Tittle: La relatividad de la realidad
Personajes/Parejas: Kurt/Puck
Rating: Es para adultos.
Nota de Autor: Este es un nuevo fic y si les gusta lo continuo "No soy un inútil total!, por lo menos sirvo de mal ejemplo."
Lesluthiers
Capítulo III: Un corazón, siete sentimientos
Capítulo IV: Reloj Mata Pasión…
Dedicado a Tinubiel…Te amo…
Las manos le temblaban, sentía su corazón latir a toda prisa, estaba nervioso, pero más que nervioso, ansioso, pero admitirlo jamás lo haría, pues él era demasiado bueno, demasiado genial, para decir, que temía al rechazo, temía quedar plantado, en el medio de ese lugar y con el corazón destrozado.
Según lo que le había dicho, su llegada seria a las diez con treinta de la mañana, pero él estaba allí desde la seis, no quería dejar nada al destino o a la suerte, porque sabía que en ese sentido él apestaba.
Sus piernas entumecidas y adoloridas, él asumía que era por el plantón innecesario de tantas horas, pero la verdad que en su cuerpo, los nervios eran emperadores.
Veía fijamente el tablero, mordiéndose un poco los labios, notando que el vuelo no tenía retraso, que llegaría a tiempo.
Por n esima vez, estiro su playera, froto sus manos, sacudió sus jeans y pulió las puntas de sus gastados convers contra el jean. Murmuraba una y otra vez que esa playera verde, no le sentaba, que esos jean, no le quedaban y que debió comprar zapatos nuevos, ah claro comprar, comprar, algo, esa era la razón dos por que llegara tan temprano al aeropuerto, pues quería comprarle algo.
Las flores eran lindas, pero no les gustaba, los osos de felpa, serian una buena opción, pero suponía que se lo mandaría por la cabeza, por ser excesivamente cursi, una tarjeta, una pulsera, una caja de chocolates, unos globos, su cerebro entro en colapso, luego de ver tantas cosas, tantos colores y su última neurona, falleció cristianamente y era sepultada en el panteón de los caídos, producto de sus constante guerras de pensamientos profundos..
Al final decidió por algo, más natural, aunque el vendedor se le quedo viendo raro, cuando compro un pastel tres leches y una bolsa de regalo, porque dios sabe que para envolver un presente él no sirve, porque le reprobaron cortado y pegado en kínder. Rogaba que el postre se mantuviera intacto hasta su llegada y pedía a todos los dioses clemencia, para que le gustara.
Su reloj barato, marcaba los segundos que parecían horas, aun así el tiempo es indetenible y el tablero le mostro el vuelo y su arribo.
Él suspiro y apretó sus puños, tratando de contener la emoción, los nervios y aunque sabía que este día llegaría, nada absolutamente, nada lo había preparado para esto.
Tanto tiempo había pasado, tantas cosas habían vivido, tantas dificultades, tantos obstáculos y limitaciones, que haría pensar a cualquiera que esto no era posible, pero contra todo pronóstico estaban aquí y él se preguntaba si lo reconocería, si sería capaz de distinguir su rostro entre el montón de personas que aguardaban en ese lugar.
Él no era precisamente brillante y se preguntaba si debía aproximarse a la puerta o debería quedarse allí, pero al final sus nervios lo consumía y sus piernas pesaban como un bloque de concreto.
Suspiro mientras hacia sus máximos esfuerzos por ver quien atravesaba las puertas, cuando como un pestañeo, lo vio. Él entendía que tal vez él no lo pudiera reconocer, pero él, él podía distinguir ese cabello, ese tono de piel y esa actitud a kilómetros a la redonda.
Usaba unos lentes de sol, una playera sencilla, unos jeans perfectos y unos pulcros zapatos. Caminaba murmurando, algo sobre su maleta y el vuelo; y quien le esperaba, solo sonrió, sabiendo que era muy predecible su mal genio.
