La Recompensa

Nov 29, 2009 20:16

Este fanfic me encanto... me hizo reconocer muchas cosas... jeje, mas bien comprenderlas algunas cosas personales xD

Gracias a Nuku por darme chance de ponerlo.

Título: La recompensa
Género: Romance, fluffy, humor.
Autora: Nuku
Rating: M
Parejas: HyukjaexDonghae
Capítulos: Oneshot
Personajes: Hyukjae (Eunhyuk), Donghae, KangIn, Leeteuk
Advertencias: yaoi
Resumen: Donghae sólo quiere recibir una recompensa completa.

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Donghae no sabe si es el mundo el que está en contra suyo o es él que simplemente no encaja. La vida es difícil, pero él tiene todo lo que siempre quiso; es cierto, perdió lo más valioso, pero Donghae todavía cree en la historia que su madre le contaba cuando era niño, acerca de los ángeles y las personas que te aman y ya no están contigo, te cuidan desde el cielo. Él es feliz con eso porque lo cree.

Donghae baila y, sí, tiene toda la concha de decir que lo hace bien, internamente, claro, porque la modestia siempre va primero y el puñetazo de Hyukjae viene después. Al final del camino siempre viene la recompensa y Donghae, una vez, creyó que su recompensa había llegado cuando le anunciaron que era parte de Super Junior. No lo tomen a mal, él cree que el ingresar al grupo es parte de esa gran recompensa que todavía no se completa.

Donghae cree en los ovnis y los extraterrestres. Está totalmente seguro que él forma parte de un plan para quitarle la venda de los ojos a los no creyentes; el día llegará, le comunica a Hyukjae, una noche mientras revisa las páginas webs de la gente que piensan como él. Hyukjae sólo ríe.

Cuando Donghae conoció a Hyukjae por primera vez, no pudo evitar esa pequeña corriente que recorrió su cuerpo desde la punta de sus pies hasta la punta de su último cabello. He descubierto un extraterrestre, pensó, pues no entendía como alguien podía crear tal reacción en él. Donghae escuchó del gaydar, porque se lo mencionó una amiga, no entendía la razón pero después de mucho pensarlo encontró el significado. Si existía tal cosa entonces también debería existir el extradar. Había sido el destino que su amiga le mencionara tal cosa, una luz del destino.

No estaba loco, los extraterrestres existían.

“Me llamo Lee Hyukjae” había dicho ese día el mayor tímidamente sin tener idea alguna de los pensamientos del menor. Donghae pensó que para ser un extraterrestre tenía un nombre muy lindo.

La segunda vez que Hyukjae y Donghae se encontraron, Donghae sintió que su estómago hacia cosas muy extrañas. Se sentía gracioso, como maripositas que revoloteaban. Debe ser el hambre, se dijo, mientras tomaba posición en la sala de ensayo junto a Hyukjae. Donghae había aprendido a bailar desde que era niño. Es natural, le había dicho su padre un día, cuando lo vio bailar.

Donghae era modesto, pero sabía muy bien cuáles eran sus cualidades y una de ellas era bailar. Después de unas horas de práctica, Donghae yacía en el piso preguntándose una y otra vez lo que había pasado. El extraterrestre me está atacando, pensó mientras extendía la mano para agarrar la toalla que Hyukjae le estaba pasando. El mayor había dejado a Donghae como un trapo sucio a la vista y paciencia de toda la sala. Donghae había tropezado una y otra vez sin siquiera saber el por qué, para él era claro que el mayor debía estar utilizando algún poder alienígena para hacerlo quedar en ridículo. Malditas mariposas.

A Donghae le tomó un par de semanas darse cuenta que Hyukjae no era un alienígena. Ciertos encuentros en donde se involucraban ajos, disfraces, papel aluminio e incluso cruces dejaron en claro, para Hyukjae, que a Donghae le faltaba un tornillo; pero, para el menor, era la realización de que cierta investigación debía ser cerrada. Hyukjae no era un extraterrestre.

