Hola!
Hoy he decidido subir dos fics. Ambos fueron unos regalos para dos amigos invisibles, distintos. El primero un Draco/Harry para el tradicional AI de
la_torre y el segundo un Ryoma/Sanada para el inagural AI de
reyes_d_oriente.
Podria decir algo mas, pero lo cierto es que acabo de cabrearme al ver un email de la universidad y puede que mi tono se vuelva demasiado sarcastico, asi que lo mejor es que suba los dos fics.
Espero que disfruteis de la lectura
Titulo: Momentos dificiles de olvidar
Autor:
cloe2gsPara:
caribelleihRating: R, aunque creo que es un poco alto, creo que Pg-13 se le queda corto (la admin concuerda en el R)
Fandom: Harry Potter
Pairing: Draco/Harry
Resumen: Harry ha necesitado la ayuda de Draco para un caso peliagudo y recuerda como comenzó la extraña relación que ahora manejan
Advertencias: Fic slash (Relaciones chico/chico), quizás alguna escena sea un poco fuerte; pero no es demasiado sangrienta
Un estridente sonido rompió el silencio del cuarto haciendo que sus dos ocupantes se levantaran sobresaltados. Harry encendió la luz y busco la fuente del molesto sonido, mientras su acompañante de cama se dejaba caer con fuerza contra el colchón suspirando con molestia. El moreno cogió una pelotita dorada que estaba sobre la mesilla de noche junto a su varita consiguiendo, por el contacto con su piel, que esta dejara de sonar. Se estiró y se pudo en pie sin molestarse en tapar su desnudez mientras comenzaba a buscar su ropa. Estaba con unos bóxer negros en la mano cuando se percato de la otra figura desnuda sobre su cama y que no le quitaba la vista de encima.
―¿Todas tus mañanas son tan ruidosas? ―le preguntó Draco desde la cama no muy contento con la forma en la que ha sido despertado
―Lo siento Malfoy. Y no, no suelo despertarme siempre así ― le dijo mientras se terminaba de poner la ropa interior
―Oh, entonces este debe ser mi día de suerte ―comentó con sarcasmo
―Es culpa de esos chiflados que estoy investigando. Nunca sabemos cuando van a atacar así que pueden llamarnos a cualquier hora
―Si, es lo que tiene los chiflados, no se preocupan por las horas de sueño de los demás
―¿Es mi impresión o estas más sarcástico que de costumbre?
Draco estaba a punto de responderle cuando el sonido que les ha despertado minutos antes vuelve a sonar cortando toda conversación posible. El rubio se tapó la cabeza con la almohada y Harry gruñó mientras comenzaba a correr por la habitación buscando sus zapatillas.
―Potter apaga ese trasto ―gruñó Draco bajo la almohada
―Ya me voy, ya me voy― gritó yendo hacia el pasillo― Cierra cuando te vayas
Cuando apareció en la sala de apariciones del departamento de aurores del ministerio, no perdió el tiempo y prácticamente corrió hasta el mostrador de trasladores donde Susanne le esperaba con un papel en la mano que Harry cogió y memorizo, eran las coordenadas del lugar al que tenía que ir. Le dio un asentamiento con la cabeza antes de volver a la sala de apariciones y partir rumbo al lugar asignado.
Estaba en el exterior de una casa a las afueras de Gales, el lugar no parecía nada del otro mundo, era un barrio común y corriente, parecido a en el que viva cuando era pequeño y estaba con los Dursley. Le mostró su identificación a uno de los aurores encargados de alejar a los muggles de la escena del delito y recorrió el jardincito de la entrada para entrar por la puerta abierta. Al atravesar el umbral, y a pesar de que las puertas y ventanas estaban abiertas, se podía oler el olor a putrefacción que permanecía en el aire. Vio a su jefe de espaldas en lo que debía de ser el salón de aquella casa y fue hacia él procurando no tocar nada y contaminar las pruebas que quedaran por recoger.
―Ya era hora Potter ―le dijo el hombre girándose para mirarlo― Esta ahí dentro
Harry asintió con la cabeza y entro en la sala, allí sobre el sofá había tres cuerpos sentados como si estuvieran viendo la televisión, con un perro a sus pies. El principal error en la escena era que los cuerpos habían sido despojados de su piel, con lo que grandes charcos de sangre se formaban bajo sus cuerpos; además, justo en el centro de la pared hacia la que miraban los cuerpos había un gran dibujo tribal echo con sangre.
La escena no era apta para estómagos sensibles; pero, lamentablemente, era el decimo crimen de ese tipo que se había registrado en los últimos seis meses. El grupo de Harry era el que había sido asignado y por mas que lo intentaran, investigaran cada pequeña pista que encontraban, siempre se terminaban encontrando con un callejón sin salida; por mucho que interrogaban a conocidos, amigos, enemigos… nadie sabia nada; los contactos parecían que se habían quedado sin información al respecto… no había mucho que se pudiera hacer y los aurores se veían con la impotencia de ver un crimen tras otro sin poder hacer nada para detener al culpable.
