Número: 54/54.
Título: Para ti, mi querido sueño lúcido. [4/10]
Fandom: Durarara!!
Claim: Orihara Izaya/Psyche.
Rating: T.
Extensión: 478 palabras.
Advertencias: Ligero lime.
Para:
reto_diario y
10pairings Su rostro, tan pálido y apagado, se iluminó en cuanto sus labios se encontraron con los de él. Parecido a un elixir gestual, a un hechizo, o muy por el contrario, al fin del encantamiento de aquella inexistente bruja.
La sangre que manaba de su mejilla se mezcló con la saliva, producto de ese beso tan intenso en el que el aire ya estaba faltándoles. Izaya, con su frío y desgastado contacto, falto de cariño y sensibilidad contra un pobre joven que mendigaba el amor de ese ser tan repulsivo y tramposo.
“Tsugaru, Tsugaru. ¿Por qué no me amas como yo a Orihara Izaya”
Pensamientos tormentosos, tan pérfidos como su portador.
El armario se encogió ante todos esos roces desesperados y las caricias incidentales. Un abrazo que los unió como lo que verdaderamente eran; un solo ser.
Pero el odio era inevitable; el rencor mezclado con más amargura y sentimientos encontrados. Esa la pelea interior que Izaya quería terminar de una vez. El bien y el mal; lo moral y lo prohibido, la estética tan importante y a la vez, tan irrelevante para un informante como él.
Y algo extraño sucedió entre la batalla personal y los deseos arrinconados.
Era como si la lujuria se desvaneciera de repente; como si el deseo de seguir con lo suyo ya no existiera y sus corazones dependieran de un hilo.
Ambos rompieron el beso al mismo tiempo, dejando un hilillo de la saliva como evidencia de un contacto tan apasionado. Psyche se atrevió y entreabrió los ojos para observar a su efímero amante, el que horas atrás lo había golpeado, secuestrado y encerrado por horas en ese cuarto en el que costaba trabajo conseguir oxígeno.
Izaya, que le imitó inconscientemente, pensó que se reflejaba en un espejo cuarteado y mal elaborado. Con esos toques rosas y demás colores claros; ropa extravagante y mirada dudosa.
“¿Por qué hago esto? Este no era el plan. Orihara Izaya, estás cometiendo un terrible pecado.”
Se relamió los labios para saborear la dulzura de ese beso tan perfecto. Como si sólo él supiera darlos, obsequiarlos con tanto fervor como aquél ser tan extraño, salido de un verdadero sueño psicodélico.
Las palabras no hicieron falta cuando le sonrió a medio labio. Lo in,oral y lo prohibido… De tan sólo pensarlo, le excitaba a sobremanera. Pasar una noche entera con él, ese hombre tan parecido a su físico. Un verdadero acto de narcisismo extremo, de ironías y fantasías de lo más enfermas y perversas.
Psyche, con su expresión curiosa y atemorizada, el rostro manchado de sangre viscosa y las sogas rotas a su alrededor, prefirió guardarse lo que tenía que preguntarle. Porque tenía miedo, porque no sabía lo que pasaría.
Porque le daba miedo sonreír.
Pocos tenían el honor de ser deseados por Izaya, y él debía ser el único que gozara de ese lujo tan extremadamente exclusivo.