Cuando SM comunicó la lista de miembros del nuevo grupo, Super Junior, Donghae no pudo evitar saltar sobre Hyukjae y abrazarlo como si su vida dependiera de ello. Hyukjae pareció recibirlo encantado porque antes que Donghae brincará sobre él sus brazos ya estaban abiertos, como esperándolo.
Desde pequeño, Donghae mantenía cierta distancia con las personas, el menor no saltaba encima de nadie por el gusto de hacerlo o abrazaba a alguien sólo porque sí. Cuando Donghae conoció a Hyukjae, las ganas de tocar al mayor en cualquier forma posible eran necesarias como lo era respirar. Tal vez, después de todo, Hyukjae sí tenía algo de extraterrestre. Cuando Hyukjae le preguntó a Donghae, como quien no quiere la cosa, por qué lo abrazaba tanto, Donghae empezó a hacerlo con los demás.

Los extraterrestres dominan tus pensamientos, le dijo Hyukjae una tarde de verano, mientras comían helado. Donghae no tuvo más opción que aceptarlo cuando el helado del mayor resbaló por su barbilla y fue a parar a su pecho para resbalar seductoramente por debajo de su camisa entreabierta. Donghae no pudo evitar pensar que lo único que quería hacer en ese momento era lamer esas gotas de helado. Se cacheteó mentalmente ante tal pensamiento y trató de quedar bien con su consciencia al repetirse una y otra vez que era porque el helado era de chocolate. Después de todo en la lista de debilidades de Donghae estaba el chocolate… y un poco más arriba Hyukjae.

Donghae no sabía qué era estar enamorado y tampoco quería saberlo, ya muchas anécdotas le habían contado sus conocidos como parar querer experimentarlo. El sentimiento de sentirse estúpido y débil ante alguien sólo lo experimentaba con Hyukjae y no, no gracias, con eso le bastaba. La felicidad inmensa y las maripositas que le habían contado que se sentían cuando uno estaba enamorado sólo las sentía cuando Hyukjae le sonreía y estaba cerca de él. Pero Donghae no estaba enamorado y nunca lo estaría.

Cuando Donghae se dio cuenta que estaba totalmente enamorado de Hyukjae, fue cuando el mayor le había dicho que tenía una cita con una ex compañera de colegio. El sonido de algo partiéndose en pedacitos le hizo pensar que tal vez era su corazón rompiéndose. Cuando los gritos de KangIn regañando a Shindong por haber roto la vajilla llegaron a sus oídos, Donghae se hizo a la idea de que alucinaba. Pero cuando Hyukjae se despidió, con la promesa de contarle todo después, Donghae sintió por fin que en ese momento no era la vajilla la que se rompía sino su corazón. “Buena suerte”, contestó sonriendo, mientras movía la mano exageradamente.

Donghae se sintió mal por la felicidad que lo embargó cuando Hyukjae le contó que no había pasado nada y que no volvería a ver a su ex compañera de nuevo, algo de horarios o cosas así, no le importó escuchar más, excepto que Hyukjae no volvería a verla.

Cuando Donghae se levantó una mañana más temprano de lo normal, para tomar un poco de leche, terminó espiando a KangIn y a LeeTeuk en la cocina comiendo algo más que cereal en posiciones que seguramente no deberían estar permitidas en una cocina o en cualquier otro lugar. Los gemidos de LeeTeuk le cruzaron la espina dorsal como corriente eléctrica y no pudo evitar pensar cómo se escucharían los gemidos de Hyukjae. Donghae pasó meses sin poder mirar a los ojos a la pareja sin evitar sonrojarse.

Donghae estaba acostumbrado al fanservice porque él lo había creado con Hyukjae por mero juego, el menor tomaba oportunidad de saciar toda su frustración con Hyukjae ante el público para que así, cuando estuvieran fuera de cámaras, Hyukjae no lo mirara raro por hacer cosas que sólo estaban programadas cuando los estaban grabando. Donghae casi se trepa al techo cuando de la nada, sin cámara alguna cerca, Hyukjae tomó su mano y la apretó fuerte. Donghae contuvo toda la baba que se acumulaba en su boca al ver las mejillas de Hyukjae sonrojadas.

