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Jan 06, 2012 19:13

Hola!

Espero que hayais empezado bien el año.

No se si alguno de vosotros sigue la tradicion de los Reyes Magos, sé que en España se sigue; pero no sé si en otros lugares es igual. A lo que voy, en mi casa hoy ha tocado abrir los regalos de los Reyes y me he dicho "No seas mala persona y sube un pequeño regalito al livejournal", total que ha eso vengo, a subiros un par de vieñtas de Queer as Folk que hace tiempo que lo tengo muy abandonado.

Os aviso, desde ya que no espereis nada Navideño.

Titulo: Peticiones
Autor: cloe2gs
Fandom: Queer as folk
Personaje: Lindsay
Ranting: PG
Nota: Pre-serie. Narra algo que ocurre antes de la serie, aunque en la misma dan alguna que otra pista que no he tomado en cuenta a la hora de montar el fic.


Lindsay está nerviosa, se muerde los labios y retuerce una de las servilletas de papel de la cafetería, doblándola de un lado a otro hasta que al final la hace pedacitos pequeños y coge otra para volver a empezar; sus pies no dejan de moverse bajo la mesa, por mucho que apriete las rodillas para detenerlos. No recuerda haber estado nunca tan nerviosa. Ni cuando se presento en la habitación de Brian en la universidad, vestida solo con un abrigo, cuando aun no sabía que era gay y sólo era el chico guapo con el que iba a clase de historia del arte; ni siquiera cuando les dijo a sus padres que era lesbiana; ni en su primera cita oficial con Mel. Nunca se había sentido con tan poco control.

Ojala Mel estuviera allí para tranquilizarla, para cogerla de la mano y besarla en la frente, para darle ánimos y decirle que todo iría bien. Ojala no le hubiera dicho que no viniese. Lindsay suspira y le da un trago a la tila que ha pedido. Quiere que Mel estuviera allí; pero las dos acordaron que era mejor que no lo hiciera, que la única manera de que las cosas sucedieran como querían era si era Lindsay la que hablase con él.

―Hola, Linds.

La rubia alza la cabeza y sonríe con nerviosismo al ver a Brian retirar la silla frente a la suya y sentarse con tranquilidad.

―Estas un poco pálida ¿pasa algo?
―No, no. Todo… todo va bien.
―¿Entonces qué pasa? ¿A qué venían las prisas?

Una camarera se acerca hasta su mesa y le sirve un café a Brian mientras le sonríe y se muerde el labio inferior intentando parecer sexy. Lindsay no duda en que muchos hombres habrán caído a los pies de la joven con ese truco; pero siente lastima por ella porque Brian no será uno de ellos.

―¿Y bien?
―¿Cómo va el trabajo? ―pregunta ella bebiendo de su taza.
―No te vayas por las ramas. ¿Qué ocurre?

Lindsay se pasa la mano por el pelo y se lo coloca detrás de la oreja sin atreverse a mirarle. Ha ensayado con Mel esa conversación durante días, intentando anticiparse a todas las respuestas que Brian pueda darle, buscando los mejores argumentos para su petición, las palabras que no le hagan salir corriendo y que acepte. Todo parecía fácil entonces, ahora, con Brian sentado al otro lado de la mesa, las palabras no salen, se han quedado atascadas en la garganta y ni siquiera sabe cómo empezar.

Brian no la presiona, bebe de su taza de café mientras mira a un hombre sentado un par de mesas más allá. El otro le echa alguna que otra mirada con timidez antes de volver a meter la cabeza en el libro que está leyendo.

―Melanie y yo hemos estado hablando de algo ―comienza a decir ella atrayendo la atención de Brian―. Lo hemos pensado mucho y no nos estamos precipitando, creemos que estamos listas para esto y…
―Lindsay, para ―le dice cortando su balbuceo mientras estira la mano por encima de la mesa para coger una de las de ella―. Solo di lo que tengas que decir y ya está.
―Melanie y yo queremos tener un hijo.

