Love Song (Mulder/Scully fanfic)

Jun 29, 2008 12:22

LOVE SONG

Autora: AnaScully

Resumen: Scully está un poco enfadada con Mulder porque se ha ido a ver a un misterioso confidente en vez de estar con ella acabando un informe.

Tipo: Humor (o al menos intento)

Nota 1: El titulo no tiene nada que ver con el fic, pero solo me inspiraba la canción Love Song de Sara Bareilles asi que se ha quedado como titulo.

Nota 2: Fic TOTALMENTE atemporal de la serie. No diría que es un universo alternativo porque no lo es pero estoy segura que Scully no pudo ver cierta serie de televisión en esos tiempos :P

Nota 3: Los personajes pueden estar un poco (bastante) OOC en algunos momentos.

Dedicado a tooooooodas las que todavía estamos obsesionadas con la serie y contamos los días para la segunda pelicula!! (26 días! YAY)



Siempre pasaba lo mismo. Mulder la dejaba plantada para ir a la busca de cualquier hombrecillo verde, gris, el yeti, lo que fuera. A veces creía que lo hacia aposta para que ella cargase con todo el papeleo de sus escapadas anteriores mientras que Mulder buscaba más diversión para él y papeleo para ella.

Afortunadamente esta vez el yeti les habia hecho una visita a Washington y no les hacía falta salir de la ciudad y cargar más gastos a la cuenta del FBI que cualquier día les haría un control de gastos sorpresa y seguramente un recorte en esos gastos que gastaban en excursiones a cualquier punta del país solo porque un pirado había visto luces en el cielo. Bueno, en realidad era bueno para Mulder, porque ella no pensaba ir a ninguna parte. Mulder la había dejado tirada y ahora ella iba a recorrer media ciudad con el atasco de la tarde para ir a la cita de... alguien? Porque como casi todas las veces los "confidentes" de Mulder dejaban una nota misteriosa con el lugar y fecha donde se tenian que ver y nada más. A la aventura. La única vez Scully lo pasó realmente bien fue cuando el misterioso confidente que en realidad era un fan más de Star Trek con demasiada imaginación, los citó en el parque de atracciones y mientras esperaban y para no desentonar más todavía con el ambiente festivo que reinaba ese día, se subieron a la noria con algodón de azúcar y un osito de peluche que Mulder había ganado tirando al blanco en un puesto.

Scully suspiró mientras sus labios se curvaban en una sonrisa recordando ese día sabíendo que aunque estaba enfadada con Mulder esos pequeños placeres compensaban los grandes desplantes que le hacia su compañero. Guardó el documento que había acabado de escribir y apagó el equipo. Como siempre hacian los informes a última hora, pero ese al menos se lo tendrían que entregar a las nueve de la mañana a Skinner y siempre podía ir un poco antes a la oficina a imprimirlo. Pero ahora quería irse de ahí ya. Estar en el trabajo haciendo horas extra era divertido cuando se hacía en compañía pero estando ella sola no le hacía ninguna gracia estar en el edificio cuando ya casi no quedaba gente.

El garaje estaba casi vacio cuando bajó a coger su coche para irse a casa. Solo unos pocos coches estaban en el aparcamiento y por supuesto el de Mulder no estaba al lado del suyo. Scully saludó con la cabeza a un agente con el que no había hablado en su vida pero que ahora la estaba sonriendo. La camaradería de hacer horas extra no remuneradas suponía...

Durante el trayecto del FBI a su casa no paró de pensar en Mulder. Había encendido la radio en un intento inútil de evadirse por un momento de ese ritual de pensar todo el día en él. Mulder. Todo Mulder. Parecía que se había apoderado de todo su ser y no podía dejar de pensar Mulder. Se despertaba pensando en Mulder. Trabajaba con Mulder. Comía con Mulder. A veces hasta cenaba con Mulder si tenía una buena excusa de informes incompletos. Y soñaba con Mulder la mayoría de veces.

