cuando te acomodas a una realidad y poco a poco ésta cambia sin avisarte, sin darte algún indicio del cambio, te asustas y te aferrras a la condición de que si sales de ahí las cosas no pueden ir a mejor, que se modificará lo bueno; y que después de lo malo, solo puede haber algo peor.
pero hay veces en que las situaciones no se dan de esa manera.
son duros los cambios, pero puede ser que después las cosas no estén tan mal.
por un lado anhelas situaciones pasadas, días que ya fueron y gente que parece que se olvidó. da pena pensar que no se puede volver, solo con el recuerdo de lo que fueron y los momentos que aún se podrán dar, aun con la amargura de alguna que otra decepción. hasta que llega un punto en el que lo que te debería importar pasa a un segundo plano, cobrando mayor relevancia el propio egoismo.
porque por otro lado, llegan risas, cenas, twister, casas en el culo del mundo, horas muertas jugando a las damas, resacas, fotosymasfotos, manuales de instrucciones, y goteras, y lo dulce y lo salao y horas de sueño acumuladas y matar las pulgas de los perros y acurrucadas el mundo es diferente....sin olvidar llamadas inesperadas, mensajes de 'sigo viva' y recuerdos que sé que se repetirán: horas hablando en una esquina, bocatas de chaka a las tantas de la madrugada y meneitos que no sientan tan bien, y pasar frio en un pueblo sin calefacción y chocolate con churros el dia 8deagosto en la parada, y horas de estudio en la biblioteca con sus correspondientes deskansos que se alargan y... y...
y [...]
y...G R A C I A S
que la vida es YA, y esperar que todo vuelva a ser como antes cuando no puede ser así, es absurdo
porque ya tocaba una temporada para sonreir sin motivo alguno, y reirme sola delante del ordenador y no tener ganas de pensar...de pensar en lo que me podría hacer mal. porque joder que ya me toca: que el que espera se desepera y yo ya crucé esa línea
cerrar los ojos y no ver más allá
más allá de lo que hay
dejar de imaginar lo que podría ser y dejar pasar lo que SI será
ya calló la venda de los ojos
en un movimiento 'ZAS' del tirón, como con las tiritas: sufrimiento del momento para lo posterior