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Dec 23, 2010 21:57

Completé el reto de 10pairings  :D Estoy muy feliz!!

Título: Farándula.
Fandom: Sailor Moon.
Claim: Michiru & Mina, Haruka/Michiru.
Extensión: 628 palabras.
Advertencias: Shojo-ai.
Notas: Responde al reto de 10pairings  :)

Michiru se sentó cansada enfrente del espejo. Aquel concierto había sido especialmente largo y le había dejado cansada y no especialmente de muy buen humor, ya que el clima veraniego no ayudaba arriba del escenario. Sólo quería bañarse, volver a casa, acostarse abrazada a Haruka y dormir mínimo doce horas de ser posible.

Cuando comenzó a deshacerse el peinado, escuchó el sonido de la puerta abriéndose atrás suyo y suponiendo que era su pareja, dijo al aire:

-Haruka, ven y ayúdame con el vestido, ¿quieres?

Pero en vez de escuchar la voz regañona de Haruka por ser mandona, oyó un quejido de culpa, como quien es descubierto haciendo una travesura. Michiru frunció el seño, sabiendo que no era su pareja y se dio vuelta, dispuesta a echar al idiota que se hubiese infiltrado en su camerino.

- ¿Mina?- preguntó realmente sorprendida.

-Hola, Michiru- le saludó con tono nervioso, mientras su mirada daba vueltas por todo el camerino.

- ¿Vas a decirme qué haces aquí?

-Vine al concierto por Hiroki y me infiltré para pedirle un autógrafo; pero los hombres de Seguridad me descubrieron y tuve que esconderme en algún lugar- le dijo mientras entreabría la puerta del camerino para revisar que no hubiese nadie allí. - ¿No te molesta, no?

-No, ¿cómo podría molestarme?- respondió un tanto irónicamente. Hiroki era un violinista japonés que estaba de moda entre las adolescentes de la edad de Mina, claramente por su atractivo físico, no es que resaltara demasiado por sus dotes musicales y no es como si a Mina le gustase ese tipo de música. Por lo que, en realidad no debería sorprenderle demasiado que ella estuviese persiguiéndole, teniendo en cuenta cuánto había perseguido a los Three Lights.

-Podías pedirme una entrada con pase para camerinos- le dijo, aunque no de resentimiento, sólo no entendía del todo.

-Es que había olvidado que tú también tocabas en este concierto- dijo riendo y rascándose la nuca. Michiru le miró resignada, dispuesta a ignorarla hasta que volviera a perseguir a Hiroki; pero la rubia continuó hablando.

-Estoy segura de que se enamorará de mí, en cuanto me vea. Somos almas gemelas, lo supe cuando lo vi en una revista. Me pedirá que hagamos conciertos juntos y durante uno de esos me pedirá casamiento.

-Seguro que sí- rió suavemente, divertida por los delirios de la rubia, aunque no realmente oyéndole. No era la primera vez que decía algo así acerca de algún famoso.

-Por cierto, Michiru. ¿Sabes dónde está el camerino de Hiroki?

-Tu futuro esposo está en el segundo piso, la segunda puerta de la izquierda.

-Gracias, Michiru. Por esto, serás una de mis damas de honor en nuestra boda. Ya no hay más seguridad, me voy. Deséame suerte.

-Suerte… la vas a necesitar- dijo, murmurando lo último, para que la rubia no lo oyese.

Mina estaba saliendo por la puerta, cuando entró Haruka por la misma.

- ¡Mina! No sabía que habías venido al concierto.

-Sí, lo hice. Después hablamos, debo ir con Hiroki a hacer los planes para nuestra boda.

Y sin dejar a Haruka responder, Mina salió cautelosamente al pasillo. Haruka le miró resignada y con una sonrisa divertida en el rostro, como quien ve a un niño hacer una tontería; pero que no puede evitarlo.

Pasaron unos segundos de silencio entre ambas, antes de que Haruka hablase.

- ¿Le dijiste a Mina que Hiroki gay, cierto?- le preguntó Haruka un tanto divertida.

