- Todo tuyo Draco - dijo Bellatrix antes de apartarse y dejarle todo el camino libre.
El salón se había ido vaciando mientras su tía le decía que aquel prisionero era suyo. Sabía perfectamente como tenía que hacerlo, no era la primera vez que iba a torturar a alguien.
- Crucio
Una potente luz verde salió de su varita, mientras contemplaba como el cuerpo de su prisionero se retorcía sin control por el suelo. Podía notar la fuerza del hechizo, porque se colaba por sus poros y penetraba por sus venas.
Hizo un movimiento suave con la varita y la maldición paro.
El cuerpo de Harry Potter temblaba delante suyo, era su prisionero y el iba a divertirse durante mucho rato. Les habían dejado solos en el salón, por lo que nadie les iba a molestar durante toda la noche.
- No temas Potter. Nos han dejado el salón para nosotros solos - ironizo Draco.
Los ojos de Harry miraban a la nada, y su cuerpo ya no temblaba tanto.
- Estas cosas pasan cuando pretendes entrar en casa de los demás. Para la próxima vez acuérdate de trazar un plan mejor.
Draco rió y volvió a apuntar a Harry con su varita. Otro Crucio y otra potente luz verde dio en el cuerpo tendido en el suelo, que se movía y se retorcía. Draco miro hacia la nada y volvió a notar como la fuerza del hechizo se introducía en su cuerpo haciéndole sentir mejor y con más fuerza.
Volvió a mover de nuevo la varita y la maldición paro. Esta vez Draco tenía otra cosa en mente. Con un nuevo hechizo rompió la camiseta y la sudadera que llevaba Harry dejando ver su piel.
Los ojos de Harry miraban directamente a los de Draco, parecía pedir por favor que no volviera a hacerlo. Pero Draco sabía que no iba a oír esas palabras, por lo que siguió con su juego. En la lejanía se oyó el grito de una chica, por un segundo Harry se acordó de Hermione, a la que también habían hecho prisionera junto a Ron.
Una sonrisa misteriosa asomo en sus labios y apunto nuevamente con la varita a Harry.
- Sectucsempra
Un montón de heridas aparecieron en el cuerpo de Harry y de ellas empezó a salir sangre, sus ojos se habían cerrado y su cabeza se había vuelto hacia un lado. Draco sabía que estaba inconsciente, pero él le quería despierto.
- Enervate
Los ojos de Harry volvieron a abrirse y un pequeño chillido salió de sus labios.
- Procura no dormirte Potter. Si no mi fiesta no va a ser nada divertida - rió Draco.
De los labios de Draco salió un susurro y las heridas pararon de sangrar pero no se curaron.
Durante un cuarto de hora Draco se limito a dar vueltas alrededor de Harry, dejando pasar el tiempo. Podía notar como aquello empezaba a poner nervioso a su prisionero, que le seguía continuamente con la mirada.
Movió la varita y le alzó en el aire tan rápido que Harry casi se marea. Le pego a la pared y sin dejar de mirarle, volvió a lanzar otro Crucio, este duro muchísimo más tiempo. Una de las lámparas de cristal del salón cayó al suelo y provoco un gran estruendo.
Estaba disfrutando con el momento, y se iba a asegurar de que nadie más se ocupara de Potter. Un rato después cuando miro el reloj, se dio cuenta de que eran las tres de la mañana y tenían toda la noche por delante.
Una sonrisa ladeada asomo en los labios de Draco, mientras veía como Harry tiritaba en el suelo. Movió la varita y pronuncio con ganas el siguiente hechizo.
- Imperius
De pronto los ojos de Harry se abrieron como platos y una de sus manos se coló por debajo de su pantalón. Su cuerpo tenía muchas heridas, y parecía que el brazo le dolía cada vez que lo movía.
Draco reía mientras observaba como Harry masajeaba por entre sus pantalones lo que se suponía que debía ser una erección. Draco sabía que todo aquello lo estaba provocando él y le gustaba. Diez minutos después la mano de Harry paró y se quedó mirándole.
Draco se mordió el labio mientras ordenaba el siguiente movimiento. Harry se paso la lengua por los labios y después se puso de rodillas, aunque apenas conseguía mantenerse en pie.
Se desabrocho los pantalones y después introdujo su mano dentro de la ropa interior y mientras miraba a Draco volvía a masajearse lo que hubiera sido una erección en otro momento y otra situación. Los ojos de Harry se clavaron en los de Draco, se podía ver el miedo en ellos y el dolor.
Un cuarto de hora después Draco rompió la maldición Imperius y Harry cayó al suelo de espaldas. Sus ojos se cerraron y durante un largo segundo lo único que se oyó en la habitación era la respiración de Draco.
Antes de marcharse miró el reloj y comprobó que eran las cinco de la mañana, todavía le quedaba un rato. Se separo de Harry y se oyó el crujir de los cristales mientras caminaba.
Volvió a pronunciar Enervate y Harry abrió de nuevo de los ojos.
- Petrificus Totalus - gritó Draco.
El cuerpo de Harry se quedó quieto en el suelo, con los ojos mirando al techo. Sus piernas y sus manos no se movían. Draco se acercó a su enemigo y se quedó mirándole.
- Estoy seguro que nunca olvidaras esta noche. ¿Me equivoco? - Preguntó Draco - pronto podrás reunirte con tus queridos amigos en las mazmorras de la mansión, no te preocupes.
Draco sonrió maliciosamente, había disfrutado hasta el último minuto.
- No me eches mucho de menos. Nos vemos por la mañana.
Pronunció un Finite Incantatem y se dio la vuelta, le miro por última vez y dejándole solo en el salón, cerró la puerta. Volvió a oírse otro chillido cuando la puerta se cerró, esta vez provenía de Ron.
Harry relajó su cuerpo tumbado en el suelo y miró a su alrededor. Había sangre, trozos de tela y muchos cristales.