[got] la figura de ser - sansa

Sep 15, 2012 11:35

(icons coming soon, i hope~~)

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Fandom: Juego de tronos
Título: la figura de ser
Personajes: sansa (y petyr)
Advertencias: spoilers de Tormentas
Palabras: 999 (!!)
Resumen: Pequeña escena sobre Sansa post!fin de tormenta de espadas.
Notas: Empecé a escribir este fic para el concurso de sietereinos, pero nunca llegué a las 3000 palabras mínimas a tiempo. En algún momento, planeo retomar la idea y continuar la historia más allá del insight, pero el tono será diferente y el objetivo y corazón de la historia también. Así que de momento quería poder compartir esto ♥
título y cut provienen de la canción neutro, de la vela puerca.
¡¡¡importante!!! no he leído NADA post!tormenta, así que por favor, agradecería que no se mencionará ~nada de lo que pasa luego. Gracias ♥


Alayne Stone.

Han pasado doce días sin su tía, trece días con nieve, y todos los que vinieron antes desde que adopto dicho nombre y aún no logra reaccionar a su llamado. Como un ente extraño que se ha adherido a su cuerpo, a su mente y del que no puede escapar, la persigue por todo el Nido, en los labios de sus habitantes que le creen cierto. Ha escuchado los murmullos que rondan entre los pasillos y las nubes: esa muchachita extraña. Ha escuchado las acusaciones: la ha matado de celos. Todos asociados a ese nombre, esa fachada que se resquebraja cuando esta sola. Y por eso está sola la mayor parte del tiempo. No se reconoce en esas letras, en ese tono que escapa a los llamados de quienes se atreven a hablar con ella, como si portara la peste en el mover de sus cabellos. Y ni siquiera saben. ¡Oh, si supieran! Así que opta por encerrarse allí; con la ironía presente a cada paso de encontrarse más limitada de lo que una vez lo hizo en Desembarco. Pero allí donde el miedo y la inseguridad correteaban, aquí han abierto paso a la desolación y el abandono, y donde el peligro era una constante directa, segura y definida, aquí se ha desdibujado entre las sombras hasta ser imposible identificarlo.

Es por eso que cuando Lord Baelish la visita, desearía que no lo hiciera. Por todo lo que añora las risas y las compañías de un época que se desvanece con el tiempo, por todo lo que necesita de una mano amiga y un abrazo que le recuerden a casa (esa en la que no se ha atrevido a pensar desde que sus torres blancas se han derretido entre los caprichos de un niño), Sansa prefiere el silencio a esto. No es que se hayan visto demasiado para empezar, ni las cosas hayan complicado su estadía ante la caída de su tía. A decir verdad, Petyr es un experto en pretender que no ha pasado nada, así que no se le ha acercado, ni la ha tocado, ni siquiera ha vuelto a mencionar ni el pequeño ni el gran accidente de días atrás. Como si todo se hubiera evaporado, la trata con dulzura y paciencia y una cierta lejanía que Sansa agradece. Aún así, preferiría no escuchar el "Alayne, abre la puerta," una vez más en su vida.

Entonces, cuando la orden llega a sus oídos, la ignora, incapaz de identificarse con aquel sonido que pretende ser su nombre y deseosa de evitar una vez más a su custodio. Es la mirada fría del invierno que se acerca la que la hipnotiza desde el fino espesor de los vidrios que la separan de la realidad y tiene pocas intenciones de moverse de su sitio, enredada entre mantas que no son, y nunca serán, suyas. Pero si acaso espera que su desencanto le hagan rendirse, es que no aprendió nada, por lo cual, no se sorprende cuando la puerta aún así se abre, y Lord Petyr Baelish entra a su habitación.

- Dicen que no has comido, -comenta a modo de saludo. Sansa puede sentir sus pasos acercándose, y la distancia a la que se para antes de continuar hablando. - Debes comer, Alayne.

No se preocupa en responder, la realidad es que no tiene apetito, y si se ha obligado a probar bocado desde que la nieve invadió los pocos terrenos a los que puede acceder es porque debe y no porque quiera. Aquello que comienza como un Alayne en los labios de Petyr termina como un Sansa ahogado, y aún así, ella no se mueve, conteniendo el impulso de reaccionar ante algo que es tan instintivamente suyo (lo único que es aún suyo). - Mírame, Alayne. -insiste y antes que quiera darse cuenta, lo tiene al lado, sentado sobre las mantas, inclinándose hacia ella y con una mano en su rostro. Su tacto es suave y firme al mismo tiempo, y Sansa le mantiene la mirada vacía sin ánimo.

- Prométeme que hoy comerás, -dice sin soltarla, y Sansa distingue a espaldas del hombre el plato de comida que ha traído consigo y a apoyado a un lado de la habitación.
- Por supuesto, padre. -El término sabe ácido de su boca, y Sansa es incapaz de descifrar la mirada que le dirige en esos momentos. Hay un deje de rebeldía del que no se arrepiente, como un fuego que le nace desde adentro y le recuerda que dentro de esa farsa que pretenden llevar, aún vive alguien que una vez osó llamarse Stark.

El agarre de Lord Baelish, Petyr, padre, se transforma en una caricia por su mejilla enrojecida. Movida casi por impulso retrocede al contacto y los ojos del hombre brillan como lo hicieron cuando vio a su tía volar.

- Deberías sonreír más, también, -agrega con un tono amargo, sin quitarle la vista de encima. Sansa se siente triste y avergonzada al mismo tiempo, evitando finalmente su mirada. En la lejanía la niebla es todo lo que puede ver y su voz se entrecorta cuando se aventura a responder.
- No hay razones para sonreír, milord.

Si aquello lo sorprende, ella no puede saberlo, concentrada en la nada y el recuerdo de lo que ya no puede tener. Razones para reír había antes, cuando aún no sabía y cuando aún tenía con quien compartir aquella inocente ignorancia. Las sonrisas se habían difuminado con el fantasma de un hogar, borrada por las muertes de sus integrantes. A Sansa solo le quedaba Sansa, y como Petyr estaba pronto a recordarle, ni siquiera su identidad quedaba.

- Alayne...

Lo que encuentra en la mirada de su custodio cuando gira es algo que no es capaz de descifrar, una mezcla entre decepción, desgana y furia, pero con Petyr nunca está segura de nada. Sus labios fríos se posan sorpresivamente sobre su frente, y entre susurros termina la frase contra su oído: - Sonríe, pequeña Alayne. Estás viva.

!español, c: sansa stark, book: asoiaf

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