Cuando pierdes a alguien que sabes que por más que te esfuerces no volverás a ver, gran parte de ti, muere con esa persona.
Aunque suene trillado y sientan afinidad lo más difícil es la rutina, una rutina que te niegas a romper, porque la tienes tan grabada en ti, que lo haces de forma automática.
Un día te levantas y te encuentras sirviendo una taza de té o café más, preparando comida demás, colocando la mesa un plato más, hasta que eres consiente, que esa persona no se sentara a comer que no se tomara esa taza de café, que no volverá.
Muchas personas dicen que se debe superar, que así es la vida, que así de difícil es y lo que te queda es seguir, que se debe encontrar el camino, el camino que te lleve a la estabilidad. Están muy seguro de sus palabras y me pregunto por qué si están tan seguro porque no me dicen cual ese ese camino, porque no me dicen como sacas ese sentimiento de dolor que llevas en el alma y que todo se supera.
Superar la tristeza, ese es el problema, no solo es tristeza lo que se siente, es algo más, es dolor, vacío, soledad, ausencia y culpa, todo comprimido en una botella de veneno que te inyectaron en las venas y que circula por tu sangre y ante cada suspiro, cada latido, sientes como se clava más en tu alma y tu corazón y aunque logres calmar alguno de esos sentimientos en ti, los demás no logran irse y el que callaste se une a los gritos más intensos de los demás.
Y lloras, lloras hasta que no te quedan lágrimas, lloras hasta que no sabes que más llorar, tus ojos se secan y tratas de dejar de sentir, hasta que el llanto te lleva al silencio en el que te encuentras solo, mira a tu alrededor y aunque rodeado de personas lo sabes, estas solo, porque tu rabia te hace atacar a las personas y el dolor te hace aislarte y lo único que pides es la muerte para que el veneno deje de fluir por tu sangre y las lágrimas ya no puedan ser derramadas.
¿Y por qué no? ¿Por qué no morir? ¿Qué te queda? Y es una salida, es una opción y lo piensas y solo alguien te detiene y te sientes frágil, porque sabes que es posible, es posible perderle, entonces ¿qué te quedara?, el mismo sentimiento circulando por tu sangre y te das cuentas que no puedes depender, que no puedes acercarte porque si no está nada quedara de ti.
Mueres aunque camines, hables y respires, mueres, lentamente, aunque sigas vivo sigues muriendo, porque gran parte de ti, muere con esa persona.