Autora:
black_gooseOriginal:
aquíBeta
joker_coker:
Título: Swallow my sugar kiss
Fandom: EXO (AU!fucktoy)
Pairing: Kai/Luhan
Word count: 3.206
Rating: NC-17
Resumen: Kai prefería tirarse a alguien que supiera cómo gritar su nombre. Suponía que por eso le gustaba follarse tanto a Luhan
AVISO: BDSM, D/s. Básicamente es un kinkfic, un AU con relaciones de amo/esclavo
AVISO NÚMERO 2: La traducción es mía y por supuestísimo que no está permitido repostear, ni agenciársela, ni nada de nada. Si la queréis en pdf para leéroslo en vuestro e-book o porque se lo queréis pasar a una amiga que no tiene internet o lo que sea, me mandáis un correo y yo os lo paso. Por supuesto, después NO SE PUEDE REPOSTEAR again
Swallow my sugar Kiss
Luhan fue el primer y, por consiguiente, único juguete de Kai. Nunca había tenido mucho interés en ellos antes de que sus ojos se posaran en Luhan. Follarse a alguien que se tumbara ahí, impasiblemente, nunca le había atraído por algún motivo, aunque sabía que había una gran cantidad de gente a la que sí. Eso era parte de por qué los juguetes eran entrenados de aquella forma, para aceptar lo que se les daba y nunca preguntar ni quejarse. Kai prefería mucho más acostarse con alguien que supiera gritar su nombre.
Suponía que por eso le gustaba tanto follarse a Luhan.
Había sido un aburrido y largo día. Su reunión con la junta real, del que era consejero, había durado demasiado y provocó que retardara su marcha a la comida con Lord Yun, quien pasó todo el encuentro reprochándole a Kai su tardanza y suplicándole que hiciera algo (Kai no sabía el qué) con las pequeñas revueltas que tenían lugar en las lejanas fronteras del este del imperio. Eventualmente simplemente le dijo que hablaría con Suho de ello; era quien estaba involucrado en el ejército y presumiblemente sabría más de semejantes temas. No estaría contento por tener que lidiar con Lord Yun, pero a Kai no le importaba.
Se sintió increíble llegar a casa y, aunque su cuerpo entero suplicaba ir a por Luhan, se contuvo para cenar y terminar el papeleo que le quedaba por acabar. Para cuando hubo terminado, el Sol ya estaba bajo en el cielo y sus hombros se sentían agarrotados y adoloridos. Los frotó mientras entraba en su habitación informando a un sirviente sobre sus planes para el siguiente día: cuando quería el desayuno, si estaría en casa para comer o cenar, cuándo necesitaba su caballo ensillado. Cubrió un bostezo con su mano, murmurando:
―Y haz que me envíen a Luhan ―mientras abría la puerta de su habitación y se colaba dentro.
El cuarto estaba intacto desde que lo habían limpiado los sirvientes aquella mañana. Se dejó caer de espaldas en la cama, sus hombros y cabeza apoyados en la pared de atrás. El dormitorio de Kai estaba decorado con sencillez, la madera oscura mientras las telas, las sábanas, las cortinas y el sofá eran blancos, todo en contraste. Su cama no era de cuatro postes, como sabía que a muchos de sus secuaces les gustaba. En su lugar, era baja y ancha, lo suficientemente espaciosa como para que varias personas rodaran cómodamente.
Después de unos minutos sonó un suave golpe en la puerta. Luhan esperó lo suficiente para que Kai le diera permiso antes de abrir y entrar. Se quedó junto a la puerta, una suave sonrisa en su rostro mientras le miraba brevemente antes de descender la mirada a la alfombra. Las prendas que llevaba eran azul pálido, capas de materiales a mechones que rozaban su cuerpo, las pulseras y brazaletes que adornaban sus brazos complementándolo perfectamente. Tenía una tira de material dorado alrededor de su cintura que mantenía las prendas cerradas y destacaba su delgadez. No debía de ser cómodo, especialmente ya que Luhan debía de haber estado sentado todo el día, pero Kai apreciaba la presentación completa.
― ¿Te has arreglado tanto solo por mí? ―preguntó.
―No estaba seguro de cuándo llegarías a casa, amo ―murmuró Luhan―. Quería verme lo mejor posible para ti.
