Valentine's Card.

Feb 14, 2013 11:14

Disclaimer: ninguno de los personajes me pertenecen solo a su autor y creador Sir Arthur Conan Doyle, y la versión en Sherlock de la BBC a sus co-creadores Mark Gatiss y Steven Moffat. Yo solo tomo prestados los personajes de la BBC, no obteniendo más beneficios que mi propio entretenimiento, y el de cualquier otro que disfrute el leerlo.

Nota: Feliz día de San Valentín a todos, espero que pasen un muy lindo momento con aquella personita por la que late su corazón :)

Resumen: San Valentín había llegado y descubrir que ocupas un espacio especial en los pensamientos de otra persona, quizás no sea lo mejor de tu día.

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Valentine’s Card.

Capitulo 1.

Era el día de San Valentín y por donde miraras decoraciones llenas de corazones, querubines, flores y chocolates inundaban las calles de la ciudad, las parejitas enamoradas caminaban de las manos por las calles con sonrisas pegadas a sus rostros, casi se podía respirar la dulzura a través de la niebla de Londres. Todos deseaban pasar este día con sus enamorados… inclusive el único detective consultor existente. Sin embargo Sherlock Holmes se encontraba molesto, aburrido y asqueado por la alegre festividad que intentaba colarse por su ventana. John había aceptado tomar el turno de Sarah dándole la oportunidad de poder pasar un romántico día con su nuevo novio, aparte le debía varias favores de todas las veces que lo había sustituido a último momento mientras él salía a perseguir a los criminales de la ciudad. Volviendo al 221B de la calle Baker donde solo se encontraba Sherlock enfurruñado por la soledad, quien lo diría, ciertamente el no. La señora Hudson tenía una cita, que no iba a durar mucho ya que el hombre estaba divorciado pero todavía amaba a su ex-esposa, por lo tanto le tocaba atender al molesto e insistente timbre que no dejaba de sonar sin importar los 15 minutos que habían transcurridos, al parecer no dejaría de hacerlo hasta que alguien lo atendiera, bien podría cansarse antes pero si no despegaba el dedo del timbre lo asesinaría y ocultaría el cuerpo solo para canalizar frustraciones y matar el tiempo.

Se deslizo escalera abajo vestido con su bata azul encima de su pijama, ninguna intención de salir al mundo exterior mientras este día tuviera algún segundo en él, los casos habituales de esta fecha estaban llenos de tontos casos pasionales, difícilmente algo desafiante para su intelecto. Abrió la puerta de calle con su mejor cara de fastidio-homicida y al momento aquel muchacho se desconectó del timbre.

-Entrega para Sherlock Holmes -dijo el joven, mientras le extendía un sobre.

Sherlock le dio una rápida mirada al joven, universitario, su novia lo dejo por un profesor, propenso al café y la comida china, estudia psicología; y al sobre, de color madera de 20x30 cm, delgado sin mayores marcas. Conclusión: ningún peligro aparente.

-Me tendría que firmar aquí -señalo una planilla que extendió con la otra mano, ante el silencio de su interlocutor- para corroborar la entrega.

El consultor simplemente tomo el sobre junto con la planilla, firmo la planilla y mientras el joven le decía “que pase un feliz día de San Valentín” cerró la puerta para subir a sacarle algunas tonadas a su querido violín para despejar su mente, una vez abierto el sobre. No llego al rellano de la escalera que se había quedado quieto por un instante para luego precipitarse hacia el escritorio en busca de su lupa de aumento. El sobre contenía una simple tarjeta de las que se abrían, la parte exterior tenía como fondo un color negro que dejaba resaltar unas llamas, tenía calado un corazón que dejaba entrever la imagen de un corazón real y tenía escrito arriba del corazón calado en letras blancas “Te lo dije…”, y por debajo “…que quemaría tu corazón…”. En el interior se dejaba ver el total de la foto que contenía el corazón real, por arriba de ella seguía la oración en letras rojas “…pero este ya no reside en tu cuerpo.” y por debajo “Feliz Sangriento Valentín. Con amor y muchos besos. J.Moriarty” la fotografía en cuestión mostraba la parte superior de un cuerpo humano con el torso abierto, dejando ver limpiamente el corazón del sujeto y su rostro… John Watson.