Por algo se empieza, se dijo Donghae al darse cuenta que el mayor buscaba su mano para entrelazarla con la suya, sin motivo alguno, en diferentes ocasiones. Donghae, como ya se había dicho, sabe que tiene muchas cualidades pero hay que ser francos, una de ellas no es la paciencia. Una semana después de pasarse sólo con manitas entrelazadas y pececitos danzando, las hormonas de Donghae empezaban a anhelar algo más que un simple toque de manos. Donghae quería carne, gemidos y esas cosas que KangIn le hacía a LeeTeuk y que al mayor parecían gustarle tanto porque siempre pedía más. Donghae no tenía la culpa, eran sus hormonas.

Donghae cerró la puerta del baño tan rápido como pudo, se desvistió en menos de un segundo y al segundo ya estaba bajo la ducha con el agua fría cayendo sobre su cabeza. La vida es injusta, se repitió, estaba claro que Hyukjae le estaba pasando un mensaje subliminal que él no sabía cómo interpretar porque lo que más a mano se le venía a la cabeza era el mayor gimiendo su nombre, pidiendo por más y él complaciendo gustoso.

Cuando Donghae estaba echado en su cama, meditando en sus estrategias para conquistar al mayor, la puerta se abrió y un suave “¿Donghae?” se escuchó en la habitación oscura. La mente del menor trabajo más de lo normal llegando a la conclusión de que era mejor hacerse el dormido y esperar que el mayor se marchara, porque ya eran las 9 de la noche y a esa hora la mente de Donghae ya estaba camino al mundo de Morfeo. El “clic” que hizo la puerta al cerrarse le indicó al menor que Hyukjae se había marchado.

Cuando estaba dispuesto a abrir los ojos e ir a averiguar qué era lo que el mayor quería, un pequeño peso al costado de la cama se sintió y para Donghae fue una señal de que era mejor no moverse. “Hae, ¿estás despierto?”, se escuchó nuevamente la suave voz Hyukjae. Donghae no se dio ni siquiera el permiso de respirar queriendo saber qué era lo que el mayor buscaba.

El menor no sabía a ciencia cierta qué era exactamente lo que quería que el mayor hiciera y tampoco sabía cómo reaccionaría a cualquier acción que el otro hiciera. Pero, cuando la mano de Hyukjae acarició su rostro no había palabras para describir esa pequeña comezón que recorrió su cuerpo por completo, haciendo que su corazón latiera a mil por hora. Los dedos del mayor trazando su rostro se sentían como seda y Donghae no cabía en tanta felicidad. De las manitas a esto es un buen progreso, se dijo, mientras sonreía mentalmente.

Cuando lo labios del mayor tocaron los suyos, Donghae se corrigió y se dijo que definitivamente esto era muchísimo mejor que las caricias. Hyukjae puso una mano al costado de la cabeza de Donghae para poder tener más acceso, el menor no sabía qué hacer. Quería corresponderle, quería besar a Hyukjae hasta que no le quedará aire, quería hacer miles de cosas, pero si se movía quedaría al descubierto que se había hecho el dormido y había engañado al mayor..

“Sé que estás despierto”, escuchó la voz de Hyukjae en su oreja, Donghae no pudo evitar sentir que la voz del mayor estaba cargada de deseo. Para el menor eso fue como traerlo a la vida, le faltaron manos para rodear el cuello de Hyukjae y atraerlo para darle ese beso que había pasado noches enteras imaginando.

Como la vida real, las cosas no son color de rosa ni son perfectas, Donghae se dio nota mental que hubiera sido mucho mejor si al menos hubiese practicado besando aunque sea su almohada, para dar una mejor impresión, porque eso de que el aire se acabe muy rápido y las narices chocando más de lo debido simplemente no era sexy.