Kai murmuró como reconocimiento. Luhan siempre se aseguraba de eso. Se enorgullecía de su apariencia, un trato que un amo diferente no hubiera permitido, pero él nunca había visto ningún motivo para evitarlo. De hecho, cuando Luhan era bueno, se encargaba de comprarle alguna baratija de oro como premio; la cantidad de baratijas que poseía era una muestra de cuánto lo complacía.
―Ven aquí. ―Kai dio unas palmaditas en la cama junto a él y Luhan subió con gracia, se acercó lo suficiente para que lo agarrara y lo arrastró a su regazo. Luhan soltó unas risitas, cortadas cuando Kai le besó con rapidez― ¿Qué has hecho hoy? ―le preguntó, sus manos llegaron a su cintura para desabrochar su cinturón.
―He practicado mi escritura, como me dijiste, amo ―respondió brillante, girándose para permitirle a Kai un mejor acceso―. He llenado dos hojas ―frunció el ceño―. Después tuve que bañarme porque la tinta se coló por todos- ¡Ah!
Una vez quitó el cinturón, el conjunto prácticamente se deshizo en las manos de Kai, el vestido se abrió para revelar su cuerpo, su polla endureciéndose bajo su mirada. El sonrojo se esparció con gracia desde la nariz de Luhan hacia abajo, su garganta y pecho. Kai siempre encontraba tremendamente divertido que aún se sonrojara.
Amablemente apartó la ropa de los hombros de Luhan hasta que estuvo desnudo, el material en sus regazos.
― ¿Has sido bueno hoy? ―murmuró Kai tirando del cuerpo de Luhan hasta que estaban apretados cadera con cadera.
―Sí ―exhaló Luhan―, sí, amo, lo he sido, he sido muy bueno ―su cuerpo estaba tenso, sus ojos centrados en la boca de Kai, tan cercana a la suya. Se inclinó y besó su comisura antes de que el otro pudiera detenerlo, se veía satisfecho mientras se apartaba.
Kai suspiró y la expresión de Luhan se volvió de duda, pero el moreno no le reprendió. En vez de eso, besó adecuadamente a Luhan, su mano se deslizó por su cabello, la otra alrededor de su cintura, arqueando su cuerpo de tal forma que Kai tenía el control completo en el beso, castigándole por pasarse de la línea y besarle sin permiso. Apenas se preocupaba por aquellas cosas, pero si el castigo era tan divertido, ¿por qué resistirse? Prefería pensar que era el motivo por el que Luhan seguía haciéndolo.
Se separó y el rubio luchó por inhalar el necesitado aire y cuando la boca de Kai cubrió de nuevo la suya, su lengua lamió su boca de tal forma que las manos de Luhan se agarraban desesperadamente a sus bíceps. Presionó sus caderas juntas, la erección de Luhan contra su estómago.
―Desvísteme ―ordenó Kai, y las manos de Luhan fueron ansiosamente a por el borde de su camisa, tirando de ella rápidamente por encima de la cabeza de Kai. Besó su clavícula repetidamente, sus dedos deshaciendo el agarre de sus pantalones, rápidamente y sin torpeza, muestra de su experiencia. Kai se movió para permitirle quitarle los pantalones, sus manos rozando su pene lo suficiente para decir que era sin querer, pero Kai sabía que no. Luhan siempre lo hacía a propósito.
Luhan besó su pecho, su clavícula, su boca y sus manos recorriendo su piel. Kai se lo permitió durante un rato, relajándose con su tacto, su miembro endureciéndose y presionando contra su muslo. Cuando sus manos comenzaron a dirigirse más por debajo de lo aceptable, Kai les dio la vuelta, su cadera contra el estómago de Luhan, presionándolo mientras le besaba más rudamente, más sucio y la boca abierta hasta que Luhan gimoteaba.
Kai lo tocó suavemente, su dedo gordo se deslizó por la punta de su polla, y la boca de Luhan se abrió en un gemido silencioso, sus manos resbalaron por las sábanas de la cama haciendo que tintinearan sus brazaletes y pulseras al chocar entre sí. Kai bajó la cabeza para mordisquear el pezón de Luhan, atrapándolo entre sus dientes. Luhan se retorció soltando un suave sonido de placer, levantó la cintura y Kai la volvió a bajar con mano firme.