Por un simple segundo sus sentidos se nublaron y pensaron lo peor, pero al siguiente todos sus sentidos se pusieron en marcha para descubrir si era verdadera o no la imagen que revelaba la tarjeta, necesitaba la lupa de su escritorio y digitalizar la imagen para comprobar la fiabilidad de la misma con mayor precisión. A primera vista era una muy buena falsificación, no debería saltar con conclusiones sin tener todas las pruebas, pero en ese momento ese era su mayor deseo, mientras digitalizaba la foto intento localizar a John a su teléfono celular sin éxito, simplemente sonaba para pasar al correo de voz después de siete tonadas, intento con el consultorio donde le dijeron que el doctor Watson había salido hace ya dos horas por no tener más citas programadas para la tarde. Su mente intentaba captar y analizar cada mínimo detalle de aquella fotografía que la identificara como falsa, pero o era muy buena o no era falsa, que era una de las cosas que más temía. Entonces se centró en el cuerpo, sin duda humano y muerto por la coloración, a grandes rasgos tenía la contextura de John inclusive la cicatriz del hombro, pero si ampliaba un poco más la cicatriz… había algo raro en ella, parecía más reciente que lo que debería haber sido, y ahí es cuando dio un gran respiro de alivio, el cuerpo era sin duda de alguien pero para su tranquilidad inmediata no era el de John Watson, pero eso no significaba que estuviera fuera de peligro, y por más que mandara mensaje de texto tras mensaje, no había respuesta, también seguía sin responder el teléfono y hasta había comenzado a dejar correos de voz, pero nada de nada. Decidido a encontrarlo se dirigiría directo a la clínica y recrearía los pasos del médico para corroborar si había sido secuestrado en algún punto de vuelta, porque la recepcionista le había dicho que lo había visto hasta hace dos horas más o menos, le reconoció la voz y la forma de hablar de anteriores ocasiones, por el momento no la creía sospechosa. Ya por el camino telefonearía a Lestrade, sabía que no habían pasado las 48 horas desde la desaparición como para realizar una denuncia formal, pero estaba seguro que ayudaría de todas maneras; inclusive llamaría a su hermano, que no necesitaba ni las 48 horas ni ninguna denuncia oficial, si eso ayudaba a encontrar al médico. Agarro llaves, celular y billetera, y salió disparado a buscar un taxi, se detuvo en la vereda a punto de llamar a uno, cuando recordó que John tomaba el subte y hacia un tramo andando. Empezó a caminar con prisa mientras miraba hacia todos lados por pistas, mientras marcaba el número de Lestrade. Doblo la esquina y el otro lado de la línea se descolgó.

-Sherlock, más te vale que sea importante o pienso bloquearte para que no me puedas llamar a este número nuevamente- pero el consultor no respondió, estaba mudo ante lo que vio al alzar la vista.

-¿Sherlock? -se empezó a alarmar el Detective Inspector ante el silencio- ¿está todo bien?

No era nada menos que la fuente de sus preocupaciones haciendo malabares con tres bolsas de compras en cada brazo más una torta, nada indicaba alguna anormalidad en él, con una simple mirada pudo ver que paso por Tesco y por la panadería por víveres y antojos. Respiro aliviado y finalmente le respondió al policía.

-Sí, dígale a mi hermano que necesito hablar con él el día de mañana, que pase un buen día Detective Inspector.

Y cortó mientras Lestrade se quejaba de que él no era su maldito mensajero, de que bien el mismo podía hablar con su hermano y de que ya lo estaba bloqueando, cosa que realmente sabía que no haría.

A punto estuvo de darse la media vuelta cuando…

-¿Sherlock? -la voz del médico lo detuvo- ¿qué estás haciendo afuera en bata y pijama? -algo desconcertado, hasta que alguna realización lo golpeo - ¿le paso algo al departamento? -acelero el paso hasta quedar frente a él.

-No pasó nada, la casa está bien -siempre le resultaba adorable e insultante al mismo tiempo esa presunción, sí una vez quemo una pared con riesgo de expandirse, pero al final no pasó nada, para eso era el extintor y sí otra vez tuvieron que dormir la noche afuera por un experimento que dejo impregnado un fuerte olor en toda la casa, pero para eso instalo el nuevo extractor, no es que volviera a ocurrir, después de todo el siempre aprendía de todo, inclusive de sus errores- necesitaba recolectar cierta información -que no era del todo mentira.

-¿No será recolectar nicotina, cierto? -acuso con la mirada y toda su pose reprochadora.

-No…

-Ya que estas aquí -le interrumpió sin contemplación- toma esto -la paso tres bolsas, mientras se reacomodaba las otras tres y sostenía con la otra mano la torta- y ayúdame a llevarlo a la casa -termino, comenzado a caminar hacia el 221B de la calle Baker.

Sherlock lo siguió en silencio mirando en todas direcciones para asegurarse de que nadie los observara ni los siguieran, pero ni con la mejor vista podría haber percibido al único consultor criminal a unos trescientos metros de distancia que fácilmente los podía ver con su telescopio desde el techo de un alto edificio, sonriendo.

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