―Es el mismo hombre ―dijo Harry tras examinar mas de cerca los cuerpos
―Lo sé ―le respondió su jefe sin alterar su expresión regia― ¿El dibujo es él mismo?
Harry se acerco a la pared para estudiarlo con detenimiento. Sin duda parecía el mismo dibujo de siempre; pero había algo que lo hacia diferente, no sabia que era; pero había algo, aunque no fuera capaz de decir el que
―No lo creo
―¿No?
―Lo parece; pero mi instinto me dice que hay algo diferente en este.
―Yo también lo he notado ―reconoció su superior con una sonrisa de satisfacción al comprobar que Harry compartía sus impresiones.― Encárgate de comprobarlo con los otros y ver en que se diferencian. Podría ser nuestra primera pista solida en seis meses.
―Me pondré a ello.
Harry se despidió y se marcho de la escena rumbo al centro de aurores. Fue a la sala de archivos y busco la caja en la que se almacenaba toda la información referente a ese caso. Levitándola la llevo hasta una de las numerosas mesas que había en una sala adjunta y la abrió, cogió el pensadero y los frascos en los que se guardaban las imágenes referentes a las cuatro escenas de crímenes y las vertió dentro, vio el torbellino que se formo en la superficie e introdujo la cabeza en el sintiendo la conocida sensación de ser absorbido dentro de la escena.
Cada uno de los recuerdos almacenados fueron pasando ante sus ojos, todas escenas muy parecidas a la que había contemplado hacia tan solo unos minutos. Cuerpos en posición que simulaban una típica escena familiar, todos ellos sin piel y grandes dibujos en las paredes.
Aun recordaba el primero de los crímenes, había sido lo más horrible que había visto hasta el momento. Estaba en la oficina de aurores terminando de rellenar unos informes cuando la alarma sonó y su jefe convoco a todo el equipo. Se habían aparecido en un pueblecito costero a las afueras de Ipswich, del que provenía la alerta. Allí vieron que una multitud se reunía cerca de un mercado cuchicheando sobre la presencia de, lo que ellos creían, era la policía del estado, aunque realmente no eran mas que aurores del ministerio.
La escena que encontraron no fue muy agradable, cuatro cadáveres sin piel representando una simple escena cotidiana. Lo que parecía una mujer agarrando de la mano a un niño mientras estiraba su otra mano para recoger un paquete de la pescadería ofrecido por otro de los cadáveres, tras la mujer había un hombre cargando con mas bolsas como si estuviera esperando a que el resto de su familia terminara con las compras. Recuerda a Steve alejándose de la escena y vomitar todo su desayuno apoyando su mano contra una pared, consiguiendo con ese gesto que, en una pared en la que no había nada apareciera el dibujo tribal.
Recuerda las horas de investigación y la desolación y rabia que sentían tras cada nuevo crimen. Lo enfadado que se puso todo el departamento cuando les dijeron que trabajarían con una empresa externa al ministerio especializada en rituales y las ganas que le dieron de darse cabezazos contra la pared cuando Draco Malfoy entro por la puerta tan altivo como en sus años de colegio. Recuerda que por un momento pensó que, a lo mejor, las cosas entre ellos habían cambiado, sobre todo porque fue gracias a su testimonio que el rubio no entro en prisión; solo fue durante un momento, hasta que volvió a oír su voz con ese toque tan característico suyo y la frase “Parece que, por mucho salvador que seas, Potter, aun necesitas ha alguien que piense por ti” salió de su boca.
Horas después Susanne aparece frente a su mesa sonriéndole y le dice que el jefe le espera en la sala de interrogación. Harry solo asiente con la cabeza antes de dirigirse hacia allí. Si no recuerda mal, hoy tras días de seguimiento por fin habían podido echarle el guante Frank Grassman para interrogarle; uno de los muchos traficantes de pociones ilegales del Callejón Knocturn, lo que le hacia especial era que había vendido un poco de polvo de Tryxxy, el cual habían descubierto había sido el utilizado para dormir a las victimas antes de arrancarles la piel. Frank seria la primera pista solida que tenían desde que empezó esa locura y Harry le rogaba a todas las deidades que conocía porque no fuera un callejón sin salida.
Mientras recorre el largo pasillo volviéndose a perder en sus pensamientos. Recuerda lo mucho que se quejo cuando le pusieron de compañero a Draco Malfoy, los muchos comentarios mordaces del rubio, que parecía, siempre tenia algo que decir y, normalmente, no tenían como objetivo alabar al gryffindor. Aunque debía de reconocer que no todo fue malo, al menos no todo el tiempo. No recuerda el momento exacto en el que empezó a fijarse mas en él y los pensamientos de “esta mucho mas guapo sin tanta gomina” o “Merlín, que culo” comenzaron a invadir su mente. Lo que si que recuerda fueron los comentarios maliciosos del rubio sobre sus continuos sonrojos cada vez que pensaba algo sobre él.