Brian parpadea en shock. Eso no se lo veía venir. Segundos después reacciona y sonríe a su amiga ampliamente antes de levantarse y acercarse para abrazarla.

―¡Eso es genial! Me alegro mucho por vosotras.
―¿De verdad?
―¡Por supuesto! ¿Pensabas que no me alegraría?
―Pensé que dirías algo como que los maricas no deberían tener hijos o algo así, que eso solo es para los heteros.
―Y los maricas no deberían; pero vosotras sois unas bolleras y está en vuestro código genético. No sois felices si no tenéis una masa cagona y llorona que dependa de vosotras durante, al menos, dieciocho años.
―Muy gracioso ―le dice con tono burlón.
―De todas formas ¿Qué más da lo que yo piense?

Brian bebe un poco mas de café y Lindsay le imita con su propia taza mientras coge ánimos para decirle lo que realmente ha venido a decir.

―¿Y cómo lo vais a tener? ―pregunta Brian― ¿Va a adoptar a uno de esos niñitos chinos o camboyanos o coreanos o de donde sea que se adopten ahora.
―No, nosotras… Mel y yo queremos participar en todo… en todo el proceso.
―¿Vais a dejar que os follen a alguna hasta que estéis preñadas?
―No exactamente. Habíamos pensado en la inseminación artificial.
―Osea semen congelado de algún pajillero.
―No exactamente ―repite apretándose los puños para no coger una servilleta y volver a destrozarla―. Mel y yo… nosotras… queremos… queremos que seas el padre.

Lindsay lo suelta y cierra los ojos con fuerza, no cree ser capaz de mirar a Brian a los ojos tras lo que acaba de decir.

Brian la mira sin parpadear, intentando procesar lo que acaba de decirle la rubia. Cuando lo hace se ríe esperando que sea una broma, porque en ningún escenario posible Lindsay le podía estar pidiendo eso, en ningún universo Melanie permitiría que fuera el padre de sus futuros hijos. Espera que Lindsay se ría; pero no lo hace, ni siquiera le mira. Es entonces cuando se da cuenta de que no es una broma y se pone de pie tirando la silla.

―¡Ni de coña! ¿Cómo cojones se te ocurre preguntarme eso? ¿Es que estas mal de la cabeza?
―Brian… Peter ¿por favor? ―le suplica poniéndose de pie ella también.
―No me puedo creer que me hayas pedido eso.
―Por favor.

Lindsay pone la mano en su antebrazo y le mira suplicante. Brian le sostiene la mirada unos segundos antes de negar con la cabeza y marcharse de la cafetería a la que Lindsay no cree que pueda volver después del espectáculo que acaban de montar.

―Así que dijo que no ―resume Melanie esa noche, cuando las dos están metidas en la cama y la rubia le cuenta lo que ocurrió esa tarde con Brian―. Te dije que no era buena idea pedírselo a él. Hay cientos de agencias fiables, podríamos escoger a un buen donante en cualquiera de ellas, uno del que no tendríamos que preocuparnos porque dijera que no.
―Ya lo sé, es solo que…
―Que querías que fuera Brian, lo sé ―termina de decir Melanie.

Lindsay asiente y la abraza de la cintura mientras apoya la cabeza sobre su pecho y deja que la otra juegue con su pelo.

El timbre comienza a sonar de manera urgente. Una y otra vez, sin parar, haciendo que tengan que ponerse corriendo de pie y bajar para quien quiera que sea el que llame a estas horas, deje de montar ese escándalo y despierte a los vecinos. Es Melanie la que abre la puerta mientras Lindsay queda de cuclillas en uno de los escalones de la escalera. En la puerta esta Brian, con el dedo aun en el timbre a pesar de que hace tiempo que le han abierto.

