Apr 25, 2014 01:15
Últimamente me pregunto a menudo si no me debería haber esforzado más durante la carrera, haberla exprimido más, haber aprovechado más la experiencia. Quizá no irme de Erasmus fuera un error; podría tener una mejor media y experiencia en el extranjero, además de que me habría dado la oportunidad de vivir en alguno de los destinos que me muero por conocer. Ahora siento que esa puerta se me ha cerrado para siempre y las que se abren ante mí no me terminan de convencer. Con frecuencia me planteo diferentes posibilidades de irme a vivir y trabajar fuera, pero me siento demasiado atada aquí. Es como si siempre acabara atándome a personas y situaciones aquí y nunca fuera el momento idóneo para decidir marcharme, porque no me compensaría el sacrificio. Me limito yo sola. Siempre lo he hecho y creo que, lamentablemente, siempre lo haré. Y aunque en el fondo no me arrepiento de las decisiones que he tomado, porque las razones que me llevaron a ello fueron más que válidas en el momento, y aunque en el fondo soy feliz con lo que tengo, supongo que siempre seré una eterna inconformista, con una espinita clavada, la espinita del “¿qué hubiera pasado si…?”, la maldición de la indecisión del querer y al mismo tiempo no querer.
cris_skye