Al verlo, sus pies se movieron, como si se tratara de un imán, que lo llevara justo a él, pero quien sería recibido, estaba más pendiente, de la maleta que parecía pesar dos toneladas.
El chico, se atravesó en su camino y como acto reflejo él levanto su cabeza, dispuesto a huir o gritar.
-Hola- Dijo sonriendo tontamente, claro que se arrepentido de no decir algo más inteligente, pero para que hacer gala de algo que no posee.
-¿Puck?- Murmuro el chico apenas bajándose las gafas y allí algo gracioso paso. Pues el del mohicano, se preguntaba que debía hacer, ¿estrechar su mano, abrazarlo, todas las anteriores?, en el primer intento, Puck abrió sus brazos, para abrazarlo y Kurt extendió su mano, luego Kurt abrió sus brazos y Puck extendió su mano. Claro que estaban nerviosos, claro que era diferente a cualquier cosa que hubiesen experimentado, así que al final un cálido apretón de manos, fue su bienvenida.
-Permíteme, te ayudo- Dijo el del mohicano, usando lo poco de educación que había aprendido. Tomo su maleta y antes que se le olvidara, cosa que le suele pasar muy seguido, entrego su pequeño presente.
Habían hablado tanto, habían contado tanto y en ese momento a Puck, no se le ocurría nada que decir, nada que comentar, que no se limitara, a los vuelos y los múltiples accidentes que ocurren en el aire. Si, se estaba esforzando mucho pero él tiene complejo de Mrs. Bean entre más se esfuerza, peor lo hace, mientras su mente era bombardeaba, ¿hacia dónde debía llevarlo? ¿Querría ir directo al hotel?, ¿querría recorrer la ciudad? ¿Qué querría?. Puck trataba de averiguar las respuestas de quien ahora le acompañaba en su auto, que estaba recién lavado, pues por su puesto, Puck no tendría mucho, pero quería causar buena impresión, pero su acompañante tenía una expresión tan neutra, que no podía decir nada, de nada.
Decidió llevarlo a comer y enseñarle un poco la ciudad, no quería que pensara que le hacía una propuesta indecente o algo así, aunque debía admitir que su fama le precedía.
Mientras comían o caminaban por algún lugar, la confianza llenaba a Puck, aunque por dentro no podía creer que pudiera viviendo esto, así que en de vez en cuando y de cuando en vez, Puck solo se quedaba estático viéndole reír, hablar y hasta a veces sorprenderse con alguna tontería que de los labios de Puck saliera.
Contra todo pronóstico, contra toda posibilidad, él estaba enamorado, aunque él jamás lo admitiría, él estaba muy seguro de lo que sentía y aunque Kurt, no se lo demostrara con mucha frecuencia o facilidad, a Puck le bastaba sentirse así.
La tarde dio paso a la noche y el cansancio de Kurt, se le notaba, en sus constantes bostezos, sabía que era hora de llevarlo a un hotel, esta idea no complacía a Puck, pues el había insistido que se quedara en su casa como invitado, pero Kurt, era firme y cuando tomaba una decisión, nadie lo movía de allí, ni si quiera un terremoto. Muy a su pesar, Puck acepto y lo llevo al mejor hotel, que pudiese pagar, aunque Kurt, no acepto su oferta de que él correría con los gastos.
El amplio vestíbulo, lo altos techos, una alfombra lujosa y una iluminación cálida, les dieron la bienvenida a un hotel que para Puck era de un trillón de estrellas.
Es sorpréndete, lo que el contacto y hasta la distancia puede hacer… para muchas parejas, es casi natural y normal, besarse, abrazarse y acariciarse, pero para ellos, todo era nuevo, tan nuevo como las miradas que los huéspedes y demás personal del hotel les lanzaba.
El botones lo miraba con curiosidad, pues admitámoslo era raro que dos chicos compartieran una habitación, pero a Puck no le importaba, pues en el frio ascensor, sus manos en un pequeño instante se rosaron, mientras podían sentir el calor que emanaba de sus hombro que estaban tocándose.