Donghae bajó por el cuello de Hyukjae a punta de besos, y cuando dio un mordisco en la manzana de Adán del mayor lo único que se le vino a la mente era que lo sexy se podía ir bien al carajo porque nada, absolutamente nada, podía compararse a esos gemidos que Hyukjae estaba tratando de contener.

De lo bueno poco, escuchó una vez Donghae, y tuvo que estar de acuerdo al escuchar a lo lejos a LeeTeuk llamando a Hyukjae y a él para la cena. El mayor le dio un último beso que parecía nunca acabar, no que Donghae se quejará. Un grito de KangIn, como advertencia, hizo que se separaran.

La habitación seguía a oscuras, excepto por los rayos de luz que se filtraban por la ventana. Hubiera sido lindo si caían sobre Hyukjae, pensó el menor. “LeeTeuk me dijo que te avisará que la cena estaba servida”, dijo Hyukjae mientras cerraba la puerta. Donghae deseó que el líder le mandara más recados con el mayor.

La habitación se sentía cada vez más pequeña y Donghae no paraba de caminar de un lado a otro pensando en que Hyukjae era un idiota por dejarlo siempre a medio camino. Definitivamente la vida era injusta, pensó nuevamente, mientras se sobaba las sienes. Después de esa noche en la que el mayor lo había dejado con la boca abierta, se había visto obligado a darse una ducha de agua bien helada antes de siquiera ir a sentarse a la mesa. Hyukjae no había dicho nada excepto que, después de ese día, ciertos encontrones en diferentes partes de la casa, salas de ensayo, oficinas de Sukira, baños y cualquier lugar en donde puedan entrar dos personas se habían hecho frecuentes. No que Donghae se esté quejando, porque ahora tenía la costumbre de caminar al lado de las puertas para ver si en una de esas no salía el mayor y lo arrastraba a continuar con sus sesiones privadas.

Lo que a Donghae no le gustaba era que tal como el mayor llegaba se iba porque siempre, siempre, había algo o alguien que los interrumpía. Donghae ya no sabía qué hacer y hoy, a diferencia de cualquier día, se sentía demasiado activo. Necesitaba al mayor como necesitaba aire para respirar. Sentía esas mariposas de nuevo en el estómago, su boca se sentía seca y su lengua parecía que picara en una forma impaciente… todo su cuerpo estaba al tope y Donghae se odiaba por eso, esa debilidad de la que le habían hablado era cierta, podía sentir su cuerpo quemar. Aquellas partes que el mayor había tocado parecían arder como llamando a ese toque que tan bien se sentía. Donghae seguía caminando en medio de la habitación de un lado a otro sin saber qué hacer.

El timbre de su celular lo sacó de sus pensamientos y contesto sin siquiera mirar quién era.

“¿Hae?”, se escuchó la voz del mayor al otro lado de la línea.

“Hyukie”, fue lo único que Donghae pudo decir, no, no quería eso, no quería ver ni escuchar al mayor porque sabía que caería en esa red de toqueteos que al final nunca terminarían.

“Hae, están pasando una película de extraterrestres en el cine, ¿vamos a verla?”, preguntó Hyukjae ajeno a los pensamientos del menor.

“Hyukie, ven a casa”, hizo una pausa sin saber si continuar o no, “te… te necesito”, finalizó mientras cortaba la llamada.

Donghae sabía que Hyukjae había captado la indirecta, porque hasta ahora si algo había aprendido el menor es que su competidor en baile, el chico que le había robado miles de gemidos y sueños húmedos, era todo menos inocente. Porque en esos toques y esa manera para manejar esa lengua había todo menos inocencia. Tal vez sí, al principio, cuando se había hecho el dormido, pero Hyukjae había demostrado con creces que era un buen alumno.

Donghae sabía que si Hyukjae no venía a verlo era porque todo lo que había pasado no era serio, sino simplemente un calentón o calentones que no pasarían a mayores.

Donghae estaba frente a la puerta cuando ésta se abrió y un agitado Hyukjae yacía parado con los cabellos revueltos y la respiración entrecortada. El menor se disponía a decir algo que nunca llegó a salir de su boca porque, uno, no sabía exactamente qué decir y, dos, porque estaba empinado con la espalda en la pared con un Hyukjae besándolo como si se le fuera la vida.