-Creo que olvidé mencionar ese detalle- respondió la otra riendo suavemente, mientras que su pareja negaba con resignación. -Sólo me preguntó si sabía dónde estaba. Vamos, ayúdame con el cierre del vestido.

Haruka suspiró profundamente, sabiendo que su pareja era una mente demoniaca cuando estaba de mal humor y como no quería molestar a la fiera, obedeció rogando por llegar pronto al departamento.

Título: Algo quedó inconcluso.
Fandom: Sailor Moon.
Claim: Armand & Mina.
Extensión: 768 palabras.
Advertencias: Ninguna.
Notas: Responde al reto de 10pairings  :)

Suspiró profundamente cuando entró a aquel departamento que no visitaba desde hacía años y se sorprendió a sí misma al no sentir esa nostalgia abrumadora, que habría jurado tendría. Por el contrario, parecía demasiado lejano aquel departamento, como si fuese ajeno a ella ya.

Había creído que sería muy duro volver a Londres, lugar que había jurado no volver a pisar porque sabía que le rompería el corazón, tan sólo recordar a Armand. Pero habían pasado más de cinco años y había sentido en Tokio que había una parte de su vida que había quedado inconclusa, que había huido de ella por miedo y, por aquel entonces, no le había importado demasiado porque había querido reconstruir su vida en su país natal; pero en los últimos meses aquel extraño sentimiento de que algo faltaba se había acentuado más que nunca.

Y ahí estaba en el departamento que había vivido durante una buena cantidad de años, testigo de todos sus sueños de pre-adolescente y su primer amor no correspondido. Londres le había formado como persona y Tokio le había formado como mujer.

Sintió que necesitaba volver a allí tan solo un tiempo más para ver qué rayos era lo que sentía. No estaba del todo segura; pero ya se daría cuenta, se dijo a sí misma.

Prendió las luces, dejando el bolso al lado de uno de los sofás, con las pocas cosas que había traído, porque tampoco pretendía quedarse más de dos días, ya que técnicamente estaba muerta para Armand. Cuando se dirigía hacia su habitación cuando se tropezó con una caja. Frunció el seño al no reconocerla, así que decidió abrirla y se sorprendió al recordar qué llevaba dentro.

Estaba lleno de los recuerdos de Londres, fotos (miles y miles de fotos), cosas de su antiguo colegio, boletos, cartas y envoltorios de golosinas, cada objeto lleno de recuerdos que saltaban en su mente con una rapidez pasmosa.

Luego de mirar todo durante más de una hora, rememorando todos los buenos y malos recuerdos, se dio cuenta de que el sentimiento que tenía en ese momento, era diametralmente diferente al que había tenido cuando cerró por primera vez esa caja. No sentía sufrimiento, ni vacío, sino una triste nostalgia de tiempos pasados cuando todo parecía más fácil, cuando su madre todavía podía dibujar su mundo. Esta vez no soltaba lágrimas, sino que sólo tenía sonrisa triste en el rostro.

Estaba dispuesta a guardar todas las cosas cuando encontró esa foto, la que se había obligado a guardar a pesar de todo y todos, que le había traído angustia cada vez que la veía. Estaban ella y Armand, Mina tomaba su brazo alegremente mientras le arrastraba a un lugar que no recordaba; pero en ese momento no importaba porque estaba con él y eso a ella le bastaba. Cualquier lugar estaba bien si estaba Armand allí.

-Dios, cómo te quise- no pudo evitar pronunciar, no sin cierta molestia. Había dolido tanto cuando se había dado cuenta de que estaba con otra chica que le había conducido a irse de Londres, hasta ese punto le había querido. Y hasta ese momento no se había preguntado si había valido la pena dejarlo todo por eso. Le había dolido, sí. Pero Mina admite que debería haber sido un poco más valiente. Pero no se arrepentía, en Tokio había conocido a sus mejores amigas y había pasado sus mejores años.