Era la primera vez que ambos se sentían y era tan agradable, que no podía describirlo, pero la pesada mirada de aquel botones, cortaban la inspiración y las ganas de cualquiera.
¿Ahora qué?, en la cabeza de Puck flotaba esa pregunta, ¿que debía hacer?, ¿cómo debía comportarse?. El pobre chico estaba hecho un mar de nervios, tanto que ni se percataba que estaba estático parado en el umbral de la puerta de la habitación.
-Su habitación, señores, espero que sea de su agrado- El hombre estiro la mano y Puck le dio un billete doblado de su bolsillo.
La puerta se cerró y la habitación queda para ellos, Puck empujaba la maleta hacia un rincón, su corazón latía, a toda velocidad, era la primera vez que estaban solos, pensó decir algo inteligente, algo, lo que fuera.
-Kurt….-Apenas pudo soltar la maleta y abrir la boca, pues sintió como las manos de Kurt, tomaron su rostro y lo atrajeron hacia sus labios. Puck respondió el beso, de la forma más intensa posible, sin darse cuenta él lo empujaba hacia una de las paredes de la habitación. La espalda de Kurt choco contra la fría pared y Noah, mordía sus labios, suavemente, hasta que sus lenguas hicieron contacto. El oxígeno es una necesidad humana, así que por un mínimo segundo ambos se separaron, Puck poso su frente sobre la de Kurt, una sonrisa tímida se dibujó en sus labios, mientras su respiración entrecortada, le mostraba lo intenso de su beso.
Puck llevo sus labios al cuello de Kurt, mientras sus manos se deslizaban debajo de su playera, tocando la piel suave de su torso. Kurt le quito su camisa y con un simple gesto, desajusto su pantalón, sabia hacia donde iban y no le daba miedo seguir.
Mordió un poco su cuello, lamio su mentón, capturo todo el aroma que de Kurt emanaba, y la tela de su playera contrastaba con la suavidad de su piel. Puck no lo dudo, lo despojo de aquella prenda que por muy cara que fuera, no era Kurt.
Las manos de Kurt se aferraban a la espalda de Puck, mientras el del mohicano luchaba con el sistema de pantalón del chico. Torpe, nunca podría de dejar de ser torpe. Una risa tímida de Kurt se escuchó cuando sus manos delicadas, tomaron las de Puck que parecían gelatinas de lo que temblaban, suspiro y una de sus manos soltaron las suyas, para llevarla al pecho de Puck y empujarlo hacia la cama.
Kurt se encargó de desajustar su pantalón, en un parpadeo, estaba sobre Puck, ambos devoraban sus labios y suspiraban, profundamente. Puck deslizo sus manos por la espalda de Kurt y metió sus manos dentro del pantalón tomando sus glúteos y apretándolos con fuerza. Kurt por su parte, besaba los labios de Puck, su cuello y de un momento a otro, su pecho, su abdomen y la frontera de sus bóxer.
La mirada de Kurt se clavó en los ojos de Puck y las manos del primero se deslizaron sobre la tela de aquella ropa interior. El aire frio que rodeaba la habitación, contrasto con el tibio aliento que rozo, ese punto exacto de su anatomía en ese preciso instante.
Puck cerro los ojos, arqueo su espalda y sus manos se aferraron con fuerza a la sabana de la cama. Nadie, absolutamente nadie en toda su patética e inútil vida, lo había hecho sentir así, así que él se entregó a cada acción, movimiento y sensación que Kurt le hiciera experimentar.
Una de las manos de Puck, se alejó de la áspera cama y tomo el cabello de Kurt, le gustaba demasiado lo que hacía, pero sus labios estaban secos y quería uno de sus besos. Puck se sentó en el borde de la cama y obligo a Kurt a alejarse de su objetivo, para que sus labios se concentrara en su boca y las manos de Puck, en la piel de su espalda y en aferrarse a sus glúteos, luego que los pantalones y calzoncillos, del que una vez fue llamado divo, terminaran en el suelo de la habitación.