―Estate quieto, mocoso ―dijo―. O no te comeré la polla después de todo.
―Oh ―exhaló Luhan―. Oh, pero amo, Yo- No puedo-
Kai lo ignoró. Luhan tendría muchos motivos por los que Kai no podía hacerlo, ninguno por los cuales él se interesara en oír. Ya había sido informado con anterioridad, cuando le preguntó por qué se ponía tan nervioso cuando la boca de su amo se movía por su cuerpo, por qué se retorcía de placer e incomodidad cuando lo tomaba en su boca. Luhan estaba hecho para que lo follaran, no para el placer. Kai había descubierto que las dos cosas no tenían que ser mutuamente exclusivas necesariamente.
Se desplazó por el cuerpo de Luhan dejando besos mientras simplemente lo sentía retorcerse levemente antes de forzarse a quedarse quieto. Luhan gimió mientras la respiración de Kai avanzaba silenciosamente por la parte inferior de su pene, pero mantuvo su cadera quieta, apenas moviéndose esta vez, silencioso y lo suficientemente paciente. Kai lo había mimado tanto que a veces se preguntaba si la paciencia de Luhan se mantendría siquiera por cosas así, tanto como si su entrenamiento lo retenía o no, pero siempre acababa agradablemente sorprendido. Al fin y al cabo, Luhan quería complacerlo de verdad.
Kai envolvió la punta del miembro de Luhan con sus labios, la punta de su lengua tan solo rozando la hendidura, y escuchó a Luhan sollozar sobre él, acabando rápidamente. Kai descendió lentamente, relajando su garganta y presionando la lengua contra la parte inferior hasta acabar. Pausó, los muslos de Luhan temblaban levemente contra su mano, y entonces se levantó rápidamente, chupando un poco.
Descubrió que Luhan se había metido la mano en la boca y mordía sus nodillos para pararse a sí mismo de hacer ruido. Kai extendió la mano y gentilmente la apartó.
―Quiero escucharte ―habló en voz baja, un pequeño reproche. Si hubiera querido que fuera silencioso, se lo hubiera dicho. Luhan asintió, lágrimas brillando ya en sus ojos.
Separó algo más sus piernas, poniendo uno de los muslos de Luhan sobre su hombro. Mordisqueó sus testículos, dejó que su lengua descendiera más, casi burlona, y escuchó la sorprendido inhalación de aire de Luhan, “¡Ah!”, antes de apartarse y besar el interior de su muslo.
―Puedes tocarme el pelo ―dijo mirándolo. Luhan le devolvió la mirada, una de sus manos moviéndose en la cama como si no estuviera seguro, ni con permiso, de hacerlo. Kai tomó su muñeca y la colocó en su cabello, sus dedos deslizándose entre los mechones. Luhan suspiró, su cuerpo relajándose mientras su otra mano alcanzaba a jugar con el pelo de Kai.
Lo tomó de nuevo en su boca, meciéndose lentamente, chupando gentilmente, todo de repente lento y lánguido mientras Luhan acariciaba su cabello, evitando hacerle cualquier tipo de daño. Kai sabía cómo confundía esto a Luhan, cómo dejar que le lamiera el pene iba en contra de todo lo que se le había entrenado a hacer. Eso era parte de porqué le gustaba hacerlo: le gustaba ver a Luhan rompiéndose en pedazos, su entrenamiento enfrentándose a su tendencia de natural de deseo, de ansiar a Kai, ansiar el placer que su boca le proporcionaba.
―Amo ―gimoteó, su cuerpo retorciéndose y su pecho arqueándose antes de que las manos de Kai le presionaran―. Amo, por favor, te necesito.
Kai chupó lentamente mientras levantaba la cabeza y Luhan gimió, su cabeza caía hacia atrás con los ojos cerrados.
―Mírame ―murmuró, y Luhan abrió los ojos, girando el cuello para poder observarle, su expresión de súplica―. Cuando estamos juntos, solos tras puertas cerradas ―dijo―, puedes llamarme por mi nombre. No tienes que llamarme «amo».
Sabía que esto rompía una regla seria, una por la que cualquier otro lord que hubiera en la ciudad le despreciaría si lo descubría, pero no podía sentir que le importara más.
― ¿Tu… nombre? ―preguntó confuso, una de sus manos desapareciendo de entre su pelo.
