Hola!
Aqui esta el siguiente capitulo. Siento haber tardado tanto; pero entre los Amigos Invisibles, examenes y demas no habia tenido timepo de acabarlo y revisarlo en condiciones.
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Título: Capitulo 4: Preparativos de cumpleaños
Nombre del autor:
cloe2gsFandom: Queer as folk
Pairing: Brandon/John
Rating: pg-13
Resumen: Solo le ha visto una vez y ya no puede sacarselo de la cabeza. Es hetero. Odia a los gays. Es menor que él. Ninguna de esas cosas parece importarle a Brandon cuando lo unico en lo que puede pensar es en él y en tenerle en su cama.
Nota: Este fic surgio recordando una alusion a la pareja que se hacia en un fic que no recuerdo de la comunidad. Ya sé de quien era el fic "
Anillo Claddagh" que me dio la idea, de la siempre maravillosa
inefable_hd. Gracias por decirmelo
lady_petus ^,^
Nota 2: Me he tomado la libertad de poner a John y a Hunter de la misma edad.
Ha pasado un mes desde que Brandon entro en el Starbucks por primera vez. John sigue rechazándole; pero él sigue insistiendo, conseguir esa cita, ese polvo se ha convertido en un reto a superar.
Cuando entra por la puerta el menor le sonríe, son sólo un par de segundos, los que John tarda en procesar lo que está haciendo y reprocharse por ello. Sin embargo, por mucho que se queje a sus amigos y finja molestia con cada insinuación, lo cierto es que, en el fondo, le agrada la presencia del otro; aunque eso no significa, ni por un segundo, que vaya a sucumbir a sus encantos.
―¿Expresso?
―Que bien me conoces.
―No es que te conozca, es que siempre pides lo mismo. Eres un hombre de costumbres ―añade preparando el pedido.
―¿Y a qué hora acabas? ―le pregunta con una sonrisa seductora como cada vez. No es que no lo haya descubierto ya, lo sabe desde hace semanas; pero cuando John se lo diga habrá ganado una batalla y estará más cerca de conseguir su objetivo.
―Adiós Brandon ―le responde John poniendo los ojos en blanco y tendiéndole el vaso de café.
―Algún día caerás en mis redes, lo sabes ¿verdad? ―le advierte dejando el dinero sobre el mostrador.
―Bueno ―empieza a decir encogiéndose de hombros―, soñar es gratis.
Brandon se va y John sigue trabajando, así son sus encuentros, conversaciones de cinco minutos, incluso diez si el publicista tiene tiempo y decide sentarse en una de las mesas, en los que Brandon pregunta y John le da largas. Tras la marcha del mayor el tiempo pasa como si nada, a John le da rabia reconocerlo, pero las visitas de Brandon le hacen el día más llevadero y soportable.
Cuando su turno acaba, el joven se dirige al parque en el que ha quedado con Sam y Hunter. Se le ha hecho tarde y ha tenido que correr; que llegue con la respiración entrecortada y las mejillas sonrosadas por la carrera no evita el golpe que Hunter le da en el hombro como regaño.
―Tío ―se queja sobándose el lugar en el que le ha golpeado.
―Llegas tarde.
―¡Pero he venido corriendo! Eso debería darme algunos puntos y librarme de tu ira.
―Anda, deja de hacer el capullo.
Sam les oye y pone los ojos en blanco, son sus dos mejores amigos pero a veces se comportan peor que los niños de cinco años.
―Bueno parejita, dejad vuestras muestras de amor para otro momento ―les dice en broma―. Vamos a lo importante. Mi cumpleaños.
Hunter y John se miran con complicidad mientras su amigo comienza a decir todas las cosas que podían hacer para celebrar su mayoría de edad.
―Tranquilo pequeño saltamontes ―le corta John―. Ya tenemos decidido que hacer en tú gran día.
―No será un striptease para enseñarme todo lo que me pierdo por ser gay ¿verdad? El año pasado casi me hicisteis vomitar ―les avisa señalándoles con el dedo índice.
Los otros empezaron a reír recordando aquella mítica noche en la que el otro cumplió diecisiete años. Ellos se divirtieron aunque es posible que Sam hubiera referido ver a un par de hombres musculosos en vez de a un par chicas desnudas rozándose contra él.
―Tranquilo, este año nada de chicas ―le tranquiliza Hunter pasándole un brazo por los hombros―. Te vamos a dar una noche típicamente gay.
―¿En serio? ―les cuestiona sin creerse lo que están diciendo.
―Sí ―confirma John asintiendo con la cabeza―. Ya sabes lo que opino de los maricas; pero aun así nos pasaremos toda la noche haciendo cosas típicas de gays. Pero te lo advierto, como uno de ellos me toque donde no deba le voy a partir la cara a él y luego a ti por obligarme a ir a esos sitios.
―No creo que ningún gay se te acerque Johnny. No están tan desesperados.
―Te sorprendería la de tíos que se giran para mirarme por la calle.
―Venga chicos, dejadlo ―dice Sam antes de que sus dos amigos empiecen una discusión absurda sobre si John es deseable o no para los gays de Pittsburg―. ¿Y qué habíais pensado?
―Empezaremos con una peli y una pizza. Una jaula de grillos. Para que nuestro pequeño Johnny se vaya mentalizando ―añade Hunter llevándose un ligero empujón de su amigo.
―Luego iremos a ese local, Woody's.
―Ahí es donde están todos los gays antes de irse a la discoteca.
―Y por fin, y con ayuda de estos bonitos carnets falsos, Hunter nos ayudara a entrar en la discoteca del amigo de su padre.
