Aire - Facundo/Ramiro
Título: Aire.
Fandom: Original - A donde quiera que vaya.
Claim: Facundo/Ramiro.
Extensión: 531 palabras.
Notas: Escrito para la tabla de fanfic100_es.
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Incluso a esa altura del partido a Ramiro le costaba caer en cuenta la facilidad con la que las cosas que pensaba que eran inamovibles e imperturbables, cambiaban en cuanto no se daba cuenta. Cómo las cosas parecían cambiar en lo que tarda una ráfaga de viento: rápido, imposible de esquivar y sin uno ser capaz de anticiparla. Eso muchas veces no le gustaba, le gustaba lo predecible; pero a la vez le daba miedo la monotonía en algunas cosas. Le daba pavor llegar al punto en que la monotonía en la pareja terminara haciéndola inviable.
Sin embargo, mientras toma tranquilamente su café de la mañana, leyendo el diario, ve llegar a Facundo y se le ocurren al menos siete razones de las cuales discutir con él, a pesar de tan solo haber intercambiado tres palabras en lo que llevaba en esa mañana. Pero se decidió por la que más le molestaba en ese momento, al ver que Facundo le daba al menos la mitad de su desayuno al pequeño can que le venía siguiendo desde que había salido del baño.
-Ya le compramos alimento balanceado, ¿para qué le das de comer?
El otro se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto, comenzando a rebuscar sus galletas favoritas en la bolsa de galletas surtidas.
-Se quedó con hambre. Y además le doy de mi desayuno, tampoco es como si te quitase del tuyo.
-No, pero yo también pago las compras y estamos comprando comida para tres personas.
Facundo volvió a ignorarle y a darle una galleta a Hanna, quien miraba a su dueño con adoración y felicidad canina, mientras se alzaba en dos patas sobre sus muslos para recibir un cariño en la cabeza.
-Por supuesto que va a tener hambre con esa comida que le compras, es horrible. ¿Las has probado?
- ¿Tú sí?- preguntó Ramiro con una mezcla de sarcasmo y asco.
-No, pero con olerla me basta.
-En fin- dio por terminada esa conversación absurda-. El punto es que el animal tiene su propia comida, de modo que tiene que comer de ella. Además los animales siempre tienen hambre, van a aceptar cualquier cosa que les des. A parte de que le harás engordar y no estamos seguros si tiene el mismo maravilloso metabolismo que tú tienes, Facundo.
-Ese animal tiene nombre- fue lo único que pudo refutar el otro, mirando su reloj. -Lo siento, hay vidas que salvar.
Ramiro carcajeó, sabiendo que era una excusa barata para zafarse.
-De la única vida de la que te vas a tener que preocuparte es de la de tu protegida si vuelve a agarrarme alguna media.
Facundo rió levemente y no le respondió. Agarró sus cosas y le dio un firme beso en los labios, antes de irse al trabajo.
Parecía tonto pero aquellas pequeñas peleas diarias le quitaban muchas veces la sensación de que todo continuaba igual.
Cosa que no había ocurrido con frecuencia durante buena parte de lo que llevaba de vida, los cambios drásticos habían abundado y le habían llenado de angustia la mayor parte de las veces. Pero no era capaz de arrepentirse de nada de lo hecho, tanto de lo bueno como de lo malo.
Fandom: Original - A donde quiera que vaya.
Claim: Facundo/Ramiro.
Extensión: 531 palabras.
Notas: Escrito para la tabla de fanfic100_es.
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Incluso a esa altura del partido a Ramiro le costaba caer en cuenta la facilidad con la que las cosas que pensaba que eran inamovibles e imperturbables, cambiaban en cuanto no se daba cuenta. Cómo las cosas parecían cambiar en lo que tarda una ráfaga de viento: rápido, imposible de esquivar y sin uno ser capaz de anticiparla. Eso muchas veces no le gustaba, le gustaba lo predecible; pero a la vez le daba miedo la monotonía en algunas cosas. Le daba pavor llegar al punto en que la monotonía en la pareja terminara haciéndola inviable.
Sin embargo, mientras toma tranquilamente su café de la mañana, leyendo el diario, ve llegar a Facundo y se le ocurren al menos siete razones de las cuales discutir con él, a pesar de tan solo haber intercambiado tres palabras en lo que llevaba en esa mañana. Pero se decidió por la que más le molestaba en ese momento, al ver que Facundo le daba al menos la mitad de su desayuno al pequeño can que le venía siguiendo desde que había salido del baño.
-Ya le compramos alimento balanceado, ¿para qué le das de comer?
El otro se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto, comenzando a rebuscar sus galletas favoritas en la bolsa de galletas surtidas.
-Se quedó con hambre. Y además le doy de mi desayuno, tampoco es como si te quitase del tuyo.
-No, pero yo también pago las compras y estamos comprando comida para tres personas.
Facundo volvió a ignorarle y a darle una galleta a Hanna, quien miraba a su dueño con adoración y felicidad canina, mientras se alzaba en dos patas sobre sus muslos para recibir un cariño en la cabeza.
-Por supuesto que va a tener hambre con esa comida que le compras, es horrible. ¿Las has probado?
- ¿Tú sí?- preguntó Ramiro con una mezcla de sarcasmo y asco.
-No, pero con olerla me basta.
-En fin- dio por terminada esa conversación absurda-. El punto es que el animal tiene su propia comida, de modo que tiene que comer de ella. Además los animales siempre tienen hambre, van a aceptar cualquier cosa que les des. A parte de que le harás engordar y no estamos seguros si tiene el mismo maravilloso metabolismo que tú tienes, Facundo.
-Ese animal tiene nombre- fue lo único que pudo refutar el otro, mirando su reloj. -Lo siento, hay vidas que salvar.
Ramiro carcajeó, sabiendo que era una excusa barata para zafarse.
-De la única vida de la que te vas a tener que preocuparte es de la de tu protegida si vuelve a agarrarme alguna media.
Facundo rió levemente y no le respondió. Agarró sus cosas y le dio un firme beso en los labios, antes de irse al trabajo.
Parecía tonto pero aquellas pequeñas peleas diarias le quitaban muchas veces la sensación de que todo continuaba igual.
Cosa que no había ocurrido con frecuencia durante buena parte de lo que llevaba de vida, los cambios drásticos habían abundado y le habían llenado de angustia la mayor parte de las veces. Pero no era capaz de arrepentirse de nada de lo hecho, tanto de lo bueno como de lo malo.