(no subject)
Hola!
¿Alguna vez os ha pasado que empezais haciendo una cosa y terminais con otra que termina dejandoos enganchada?
No sé si por fortuna o por desgracia, eso me pasa mucho ultimamente.
Empece a hacer un meme como el de las parejas; pero de crossover (lo que me recuerda que tengo que terminar de decir las parejas antes de subirlo, para que no me pase como con el otro) y llegue a un lj de videos de youtube de parejas de crossover. Empece mirando unos videos de Katherine y Angel, y termine buscando casi totalmente desesperada videos de Chuck y Effy; porque es demasiado bueno verles juntos.
Y me vino esta idea, mas o menos un mini prologo de una idea que se esta formando en mi cabeza
Por cierto, si a alguien le interesa la pagina de videos de crossover es xover_fanvids
Título: Italia
Autor:cloe2gs
Fandom: Crossover. Gossip Girl/Skins
Pairing: Chuck/Effy
Rating: G
Resumen: La primera vez que se vieron fue alli
Nota: Situado tras la primera temporada de GG y la tercera de Skins
La primera que se vieron fue en Italia.
Él llevaba algunas semanas allí, alejándose de los rumores y chismorreos de Gossip Girl y el Upper East Side, lejos de Blair y Serena, de su padre y de la nueva familia que este quería construir. No había estado muchas veces en Italia; pero si las suficientes como para que los museos y la ciudad hubieran perdido su atractivo y le hubieran dado ya todo lo que podían ofrecer. Dormía de día y vivía de noche. Sí, lo pensaba bien, no era un gran cambio a como era su vida en Nueva York.
Ella la visitaba por primera vez. Vivía de día y de noche, el sueño parecía que nunca hacia su aparición. De día visitaba todas las atracciones turísticas que salían en su guía, recorriendo la ciudad abrazada a la espalda de jóvenes y atractivos italianos que la llevaban con su scooter de un lado a otro como si fuera una princesa. Por la noche, se escabullía de la habitación del hotel y conocía la otra cara, la vida nocturna, esa que no sale en los documentales de la tele ni en los folletos del hotel, la de las discotecas, el humo y la buena musica. Volvía a la habitación casi cuando comenzaba el día, se acostaba un par de horas y bajaba a desayunar con su madre, fresca y despejada como si hubiera sido una niña buena y se hubiera ido a dormir cuando lo dijo.
Se vieron por casualidad. En una de las discotecas mas clandestinas de Roma, entre humo y alcohol. Ella chocó con él. Se miraron fijamente, ojos grises contra negros, sólo unos segundos y que sirvieron para que él se perdiera en su mirada. Ella alzó una ceja y se giró para irse. Él la vio alejarse entre la multitud, la vio girarse y mirarle fijamente, la vio bailar al ritmo de la música, contoneándose con sensualidad sin dejar de mirarle, en una muda invitación a que se acercase. Se bebió la copa que llevaba en la mano de un trago y comenzó a andar hacia la desconocida. Ella sonrío y se giró, le dio la espalda y siguió bailando, subió las manos por los lados de su cuerpo, por encima del corto vestido negro que llevaba, hasta que los dejó estirados por encima de la cabeza, movió las muñecas al mismo ritmo que el resto de su cuerpo y giró la cara para mirarle por encima del hombro. Él dejó la copa en una mesa junto a la que pasaba y se colocó a su espalda sin dejar de admirarla. Ella se giró con una sonrisa traviesa y le pasó las manos por el cuello sin dejar de moverse. Él colocó las manos en su cintura y despegó la vista de esos ojos que le habían cautivado, se centró en sus labios, finos y rojos, humedecidos por la lengua que estaba sobresaliendo tímidamente de entre ellos. Le estaba provocando y los dos lo sabían. Él no pudo, ni quiso, resistirse a la tentación. Sonrío de lado con cierta malicia y se inclinó para besarla.
―Chuck Bass ―le dijo al oído cuando se separaron.
―Effy Stonem ―respondió ella antes de volver a besarse.
Esa fue la primera y la última vez que se vieron en ese viaje.
El padre de Chuck fue en persona para que volviera con él a Nueva York y desde ahí poder ir a los Hampton donde les esperaba la parte más reciente de la familia.
Las semanas de vacaciones de las dos Stonem llegaron a su fin y era hora de volver a Bristol. Un par de días en la ciudad y Effy cogería el primer tren para ir a visitar a su hermano a Cardiff.
No fue más que un rollo de una noche. Dos personas que por azares del destino están en el mismo sitio en el mismo momento. Chuck siempre recordaría esos ojos grises que no esperaba volverse a encontrar. Effy siempre tendría grabado en su memoria la mezcla a tabaco y madera que envolvía al joven Bass.
Y entonces un día, meses después, sus miradas volvieron a cruzarse a través de un escaparate de la Quinta Avenida.