―¡Harry! ―le llama su jefe sacándole de sus pensamientos― Estamos aquí
El moreno asintió y fue hacia ellos, se quedo al lado de su superior mirando a la pared trasparente ante ellos desde la que se veía la sala de interrogaciones. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a Draco sentado elegantemente en una de las sillas de la sala, en silencio con la mirada de halcón que ponía y que parecía atravesarte; miraba a Frank un hombrecillo de pelo escaso y grasiento, que se movía incomodo en la silla intentando no mirar a Draco, aunque sus ojos inconscientemente se dirigían hacía él.
―¿Cuándo van a empezar las malditas preguntas? ―gruñó Steve, uno de sus compañeros aurores, conocido por su poca paciencia
―Tranquilízate. Malfoy sabe lo que hace ―respondió el jefe
Steve gruño y asintió impacientándose por todo lo que estaban esperando. Draco seguía en silencio y Grassman cada vez se movía con más nerviosismo al sentir la mirada del rubio sobre él. Harry llegó hasta a compadecerse de él. El moreno sabia que se sentía al estar bajo esa mirada y no era agradable. A menudo la había comparado con la sensación que tenia cuando, en sus años de colegio, estaba frente al director Dumbledore y sentía que podía leer su alma; pero pronto desechaba esa comparación; Draco lo que conseguía era que te sintieras como si estuvieras frente a un dragón furioso y la única manera de poder salir con vida era confesarlo todo.
―¡Crown! ―grito Frank agarrándose con fuerza la cabeza― ¡Crown! A él se lo vendí
Draco asintió con la cabeza y se levanto estirándose la túnica de cualquier arruga que hubiera aparecido, después se dio la vuelta y salió con tranquilidad de la sala dejando a un lloroso Frank Grassman tras él.
―Buen trabajo, Malfoy ―le felicito el jefe de aurores
Draco hizo una leve inclinación de cabeza y se despidió. Alejándose por el pasillo sin decirle nada a Harry, la única muestra de que le había visto había sido una sonrisa divertida cuando pasó junto a su lado. Harry sonrió ante eso, siempre era igual. Nadie sabia de lo suyo, en realidad ni siquiera sabia si podía llamarlo un suyo; quedaban, ocasionalmente cenaban y luego al apartamento de alguno de ellos donde se pasaban todas las horas libres perdidos en el placer y él deseo que el otro les otorgaba.
―Steve, busca a Sullivan y a Mars, empezar a buscar a ese Crown. Harry, tú y Mike relevar a Parker y Smith en el callejón Knocturn, parece que nadie se ha acercado al puesto de nuestro amigo Frankie, pero es mejor prevenir que curar ―dijo su superior―. ¿Esperáis una invitación formal caballeros?
―No, señor ―respondieron los aurores antes de alejarse de allí.
Horas después Harry bostezo apoyado contra una pared sin despegar la vista de su compañero que estaba convertido en Frank gracias a la poción multijugos. Su vista recorrió el callejón y a lo lejos vio un cartel “El caldero de vida”. Harry conocía bien ese sitio, era un bar de mala muerte muy concurrido del Callejón Knocturn, donde se reunía toda clase de personas para hacer negocios no muy buen vistos por las leyes mágicas. Desde que habían empezado los rituales Harry había pasado en ese sitio más tiempo del que le gustaría bajo distintos disfraces. De hecho, pensó con una sonrisa maliciosa, tras una de sus salidas del local fue cuando el rubio y él intimaron por primera vez.
Esa vez, habían ido porque había corrido el rumor de que alguien se estaba vanagloriando de los rituales. Ninguno de los dos le habían dado mucho crédito al asunto, después de todo ¿Quién se molesta en no dejar pistas y luego grita a los cuatro vientos que ha sido él? El caso es que habían ido allí y, quizás por el humo del lugar, la mezcla de alcohol o la ropa provocativa del rubio; habían echo que el joven auror perdiera todo el control sobre si mismo. Así que cuando les relevaron de su turno y salieron del lugar, Harry se abalanzo sobre Draco estrellándole contra una pared y le beso con fuerza. El rubio al principio no había respondido pero pronto comenzó a intentar dominar la situación mordiendo el labio de Harry arrancándole un gemido de dolor que aprovecho para invadir su boca con su lengua. No tardaron en desaparecerse de allí y aparecer en el departamento del moreno, la pasión, las caricias, el deseo y la lujuria hacía mucho que habían echo su entrada. A la mañana siguiente un estornudo y un dolor de espalda le despertaron dándose cuenta de que estaba desnudo, en el suelo del salón, con Draco apoyado sobre su pecho.