Miró a su alrededor y se dio cuenta de que, a pesar de todas las malas pasadas, también lo había pasado bien, ese lugar estaba lleno de huellas que había dejado, más allá de las visibles como la ralladura de una de las paredes o la mancha en una de las cortinas que no había logrado quitar, también estaban las huellas espirituales, todo lo que había amado y odiado durante el tiempo que había vivido allí.

Pero ya no estaba el sentimiento de pertenencia, ese ya no era su lugar, formaba parte de su pasado, de un pasado que le había hecho sufrir; pero ahora veía como necesario para haber llegado a como era en ese momento.

Cerrando la caja de recuerdos se dio cuenta de que podía dar por concluida finalmente esa etapa de su vida. Porque realmente necesitaba volver para cerrar ese capítulo y pasar página, que los fantasmas se volvieran meros recuerdos y se sintió extrañamente bien cuando pudo aceptar que volver le había ayudado a crecer como persona.

Cuando Mina volvió a Tokio dos días después, se fue con una sonrisa en el rostro y un inconfundible orgullo de sí misma.

Título: ¿Te llevo, guapa?
Fandom: Sailor Moon.
Claim: Haruka/Mina.
Extensión: 486 palabras.
Advertencias: Travestismo y femslash.
Notas: Respondiendo al reto de 10pairings  :)

Salió de su casa pensativa. Aquella cuestión le daba vueltas en la cabeza desde hacía días y no podía quitarla. No podía evitar pensar en Haruka y no habría demasiado problema si no fuera que en vez de hombre, Haruka era mujer. Jamás se podría haber percatado de ese detalle. Aunque sus expresiones, su forma de vestir y de actuar muchas veces eran de hombre, sus facciones, a pesar de que eran duras, no dejaban de ser un tanto femeninas, si uno se fijaba con atención, no era tan difícil darse cuenta.

Es que ella directamente había dado por sentado que era hombre, tampoco es como si eso fuese una pregunta tan común como la hora. Una no va preguntando a la gente “¿Ey, eres mujer?”. Se supone que una se da cuenta de esos “pequeños” detalles. Pero es que jamás se había planteado la sola idea de que Haruka no fuese hombre, hasta el momento en que se besaron por primera vez y sintió, a través de una de las holgadas camisas que siempre usaba, los senos de la otra.

Y era por eso que estaba tan pensativa, no porque se hubiese espantado y corrido por las calles de Tokio gritando que una mujer le besado, mintiéndole por hacerle creer que era hombre; sino porque, aunque le había sorprendido mucho cuando cayó en cuenta de eso, no se había apartado de Haruka un solo centímetro. Es más, se olvidó de eso porque Haruka había metido su lengua en la propia y había dejado de ser capaz de pensar con propiedad. Había continuado el beso sin darle mayor importancia.

Debería estar aterrorizada, una mujer le había besado. A ella no le gustaban las mujeres, le gustaban los hombres musculosos o famosos o guapos, o si eran las tres cosas juntas mejor aun. Pero tampoco podía negarse a sí misma que no le había gustado ese beso. Le había gustado demasiado, si era completamente sincera. No recordaba ningún beso con un chico le hubiese hecho sentir tan así, hambrienta, mareada y con ansias desmesuradas de tocar cualquier trozo de piel a su alcance.

Mina se dio vuelta al escuchar una moto estacionar en la vereda, peligrosamente cerca de ella, y hacerlo notó en seguida que se trataba de la misma persona que estaba poblando sus pensamientos durante los últimos días. Quiso excusarse por no haberle vuelto a hablar desde aquello; pero en ese momento, Haruka se quitó el casco y le dijo:

- ¿Te llevo, guapa?

Y quiso decir no, porque estaba mal. Porque dos mujeres no deberían estar viéndose así; pero no pudo hacerlo simplemente se dejó llevar por Haruka hasta la entrada del colegio. Tenía la impresión de que esa sería una de las primeras cosas que no podría negarle a Haruka y la perspectiva no le molestaba demasiado si siempre se trataba de sentir el viento en la cara, abrazada a ella en la motocicleta.

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