Se arrepentía de no haber ido con él a ese encuentro misterioso. Al menos hubiera pasado un poco más de tiempo con él y con suerte cenar juntos en cualquier sitio, y esos sitios se reducían a restaurantes de comida rápida o algún bar cutre aunque estuvieran en Washington y tuvieran su propia casa con comida, y para casa desilusionados, al menos él porque ella alzaría la ceja desde la primera palabra del confidente intentando no lanzarle comentarios sarcásticos hasta que normalmente le hacían confesar que todo era mentira. Pero esta vez no. Debía de ser fuerte.

Abrió la puerta de su casa con la convicción que lo había hecho bien. Era un triunfo que Mulder no la controlara por completo y que pudiera hacerle frente en algunas cosas aún cuando él le ponía esa cara de perrito abandonado que le ponía siempre que quería convencerla de algo normalmente ridiculo. Ella tenía su vida... o la tuvo... no estaba segura de eso todavía. O simplemente Mulder era su vida y por eso no le podía decir que no?

Apuntó mentalmente que tenía que dejar de pensar en esas cosas si no queria volverse loca. Su relación solo era de compañeros de trabajo. Como mucho amigos que solo hablaban de trabajo y nunca se iban a un bar a contarse sus vidas frente a un par de cervezas.

Cerveza, si, eso era lo que necesitaba.

Dejó la chaqueta y las llaves y se fue a la cocina a hacerse la cena. Un sandwich de pavo para acompañar a la cerveza que se pensaba tomar. Era sin alcohol y seguramente no le haría nada pero no tenía ganas de bajar a la tienda, que seguramente estaría a punto de cerrar viendo la hora que era, a comprar cerveza normal para olvidar. O más bien para no recordar que ella y Mulder tenían una relación extraña basada en la confianza y el compañerismo y seguramente esa relacion quedaría ahí a pesar de esos pequeños roces que se daban accidentalmente, todos los días y que caldeaban el ambiente del despacho uno o dos grados. O de que la razón de que ella no pudiera parar de pensar el Mulder era porque estaba enamorada de él. Definitivamente esos sentimientos los tendría que guardar bajo llave y tirarla por el desague para no estropear esa preciosa relación de compañeros-barra-amigos que tenían donde él prefería ver a un fanático de cualquier serie de ciencia ficción que estar con ella.

Con el sandwich en un plato en una mano y una botella de cerveza fria en la otra se fue al salón que era donde tenía la televisión y se sentó en el suelo como siempre que veía la televisión cenando ya que o manchaba el sofá o luego tenía un dolor de espalda insoportable de estar doblandola continuamente para comer algo ya que la mesa que allí había era lo suficiemente baja para ir toda su vida encorvada con un bastón...

un momento...

...bastón...

eso le sonaba de algo...

Que día era? No era martes?

Cogió el mando de la televisión enseguida y lo puso en el canal Fox. Fox... de Fox Mulder, que nombre mas ridiculo para poner a una cadena de televisión o para una persona, pero Mulder sabía que los padres de Mulder muy equilibrados no eran...

Pensar en Mulder y sobre todo en esas tonterías era malo. Ver la televisión, bueno.

Estaban haciendo anuncios. Scully se miró el reloj, pasaban unos minutos de las nueve. No se había perdido mucho, con suerte solo la escena introductoria y los créditos del principio. Anuncios de navidades. Era verdad, estaban ya a compiezos de mes de Diciembre y la gente empezaba a llenar sus casas con luces navideñas y las tiendas ya estaban iluminadas desde hacía semanas. Esa sensasción de calidez navideña le hizo pensar en Mulder, seguramente ahora pasando frio esperando a su confidente o hablando con él y llenandose más la cabeza de más tonterías que ella tendría que debatir por la mañana en la oficina.

Genial, ya empezaban. Le gustaba esa serie. No era una serie más de hospitales. Bueno, tal vez sí pero en ella estaba el reto de enfermedades rarísimas que tenían el aliciente de no ser causadas por algo de fuera de este planeta y le encantaba poder juntar las piezas del puzle antes de que House lo descubriera. La mayoría de veces no era así porque los guionistas avasallaban al paciente con sintomas y eso la desconcertaba. Una persona no podía tener TANTOS síntomas a la vez y luego recuperarse tan rápido. Pero era una serie de televisión, todo podía pasar.

