Fandom: Shaman King
Pareja/Personajes: HoroxRen - RenxHoro
Advertencias: ...
Capítulo II
Con sumo cuidado dejó que una de sus manos se asomara desde la sábana, se acercara tímidamente al hombro del shaman de hielo y susurrara un sutil:
-¡Joto! ¡Despiértate animal!
Claro que todo dicho en susurros, por supuesto, pero acompañado de un remezón cariñoso muy chino de su parte.
Pero, para disgusto de este, el aludido no movió ni una pestaña, seguía concentrado en su sueño y en abrazar la almohada.
Pilika y años de entrenamiento habían logrado volver el dormir del hielo uno de los más pesados en la historia shamanica.
Ren suspiró, pues tal vez, tal vez en una de esas era mejor mandar al moreno, pero ya era muy tarde para regresar. Por lo que decidió seguir intentando siendo un poco más… Umm... Pues un tantito más suave y sutil...
-Horo…
Intentó.
-Horo…
Intentó, con menos cuidado.
-Horo…
Intentó.
-Horo…
¡Oh, pero por los Grandes Espíritus!
-¡DESPIÉRTATE DE UNA MALDITA VEZ!
Con una patada, que de no ser porque al pararse de golpe una corriente de aire le golpeó a él, hubiese hecho que el norteño rodara por el suelo.
Sólo logró que el lamentable intento de ser vivo se girara un poco.
-¿Hmm? ¿Pilika?
Sin embargo, consiguió igualmente captar su atención. Abriera los ojos y lo mirara. Aleluya.
-No, estúpido, soy yo.
Tan simpático como siempre. El ainu pestañeó un poco y, luego de unos segundos necesarios para que su vista se acostumbrara a la oscuridad, con mirada curiosa y cómo si no se creyese la visión casi angelical que tenía del malhumorado mandarín enredado en una sábana, temblando y mirándole con cara de… Fastidio (No todo puede ser tan perfecto), preguntó:
-¿Ren? ¿Qué...? ¿Qué rayos? ¿Qué...? En serio... Estoy durmiendo…
E iba a girarse para continuar soñando con esas cosas tan, pero tan didácticas con las que de repente soñaba y que, paradójica, tenían mucho que ver con cierto chino que le acababa de despertar, cuando una vocecita lo detuvo…
-Horo…
Ren entonces suavizó sus facciones, volvió a agacharse frente al norteño y susurró más para sí que para que el otro shaman le escuchara:
-Es que tengo tanto frío.
El cómo dijo lo que dijo, sin siquiera mirarle, susurrándole suavemente y con la mejillas sonrojadas, le causo un sentimiento curioso y raro en su interior. Fue automático. El frío del shaman frente a él se le figuró irremediablemente encantador.
Hasta parecía que en cualquier momento el heredero de la dinastía haría un puchero, como de niño chiquito y desamparado, hasta le dio la impresión de que iba a romper en sollozos repentinamente. Horokeu le miró con una mueca de perplejidad, porque el susodicho podía ser de todo, pero definitivamente no era tierno, ni dulce, ni nada de nada parecido.
De hecho, aquella situación comenzaba a parecerse mucho a un sueño suyo y, mitad dormido, mitad despierto, creyendo por un momento que todo esto se trataba de nada más ni nada menos que eso, o de un momento extraño y distorsionado de la realidad que no se volvería a repetir jamás, tuvo que preguntar:
-¿Entonces lo que quieres es que yo te calie…?
-¡QUIERO QUE CIERRES LA JODIDA VENTANA!-se apresuró en aclarar Ren, muy suave como siempre, y a Horo-Horo le dieron unas repentinas ganas de arrojarse ventana abajo.
Tal como parafraseamos, no todo puede ser tan perfecto.
...Continuará...