―Para ya, joder ―le regaña la castaña mientras le golpea en la mano para alejar el dedo del timbre.
―Espero que no pienses tratar así de mal a tus futuros hijos.
―Estas borracho ―declara ella cruzándose de brazos.
―No deberías ser tan perra cuando te traigo los pececillos que van a ser tu futuro hijo.
―¿De qué coño hablas?

Brian sonríe con petulancia y mete la mano en el bolsillo de su abrigo para sacar un bote y ponérselo frente a los ojos a la otra.

―No queríais mi semen, pues aquí esta. Aprovecharlo bien porque no voy a daros ni una gota mas ¿está claro?

Lindsay le sonríe y coge el frasco con cuidado.

―Gracias Peter.
―De nada Wendy ―responde entrando en la casa y tambaleándose hacia el salón―Ahora a dormir.
―¡Y se ha dormido! ―exclama Melanie cuando sale de estupor y le ve tirado en el sofá.
―Déjale que duerma. Es lo menos que podemos hacer por él.

Titulo: Primera cita
Autor: cloe2gs
Fandom: Queer as folk
Personaje: Jennifer
Ranting: PG


Jennifer se siente un poco tonta.

Toda esta situación le hace sentir un poco tonta.

Tiene más de 40 años, dos hijos ya algo mayores, un ex marido y un trabajo. Toda su vida ya ha sido formada, vivida y ha sido plena y, aunque cambiaria algunas cosas, está contenta. Y sin embargo, ahora, se siente como una adolescente que se ha enamorado por primera vez; está feliz, nerviosa, con ganas de gritar, de saltar sobre la cama y de esconderse bajo la colcha, todo a la vez. Y todo porque tiene una cita.

Se pone otro vestido, el cuarto en lo que lleva de tarde, esta vez es negro, con grandes círculos morado oscuros; se coloca unos zapatos bajos morados y sale del vestidor esperando el visto bueno de su hija.

Molly, sentada sobre la cama al estilo indio, la mira con ojo crítico e inclina la cabeza.

―¿Y bien? ―le pregunta Jennifer girándose sobre si misma para que la vea bien.
―El vestido vale. Los zapatos no. No vas a hacer la compra mamá, así que nada de zapatos bajos.

Jennifer asiente con la cabeza y se gira hacia el armario; pero es entonces cuando suena el timbre de la puerta y las dos Taylor giran la cabeza hacia la puerta, como si fueran a saber quien está llamando desde la habitación en el segundo piso.

―¡Oh Dios mío! Tucker ya está aquí.
―Tranquila mamá, yo abriré. Ponte las botas altas y el bolso corto de ante.

Jennifer asiente con la cabeza con algo de histeria y se quita los zapatos lanzándolos contra la puerta del armario.

Cuando entra en el salón ya calzada, ve a su hija con un refresco en las manos hablando animadamente con Tucker. Toma aire para tranquilizar sus nervios y que Tucker no se dé cuenta de que se siente como una adolescente. Luego él la mira y la sonríe; ella se sonroja y siente que le tiemblan las rodillas.

Se siente como una tonta adolescente enamorada; pero ya le da igual porque hacía mucho que no se siente así.

Titulo: La Charla
Autor: cloe2gs
Fandom: Queer as folk
Personaje: Gus
Ranting: PG-13
Nota: Post final de serie. En la epoca que mas me gusta, Gus viviendo con Brian en Brittin.


Gus se quitó las zapatillas llenas de barro mientras se desabrochaba el abrigo, lo colgó en el armario que había junto a la entrada, por encima de la bufanda roja y azul que solía llevar a todas partes durante el invierno. Dejó las llaves en el bol que había sobre el aparador, entre las de su padre y Justin. Empezó a arrastrar los pies de camino a la cocina en busca de un refresco, cuando su padre le llamó desde el salón cambiando sus planes.

―¡Sonny boy! ―volvio a gritar.

