Jul 01, 2008 21:06
Otro minidrabble de Wicked siguiendo la línea del anterior
Cada día desde el primero, Fiyero se despierta antes de que salga el sol. Escucha a Elphaba deshacerse cuidadosa de las sábanas y siente la ausencia de su calor y de su peso sobre el colchón cuando se levanta a buscar su topa a tientas y sale de la habitación sin hacer ruido mientras el permanece con sus párpados de trapo cerrados.
Cuando la puerta de la cabaña se cierra dejándole en compañía de su soledad, cada día desde el primero Fiyero da media vuelta sobre sí mismo hundiendo la cabeza en la almohada de ella, llenando sus inexistentes pulmones con ese aroma a heno recién cortado y frutas prohibidas que debería ser embotellado y guardado bajo siete llaves como el tesoro que es. Elphaba se levanta antes de que salga el sol. Se mueve cautelosa por la habitación a tientas recogiendo su ropa y sale sin hacer ruido pero Fiyero nota el frío que deja el vacío de su cuerpo y el desequilibrio de la falta de su peso sobre el colchón.
En el bosque la madrugada se deshace y él cuenta los segundos y los llena de rezos a diosas en las que no cree pidiendo que ese tampoco sea el día en el que ella no regrese.
La puerta de madera ajada vuelve a crujir, cada día desde el primero cuando Elphaba entra de nuevo en la habitación y se sienta en la única silla de la habitación y Fiyero finge que duerme media hora más hasta que los primeros rayos de sol templan la paja dorada de sus miembros y busca su rostro verde, resplandeciente, melancólico, poético como un hombre que busca agua en un desierto de arena.
Cada día desde el primero Fiyero sale al bosque, cierra los ojos, extiende los brazos y sonríe. Está muy lejos del Vinkus, de sus padres y de sus hermanos pero está lo más cerca de casa que ha estado nunca. Cada día desde el primero mira al cielo azul sobre su cabeza, a la simplicidad de su cabaña sin lujos, a las caras de los Animales agradecidos y comprende que nunca antes había sido libre.
Su futuro es ilimitado, cada día desde el primero.
A la hora de la comida busca a Elphaba con la mirada por encima de la vajilla de madera y las gachas de verduras del bosque y ella sonríe de verdad durante un instante antes de apartar la mirada. Duele, a pesar del conjuro, de todos los conjuros del mundo, duele en cada fibra de su ser, duele, cada día desde el primero, la distancia que ella parece necesitar pero deja que su mirada se evada igual que deja que se escape de madrugada si con ello consigue que durando la décima parte de medio segundo sea suya. Es todo lo que necesita para seguir viviendo.
Cada día desde el primero.
Por la noche ella siempre se duerme la primera, así ha sido cada día desde el primero, mirando desde la cama las estrellas de la noche a través de la ventana y cuando su respiración se vuelve lenta y está a punto de perder la conciencia del mundo real cada día desde el primero él la aprieta contra sí un poco más.
-Te quiero - dice- me haces muy feliz, mi verde Fae.
Y cada día desde el primero Fiyero daría su vida cien veces seguidas para poder devolverla una mísera parte de toda esa felicidad. La acaricia mientras duerme en los comienzos de la moche oscura procurando no arañar su deliciosa piel del color de las manzanas ácidas y espera, con el corazón atascado en la garganta y las lágrimas amenazando con humedecer la paja de sus mejillas, que sea suficiente para hacerla regresar la próxima madrugada.
Cada día. Cada día desde el primero.
let the green girl go,
fanfic