Una historieta más. No me preguntéis por qué, pero tengo la sensación de que me ha quedado un poco rara. Bueno, ya me contaréis vosotros.
Este fin de semana, he estado liada con el Ares. Me he descargado unas cuantas películas y, por supuesto, no he tenido tiempo para verlas todas. Las tres partes de "Saw", que ya me he encargado yo de estropearme viendo sus respectivos finales (el de la primera es.. ¡Puaff!); "El Perfume", que quiero verla pronto (aunque tengo la sensación de que no es demasiado... ¿buena?). Me gusta el actor protagonista, es muy mono, y, por supuesto Alan Rickman; es muy hombre. Y digo hombre en el sentido de HOMBRE, así, con mayúsculas y pelo en el pecho, no de metrosexual ni nada. ¡Bah! Cosas mías. Y, por último "Orgullo y Prejuicio". No sé cómo se llama el actor protagonista, pero no me ha costado ningún trabajo imaginarme a Colin Firth en el papel de Darcy. Creo que quiero ver la serie de la BBC. Me gusta Colin Firth. De hecho, últimamente creo que me están empezando a gustar muchísimo los actores británicos. Los tiempos en los que me obsesionaban Brad Pitt y Leonardo Di Caprio han pasado. Ahora, me gustan los ingleses (aunque aún babeo, y siempre babearé cuando veo a George Clooney)
En fin, menudo rollo os he soltado. Y eso que no os digo nada del ataque de melancolía que me ha dado y que me hizo ponerme a ver antiguos reportajes de "CQC" y "El Informal". ¡Oh! Y también he escuchado, visto y cantado, algo así como tropecientas mil veces, la canción principal de "Fragel Rock"... "Para disfrutar -Plap, plap- Ven a Fragel Rock" . ¡Oh, Dios! El otoño me vuelve imbécil. ¿Qué le voy a hacer?
Bueno. Os dejo la viñeta, que creo que es lo importante.
Besazos.
Autor:
cris_snape Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Percy Weasley
Tema: #21 - Sangre
-¡Papá! Fred me ha quitado mi escoba.
El hombre apenas levanta la mirada del periódico que está leyendo. Mira al niño pelirrojo y con gafitas que tiene frente a él y, a continuación, sus ojos viajan hasta el jardín, donde otro chiquillo, de pelo igualmente rojo y rostro travieso vuela sonriente sobre una pequeña escoba.
-¿Has intentado recuperarla por tu cuenta?
El niño agacha la mirada y niega con la cabeza, entre avergonzado y contrariado. Normalmente, las cosas son más sencillas para él. Cuando quiere una cosa, se la pide a papá y papá se la da, pero ese día es diferente. Siempre lo es cuando se trata de Fred. Papá afirma que quiere que se defienda solo, pero no es fácil. Aunque Fred sea más pequeño, es mucho más astuto y siempre se le ocurren ideas para salirse con la suya.
-¿Por favor?
Insiste, poniendo su más adorable carita de angelito. Incluso ha fingido un pequeño puchero, pero papá se limita a mirarlo por encima de sus propias gafas y a fruncir el ceño, volviendo un segundo después a su lectura. Finalmente, el pequeño comprende que no obtendrá nada del hombre y, cruzándose de brazos, sale al jardín para procurar vencer a Fred. Posiblemente fracasará, pero no tiene más remedio que intentarlo.
Sólo entonces, cuando el hombre se asegura de que su hijo comenzará a luchar sus propias batallas, se pone en pie y se acerca a la ventana para comprobar como salen las cosas. Ve al pequeño niño de gafas correr detrás de Fred por todo el jardín y, cuando el otro chiquillo vuela lo suficientemente bajo, se arroja sobre la escoba y logra tirarlo al suelo. No es elegante, pero si efectivo, y el hombre sonríe, plenamente satisfecho.
-¡Papá! ¡El médico me ha arreglado los dientes! ¡Mira, papá!
El hombre gira la cabeza. La niña se acerca corriendo hasta y él y salta a sus brazos, mostrándole una dentadura blanca y bien alineada. Tiene el pelo castaño y los ojos claros, y está tan gordita como su madre cuando era niña.
-Y se ha portado muy bien.
-¡Sí! Me ha regalado una piruleta enorme.
Penny agita el dulce. Percy sonríe, maravillado por las extrañas costumbres de los muggles, y devuelve a la niña al suelo, que recupera su golosina y se va corriendo a su habitación.
-¿Qué tal se han portado los niños?
Penny lo abraza por la cintura y le da un besito en los labios. Percy vuelve a mirar a Fred y al pequeño Noah. Han pasado un par de minutos peleándose en el suelo, pero ahora parecen haber hecho un acuerdo y deciden compartir la escoba. Después de todo, sólo tienen una y ambos tienen ganas de jugar.
-Han estado discutiendo, como siempre -Percy agita la cabeza y recupera su posición junto a la mesa -Supongo que la tarde no ha estado mal.
-Bien. Temí que al regresar, me encontraría a los dos maniatados y amordazados.
-No creas que no lo pensé, pero dudo mucho que haya una forma de mantener a mi sobrinito quieto y en silencio.
-Sí. Es igual que George -Penny rió suavemente, sentándose sobre las rodillas de su esposo.
-Y que Fred -Percy suspiró, recordando al hermano perdido -Imagina lo que tuvo que sufrir mi madre mientras los criaba. Y lo que tuve que sufrir yo cuando decidían gastarme bromas.
-¡Oh, sí! -Penny volvió a reír, besándole de nuevo -Ha heredado la sangre de los Weasley.
-Y creo que Noah también -Percy alzó el mentón, entre orgulloso y disgustado con su hijo -Está aprendiendo a jugar sucio.
-No le queda otro remedio, entre tantos primos. Y, además, es una suerte. Así no saldrá igual de recto que tú. -la mujer le dio un suave golpecito en la cara.
-¡Eh! Lo dices como si eso fuera algo malo.
-¿Acaso no lo es, señor Prefecto Perfecto?
Penny se levanta, recibiendo una cariñosa palmada en sus posaderas. Percy ríe disimuladamente, recordando los días en que sus hermanos, Fred y George, los famosos gemelos Weasley, decidieron que merecía un castigo por haber conseguido su insignia como prefecto de Hogwarts. Los había odiado tanto en ese momento, que había pasado semanas sin dirigirles la palabra. Ahora, en cambio, los echaba mucho de menos. George, aunque no había perdido su viejo sentido del humor, no era el mismo sin Fred, y a todos los Weasley les dolía ver el vacío que, en algunas ocasiones, aparecía en la mirada del brujo. Afortunadamente, la llegada de los niños había conseguido que la chispa traviesa de los Weasley regresara a la Madriguera y, aunque se negara a reconocerlo, a Percy le gustaba que Noah también hubiera heredado esa parte de la sangre de su familia. Era, en cierta forma, una de las mejores cosas que tenían.