El adolescente frunció el ceño intentando averiguar que había hecho y que era lo que su padre podía probar. Le extrañó que estuviera en casa tan temprano, normalmente se pasaba un par de horas solo hasta que alguno de los dos volvía de la oficina. Las únicas excepciones eran cuando su padre quería hablar con él y eso, en general, solía conllevar semanas de castigo sin salir y/o sin ordenador ni móvil. Reuniendo valor, y estando seguro de no haber hecho nada, asomó la cabeza por la puerta y vio a su padre sentado incomodo en uno de los sillones.

―Yo no he sido.
―¿El que no has sido? ―le preguntó sospechoso.
―No lo sé, por eso te digo que no he sido yo.

Brian le sonrió y le hizo un gesto con la mano para indicarle que pasase y se sentara en el sofá.

―¿Puedo subir la mochila?
―No. Pasa. Contra antes hagamos esto mejor para todos.

Gus asintió y entró lentamente en la habitación, si su padre estaba incomodo no podía ser nada bueno. Soltó la mochila junto al sillón y se dejó caer, recostándose en él, como si por apoyar la espalda en el respaldo fuera a conseguir aumentar la distancia entre su padre y él, reduciendo el castigo más que probable que le iban a dar. Brian suspiró y se apretó el puente de la nariz.

―¿Papa?
―Justin te ha visto con esa chica
―No sé de qué hablas ―miente notando como se sonroja.
―Si claro ―añade Brian con sarcasmo―. Tenías la lengua metida hasta su campanilla.
―¿Y? ―pregunto algo desafiante, como si por usar ese tono de voz pudiera hacer olvidar a su padre que sus orejas parecían a punto de echar humo de lo rojas que estaban.
―Se ha puesto histérico, ha llamado a tu madre y se ha puesto histérica y luego me han llamado a mí para tocarme las pelotas. Mira Sonny boy, está bien que te interese por las chicas, ya estás en edad; aunque yo preferiría que te interesases por los chicos ―dijo dándole una sonrisa traviesa que el otro, a pesar de su bochorno correspondió―. Notaras que partes de tu cuerpo se…
―¡Oh Dios mío! ―grito Gus poniéndose en pie y cortándole mientras hacía exagerados gestos con los brazos― ¿Me vas a hablar de sexo? ¡No! ¡Ni se te ocurra! ¡No lo hagas!
―Gus…
―¡No!¡Lalalalalalalalala! ―comenzó a gritar tapándose los oídos y cerrando los ojos

Brian rio al ver el espectaculo que estaba montando su hijo de trece años en medio del salón. Se puso de pie y le tapo la boca, obligándole a abrir los ojos y mirarle.

―Calla. Esto tampoco me hace a mi ilusión; pero tienes que saber algunas cosas.
―Tengo clase de educación sexual, veo la tele y tengo un ordenador con acceso a internet ―dijo cuando su padre le quito la mano de la boca―. No necesito tener esta conversación. No quiero tener esta conversación.
―Aun así vas a escucharme. Vas a coger estos folletos y estas películas, los vas a leer y a ver, le dirás a tu histérica madre bollera y a Justin que hemos hablado y nunca, nunca jamás, mencionaremos este momento.
―¿Nunca?
―Nunca.
―De acuerdo.

Titulo: La lavanderia
Autor: cloe2gs
Fandom: Queer as folk
Personaje: Melanie
Ranting: PG-16
Nota: pre-serie, incluso pre-Lindsay. Femslash (lo que viene siendo chica/chica). Nada muy especifico, porque ultimamente soy incapaz de escribir nada grafico. El personaje de Susan me pertenece.


Melanie separa la ropa blanca de la color, deja uno de los montones sobre la lavadora a su derecha y mete el otro en la que esta abierta frente a ella. Se acerca a la maquina expendedora del jabon y mete un par de monedas para conseguir un paquete de detergente. Pne en marcha la maquina mientras tararea la canción que suena en la radio y se sube de un salto a otra de las maquinas, sentándose con las piernas cruzadas y un libro entre ellas que leer mientras espera a que su ropa termine de lavarse.