―Harry ―le susurro una voz. El aludido se giro y vio a dos de sus compañeros de cuartel― Ha acabado vuestro turno
El moreno asintió y vio como Mike venia hacia él para desaparecerse a su casa y poder descansar un par de horas más. Él considero imitarle durante unos segundos, pero un dolor en su entrepierna le hizo darse cuenta de que antes tendría que ocuparse del problema que le había surgido al recordar su primera noche de pasión con el joven Malfoy. Sonrió y negó débilmente con la cabeza antes de aparecerse en un elegante despacho en el que el rubio trabajaba tras una enorme mesa de roble
―Potter ―le saludo sin levantar la cabeza―. ¿Los aurores necesitan que alguien piense por ellos de nuevo?
―He estado en “El caldero de la vida” ―le respondió acercándose hacia la mesa
Draco alzo una ceja mientras se reclinaba en su asiento antes de pasarse la lengua por los labios sugerentemente
―¿De verdad? ―le pregunto con falsa inocencia mientras separaba ligeramente la silla
―Aja ―afirmo el moreno mientras se colocaba entre las piernas del rubio y se agachaba para susurrarle al oído― Ya sabes lo caliente que me pone ese lugar
―En diez minutos tengo una reunión ―le dijo antes de agarrarle con fuerza del cuello y besarle
―Solo necesito cinco
Harry volvió a besarle antes de sentarse sobre la mesa atrayendo a Draco y la silla hacia donde el estaba. El rubio apoyo sus manos sobre las rodillas del otro y comenzó a besar su cuello sintiendo con placer como su acompañante jugaba con su pelo disfrutando del momento. Con tranquilidad el rubio se puso de pie y volvió a besarle cogiéndole de las caderas y acercando el cuerpo del moreno al borde de la mesa. Los dos se besaban con pasión disfrutando del momento y de lo bien que se sentía la cercanía del otro, aun atraves de las ropas. Harry mordió el labio de Draco cuando noto las manos de este vagando por sus muslos hacia su entrepierna, consiguiendo con eso que el otro sonriera con superioridad
―¿Ansioso Potter?
―Cállate
Harry volvió a besarle mientras sus manos comenzaron a tirar de la camisa de seda del otro para sacarla de sus pantalones y comenzar a sentir la pálida piel de su amante.
Un escalofrió recorrió toda la espina dorsal de Draco poniéndole todo el vello de punta cuando noto las frías manos sobre su espalda, un leve gemido escapo de su garganta antes de que empezara a morder el cuello expuesto de Harry, mientras sus manos desabrocharon el botón y bajaron la cremallera de Harry. El de ojos verdes se mordió con fuerza los labios para que un sonido de frustración no escapara de su boca al ver la tranquilidad con la que el otro se movía.
―Draco…
El heredero de los Malfoy sonrió, con la cabeza aun enterrada en el cuello de Harry, al oír el tono de suplica y deseo del auror. Por un momento paso por su cabeza hacerle sufrir, que el otro le deseara y suplicara que le poseyera… entonces recordó que tenía una reunión en diez minutos y no podían alargar el momento.
Le quito la ropa y Harry hizo lo mismo con la suya, se besaban con pasión separándose solo lo imprescindible ya que, contra menor era la cantidad de ropa que les separaba mayor era el deseo de tocar la otra piel, de fundirse como si fueran uno y olvidar todo lo que no era importante, todo lo que no tuviera que ver con ellos y con el amor que se sentía, pero del que ninguno reconocían.
Cuando Draco le hizo darle la espalda y le penetro, no pudo contener el gemido de dolor que escapo de su garganta. El vaivén de cuerpos empezó, el olor a sexo y sudor inundo el despacho, las respiraciones agitadas, los gemidos de placer, los besos y las caricias… ninguno de ellos quería que el momento terminara. Draco porque sabia que el moreno se había introducido muy dentro de su corazón y no quería volver a la realidad, una en la que el otro, debido a su trabajo, podía salir herido en cualquier momento y alejarse para siempre de él. Harry porque amaba al otro demasiado pero sabía que confesarlo seria el fin y quería engañarse pensando que Draco le amaba el mayor tiempo posible.
Lo inevitable pasó, el moreno no aguanto más y con un gemido ronco se vino sobre la mesa del empresario diciendo algo que se había jurado no revelarle jamás.