―Mi nombre ―confirmó. Tomó el miembro de Luhan con una de sus manos y besó la cabeza, causando que se retorciera―. Lo sabes, ¿verdad?
―Yo- amo, yo- ―Kai le dedicó una mirada de aviso y Luhan tragó antes de hablar vergonzosamente―. Jongin.
El brote de excitación en su estómago sorprendió a Kai de lo fuerte que fue y tan solo se las apañó para detenerse a sí mismo de gemir como Luhan había hecho. En su lugar, hundió su cabeza, más rápidamente, succionando con más fuerza, sus manos abriendo aún más las piernas de Luhan para que fuera su boca la única presión que sintiera. El cuerpo de Luhan comenzó a temblar y retorcerse, su miembro palpitando en la boca y garganta de Kai.
―Jongin, necesito- Jongin, por favor, ¡ah! ―las manos de Luhan apretaron el pelo de Kai durante un segundo, tirando un poco antes de recordar y soltarlo para poder arañar las sábanas, tirando de ellas. La siguiente vez que lo tomó hasta el final, gritó antes de sollozar el nombre de Kai una y otra vez, y Kai se dio cuenta atontadamente de que no le había dado permiso para correrse.
Se levantó y murmuró «Córrete para mí» cerca de su rostro para después volver a bajar, lentamente, su lengua lamiendo en línea desde la cabeza hasta la base, y Luhan lloró su nombre y se corrió, derramándose en la garganta de Kai.
Kai se sentó limpiándose la boca. El pecho de Luhan ascendía y descendía rápidamente mientras intentaba recuperar la respiración.
―Me gusta cuando gritas mi nombre ―comentó acariciando el miembro de Luhan y provocando que gimoteara e intentara apartarse―. Creo que te haré hacerlo más veces.
―J-Jongin ―sollozó, sonrojándose su rostro.
Kai abrió el cajón del lado de su cama y cogió un pequeño bote de lubricante. Luhan gimoteó de nuevo, sus ojos vidriosos, al escuchar la tapa abriéndose.
―Tal vez consiga que lo grites de nuevo esta noche ―dijo separando las piernas de Luhan y deslizó dos dedos en su interior―. ¿Quieres eso, Luhan? ¿Debería follarte hasta que grites? ¿Hasta que tu voz se vuelva ronca y tus piernas duelan?
―Sí ―lloró levantando las piernas para permitirle introducir más profundamente sus dedos―. Por favor, amo, Jongin, quiero eso.
Deslizó un tercer dedo impacientemente, separándolos en su interior inmediatamente y arrancándole otro sollozo a Luhan. Su mano libre acariciaba su miembro, ambas moviéndose más y más rápido hasta que estuvo gimoteando de nuevo, su pene respondiendo, poniéndose duro de nuevo en la mano de Kai. Cuando Luhan habló con voz rota y suplicante «Jongin», la paciencia de Kai desapareció. Gruñó gravemente en su garganta, moviéndose entre sus piernas y colocando sus muslos a cada lado de su cintura.
Se deslizó en su interior sin pausar, llenándolo por completo, el cuerpo de Luhan arqueándose mientras dejaba escapar un sollozo. Sin salir, Kai les movió para que Luhan estuviera tumbado, la espalda en la cama, su único punto de contacto en la cadera. Sólo entonces comenzó a moverse.
― ¡Ah! ―gimió Luhan con cada embestida, Kai follándole duro y rápido. Kai nunca se cansaba de eso. Había querido tirárselo desde el primer momento en el que posó los ojos en él, lo había follado su primera noche juntos y había continuado follándolo casi cada noche durante el último año, y, de alguna forma, nunca se cansaba, nunca se aburría de Luhan. No se cansaba de la forma en que gemía, la forma en la que se retorcía en la cama, cómo miraba a Kai con deseo incluso cómo reía cuando le tocaba.
Se inclinó sobre Luhan, moviendo sus caderas para que el ángulo con el que se impulsaba en su interior cambiara, ahora cada lloro casi un sollozo. Kai besó su cuello; después succionó el lóbulo de su oreja y las manos de Luhan se movieron por su espalda, las uñas hundiéndose en él. Kai se aseguraba de que se las dejara lo suficientemente largas sólo por eso, lo justo para causar pinchazos de dolor que le hacían temblar, pero no lo suficiente como para hacerle daño. Eso hubiera sido imperdonable.