Estaban desnudos, indefensos, sintiendo lo que fueron un día, solo palabras, que salían de un monitor.
La teoría es clara, a mas b, igual a c, pero para Puck, a mas b no era c, era n, n de no lo lastimes. Sabía lo que deseaba, todas sus acciones lo llevaban hasta allá, pero ni toda la experiencia del mundo lo prepara para estar con alguien que realmente ama, que no es una aventura, que significa y vale, para él. ¿Si no le gusta? ¿Si lo lastimo? ¿sí..?, todas estas preguntas inundaba la mente de Puck, mientras sus labios besaban, lamia la espalda de Kurt y sus manos acariciaban su cuerpo completo, mientras él estaba sobre la cama.
-Hazlo- gimió Kurt, no como una petición, no el no pide, él ordena-Hazlo repitió de nuevo y Puck suspiro profundamente e hizo lo que las ganas, su cuerpo, hormonas o Dios sabe que le ordeno.
Vigilo el rostro de su novio, notando una mueca de dolor, sintió miedo estuvo dispuesto a salir, cuando de los labios de Kurt, salió su nombre.
Noah, no Puck, no perdedor, no tonto, su nombre. Fue como si en su cabeza existiera un interruptor, pues las dudas y miedos pasaron a segundo plano, cuando comenzó a mover su cadera.
Sintió su aroma, los sonidos, su sudor, su piel y su cuerpo, era tan adictivo, que juro que podía estar con él toda su patética vida, pero solo sentir su espalda rozar con su pecho o aferrarse a su cadera, mientras besaba su cuello, no era suficiente.
De un momento a otro, Puck salió y muy suavemente giro a Kurt, permitiendo que sus piernas rodearan su cintura y que sus ojos pudieran ver los suyos.
El movimiento se reinició, los labios de Puck besaban con fuerza los de Kurt, que estaban rojos, sus ojos cerrados sintiendo el movimiento, su cabello húmedo del sudor y desordenado por las manos de Puck. Noah estaba entregado, lo deseaba tanto que solo se dejaba llevar, al lugar donde quería estar, a un lugar donde no existía nadie más en la vida de Kurt, en donde él era el único.
Kurt se aferraba a Puck mientras los movimientos se hacían más intensos, más fuertes, más profundos y los gritos, gemidos y sensaciones aumentaba….Con un último movimiento, sus cuerpos reaccionaron.
Con los ojos cerrados, uno sobre el otro, podían sentir aun esos espasmos de deseo que recorrían cada rincón de su cuerpo, se podía escuchar los latidos de su corazón y sentir la tibieza de su respiración.
Con sus últimas fuerzas, Puck se incorporó, sentándose en la cama, apoyando su espalda en la pared y ayudo a que Kurt se sentara sobre sus piernas. Frente a frente, Puck limpio un poco el sudor de la frente de ahora un cansado Kurt y sus labios comenzaron a recorrer cada rincón del rostro de aquel chico, que era y es su mejor amigo.
Para cada beso, un te amo, decía Puck, mientras sus manos se aferraban a la cintura del Kurt. NO sabía si le había gustado o si lo había hecho bien, solo sabía que daría todo lo que fuera por escuchar de sus labios, que Kurt lo amaba también.
Se abrazaron y Kurt llevo sus labios al oído de Puck. El aliento tibio de sus palabras, rozarían con la piel sensible de su cuello.
-Noah yo…-
Un sonido perforo los tímpanos de Puck, la alarma de su despertador se activó, con su mano pesada golpeo el reloj, el cuarto que ya había roto, de la ira.
Vio con dolor su cama vacía y las consecuencias de un sueño como este, en su cama y su ropa interior.
-Maldito reloj, mata pasión - Murmuro Puck, llevando su mano a su rostro..
Gracias por leer…
Se les quiere, valora y respeta
Chris.
Para tinubiel..Espero que te guste…