―Te quiero…
Draco le oyó perfectamente y se paralizo un momento, antes de besarle la nuca y acercarse a su oído para susurrarle a la vez que se corría en su interior
―Yo también te quiero…
Harry apoyado sobre la mesa, cansado e intentando regular su respiración sonrió antes de girarse y extender los brazos hacia Draco, jalando de él y besándole dulcemente
―Nunca pensé oírte decir eso ―le confeso jugando con su pelo
―Ya somos dos
―Sera mejor que me vaya. Tengo trabajo y tú una reunión ―dijo el auror limpiándoles y vistiéndoles con un movimiento de su mano―. Adiós
―Adiós ―respondió el rubio sentándose sobre su sillón―. Por cierto, la próxima vez intenta que no sea en el despacho
―Lo dices como si no hubieras disfrutado
―No lo digo por eso. Cualquiera podría haber entrado y habernos vistos
―Como si eso te importara
―Hablo en serio, Potter. No vuelvas a querer follar sobre mi mesa Luis XVI.
―Entonces la próxima vez le daremos un uso a ese bonito sofá de cuero ―comento divertido yendo hacia la puerta. Cuando llego y cogió el manillar se giro sonriente antes de decirle―. Te quiero. Ven esta noche y te lo demostrare
―¿Es una promesa?
―Lo es.
―Yo también te quiero
Harry salió de allí y mas feliz de lo que había estado en año se apareció en el cuartel general de los aurores. Por fin se había confesado a Draco, le había dicho que le quería y el otro le había respondido. Tantas noches en vela pensando en que el otro le rechazaría al conocer sus sentimientos y al final, resulto que el rubio se sentía como él.
Su reencuentro había sido propiciado por desoladoras circunstancias, pero le daba gracias al destino por volver a poner en su vida a Draco Malfoy. Ahora por fin podría ser feliz y nadie se lo iba a impedir.
Titulo: Dejame ayudarte
Autor:
cloe2gsPara:
juanita_starFandom: Prince of tennis
Pairing: Sanada/Ryoma insinuacion del Kirihara/Yukimura y del Sanada/Yukimura
Resumen: Ryoma no es siempre capaz de mantener la boca cerrada y no todo el mundo acepta igual de bien sus comentarios. ¿Que pasa cuando enfadas a la persona equivocada? ¿Que pasa cuando tu principe azul sufre por un amor no correspondido? A veces conocemos el amor en las situaciones mas insospechadas
Advertencias: Es slash (obviamente) y contiene algo de violencia, eso sin contar con que creo que es un poco dramatico
Llevaba algunas horas paseando por el parque, exactamente desde que terminó el entrenamiento de ese día y les vio, besándose como si no tuvieran nada mejor que hacer. Fue al terminar el entrenamiento; todos se habían ido ya a sus casas, todos menos Kirihara, Yukimura y Sanada. El moreno había estado esperando a su amigo fuera del vestuario, ya que tuvo que ir a hablar con su sensei. Cansado de esperar irrumpió en los vestuarios sin esperar encontrarse con la visión que le recibió. Allí apoyado contra las taquillas estaba Yukimura siendo besado por Kirihara, sin hacer nada por detenerle, sino alentándole a que continuara. No pudiendo soportar la imagen salió con el corazón en un puño, sin hacer ruido, para que ninguno de los dos amantes repararan en su presencia.
Desde ese momento, Sanada caminaba por allí. Nunca se le había declarado a su buchou; pero todo el mundo notaba lo que había entre ellos, esa confianza muda, esa complicidad que sólo los amantes poseían… al parecer el pelilila no lo había notado de la misma forma y eso dolía, dolía como no le había dolido nada nunca. Perdido en sus pensamientos no era demasiado consciente del camino que sus pies recorrían. Hasta que una gorra pasó por delante de sus pies, deteniendo su avance, y posándose algunos pasos a su derecha. El moreno no pudo evitar mirarla durante un instante. Una gorra blanca, con un cuadro azul y una “R” roja. Sólo conocía a una persona que llevara esa gorra, Echizen Ryoma.
Se agacho para recogerla del suelo y le quito el poco polvo que podía haber cogido, después giro la cabeza en la dirección de la que había volado y lo que vio no le gusto en absoluto. Allí, a algunos metros de donde estaba vio a cuatro chicos rodeando al novato del Seigaku. Todos más mayores que Ryoma; pero aun así, el pequeño no parecía sentirse intimidado por su cercanía o la clara animadversión que le profesaban. Eso hizo que Sanada sonriera al ver la forma en la que el otro no se dejaba amilanar; porque Echizen podía ser pedante, narcisista, egocéntrico, sarcástico… pero siempre tenía que llamar la atención de alguien que podía hacerle daño y nunca se retractaba, por mucho que el peligro de un buen puñetazo le rondara. Así era él. Sanada negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia donde estaban los cincos jóvenes. Quizás fuera su sentido del honor o, simplemente, que no le gustaba que la gente abusara de los que son más pequeños, quizás cierta simpatía por el joven; no está seguro, sólo sabe que sus pasos le llevan en esa dirección.
