[FIC] 12 de la noche (1/2)

Apr 27, 2010 01:20


Título: 12 de la noche
Pairing: Jürgen [Alemán]/Esteban [Chileno]
Rating: NC-17
Resumen: Un joven espera las doce de la noche, porque es la hora en que tendrá 18 años y ya su relación será de manera legal y ya no será un crimen. POV Esteban [Chileno]

Lo conocí en una tienda de departamentos muy conocida. Andaba una persona buscando un par de zapatillas. Era fanático de las Adidas. No sabía mucho alemán, pero yo sabía los números en alemán y las equivalencias.
El problema: en ese momento yo tenía 16 años. Estaba trabajando con la autorizacíón de mis padres.
El era bastante mayor que yo. Su presencia era notoria entre la gente. Lo quedaban mirando raro.
Pero contrario a lo que piensan, a mi me gustaba su manera de ser.
Yo lo hallaba un poco cuarentón para comprar zapatillas Adidas con tres correas de velcro, como él quería.

Pero me enseñaron que debía atender bien al cliente, sin importar su raza, ni credo ni nacionalidad.
Calzaba 38, pero el número que estaba disponible era solamente 39 y justo en el modelo que a él le gustaba.
Le sugerí unas Adidas Goodyear, pero él insistía una y otra vez en que quería ese modelo, con ese número.
Como quien dice 'me sacó los choros del canasto' y me salió una pregunta un tanto tonta:
-¿Usted es suizo?
-No.
-¿De Austria?
- No, joven. Soy de Alemania. 
- Porque lo encuentro muy cuadrado, por eso le pregunto.

Luego, mi jefe me dijo:
-Estás equivocado. Si hay 38 del modelo que busco.
-A ver, espéreme...- le dije ruborizado.

Mientras el alemán maldecía en su propio idioma, vi que se probaba más zapatillas, pero insistía con la misma. De tanto tratar de mirarlo, se me vinieron todas las cajas encima, pero ahí estaba el mentado modelo que él quería...en 38.

Volví con la ropa desordenada y le dije:
-Disculpe, no quise ofenderlo...
- No importa. Siempre me dicen lo mismo.
Me quedan apretados. Pásame el 39 que me dijiste.

Al final tuve que volver con la caja.
-Tranquilo. Tranquilo. Eres muy joven.
-Es que me estoy costeando las vacaciones... quiero ir al Sur.- le dije yo.
-¿Dónde irás?
- A Valdivia.
- Genial... es muy bonito por allá.- dice mientras se lo prueba.

Caminaba y caminaba. Se miraba los pies todo el rato.
Hasta que al final dijo:
- Estos los siento mejor que los de mi número. Me llevo estos.

Cerraba la caja cuando me dijo:
- Me los llevo puestos.
-Ah, de acuerdo... ya.

Hice el login con la tarjeta en el cajero.
De pronto, el hombre pasa una tarjeta de un banco que no conozco.
- Esa tarjeta no sirve- le dije.
- Pero tiene Visa.- me dijo- Visa está en todo el mundo...¿cómo no va a servir?
- Pero si no sirve porque no tiene PinPass- le dije.
- ¿Y tiene tarjeta de nuestra tienda?
- Espera- dijo el jefe.- yo veo eso.Déjeme ver su tarjeta.

Mi jefe reconoce el logo de Visa y una especie de chip, como los celulares. Luego la pasa y dice:
-Mira, acá está su nombre: Jürgen Schneider.
- Ohhh...
- ¿Cuántas cuotas? 
- Una sola.
- No se puede. ¡Oh! Verdad, sin cuota.

Introduje los últimos números de la tarjeta, pero me faltaba su cédula de identidad.
Me pasó la suya y no era válida.
- ¿Y cédula nacional de extranjero?
- Tengo...mi pasaporte.
Me confió su pasaporte. En blanco y negro se veía muy guapo. Sonreí al verlo. Digité el número y dio visto bueno.
Luego de varios minutos, termina la transacción, se despide con un adiós y le contesto " Auf wiederhesen"
Se devuelve con la bolsa con sus antiguos zapatos diciéndome:
- Sprach deutsch?
- No mucho. Sólo sé los números.

Luego se marchó y no lo vi más.

Yo iba a trabajar.Faltaba a clases. Hacía cimarra para verlo pasar, si volvía.
Pero un día, él me vio.
- Yo te he visto.
- ¿Dónde?
- Tú fuiste el que me vendió las zapatillas la otra vez.
- Sí.Soy yo.
-¿Quieres salir conmigo?
- No puedo. Tengo preu.
-¿Preu? ¿Puedes el sábado?
- No, trabajo.
-¿Y domingo?
- Sí.
- Es que en el club Manquehue hay almuerzos geniales. ¿Quieres ir?
- No sé si me van a dejar. Pero igual... es que hay puros alemanes.
- Bueno... no importa.

