu contrato que cubra actividades nocturnas de naturaleza… personal
-¿Qué has hecho qué?- su voz adquiere un tono agudo que solo los delfines y Tony pueden oír.
-O actividades diurnas. De hecho no puede cubrir actividades en ningún tipo de horario de esa naturaleza.- baja el tono de voz una octava- Lo he preguntado
-Oh Dios- Pepper acoda los codos sobre la mesa y se cubre ambos ojos con las manos.
-Pero hay sin embargo este otro tipo de contrato que no solo cubre este tipo de actividades sino que además te permitiría seguir con tu trabajo sin levantar esas sospechas de falta de profesionalidad que tan paranoicamente te preocupan
Sin cambiar de postura niega con la cabeza -No lo digas
-¡Matriomio!
-Tony…
-No, en serio. Piénsale bien. Poder Salir a cenar juntos en público o a pasear por la playa y nada de artículos en los que soy un homosexual con muy mal gusto
Pepper se retira la manos de los ojos y levanta una ceja inquisidora-¿Qué?
-No importa. Un mundo lleno de ventajas y todo por el módico precio de la mitad de todo lo que tengo
Pepper suspira y sonríe, se levanta y se apoya en el escritorio al lado de Tony.
-Está bien Tony, no es necesario hablar de matrimonio. Si quieres que salgamos en público, saldremos en público.- endurece su tono de voz ligeramente- Siempre que mantengamos cualquier tipo de conducta de índole personal fuera de la oficina.
Tony ríe con una risa de baja intensidad y extiende su mano - Trato hecho - y cuando Pepper sonríe y estrecha su mano, él la retiene y se pone de rodillas en un gesto demasiado cómico para ser clásicamente romántico y demasiado clásicamente romántico para ser cómico- y ya que estamos Pepper Potts ¿Quieres casarte conmigo?
Al día siguiente People publica su artículo en exclusiva que bate records de ventas en todos los quioscos del mundo y los espacios informativos de la televisión dedican más de diez minutos a hablar del tema por no mencionar las incontables horas de programación de noticias del corazón que rellenarán la parrilla durante semanas, y mientras Iron Man vuela hasta Haití para ayudar en los últimos disturbios de la capital, nadie repara en el discreto anillo de oro blanco con un par de rubíes que lleva Pepper Potts en el dedo anular mientras atiende a los medios.
Su vida no es perfecta, pero mientras ayuda a sacar de una casa en llamas arrasada por los rebeldes al régimen a un par de niños, Tony piensa que es bastante mejor de lo que había imaginado.
Todo empezó inocentemente, lo juro, una película para pasar el rato, un par de comentarios y no sé como, siete meses después he terminado con unas 120 páginas de fic. No lo sé, todavía espero que alguien me explique cómo ha pasado. Escribir este fic es probablemente una de esas cosas que nunca esperabas hacer, ni de coña, y cuya realización ha resultado bastante... peculiar.
Peculiar, primero porque el fandom es limitado, no es lo mismo escribir sobre una película (porque no nos engañemos, por los comics no paso ni de cerca) que tiene un metraje limitado y una escenas bastante concretas que para una serie o un libro o para cualquier otro fandom que tiene mucho más canon del que tirar.
Peculiar también porque nunca esperé que esto lo leyesen más de dos personas, lo escribí más por la necesidad de vaciar mi cabeza de todas esas ideas peregrinas que se empeñaban en no largarse de mi cabeza que para que fuese publicado en ningún lado.
Y sin embargo aquí estamos. Si has llegado hasta aquí, mis más sinceras gracias.
Agradecimientos públicos a
daskuque ha sido beta y cheerleader a la par que, en cierta manera, culpable de este fic.
Dedicatoria particular a
btwin porque ella lo vale y por compartir conmigo a RDJ ;)
Mención especial también para
demona0 ,
eilly_85 ,
lidi25 y
tod@s aquellos que habéis leído este fic,