―Ya no eres tan listillo ¿eh? ―oye como grita uno de los abusones cuando se acerca
―No es muy difícil ser más listo que tú ―responde Echizen sin importarle la situación en la que se encuentra
―¡Repite eso!
―¿Qué pasa que también estas sordo?
―Niñato bocazas ―gruñe el que está discutiendo con el tenista―. Ahora veras. Sujetadle
A Sanada no le gusta como suena esa frase, tampoco que dos de los otros tres agarren a Ryoma de los brazos para inmovilizarle mientras el menor intenta deshacerse de ellos. Sus pasos se aceleran así como el latido de su corazón. Corre hacia ellos, pero no es lo suficientemente rápido, el primer puñetazo conecta con el estomago del otro haciendo que se doble por la mitad. A ese le sigue otro golpe en la cara y un tercero directo al estomago. Para cuando ese va a llegar a su objetivo Sanada está allí, sujetando el brazo para que eso no ocurra. Echizen le mira con suficiencia, como si le dijese que no le necesitaba allí, que podía resolverlo solo. El jugador del Rikkaidai no le presta atención y retuerce el brazo que está sujetando antes de darle un puñetazo a su dueño rompiéndole la nariz. Otro de los chicos, uno de los que no sujetaban a Ryoma se lanza contra Sanada, pero él es capaz de esquivarlo y con la espada de kendo que lleva al hombro le noquea por la espalda. Sólo quedan dos. Ninguno de ellos dura demasiado. Los dos se lanzan a la vez contra él, creyendo, erróneamente, que así podrán vencerle. Se equivocaban. Los esquivas con facilidad, les da un par de golpes que los otros intentan devolver, uno de esos golpes impacta en su cara y eso sólo enfurece más al tenista del Rikkaidai, que redobla su ataque hasta que los abusones caen al suelo, asustados, retrocediendo antes de salir corriendo.
―¿Estás bien, Echizen? ―le pregunta Sanada extendiendo su mano para ayudarle a levantarse
―Déjame en paz ―le responde dándole un manotazo y poniéndose en pie por su propia cuenta
―No le deberías hablar así a la persona que ha evitado que te den una paliza
―Nadie pidió tú ayuda. Además, lo tenía controlado
―No lo parecía desde donde yo estaba
Ryoma le mira fijamente y pasa un dedo por la comisura de su boca para limpiarse la sangre que sale de su labio roto, tras lo cual le arrebata la gorra al mayor que aún la sostenía y se la pone ocultando el moratón que empieza a formarse en su ojo. Con tranquilidad Echizen se da la vuelta y se marcha de allí intentando que Sanada, el cual no se ha perdido ninguno de sus movimientos, no advierta lo dolorido que está, algo que no resulta. Geniichiro niega con la cabeza al ver lo tozudo que puede llegar a ser el otro, recoge sus cosas y se marcha de allí. No quiere reconocerlo pero tiene curiosidad por saber que es lo que ha hecho el pequeño como para recibir ese maltrato por parte de los otros.
Horas después, Sanada disfruta del agua caliente de la bañera relajando sus músculos tras el entrenamiento en el dojo, mientras intenta no pensar en lo ocurrido en el mismo, sin querer saber cómo o por qué su mente le había hecho eso. Al principio no paso nada demasiado extraño, su mente estaba en blanco, concentrado en los movimientos a seguir, de pronto la imagen de Kirihara y Yukimura en los vestuarios inundo su mente y se enfureció al recordarlo, aumentando con ello la fuerza de sus ataques, soltando con ello toda la ira que sentía al descubrir que el pelilila había elegido al demonio por encima de él. Esos pensamientos podría haberlos asumido, los que le siguieron no. Antes de ser consciente de ello, la imagen de la pareja cambio y se transformó en Ryoma, magullado y amoratado, pasando la lengua por su labio roto… recordar lo sucedido horas antes sólo le enfureció aún más, provocando que su abuelo entrara al dojo y le arrebatara la espada de entrenamiento antes de dictaminar que el entrenamiento había concluido.
Días después del suceso, aún recuerda la expresión de orgullo herido de Echizen. No ha parado de imaginar las mil y una cosa que el pequeño les habría dicho a los otros antes de que llegaran a los puños; además del miedo y la angustia que siente al pensar que pudieran volver a por la revancha y él no estuviera hay para defenderle. Cada vez que piensa en que podrían haber vuelto a agredirle su ceño se frunce y aprieta los puños hasta que se deja las manos blancas por la fuerza que ejerce
―Gen ¿Va todo bien? ―le pregunta Yukimura sacándole de sus pensamientos
―Sí, no pasa nada ―responde intentando alejar sus pensamientos de Ryoma
―¿Seguro? Has estado extraño estos días
―No te preocupes, es sólo que tengo demasiadas cosas en la cabeza
Yukimura asiente y deja el tema, sabe que su amigo no le dirá nada hasta que lo desee e intentar que lo haga sólo es una perdida de tiempo. Así que en silencio los dos continúan cambiándose para poder volver a casa. Sanada está cerrando su bolsa cuando oye al otro suspirar y, por el rabillo del ojo, le ve sentarse en el banco junto al suyo
―Gen… ―comienza nervioso, algo que el moreno sabe, es inusual en él.― Llevo varios días queriendo decirte algo
―¿El que?
