Navidad-Regalo para biweasley
Es Navidad y la Madriguera está poblada hasta el tope. Es entonces cuando Harry recuerda que de niño se asombraba de que entraran los nueve Weasley con el plus de Hermione y él. Y es en ese momento que sonríe de lado mientras pasa al lado de Lorcan revolviéndole el cabello para dirigirse de la cocina a la sala.
Se sienta en el viejo sofá cubierto de adornos tejidos por la señora Weasley. Hermione a unos cuantos pasos hablando de pociones de amor con Lily y Rose. Como cuando tenían trece, y la señora Weasley hacía lo mismo con risas sofocadas de por medio.
Ron sentado en las butacas cerca del fuego, su ceño fruncido y ojos determinados, debatiéndose en una interminable contienda frente a James, a quien parece divertirle la actitud retadora adoptada por su tío ante una simple partida de ajedrez.
Harry esboza una amplia sonrisa ante esto, recordando cuando él mismo en primer año de Hogwarts se sentaba junto a Ron para jugar, perdiendo estrepitosamente, claro está. Bosteza perezosamente y estira sus brazos, la panza le duele un poco, increíble la cantidad de comida que ingirió la noche pasada. En el fondo no puede culpársele, la Señora Weasley sigue cocinando tan bien como antes, incluso mejor.
Un sonido de madre crujiendo le hace desperezarse un poco, y pronto ve que Hugo baja corriendo las escaleras mientras dice a voz en grito- ¡A abrir los regalos, familia!-
Ríe divertido ante la imagen que da su sobrino dividiendo los regalos del árbol en pirámides. Se sorprende ante lo grande que es la suya, algo más allá de sus rodillas.
-¿Todo esto para mí?- Pregunta extrañado mientras coge un regalo que Lily le dice ha comprado y envuelto ella misma.
Es entonces, unos veinte años después, cuando Ron le dice con la misma expresión de sorna y sonrisa de oreja a oreja- ¿Qué esperabas, nabos?-
Se sienta en el viejo sofá cubierto de adornos tejidos por la señora Weasley. Hermione a unos cuantos pasos hablando de pociones de amor con Lily y Rose. Como cuando tenían trece, y la señora Weasley hacía lo mismo con risas sofocadas de por medio.
Ron sentado en las butacas cerca del fuego, su ceño fruncido y ojos determinados, debatiéndose en una interminable contienda frente a James, a quien parece divertirle la actitud retadora adoptada por su tío ante una simple partida de ajedrez.
Harry esboza una amplia sonrisa ante esto, recordando cuando él mismo en primer año de Hogwarts se sentaba junto a Ron para jugar, perdiendo estrepitosamente, claro está. Bosteza perezosamente y estira sus brazos, la panza le duele un poco, increíble la cantidad de comida que ingirió la noche pasada. En el fondo no puede culpársele, la Señora Weasley sigue cocinando tan bien como antes, incluso mejor.
Un sonido de madre crujiendo le hace desperezarse un poco, y pronto ve que Hugo baja corriendo las escaleras mientras dice a voz en grito- ¡A abrir los regalos, familia!-
Ríe divertido ante la imagen que da su sobrino dividiendo los regalos del árbol en pirámides. Se sorprende ante lo grande que es la suya, algo más allá de sus rodillas.
-¿Todo esto para mí?- Pregunta extrañado mientras coge un regalo que Lily le dice ha comprado y envuelto ella misma.
Es entonces, unos veinte años después, cuando Ron le dice con la misma expresión de sorna y sonrisa de oreja a oreja- ¿Qué esperabas, nabos?-