Oye la puerta abrirse y alza la cabeza con cierta curiosidad. Suele venir de madrugada a la lavanderia porque nunca hay nadie y puede usar las maquinas con tranquilidad, sin prisas y sin tener que esperar a que alguna se quede vacia. Cuando mira hacia la puerta ve a Susan algo, una chica de Texas con el pelo rojo y rizado y un monton de pecas alrededor de la nariz. No sabe mucho mas de ella, lo poco que han compartido por estar en el mismo pasillo en la residencia y compartir la clase de literatura de post-guerra. Tampoco le interesa conocer mucho de ella ya que no parecen tener nada en común.

―Hola ―saluda Susan dejando la cesta que carga sobre una de las lavadoras vacias del centro de la sala, justo la que esta frente a ella.
―Hola ―responde con educación antes de volver a bajar la vista a su libro.

Ha leido el mismo párrafo tres veces y aun así es incapaz de decir de que se trata, le resulta imposible concentrarse cuando siente la mirada verdosa de Susan sobre ella, de esa manera tan intensa que tiene de mirarla en clase o cuando se cruzan por los pasillos o cuando se cruzan en una de las muchas fiestas que organiza el novio de la pelirroja. Susan siempre parece estar observándola.

Alza la mirada y mira a la joven que se sonroja y finge que no la miraba. Melanie sonrie para sus adentros y vuelve a intetnar leer. Susan es una chica muy atractiva y, por lo que parece no demasiado ignorante de los encantos de Melanie, no es que la judía sea una mojigata, ya se ha acostado con chicas antes, ha conocido el placer de sus manos; pero lo que no va a hacer es dar el primer paso y sacar a alguien del armario. Si Susan quiere algo de ella tendrá que ir a buscarlo.

Oye a la pelirroja canturrear lo que suena ahora en la radio y Melanie la mira por el rabillo del ojo. Susan ha cogido parte de la ropa y se ha girada para meterla en la lavadora dándole a Melanie una buena vista de su culo. Melani la ve girarse y baja la mirada a su libro, lleva mas de diez minutos en la misma pagina.

―¿Te queda jabon? ―oye que la pregunta la otra tras unos segundos de silencio.

Cuando Mel alza la vista la ve apoyada sobre la fila de maquinas que las espara y casi podria jurar que su camisa cuando entro había tenido unos cuantos botones mas abrochados. Sabe lo que la otra pretende, se hace la inocente y la tienta; pero no piensa picar, así que se obliga a no mirar el borde de su sujetador blanco que sobresale por su escote y coge la cajita de jabon que acaba de comprar, la mueve para oir si queda o no y se lo lanza.

―Gracias ―le dice con voz dulce mientras se muerde el labio inferior.

Melanie la sonrie como contestación y gira la cabeza para mirar el reloj de la pared, solo le quedan cinco minutos para irse, si Susan pretendía hacer algo ya podia darse prisa.

―Que tranquilidad hay a esta hora ―comento la joven en un intento de empezar una conversacion―. Ni si quiera sabia que estaba abierta tan tarde la lavandería.
―Si a esta hora nunca hay nadie.
―¿Es a la hora a la que sueles venir?

Melanie alzo la cabeza y se la quedo mirando.

―Sí. Nunca viene nadie a molestar. Se puede hacer lo que se quiera y nadie interrumpe.
―¿Cuálquier cosa? ―repitio la pelirroja rodeando la fila de maquinas que las separaban.
―Aja ―confirmo Melanie bajando los pies y dejando que sus piernas quedaran colgado―. Cualquier cosa.

Y antes de darse cuenta se estaban besando con desenfro, con Melanie abrazando con sus piernas la cintura estrecha de la otra y Susan enredando sus dedos en los largos mechones de pelo oscuro de la judía. El pitido de una de las maquinas fue lo que las hizo separase, Mel la escucho maldecir algo meintras apoyaba la frente contra su hombro, no puedo evitar reírse por lo oportuna que había sido la lavadora, abrió sus piernas para que la otra pudiera salir; pero Susan no parecía tener las mismas ideas, sin moverse de donde estaba comenzó a repartir timidos besos por el cuello de Melanie, besos de mariposa que le producían cosquillas y que impedían que dejase de reir.