―Eres tan bueno ―murmuró contra su oído―. Mi precioso Luhan. Eres un chico tan bueno a pesar de que seas un mocoso. ¿Te ha gustado tener a tu amo chupándote la polla? ¿Te gusta cuando te follo así? ―Kai pausó de repente, su miembro por completp en Luhan, cintura contra cintura. La respiración de Luhan era irregular contra su oído. Kai mordió su oreja― Di mi nombre, Luhan.
―Amo ―sollozó Luhan―, amo, por favor-
―Mi. Nombre.
― ¡Jongin! ―lloró Luhan, sus uñas clavándose con tanta fuerza en su espalda que dejarían marcas de las que Kai solo se daría cuenta al día siguiente― Oh, Jongin, por favor, fóllame más duro, no pares.
Kai le dio lo que quería, se lo hizo con más fuerza, sus caderas chocándose. Luhan movió las suyas contra él y Kai lo dejó porque, aunque se moviera así, no conseguía nada contra su pene, duro contra su estómago. Kai había descubierto rápidamente que Luhan era insaciable, su sistema entero configurado para que lo único que quisiera fuera que lo follaran. Kai se esforzaba en no fallar en darle a Luhan lo que necesitaba todo el tiempo. Estaba lo suficientemente mimado y el estatus social de Kai probablemente no sobreviviría a otra repetición de sus primeras noches juntos.
Luhan estaba sollozando por completo contra el oído de Kai, gimoteaba su nombre una y otra vez, suplicando por correrse. Sus uñas presionaban la parte superior de la columna de Kai y sus pies se hundían en sus pantorrillas. Kai estaba centrado en nada más que en la forma en la que su pene se introducía en Luhan, en cómo este le apretaba, así que cuando la boca de Luhan chupó amable, íntimamente, por debajo de su oreja, se le escapó un sonido de sorpresa y se corrió, aun follándolo mientras acababa su orgasmo.
Le tomó un minuto recuperar el aliento.
―Tú, mocoso ―dijo con sentimiento mientras se levantaba de encima de Luhan, quitándose el pelo de la cara con una mano algo inestable. Miró a Luhan, cuyas piernas aún rodeaban sus muslos, sus brazos aún colgaban de sus hombros―. ¿Te he dado permiso para que hicieras eso?
―Yo- ―Luhan elevó su cadera, su boca hinchada, roja y resbaladiza― Por favor, Jongin.
―Debería dejarte duro solo por eso ―le respondió y Luhan sollozó―. Suéltame ―añadió y, tras una ligera pausa, Luhan lo hizo, sus brazos cayendo a sus lados en la cama, agarrándose a las sábanas mientras su cuerpo se arqueaba. Kai le tomó de la barbilla y le besó antes de agarrar el pene de Luhan con sus dedos sin avisarle, bombeando con rapidez para que su orgasmo llegara tan rápidamente como el de Kai. El lloro de placer de Luhan fue ahogado por la boca de Kai al chupar su lengua.
―Pero supongo ―murmuró mientras dejaba escapar la boca de Luhan, dejándole respirar con dificultad― que hoy has sido muy bueno.
Se quitó de encima de Luhan y pateó las sucias sábanas. El clima había sido cálido así que no se molestó en llamar a un sirviente para que las cambiara. Luhan estaba donde Kai lo había follado, satisfecho y adormilado, murmurando un suave Jongin mientras este lo tomaba en sus brazos.
―No creo que a los juguetes se les permita correrse más veces que a sus amos ―le dijo Kai, una queja familiar, y, aún medio dormido, Luhan se las apañó para hacer un puchero. Kai rió. A los juguetes tampoco se les permitía dormirse en los brazos de sus amos, pero Kai nunca se había preocupado de eso. Sabía que estaba mal, los buenos juguetes dormían a los pies de la cama, no se les cedía el privilegio de ser sostenidos o acurrucarse junto a sus amos. Eran juguetes, no compañía. Pero Kai había desdibujado esa línea hacía tiempo y no le gustaba pensar en ello.
―Duérmete ―dijo permitiendo que Luhan apoyara la cabeza en su pecho. Acarició su lado y lo sintió temblar―. Bonito Luhan.
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