Y al ver la primera escena sonrió. Si, por eso también le gustaba ver la serie. Le encantaba la relación del huraño doctor con su jefa. Era una relación tan extraña pero sin embargo tan excitante que le hacía ver la serie una semana tras otra para ver como acababan estos dos. En la escena que estaba viendo ella le decía que eligiera a dos de sus ayudantes y que despidiera a los otros mientras él pasaba de ella y miraba un culebrón. Scully echaba de menos a los otros tres, sobre todo a Chase que con ese acento australiano le hacía gracia, pero los nuevos tampoco estaban mal, sobre todo la rubia que estaba haciendo de todo para ganar y que House la contratara.

Los minutos pasaban y el capitulo seguía avanzando. El pseudomúsico cada vez estaba peor y ella tampoco sabía lo que tenía, lo que le frustraba porque por más que pensaba y hacía conexiones en su cabeza no llegaban a ningún sitio. Un momento... House ya ponía esa cara de saber lo que le pasaba y... escena con Cuddy mientras los dos hacían el tonto porque House quería hacer una biopsia cerebral del paciente y Cuddy se negaba... por ahora. Anda, el paciente tenía sarampión en el cerebro?

Cuando volvieron a hacer anuncios se levantó y dejó el plato en el fregadero, pero la cerveza se quedó todavía encima de la mesa porque no se la había acabado. Se acomodó en el sofá para ver el veredicto de a quien echaba y a quien contrataba. No, no podía ser... como echaba a Amber si era la mejor? Porque no echaba a... ah, bueno, que a 13 también la había echado. Pobre Amber, haciendose la fuerte en la habitación del paciente todavía medio muerto pero que se iba a recuperar.

Sin embargo la última escena del capitulo le dejó una sonrisa en los lábios, no porque Cuddy le hubiera obligado a contratar a 13 que justamente era la que peor le caía, sino porque ellos se habían mirado de una forma que daba a entender que algo pasaría.

Los titulos de crédito del final empezaron a salir cuando pensaba que ahí estaba el problema. Mulder nunca la había mirado así. No de la manera que la desnudaba con la mirada y como si estuviera a punto de saltar hacia ella y arrancarle la ropa de golpe. Y eso la ponía triste. Tomó un trago de cerveza mientras apagaba la televisión mientras los titulares de las noticias de las diez empezaban a salir. Debía acostarse ya si queria levantarse pronto para ir a imprimir el informe para entregarselo puntalmente a Skinner.

Estaba poniendose el pijama cuando oyó tocar a la puerta. Salió de su habitación mientras se abrochaba los botones de la camisa.

-Quien es? -dijo antes de mirar por la mirilla.

Mulder. Como no.

Con un suspiro de exhasperación abrió la puerta. No tenía bastante con pensar en él todo el tiempo que el Mulder real se presentaba en su casa sin avisar.

-Que haces a estas horas aquí?
-Mi confidente no ha aparecido.

Oh, diox, esos malditos pucheritos que hacía Mulder cuando algo le salía mal y ella no tenía mas remedio que consolarlo. Aunque en el fondo ella se alegraba de eso para poder consolarlo y sentirlo más cerca. Al menos cuando la ocasión era tan ridicula como esa.

-Quieres pasar?
-Gracias.

Y como si fuera su casa Mulder se quitó la chaqueta y se sentó en el sofá mientras cogió la botella que todavia estaba encima de la mesa y bebió todo su contenido, poco la verdad, de un trago. Scully puso los ojos en blanco mientras también se sentaba en el sofá esperando impaciente la historia de su compañero para poder irse pronto a la cama.

-Has acabado ya el informe?
-Si. Pero no está impreso. Mañana a primera hora te quiero en el despacho para firmarlo y por una vez en la vida llevarselo a Skinner a la hora prevista.
-Vale, se intentará, pero todo depende del tráfico que haya y si el confidente...
-Mulder, deja ya el confidente! -se empezó a enfadar Scully- Es otro lunatico de la Guerra de las Galaxias que no ha tenido nada mejor que hacer que gastarte una broma.
-Pero...
-Cuantas veces hemos pasado ya por eso? De cada diez confidentes ocho son mentira y de los dos que creemos, uno cuando investigamos su historia resulta que también es mentira.