―Veras. Ya sabes que todos piensan que entre tú y yo hay algo. De hecho es cierto que durante algún tiempo pudo haberlo habido; pero… mis sentimientos han cambiado. Sigues siendo mi mejor amigo, pero eso es todo.
Sanada le mira en silencio esperando esa confesión que al pelilila tanto le está costando hacer. Podría ahorrarle el mal trago y decirle que ya lo sabe, pero no lo hace, desea oírlo de boca de su mejor amigo; necesita que el otro se lo diga para convencerse de que es cierto lo que vio, que no fue una jugada de su mente y de sus sentidos.
―Estoy saliendo con Kirihara ―dice finalmente.
Geniichiro esperaba que le doliera más escuchar las palabras que han salido de los labios del otro; pero no es así y sospecha que la imagen del joven novato del Seigaku, que no ha dejado de invadir sus pensamientos, tiene mucho que ver con ello
―Eres mi mejor amigo y no quiero que dejes de serlo ―añade Yukimura
―Eso no ocurrirá nunca. Además, mis sentimientos también han cambiado
No sabe porque ha dicho eso, ni siquiera ha pensado en ello antes de que las palabras saliesen de su boca; pero es cierto. Ya no siente por su amigo lo mismo que sentía antes, ahora el arrogante Ryoma Echizen es lo único en lo que puede pensar.
Yukimura sonríe tranquilo al saber que Sanada no se ha enfadado con él o va a romper su amistad. Se ponen de pie y salen de los vestuarios rumbo a la casa del buchou donde habían planeado estudiar para su examen de ingles. Iban andando tranquilamente cuando el sonido del móvil del moreno cortó toda la conversación
―¿Si?
―…
―¿Quién es? ―vuelve a preguntar al ver que nadie le contesta
―Sa… Sanada ―dice débilmente una voz al otro lado del teléfono
―Si ¿Quién es?
―Soy Echizen… ¿puedes… puedes venir a buscarme?
―¿Qué ocurre? ―le pregunta angustiado por el tono de voz que está oyendo procedente del menor
―Por… favor
―¿Dónde estas?
Sanada memoriza la dirección antes de colgar, se despide de Yukimura prometiéndole que estudiaran otro día y sale corriendo de allí. El tono de voz de Ryoma y, sobretodo, su suplica para que vaya a buscarle no son cosas propias del menor; además, pensar que le ha llamado a él en vez de a alguno de sus amigos sólo consigue inquietarle y preocuparle, así que acelera su paso para llegar lo más rápido posible al lugar en el que el otro le espera.
Es el mismo parque en el que intentaron darle la paliza la primera vez, y es allí, a pocos metros de donde ocurrió todo aquella vez, donde le ve. Está sentado en el suelo, con la espalda apoyada en un árbol, los brazos caídos sin vida a sus lados y la gorra débilmente sujeta entre sus dedos, la cabeza le cuelga de un lado dándole la apariencia de un muñeco sin vida. Geniichiro siente que su corazón se para y tiene que recordarse que necesita respirar. Más asustado que nuca se tira de rodillas a su lado agarrándole de la cabeza y alzándola para ver si tiene alguna herida grave, la nariz le sangra y tiene varios moratones por todo la piel que está a la vista, sin embargo no parece haber nada demasiado grave. Respira aliviado cuando ve como el otro abre sus ojos avellana y le mira fijamente, con cansancio y confusión, pero sin apartar la mirada.
―¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto Echizen?
―Fueron… los hombres del… ―Ryoma deja de hablar y hace una mueca de dolor al haber intentado incorporarse
―No te levantes ―le dice el mayor apoyándole de nuevo contra el árbol― ¿Fueron los de la ora vez?
Ryoma quiere asentir con la cabeza, pero sus ojos se cierran con cansancio y se desmaya. Sanada le coge en brazos antes de que caiga al suelo y con cuidado le levanta llevándoselo a su casa. Allí le tumba sobre su cama y le retira la camiseta para ver si hay alguna otra parte herida. Entrecierra los ojos con rabia al ver el pecho del menor lleno de, lo que parece, es el principio de una gran cantidad de moratones. La ira recorre sus venas y siente como aprieta los nudillos con fuerza, con tanta que se termina haciendo daño. Va al baño para tranquilizarse y pensar fríamente la situación, algo más tranquilo regresó al dormitorio, con un gran botiquín bajo el brazo, con el que empieza a cuidar del desmayado cuerpo de Ryoma.
