Un país (este) que, en treinta años de pelotazo económico y "democracia", ha conseguido alcanzar unas cotas bastante respetables de corrupción y, en general, de desnaturalización de la política en beneficio de los banqueros, los constructores, los empresarios y -en fin- la madre que los parió a todos, se regodea en la contemplación de las imagenes de un Fidel Castro degradado por lo años, y se permite mirar por encima del hombro, con paternalismo casi colonial, a medio siglo de utopía hundida por el aislamiento y el bloqueo.
A mi, qué queréis que os diga, me da penilla Fidel, y un asco tremendo la correcta política oficial de nuestros dirigentes, la oposición y -en fin- la madre que los parió a todos.