―¿En serio? ―pregunta Sam emocionado con la perspectiva.
―Totalmente. ¿Y sabes que es lo mejor? ―le pregunta John pasándole un brazo por encima del hombro― Vas a poder follar con un tío y dejar de matarte a pajas. ¿No es genial?
Sam se lanza contra él para hacerle pagar su comentario; pero John es mucho más ágil y se hace a un lado consiguiendo que su amigo se dé de bruces contra el césped. Sam se incorpora con los ojos entrecerrados y vuelve a lanzarse contra él. John va a volver a esquivarle, pero Hunter le sujeta por la espalda y terminan los tres en el suelo en una maraña de brazos y piernas.
El resto de la tarde pasa entre risas y planes para el futuro cumpleaños. Cuando Sam se va, ilusionado por el plan que han terminado de preparar, Hunter hace la pregunta que le ha estado rondando desde que decidieron pasar el cumpleaños de esa forma.
―¿Y si no sale como espera?
―¿A qué te refieres? ―le pregunta el castaño sacando un cigarrillo y golpeando ligeramente la cajetilla con él.
―Está muy emocionado con todo eso de estrenarse como gay ¿Y si no liga?
―Tu vives con gays y les conoces. Sam es un rubio mono, virgen y desesperado. Ligara fijo.
―¿Y si no lo hace?
―Pues se lo pedimos a alguien.
―¿Insinúas que le consigamos un chapero para su primera experiencia con tíos?
―No. Tío haces que suene fatal ―bromea encendiendo su cigarro y dándole una calada―. Tan solo sería pedirle un favor a alguien. Tú conoces a muchos maricas ¿No podrías pedírselo a alguno de ellos?
―Sam nos odiara si se entera ―responde Hunter cogiéndole el cigarrillo y dándole una calada.
―No tiene porque enterarse. Además, será solo por si acaso. Vamos y si liga genial, y si no pues pides un favor y solucionado. Sólo será por si acaso.
Cuando se separan Hunter sabe que aun tiene algo por hacer así que se dirige al Dinner, donde estarán sus padres y la persona a la que busca, Brian Kinney. Aun no sabe porque es él el que tiene que pedirle ese favor a Brian, es el tío de John debería de hacerlo él. Aun así va con paso resignado y entra por la puerta de la cafetería.
―¿Ya has terminado con tus amigos? ―le pregunta Ben cuando el adolescente se sienta en una silla junto a la mesa.
―Sí, John tiene mañana partido así que el entrenador no puede verle de fiesta.
―Pues nosotros vamos a ir a Babylon un rato ―le avisa Michael―. En casa hay dinero para que alquiles una película y pidas una pizza.
―Vale. Y hablando de Babylon. Necesito un favor ―termina de decir el joven mirando directamente a Brian.
―Estos adolescentes, siempre exprimiendo a sus padres ―dice Brian negando con la cabeza―; pero espera, yo no soy tu padre Hunter.
―No ¿de verdad? ¿No lo había notado? ―le responde el joven con sarcasmo― Mis amigos y yo queremos entrar en Babylon la semana que viene.
―Ni lo sueñes.
―Venga, ¿qué te cuesta?
―Primero, sois menores de edad y no quiero problemas con la policía, es decir, tu abuelo; y segundo, no voy a dejar que tu amiguito John, o como a mí me gusta decirle, el vástago de Satanás y mi hermana ponga un pie en mi local.
―Pero… se lo prometimos a Sam. Le dijimos que por su cumpleaños le daríamos una noche gay.
―¿En serio? ―le pregunta Emmett completamente emocionado por la perspectiva, tanto como si se lo estuvieran organizando a él― Sam es ese amigo tuyo tan mono que siempre se sonroja cuando viene ¿no?
―Sí, el mismo. John y yo pensamos que con algo así podría dejar de un lado la timidez y salir con algún chico.
―¿Y qué le habéis planeado?
―Primero íbamos a ver alguna película, luego ir un rato a Woody's y al final entrar en Babylon; pero si Brian no nos deja…
Emmett gira la cabeza tan rápido para mirar al publicista, que por un momento este cree que ha oído como su cuello cruje.
―Brian, tienes que dejarles entrar ―le medio ordena el organizador de fiestas.
El castaño, que no tiene ninguna intención de dejarse convencer por ninguno de sus amigos arquea una ceja retándoles a que digan algo sobre cómo debe dirigir sus negocios.
―¿A quién tiene que dejar entrar y donde? ―pregunta Justin al oír la última frase de Emmett cuando llega hasta la mesa sonde están todos.
―Brian no nos deja entrar en Babylon para celebrar el cumpleaños de Sam ―dice Hunter sabiendo que con Justin allí estaría todo arreglado.
―No digas tonterías ―responde Justin―. Claro que os deja entrar en Babylon ¿verdad?
Brian masculla unas maldiciones entre dientes al ver la mirada que Justin le está lanzando, esa que dice “mas te vales que les dejes entrar o no follaremos durante muuuuucho tiempo”. Michael intenta contener la risa, porque sabe que su amigo va a ceder; lo que le hace ganarse una mala mirada del castaño y una patada bajo la mesa. El publicista sabe que al final dejara que Hunter y sus amigos entren en su discoteca; pero aun así, no quiere parecer que está comiendo de la palma de la mano de su rubio, por mucho que todos sepan que en realidad es capaz de hacer todo lo que este le pida; así que, intentando mantener intacto su orgullo añade.
―¿Queréis entrar? Bien. Conseguir un par de carnets falsos lo suficientemente buenos como para colaros y podréis hacerlo.