―Es la mia ―dijo entre risas―. Tengo que irme.
―Solo un ratito mas ―le susurro la pelirroja antes de morderle la oreja.

Melanie se mordió los labios para no gemir y cerro los ojos. Susan sonrio y llevo su mano hasta los bordes de la camiseta de la judía. El aire que le dio en la piel desnuda es lo que la hizo recordar que estaba a punto de marcharse. Cogio las manos de la otra y la dio un suave beso mientras la separaba de ella. Vio la mirada de desconcierto que le daba cuando se bajo de un salto de la lavadora.

―Te he dicho que era la mia.

Susan la observo mientras recogía su ropa y la metia en el cesto con el que la había llevado hasta allí.

―Creo que ya sabes cual es mi habitación ―le dijo Mel desde la puerta―. Si alguna vez quieres algo, ya sabes donde estoy.

Titulo: La cita concertada
Autor: cloe2gs
Fandom: Queer as folk
Personaje: Justin
Ranting: PG
Parejas: Ligero Justin/Brian
Nota: Post final de serie. En la epoca que mas me gusta, Gus viviendo con Brian en Brittin.


―Esto es caer muy bajo, Brian. En serio, es bajo hasta para ti ―le dijo Justin señalándole acusadoramente.
―¿Qué insinúas con eso? ―quiso saber el castaño cruzándose de brazos.
―Lo que he dicho. Has hecho muchas cosas cuestionables desde que te conozco; pero esto, esto, esto no tiene nombre.
―Estas exagerando.
―¿Exagerando? ¿Exagerando? ¡No estoy exagerando!
―Claro que sí. Solo es una cita.
―No, no es solo una cita y lo sabes.
―¿A no? Pues entonces dime que es, señor yo lo sé todo.
―Es vender a tu propio hijo. Eso es lo que es.

Brian puso los ojos en blanco al oírle, Justin podía ser tan melodramático a veces.

―Lo haces parecer como si lo vendiera de esclavo y no es así. Sólo le he concertado una cita para San Valentín.
―Una cita con el hijo de uno de tus clientes. Uno que está preparando una nueva cuenta.
―Eso es sólo una casualidad.
―Eso no te lo crees ni tú.

Con un giro muy teatral, Justin salió de la habitación dando un fuerte portazo para que Brian entendiera lo enfadado que estaba.

―¿Pasa algo? ―le pregunto Gus cuando vio al rubio entrar enfadado en el salón― He oído el portazo.

Justin suspiro y negó con la cabeza antes de sentarse junto al adolescente y ponerse a ver lo que este estaba mirando. Estuvieron en silencio viendo la película, unos cinco minutos, en los que Justin estuvo con la mirada fija y los puños apretados, hasta que Justin no puedo soportarlo más y se giro para hablar con Gus.

―Sabes que no tienes que hacerlo ¿verdad?
―¿El qué?
―Ya sabes. Ir a esa ridícula cita que ha preparado tu padre.
―¿Es por eso que habéis discutido? ―quiso saber el adolescente― No te preocupes. Iremos al cine, a cenar y luego a una fiesta en casa de Jack. Y papá paga, así que…
―Aun así no tienes que hacerlo.
―Estaré bien, en serio.

Esa noche, cuando Brian subió a su dormitorio se encontró con la puerta cerrada con pestillo y una almohada y una manta en el suelo. Apoyo una mano contra la puerta y golpe un par de veces con la esperanza de que Justin le abriera. Cinco minutos después se canso de esperar y, tras darle una patada a la puerta y gritarle un par de maldiciones al rubio de dentro, cogió las cosas y se fue a la habitación de invitados.

fandom: queer as folk, pairing: brian/justin, personaje: gus

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