Hyukjae le demostró a Donghae que las palabras entre ellos sobraban y que, tal y como a Donghae le gustaba, las acciones valian más que mil palabras. Donghae siempre se imaginó al mayor gimiendo su nombre pero nunca se le cruzó por la cabeza que fuera al revés, así que cuando Hyukjae lo tiró en la cama y se subió encima de él no supo cómo reaccionar. Donghae siempre había pensado que las manos de Hyukjae era perfectas, que la forma como las movía cuando tecleaba en la computadora era como sacrosanta porque por más defectos que Donghae tratara de verle no había alguno. Cuando el mayor le hacía muñequitos de papel, Donghae podía ver que cada parte de dichos muñequitos estaba bien doblada y formada. Ahora en un nivel más amplio, Donghae podía experimentar qué tan buenas y hábiles eran las manos y dedos del mayor, porque el menor se sentía como un muñequito de papel a merced de Hyukjae.

Los gemidos no se hicieron esperar, cuando Hyukjae se unió con Donghae por completo, el menor entendió porque a LeeTeuk le gustaba tanto estar abajo y por qué siempre pedía más, era como estar en el cielo. Hyukjae se detuvo un momento para esperar que el menor se acostumbrara pero Donghae había decidido hace mucho que para esperas él ya había tenido suficiente, así que instó al mayor a moverse.

Hyukjae acercó su rostro al de Donghae para poder besarlo, a lo que el menor aceptó gustoso. Donghae no sabía qué hacer. Definitivamente, después de esto, le diría a Hyukjae que lo hicieran más a menudo para así ir cogiendo terreno porque si el mayor pensaba que iba a estar arriba todo el tiempo, mejor se iba bajando de su nu… O-Oh Mi Dios Santo, fue lo único que se le vino a la mente cuando Hyukjae tocó ese punto dentro de él que nunca supo que existía. De nuevo, fue lo único que pudo decir mientras marcaba la espalda del mayor con sus uñas. Oh Dios Santo, gemía cada vez que Hyukjae daba ahí, en donde se sentía tan bien. Definitivamente Siwon iba a sentirse muy orgulloso cuando le dijera que se había acordado de Dios en un momento como est…

Por la Santísima Madre de Dios.

Hyukjae aceleró los movimientos y Donghae cambió su mantra a “más, más fuerte, ahí”. Casi dio un grito cuando el mayor cogió su miembro y empezó a acariciarlo de arriba abajo, siguiendo el mismo ritmo que sus envestidas. Si Donghae hubiese sabido que las manos de Hyukjae le podían causar tanto placer hubiera acelerado las cosas al día siguiente que éste lo besó.

Cuando el mayor le susurró al oído con el aire entrecortado, que se vinieran juntos, Donghae supo que a Hyukjae nadie se lo quitaba de encima y que en ese momento, cuando el mayor se venía dentro de él, había alcanzado la felicidad absoluta y que al fin tenía su recompensa.

Cuando Hyukjae cayó rendido en la cama respirando entrecortadamente, Donghae no sabía qué hacer o decir… es cierto que no hacían falta palabras momentos antes pero era porque sus bocas estaban ocupadas en cosas más productivas. La mente de Donghae paró en seco a todo proceso cuando Hyukjae pasó su brazo por su cintura para acercarlo. Una vez el menor estuvo más cerca del mayor, éste levanto las sábanas y los cubrió a ambos. Cuando Donghae iba a decir lo que le salía del corazón, porque ahora sabía que Hyukjae no estaba jugando, Hyukjae lo besó nuevamente dejándolo sin aire y sin neuronas para pensar coherentemente.

Donghae sonrió cuando el mayor le dio un beso rápido en la mejilla y le susurró un "lo sé, yo también."

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Verdad que esta encantador??

Muchas gracias TE AMO CON TODO MI CORAZON DE FANGIRL HATOSA Nuku!!

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