Mulder se movió incómodo en el asiento.

-Sí, tu misma lo has dicho, pero siempre hay uno que su historia es verdad y nos ayuda a seguir con nuestro proposito de desvelar la verdad. Yo siempre tengo la esperanza de que el siguiente esa de esos y de acabar una vez por todas para que todo el mundo la sepa. Tu no Scully?
-Yo también -dijo apoyando la mano en su hombro haciendo que Mulder la mirara soprendido- pero no me quiero ilusionar de que sea de ese tipo cada vez que recibes un mensaje misterioso. Solo eso. Que luego me vienes de noche a mi casa porque no ha venido y me pillas a punto de acostarme.

Scully sonrió mientras notaba que Mulder la miraba de arriba a abajo.

-Lo siento Scully -dijo mientras se levantaba rapidamente y buscaba la chaqueta- esta será la última vez que vengo para aquí a estas horas. Lo prometo.
-Anda no digas tonterías -Scully también se levantó y entregó la chaqueta a Mulder que todavía la seguía buscando- tu puedes venir a la hora que sea aquí. Mejor eso que encerrarte en un bar a beber para olvidar la decepción.

Se sonrieron mientras él se ponía la chaqueta. No sabía el porque, pero parecía que había echado a Mulder sin querer de su casa.

-Siempre sabes lo que decirme en cualquier situación. Aunque no sea lo que realmente quiera oír pero tus consejos me han hecho estar donde estoy. Sin tí estaría perdido.

Y lo abrazó. No tuvo más remedio. Sabía que no era nada más que una declaración de amistad pero ella siempre les buscaría ese sentido de más que sabía que no tenían pero mientras se ponía de puntillas con las zapatillas planas para llegar un poco mas alto cerró los ojos mientras sus brazos lo rodeaban de él y notaba como Mulder hacía lo mismo. Sonrió de satisfacción de estar tan cerca de Mulder mientras le pasaba una mano por la espalda para transmitirle algo, aunque fuera una minima parte de lo que sentía por él.

-Gracias -dijo cuando se separaron, todavía con una pequeña sonrisa en los labios- El sentimiento es mútuo aunque no lo creas.
-Ya seguro -rió Mulder yendo hacia la puerta y abriendola- Seguro que para ti soy el compañero pesado que tiene más tiempo los pies en el cielo que en la tierra.
-Hombre, un poco. Pero quien dice que no me gusta que seas así?

Su sonrisa le decía a Mulder que estaba bromeando, pero esperaba que Mulder supiera reconocer en su mirada que lo decía totalmente en serio. Le gustaba que Mulder fuera así. Le gustaba Mulder. Porque su compañero era tan obtuso para no verlo?

Y de repente la vio. La mirada. La sonrisa. La había visto hacia menos de media hora por la televisión. De House dirigida a Cuddy. Y ahora Mulder, apoyado en el marco de la puerta, tenía la misma mirada y su boca formaba una sonrisa seductora que estaba dirigida a ella. No sabía si ella tenía la misma mirada juguetona que Cuddy pero seguramente no porque notaba como se ponía roja por momentos.

Seguramente Mulder malinterpretó ese rubor como vergüenza y no como... como se sentía en esos momentos en los que él la miraba de esa forma? Cachonda? Seguramente habían millones de sinonimos de esa palabra pero esa fue la que se le ocurrió en ese momento. Bueno, el caso es que pareció que él malinterpretó ese sonrojo y salió al pasillo.

-Buenas noches Scully.
-Buenas noches Mulder.

Él se dirigió al ascensor mientras ella cerraba la puerta y se apoyaba en ella mientras sonreía. Eso era un gran paso para ellos. Y Scully esperaría lo que fuera para hacer todo el camino con Mulder.

FIN

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