Nov 02, 2010 23:06
- No, no…poneos los guantes, que vais a meter las manos y decirme de que ha muerto este hombre.
No os voy a mentir. Meter las manos en el abdomen de un hombre que sabes que ha muerto hace un par de horas es probablemente una de las cosas más espeluznantes que he hecho desde que empecé la carrera. Y asquerosa, también. Huele mal, hay muchísima sangre por todas partes y…y joder, el hombre parece que vaya a levantarse de un momento a otro y decirte “eh, deja de sobarme el estómago, ¿quieres?”. Sin embargo, a la vez hay algo de increíble, de alucinante, de maravilloso en todo eso. Mientras estás luchando contra el instinto por sacar las manos de ahí y largarte corriendo con los guantes llenos de sangre, hay una pequeña vocecita que dice “Hey, que alucine”.
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