Primer beso - Franco/niña desconocida, Franco/Noah
Título: Primer beso.
Fandom: Original - Mi enfermedad.
Claim: Franco/Niña desconocida cuyo nombre empieza con L, leve Franco/Noah.
Extensión: 473 palabras.
Notas: Empecé a escribirlo en mi cuaderno durante la clase de Álgebra, pensando que sería un resumen y terminó siendo el escrito mismo, arreglado por mí y una de mis amigas de la facu. xD
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Se podría decir que Franco siempre fue un niño precoz y curioso. Tuvo su primera novia a los seis años, estaba en primer grado y, por ende, era un niño grande. Ya no recuerda el nombre de la niña, tampoco si era su vecina además de compañera de colegio.
¿Se llamaba Lucía, o Luciana, o Luisana, o Laura? Lily definitivamente no podía ser, ni de pequeño podía haber tenido tan mal gusto. Pero sí recuerda que su nombre empezaba con L. Recuerda que le gustaba paladear la ele en la boca porque siempre había intentado pronunciarla sin levantar la lengua contra el paladar y nunca lo había conseguido.
Recuerda que le gustaron sus largos tirabuzones castaños y las innumerables pecas. Tenía la cara redondeada, enmarcada en unos pequeños anteojos que le impedían recordar el color de sus ojos. Era un poco más alta que él (cosa no muy difícil por esa época) y bastante charlatana.
No fue gran cosa, la niña de seis años más fácil del mundo.
A la mañana, Franco le regaló un chicle y para la clase de matemáticas ya la tenía colgada del brazo. En Dibujo, ella se sentó a su lado y los dibujó a ambos y a sus futuros siete hijos, al lado de su casa de campo. Para el primer receso ya estaban peleados porque Franco había intentado agregarle al dibujo un dinosaurio (“de mascota, en serio”) que destruyera todo. En la clase de Ciencias Sociales, ya se habían reconciliado luego de haber tenido que hacer un trabajo en conjunto y para el segundo receso ya estaba planeada la boda.
Franco aprendió que a las chicas no les hacía ninguna gracia los juramentos de saliva, así que tuvo que comprarle un anillo de caramelo (“pero ¿por qué tengo que comprarlo yo si lo vas a usar vos?”). Los iba a casar un niño rubio y gordo de tercer grado.
Sin embargo, la curiosidad pudo más con Franco y quiso que se besaran. Y a ¿Lucrecia? le pareció bien como un ensayo para la boda. Fue corto y sólo juntaron los labios; un beso de niños.
Noah le preguntó qué le pareció y Franco sólo se encogió de hombros y le dijo: “Aburrido y medio asqueroso. No es como mi madre me dijo que eran. ¿Quieres jugar al fútbol?” Y no se dijo más. Franco dejó en el altar a ¿Ludmila? sin enterarse ya que olvidó la dichosa boda tan pronto como fue planeada, para irse a jugar con Noah.
Para cuando terminó el día, el chicle que Franco le regaló a no-en-serio-no-tenía-idea-de-su-nombre quedó pegado a su pelo, tuvo que hacerse el corte más horrible que alguna vez tuvo, recibió la primer cachetada por una mujer de su vida y entendió que siempre preferiría a Noah antes que a las chicas.
Porque en serio, qué molestas son.
Fandom: Original - Mi enfermedad.
Claim: Franco/Niña desconocida cuyo nombre empieza con L, leve Franco/Noah.
Extensión: 473 palabras.
Notas: Empecé a escribirlo en mi cuaderno durante la clase de Álgebra, pensando que sería un resumen y terminó siendo el escrito mismo, arreglado por mí y una de mis amigas de la facu. xD
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Se podría decir que Franco siempre fue un niño precoz y curioso. Tuvo su primera novia a los seis años, estaba en primer grado y, por ende, era un niño grande. Ya no recuerda el nombre de la niña, tampoco si era su vecina además de compañera de colegio.
¿Se llamaba Lucía, o Luciana, o Luisana, o Laura? Lily definitivamente no podía ser, ni de pequeño podía haber tenido tan mal gusto. Pero sí recuerda que su nombre empezaba con L. Recuerda que le gustaba paladear la ele en la boca porque siempre había intentado pronunciarla sin levantar la lengua contra el paladar y nunca lo había conseguido.
Recuerda que le gustaron sus largos tirabuzones castaños y las innumerables pecas. Tenía la cara redondeada, enmarcada en unos pequeños anteojos que le impedían recordar el color de sus ojos. Era un poco más alta que él (cosa no muy difícil por esa época) y bastante charlatana.
No fue gran cosa, la niña de seis años más fácil del mundo.
A la mañana, Franco le regaló un chicle y para la clase de matemáticas ya la tenía colgada del brazo. En Dibujo, ella se sentó a su lado y los dibujó a ambos y a sus futuros siete hijos, al lado de su casa de campo. Para el primer receso ya estaban peleados porque Franco había intentado agregarle al dibujo un dinosaurio (“de mascota, en serio”) que destruyera todo. En la clase de Ciencias Sociales, ya se habían reconciliado luego de haber tenido que hacer un trabajo en conjunto y para el segundo receso ya estaba planeada la boda.
Franco aprendió que a las chicas no les hacía ninguna gracia los juramentos de saliva, así que tuvo que comprarle un anillo de caramelo (“pero ¿por qué tengo que comprarlo yo si lo vas a usar vos?”). Los iba a casar un niño rubio y gordo de tercer grado.
Sin embargo, la curiosidad pudo más con Franco y quiso que se besaran. Y a ¿Lucrecia? le pareció bien como un ensayo para la boda. Fue corto y sólo juntaron los labios; un beso de niños.
Noah le preguntó qué le pareció y Franco sólo se encogió de hombros y le dijo: “Aburrido y medio asqueroso. No es como mi madre me dijo que eran. ¿Quieres jugar al fútbol?” Y no se dijo más. Franco dejó en el altar a ¿Ludmila? sin enterarse ya que olvidó la dichosa boda tan pronto como fue planeada, para irse a jugar con Noah.
Para cuando terminó el día, el chicle que Franco le regaló a no-en-serio-no-tenía-idea-de-su-nombre quedó pegado a su pelo, tuvo que hacerse el corte más horrible que alguna vez tuvo, recibió la primer cachetada por una mujer de su vida y entendió que siempre preferiría a Noah antes que a las chicas.
Porque en serio, qué molestas son.