Título: Trabajo.
Fandom: Original.
Claim: Facundo/Ramiro.
Palabras: 888.
Hora de llegada: 12:00 PM. Inamovible a menos que Facundo tuviese guardias o le llamasen por cualquier emergencia en el hospital. En un principio, fue para impedirle que volviese a los boliches de mala muerte, aunque se creería que la idea había salido de la boca del mismo Ramiro, no había sido así. La idea había salido de Facundo. Y su pareja tuvo la grata sorpresa de que el moreno era perfectamente capaz de cumplir con la regla contra todo pronóstico y que por fin había podido dar terminada aquella nefasta etapa de su vida. Ramiro no podía estar más orgulloso.
Pero fue iluso pensar que la regla sólo se aplicaba al mayor de ellos. Él nunca había tenido que recurrir a ella porque siempre llegaba a la casa (aun no podía creer que era “su” casa, en conjunto, de los dos) por la tarde tirando a la noche, alrededor de las 7 u 8 de la noche. Y si salía por la noche, lo hacían juntos, de modo que nunca tuvo que aplicarse la regla sobre él.
Y no se dio cuenta de lo equivocado que estaba hasta una noche de invierno, en la que se había quedado a esperar, junto a Héctor y Raquel el resultado de uno de los finales del primero. Lo había aprobado; pero la entrega se había alargado demasiado, en principio, porque la hora de empezar había sido más tarde de lo normal y cuando había llegado junto con Raquel, recién iban por la mitad del tiempo asignado.
Una cosa fue a la otra y al final terminó llegando a las 12:30 a su casa, luego de haber acompañado a Raquel a su casa. Estaba lo suficientemente cansado como para quedarse dormido antes de tocar la cama. Lo único que esperaba era que su pareja no tuviese intenciones de nada porque se quedaría dormido aunque le hiciese la mejor mamada de su vida.
Al entrar se desató inmediatamente la corbata y despeinó un poco su cabello cuando frente a sus ojos se desarrolló la escena más extraña que hubiese visto en muchos años (y teniendo por amigos a Raquel y a Héctor eso era mucho decir): Facundo estaba cruzado de brazos, con mala cara y zapateando el piso en el marco de la puerta de su habitación. Ramiro le miró contrariado y rascándose la nuca.
- ¿Y? ¿Por qué tardaste tanto?
-Salí tarde del trabajo, hoy me tocó a mí el papeleo. Además sabías que me iba a ver las notas del parcial de Héctor, el cual también se retrasó. Seguro te acuerdas, ayer a la noche te lo dije- dijo intentando pasar a la recámara; pero Facundo interpuso su cuerpo para impedirle pasar. - ¿Qué pasa, Facundo? Estoy hecho polvo, necesito dormir.
-Rompiste el toque de queda que eran a las 12, al menos podrías haber llamado para avisar- le contestó en tono resentido.
-Pensé que el toque de queda sólo se aplicaba a ti- le confesó contrariado-. Además ya sabes que estuve con tu hermana y Héctor, no sé qué te pasa.
-Eso es sólo una excusa.
Ramiro le miró cansado de la situación, estaba muy cansado para ese tipo de conversaciones improductivas; pero en un momento tuvo un instante de lucidez y no pudo creer lo que había descubierto.
-No puede ser, Facundo. ¿Acaso estás celoso?- incluso había desconcierto en sus palabras. Facundo era posesivo, sí; pero no era celoso si no había una buena razón.
-No…- respondió con ese tono de voz que le indicaba a Ramiro que estaba mintiendo descaradamente y tuvo que poner los ojos en blanco de la impresión.
-Sólo estuve en el trabajo y con tu hermana y Héctor, se retrasó todo y llegué un poco tarde. No te avisé porque me olvidé aquí el celular a la mañana. Lo siento. Ahora déjame pasar- dijo tratando nuevamente de pasar; pero tampoco lo consiguió. - ¿Sólo quieres exasperarme, verdad?- preguntó con fastidio.
-No- le respondió frunciendo el seño, lo cual descolocó a Ramiro, no pensó que fuera verdaderamente algo que hubiese molestado a Facundo. -No me dijiste que ibas a llegar tarde- le regañó pasando un dedo índice por los botones de su camisa. Y antes de que pudiese responder a eso, con que sí le había dicho, el otro continuó hablando-. Tampoco respetas el toque de queda.
También iba a responder a eso; pero el dedo de Facundo continuó bajando hacia su bragueta, lo cual le arrancó un respingo y antes de darse cuenta estaba acorralado contra la pared al lado del marco de la puerta de su habitación, con un brazo de Facundo apoyado en la pared impidiéndole escaparse.
-Creo que mereces un castigo- determinó comenzando a desabrochar la camisa y aunque a Ramiro le agradaba, estaba demasiado cansado y no sabía exactamente cuán insultado se sentiría su pareja si él se dormía. Le apartó un poco, recibiendo una mirada confundida de su pareja.
-Facundo, estoy muy cansado, dejemos esto para mañana.
-No…- insistió mientras recorría con las yemas de los dedos todo el abdomen de Ramiro.
-Si me quedo dormido, luego no te quejes.
-No te preocupes- le dijo con una sonrisa socarrona, comenzando a desabrochar los botones del pantalón buscando su polla, que había comenzado a interesarse en los planes de Facundo antes que su mente-. Yo me ocupo de eso.
Y sin dejarle responder, cazó sus labios y comenzó a masturbarle, prometiéndole otra noche en vela.