¿Alguna vez os ha pasado que empezais haciendo una cosa y terminais con otra que termina dejandoos enganchada?
No sé si por fortuna o por desgracia, eso me pasa mucho ultimamente.
Empece a hacer un meme como el de las parejas; pero de crossover (lo que me recuerda que tengo que terminar de decir las parejas antes de subirlo, para que no me pase como con el otro) y llegue a un lj de videos de youtube de parejas de crossover. Empece mirando unos videos de Katherine y Angel, y termine buscando casi totalmente desesperada videos de Chuck y Effy; porque es demasiado bueno verles juntos.
Y me vino esta idea, mas o menos un mini prologo de una idea que se esta formando en mi cabeza
Por cierto, si a alguien le interesa la pagina de videos de crossover es xover_fanvids
Título: Italia
Autor:cloe2gs
Fandom: Crossover. Gossip Girl/Skins
Pairing: Chuck/Effy
Rating: G
Resumen: La primera vez que se vieron fue alli
Nota: Situado tras la primera temporada de GG y la tercera de Skins
La primera que se vieron fue en Italia.
Él llevaba algunas semanas allí, alejándose de los rumores y chismorreos de Gossip Girl y el Upper East Side, lejos de Blair y Serena, de su padre y de la nueva familia que este quería construir. No había estado muchas veces en Italia; pero si las suficientes como para que los museos y la ciudad hubieran perdido su atractivo y le hubieran dado ya todo lo que podían ofrecer. Dormía de día y vivía de noche. Sí, lo pensaba bien, no era un gran cambio a como era su vida en Nueva York.
Ella la visitaba por primera vez. Vivía de día y de noche, el sueño parecía que nunca hacia su aparición. De día visitaba todas las atracciones turísticas que salían en su guía, recorriendo la ciudad abrazada a la espalda de jóvenes y atractivos italianos que la llevaban con su scooter de un lado a otro como si fuera una princesa. Por la noche, se escabullía de la habitación del hotel y conocía la otra cara, la vida nocturna, esa que no sale en los documentales de la tele ni en los folletos del hotel, la de las discotecas, el humo y la buena musica. Volvía a la habitación casi cuando comenzaba el día, se acostaba un par de horas y bajaba a desayunar con su madre, fresca y despejada como si hubiera sido una niña buena y se hubiera ido a dormir cuando lo dijo.
Se vieron por casualidad. En una de las discotecas mas clandestinas de Roma, entre humo y alcohol. Ella chocó con él. Se miraron fijamente, ojos grises contra negros, sólo unos segundos y que sirvieron para que él se perdiera en su mirada. Ella alzó una ceja y se giró para irse. Él la vio alejarse entre la multitud, la vio girarse y mirarle fijamente, la vio bailar al ritmo de la música, contoneándose con sensualidad sin dejar de mirarle, en una muda invitación a que se acercase. Se bebió la copa que llevaba en la mano de un trago y comenzó a andar hacia la desconocida. Ella sonrío y se giró, le dio la espalda y siguió bailando, subió las manos por los lados de su cuerpo, por encima del corto vestido negro que llevaba, hasta que los dejó estirados por encima de la cabeza, movió las muñecas al mismo ritmo que el resto de su cuerpo y giró la cara para mirarle por encima del hombro. Él dejó la copa en una mesa junto a la que pasaba y se colocó a su espalda sin dejar de admirarla. Ella se giró con una sonrisa traviesa y le pasó las manos por el cuello sin dejar de moverse. Él colocó las manos en su cintura y despegó la vista de esos ojos que le habían cautivado, se centró en sus labios, finos y rojos, humedecidos por la lengua que estaba sobresaliendo tímidamente de entre ellos. Le estaba provocando y los dos lo sabían. Él no pudo, ni quiso, resistirse a la tentación. Sonrío de lado con cierta malicia y se inclinó para besarla.
―Chuck Bass ―le dijo al oído cuando se separaron.
―Effy Stonem ―respondió ella antes de volver a besarse.
Esa fue la primera y la última vez que se vieron en ese viaje.
El padre de Chuck fue en persona para que volviera con él a Nueva York y desde ahí poder ir a los Hampton donde les esperaba la parte más reciente de la familia.
Las semanas de vacaciones de las dos Stonem llegaron a su fin y era hora de volver a Bristol. Un par de días en la ciudad y Effy cogería el primer tren para ir a visitar a su hermano a Cardiff.
No fue más que un rollo de una noche. Dos personas que por azares del destino están en el mismo sitio en el mismo momento. Chuck siempre recordaría esos ojos grises que no esperaba volverse a encontrar. Effy siempre tendría grabado en su memoria la mezcla a tabaco y madera que envolvía al joven Bass.
Y entonces un día, meses después, sus miradas volvieron a cruzarse a través de un escaparate de la Quinta Avenida.