Título: Morceaux. [7/?].
Fandom: Uta No Prince-Sama/Vampire Knight.
Claim: Shinomiya Natsuki, Takuma Ichijou.
Rating: K+.
Extensión: 899 palabras.
Advertencias: También lo revisé, jah (?).
Para: El Quinesob.
Entró a la tienda con la ilusión de encontrar un producto popular; un colgante para el celular de Piyo-chan con ropas navideñas. Era extraño que saliese en mayo, pero tenía que conseguirlo.
Allí también vendían todo tipo de cosas brillantes y lindas, según él. Le gustaba ir porque encontraba objetos que capturaban su interés en cuanto les clavaba la mirada. A veces le compraba a Syo accesorios para sus sesiones fotográficas: orejas de gato o conejo, moños, sombreros y hasta peluches. Era como un parque de diversiones, aunque también le gustara ir al parque de diversiones.
Encontró lo que quería en poco rato, pero le echó un vistazo al resto del almacén para distraerse, pues pronto entraría a clases y no tendría tiempo de regresar hasta las vacaciones o en un fin de semana que no tuviera tan ocupado. Sí, había quedado en la Academia Saotome, tal y como quería.
Parecía un niño pequeño cuando le sonreía a los llaveros de Piyo-chan -que también coleccionaba-, mientras buscaba uno que le faltara. Y en su distracción y en el descuido de otros, encontró un accidente.
-Takuma-san, deténgase por favor -insistía Seiren, que cargaba con una pesada pila de revistas-, dijo que sólo serían unas cuantas -porque hasta ella, siendo obediente, tenía sus propios límites; estar en la misma tienda tres horas buscando números antiguos de revistas era una tarea agobiante.
-Sólo me falta una última cosa -se lo mostró a su ayudante con la zurda, pues en la otra mano cargaba con mangas, quizá se trataran de unos treinta.
-Está bien -aceptó-, pero recuerde que Kaname-sama necesitaba que usted llegara temprano.
-Ya, ya, sé que no se enojará -sonriente, se dirigió a la sección de accesorios, donde echaría el último vistazo.
No se dio cuenta, pero un afiche tamaño real de Piyo-chan le estorbó en el camino, haciendo que la pila de mangas se le desbalanceara y perdiera el equilibrio al tratar de sostenerlos todos.
- ¡Takuma-san!
- ¡Woah!
- ¡Gah!
Apenas los atrapó, tuvo que dejar que su colgante diera contra el piso, pero siempre le gustaba ayudar cuando podía. Natsuki, al realizar el acto de rescate, avistó a su auxiliado, que por suerte seguía en pie.
- ¿Estás bien?
-Ah, sí -avergonzado, soltó una corta risilla-, disculpa las molestias.
-No fue nada -esbozó una sonrisa de oreja a oreja-, ¿quieres que los lleve a la caja?
-No, gracias, yo puedo llevarlos. ¿Los pondrías encima de estos? -refiriéndose a los que se traían en las manos.
- ¿Seguro? Parece que llevas demasiados -observó el resto de la mercancía, pues sólo se le habían caído diez libros.
-Bueno, ahora que lo mencionas… -ni siquiera con menos tomos podía avistar a su salvador, por eso accedió, sólo para darse al menos una ligera idea de hacia donde caminaba y no chocar con nada más-, ¿lo harías, por favor?
- ¡Claro! -tan accesible como de costumbre, el chico cumplió con el favor prometido, llevando sus compras al mostrador para que pagara. Ya regresaría por su colgante.
-De verdad te lo agradezco -Takuma se inclinaba para realizar una reverencia después de haber realizado su compra, ahora las bolsas las cargaba Seiren, pues así sería mejor su transportación y no deseaba causarle inconvenientes al Vicepresidente-. ¿Hay algo con lo que pueda recompensarte?
-No, fue un placer -negaba con afabilidad e insistía en ayudar-, ¿está bien si ella carga con todo eso?
-No hay problema -sonrió también por su preocupación. Seiren salía de la tienda ya para guardar la mercancía en la cajuela del auto en el que se transportaban-. Te sorprenderías de lo que puede llegar a cargar.
No entendió precisamente a lo que se refería, pero aceptó la respuesta. Antes de que pudieran intercambiar más palabras, se escuchó el sonido de su celular en el bolsillo del pantalón.
Se asustó cuando vio la hora en la pantalla; sus lecciones de viola le esperaban y querían saber si asistiría, comunicándoselo en un mensaje de texto. Lo había olvidado por completo.
- ¡Ah! -exclamó con apuro-, tengo que irme, fue un placer conocer… -cayó en la cuenta de que no se había presentado y su descortesía le hizo detenerse en su presión-. Lo siento, soy Shinomiya Natsuki, ten cuidado la próxima vez.
Era cierto, no le había dicho su nombre aun, así que se apresuró y se presentó.
-Ichijou Takuma, ¡gracias por tomarte la molestia de ayudarme! -agregó por última vez antes de que el chico saliera del lugar agitando la mano.
Dispuesto a regresar a la Academia Cross, apenas tocó el picaporte de la puerta cuando el cajero le llamó.
-Disculpe, señor, ¿eso le pertenece? -le mostró el colgante de un… ¿Pollo? Bastante curioso, por cierto.
-No, lo siento.
-Estaba en el suelo, pensé que sería suyo. Disculpe las molestias.
¿Sería del joven que se acababa de ir? Quizá lo tiró cuando le ayudó, quien sabe.
-E-eh, ¿podría dármelo?
Compró el objeto y lo guardó en el bolsillo. Tuvo la ligera impresión de que él frecuentaba la tienda y se lo podría regresar si lo llegara a encontrar cuando se abasteciera nuevamente de manga y revistas -cosa que llegaba a ser cada semana.
Takuma no guardó muchas esperanzas, pero era lo menos que podía hacer después de haber recibido una mano. Le gustaba devolver favores por más mínimo que fuera el gesto, y de todas formas, el colgante era lindo.