No solo se trata de apariencia, se trata de interiores. Así es, hace mucho que no escribía en estas páginas y creo que llegó el momento de volver a intentarlo, una vez más. En nada comienza el décimo mes de este 2017, de hecho nos dirá: "¡hola!", el próximo domingo dando así la vuelta a una página, de nombre "Septiembre", bastante controversial. Por si alguien que no es mexicano me lee, los fenómenos naturales se dieron gusto manifestándose con tal fuerza, que revivieron la memoria de eventos tan pasados como el famoso "temblor" de 1985 de una manera que no puedo calificar de otro modo que como: "amargo recordatorio". Huracanes, terremotos..., todos concentrados en un breve espacio de tiempo mientras tocaban a muchos Estados de esta sufrida República Mexicana. Si, este Septiembre será inolvidable por donde se lo quiera ver y, sin ánimo de ser agorera o catastrofista, solo falta que explote algún volcán de los que sueltan sus fumarolas por estas tierras para completar la ominosa lista de los cuatro elementos fundamentales de la vida. Agua y viento a través de los huracanes, tierra representada en los temblores, y el fuego de los volcanes que esperemos solo quede en la manifestación de los majestuosos penachos de humo sobre las montañas.
México es un gran país y su fuerza está en su gente, en el mexicano de a pie que no se lo piensa dos veces para arrimar el hombro toda vez que se manifiesta el triste rostro de la desgracia a su lado. Ese es el México que se debería de conocer como el verdadero México, el que no deja de cantar el "Cielito Lindo" o el "México lindo y querido" como himnos cercanos a su corazón, a lo que verdaderamente es México, mucho más allá de los estéreotipos. Ha sido un Septiembre diferente, y no por triste o "movido". Ha sido un Septiembre diferente porque, finalmente, he visto a México moverse, cambiado, expresando su rabia y su frustración frente a sus autoridades, levantando la voz para exigir y poner condiciones. ¡Ojalá! esta "ola" de inconformismo y de fuerza ciudadana, sobreviva a la tragedia y al dolor para hacer escuchar su voz acompañada con acciones firmes que le devuelva al mexicano de a pie esa confianza en si mismo y ese protagonismo social al que suele renunciar por miedo, por conformidad y por no hacerse notar frente una autoridad que lo utiliza mientras lo ningunea. ¡Fuerza México!