Hola!
Este fic es el segundo de los dos retos que tenia que hacer para de nivel en
torre_eidos.
Cualquiera diria que despues de escribir mi AI sobre Merlin para
lamarcadenimueh, el cual me ha hecho sudar dolor y lagrimas, me tomaria un tiempecito sin escribir sobre este fandom; pero no he podido resistirme, fue ver el reto y decirme esto tiene que ser un Merlin/Arthur.
Título: Castigo
Nombre del autor:
cloe2gsFandom: Merlin
Pairing: Merlin, Arthur.
Nivel: #03
Tabla o Reto: Reto 1 En el relato, un personaje está bañándose. En el mismo momento, otro u otros personajes entran en el cuarto de baño. La situación que se genera es a elección del autor. Minimo 500 palabras. Debian salir obligatoriamente las palabras "está helada", "lleno de vapor" y "a tientas".
Rating: G
Resumen: Desde que Arthur descubrio la magia de Merlin, este tiene la sensacion de que se aprovecha de él, con ordenes y castigos cada vez mas absurdos.
―¡Merlín!
El moreno oyó su nombre siendo gritado por Arthur y no pudo evitar poner los ojos en blanco.
―¡Merlín!
El sirviente dejo la ropa que estaba colocando sobre la cama y se coloco una venda sobre los ojos, la misma que Arthur le había dado horas antes y que, como castigado, Merlín debían llevar durante todo el día.
―¡Merlín! ¡Te estoy esperando!
Conto hasta diez y se mordió la lengua antes de decir algo de lo que luego pudiera arrepentirse o Arthur pudiera usar para darle algún otro castigo ridículo.
Con los ojos vendados y los brazos estirados para poder palpar los objetos y no chocarse con nada, Merlín fue en dirección al baño de Arthur, donde sabía que este se estaba bañando.
Arthur, desde dentro de la bañera de cobre, rio al escuchar como Merlín maldecía entre dientes contra su cama. Conociéndole como le conocía y siendo la torpeza de Merlín legendaria en el castillo, el joven príncipe supuso que habría chocado contra la pata de la cama.
Merlín entro como un vendaval en la estancia con la venda azul en una mano y el ceño fruncido por el enojo. Con dos zancadas se puso frente al rubio y le tiro la venda contra la cara.
―No pienso ponérmela más.
―Merlín, es parte de tu castigo.
―Me da igual mi castigo ―medio grito gesticulando de un lado a otro con los brazos―. Ponme a limpiar los establos o a pulir las armaduras de todos los caballeros, me da igual; pero no pienso volver a ponerme esa estúpida venda e ir a tientas por todas partes solo porque a ti no se te ocurran castigos menos estúpidos.
―¿Me estas llamando estúpido, Merlín? ―le cuestiono Arthur alzando una ceja.
―Sí. No. Bueno sí… no. El castigo es el que es estúpido y la razón por la que me has castigado también. Y lo sabes ―termino diciéndole acusándole con el dedo índice.
―Y yo que solo lo hago por tu bien ―dijo fingiendo tristeza mientras negaba con la cabeza.
―¿Por mi bien? Explícame como es por mí bien que me vaya dando con todos los muebles de la habitación.
―Yo solo lo hago para que potencies tus otros sentidos, Merlín. Además, supuse que ya que tienes esa maravillosa magia tuya, te ayudarías de ella para no chocar con nada.
La boca de Merlín se abrió formando una “o” perfecta. Nunca, ni en sus mas locos sueños, se había imaginado que, cuando le hablara de su magia a Arthur este, en vez de mandarle quemar en la hoguera, le mandaría a hacer mil y una tareas con ella, cada una más ridícula que la anterior y que la usaría como escusa para burlarse aun mas, si es que eso era posible, de él. Pero allí estaba, Arthur lo había hecho.
―¿Y para que me llamabas a gritos exactamente? ―le preguntó Merlín cruzándose de brazos.
―El agua está helada.
―Bueno, si no te hubieras pasado una hora haciendo solo tú sabes que en la bañera, a lo mejor ahora no estaría helada ¿no crees?
―Ya, pero el caso es que esta helada. Caliéntala.
Quizás fue el tono en el que lo dijo, ese que a veces ponía para dar órdenes y que hacía que Merlín pensara que era un idiota absoluto; o tal vez fue que estaba cabreado por haber ido con una venda sorbe los ojos todo el día y haberse chocado con, prácticamente, todos los muebles de la habitación; fuere lo que fuere el caso es que los ojos de Merlín se pusieron dorados y recito un par de palabras. Lo siguiente fue Arthur saliendo de un salto de la bañera con un grito y todo el cuarto lleno de vapor.
―Dije caliéntala, Merlín. No ponla hirviendo y achichárrame en el proceso ―le reprendió Arthur.
―Que puedo decir, soy un mago muy torpe ―dijo con una pequeña sonrisilla.
―O uno al que le gusta mucho estar en el cepo.