Una vez curado, Geniichiro no pudo evitar fijar su mirada en la tranquila expresión del samurái junior, que descansa como si nada hubiera pasado. Sus ojos repasan cada una de las facciones de su rostro, sus labios, la forma de su nariz, la manera en que el pelo le cubría parte de los ojos… al verle allí, durante todas esas horas, le ha servido para comprender algo que ya sospechaba. La razón por la que no le había dolido tanto lo de Yukimura era porque, realmente, sus sentimientos sí que habían cambiado, su corazón ya no latía con fuerza al pensar en su buchou, ni sentía “eso” en el estomago las ultimas veces que había estado en su compañía; ahora esas sensaciones se habían intensificado por mil cuando era el de ojos ámbar el causante de esas situaciones. Con cuidado le quito el pelo que tapaba la cara del durmiente y justo en ese momento, cuando sus dedos acarician con ternura el mechón de pelo y lo retiran con cuidado de la cara, Echizen abre los ojos y los fija en los negros del mayor, que en un arranque de valor no movió la mano de donde la tenia, sino que siguió acariciando los verdosos cabellos.
―¿Dónde estoy?
―¿Recuerdas lo que ha pasado?
Ryoma lo medita durante un momento pasando la lengua por los labios para humedecerlos, atrapando con ese gesto la mirada de su salvador
―Recuerdo haber atravesado el parque para llegar antes a casa y después encontrarme con los chicos de la otra vez… luego no recuerdo nada ―admitió intentando incorporarse
―Te dieron una paliza y me llamaste. Cuando llegue te desmayaste y te traje a mi casa
―Recuerdo haberte llamado ―dice Echizen recordando levemente lo sucedido― No quería llamar a mis sempais porque me avergonzaba no haber podido encargarme de ellos
―Eso fue una estupidez por tú parte, cuando era claro que no podías hacerte cargo de cuatro chicos mayores que tu
―Si vas a darme un sermón, mejor me voy ―para demostrar que hablaba en serio se incorporo con la mano en las costillas y se puso en pie lentamente.
―Túmbate ―le ordeno sujetándole de los hombros y tumbándole en la cama
Durante un momento, que a Sanada le parece eterno, los dos se quedan mirando el uno al otro hasta que, sin ser consciente de los movimientos de su cuerpo, el mayor se inclina y besa al otro tiernamente en los labios, una dulce caricia que le sabe a poco pero que a la vez le hace sentir completo. Sanada vuelve a besarle, esta vez un poco más atrevido al no notar ningún rechazo por parte del otro, por lo que sigue besándole dulcemente hasta que se separan y apoya su frente contra la de Echizen, viéndole con los ojos cerrados y sonrojado.
―¿Por qué…? ―pregunta tímidamente el pequeño sin abrir los ojos― Da igual.
Es Ryoma el que le besa ahora, tumbado sobre la cama y abrazándole por el cuello se lanza contra los labios del dueño de la casa, con algo de timidez al principio pero volviéndose más y más atrevido conforme el otro participa en el acto. El moreno está temeroso, midiendo, en la medida de lo posible, sus movimientos, sabe que el otro está herido y no quiere causarle daño. Echizen no parece reparar en ello, no por la forma en la que su lengua inexperta invade la boca del miembro del Rikkaidai, ni por la forma en la que sus manos juegan con su pelo atrayéndole más hacia él, hasta que casi le tiene recostado encima suyo
―Para ―dice Sanada― Estas herido
―Mada nada dane ―murmura Ryoma mientras comienza a mordisquear y besar su cuello
Geniichiro es incapaz de evitar el gemido ronco que escapa de su garganta cuando el otro muerde un punto sensible de su cuello, consiguiendo que el otro sonría con prepotencia antes de seguir a lo suyo
Sanada mueve la cabeza para desaparecer todos sus pensamientos centrándose sólo en el cuerpo bajo él, en la lengua en su cuello, en las manos que torpemente le acarician bajo la ropa… Porque, por una vez quiere hacer lo que le piden sus instintos y sus hormonas, porque no quiere pensar en si es o no correcto, porque lo único que le importa es disfrutar del momento y lo único importante son Ryoma y él. Y mañana o más tarde o esa la noche, cuando Ryoma pueda levantarse, entonces intentara retenerle junto a él, porque con sólo un par de besos se ha vuelto adicto; pero de eso, se encargara a su debido momento. Ahora sólo quiere disfrutar de ese cuerpo desnudo que se muestra ante él, porque no sabe en que momento sus ropas o las de Echizen han desaparecido pero tampoco le importa. Ahora lo único importante es sentir y disfrutar del momento
¡Aqui estan! De todas formas os invito a que paseis por ambas comunidades para leer los otros fics que hay alli y que merecen la pena.
bye