Al final resultó ser que una llamada misteriosa apareció como cinco veces. E incluso me sonaba en clases. Pasó dos semanas e incluso me quitaron el celular.

Entonces, hablaron con mis padres y al final dije que no lo iba a llevar más al colegio. Pero mentí y pinché el número.
Me dieron permiso, diciendo que era un amigo y fui al Club Manquehue.
Yo era el punto negro al lado de ellos. Pero él, muy prisco y contento.

Conversamos sobre las tomas, de la revolución pingüina y cómo me afectó el hecho de faltar caleta de veces a clases.
Y con eso, no podría egresar, así es que me puse a trabajar en la tienda.

Luego de esa salida, lo busqué, lo llamé al número y me contestaba una mujer con un "no,equivocado"
Resultó ser que ese número estaba en arriendo y que Jürgen Schneider, como supe que se llamaba, se devolvió a su país.

Lo busqué en Facebook cuando tenía 17 años. Pasó un año. No fui a Valdivia porque mis papás no me dejaron ir solo.
Pero decidí dejar la plata para algo más bakan: conocer el estadio del equipo de Arturo Vidal.
Y...¡Ahí estaba! en el mentado BayArena.
Entre muro y muro, me dijo que se venía a Chile para las vacaciones de invierno en estos lares.
Había pasado a tercero y teníamos que hacer la gira de estudios.
El sentimiento por el alemán seguía creciendo, pero no podía seguir negando que andaba detrás de un compadre cuarentón y que lo podían acusar de abuso porque yo tenía diecisiete años.
Resultó ser que no era cuarentón: sólo tenía treinta y cinco.

Se vinieron las tomas de nuevo, la caída del piso del Liceo de Aplicación.
Otra vez a trabajar.
Yo no quería más.
Sin embargo, no hubo vacaciones de invierno. Como quien dice, me cagaron.

Me veía todos los días en clases.
Estaba súper amurrado. Incluso pensé que se había devuelto, cuando en noviembre, lo veo muy prisco...y con las zapatillas tal cual se las llevó aquel día.
-Hola tú.
-Hola. 
-¿Cuándo estás de cumpleaños?
- El treinta de noviembre.
-¿Cuánto cumples?
- De ahí le digo. 
-Anduve detrás de ti como dos años. ¿Tienes diecisiete?
- Sí. Tenía dieciseis cuando le vendí las zapatillas.
- Oye. Estás de uniforme. No me trates de usted. Tutéame si quieres.

Rojo como un tomate.
-Jürgen Schneider. 
-Esteban Lecaros. Tercero medio. Instituto Nacional.

Nos estrechamos la mano.Pero se venía la noche y nos iban a desalojar.
Trepé la reja como pude. Había un silencio no calmo.

Me tocan la bocina.
Y era él.
Justo cuando nos íbamos, llegó Carabineros.
Llegamos lejos y él me dice:
- Espero que no nos pillen aquí.

Y fue ahí que me dio el primer beso.
Una semana después, depusieron la huelga. Vuelvo a clases.
Era el veintinueve de noviembre.
..y aún el cuarto en clases...

Entonces decidí hacer la cimarra de nuevo el día antes de mi cumpleaños.
Me escapé en la tarde.

Eurocentro.
...y me vio...
me saqué el jockey blanco y lo abracé.
Nos dimos un beso cuneteado, pero valió la pena.

A mi familia aún no le había contado que era gay.
Sin embargo ese hombre se transformó en algo que yo llamaba mi vida.
Quería salir del colegio sólo para dar la PSU y no me importaba que puntaje sacaba, total me iba a ir con él.

Esas cosas pensaba, pero el cuaderno y los ensayos de matemáticas me hacían poner los pies en la tierra.

-¿Les has dicho a tus padres de lo nuestro?
- No. Todavía no.
- Deberías decirles. Pero hoy, no mañana, porque se van a olvidar de ti.
- Ch! Con hermana embarazada y yo gay?? Na' que ver.

-Bueno, las cosas pasan algo.
- "Por algo las cosas pasan" -corregí.
- Eso, eso.
-Repítelo, porfa.
- Por ...por algo...las cosas pasan.

Corriendo de la mano nos escondimos en un pasadizo secreto... nos besamos y tocamos apasionadamente, pero justo se iba a dirigir a mi delantera.
- No...
- ¿Qué pasa?
- Es que... tení que esperar a las doce.
- ¿Por qué tan tarde esperar...ah? Yo te amo, tú me amas...
-Es que tení que esperar a las doce porque...cumplo dieciocho- susurro al oído.

continuará
****27/04/2010****



original, bilateral slash, bilateral

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