*goes make icons*
Fandom: Merlin
Título: Memorias que son mentiras
Personajes: Arthur [menciones de Igraine]
Advertencias: PG13. Spoilers del 2x08.
Palabras: 390
Resumen: post!2x08. Está en la memoria, en los recuerdos, su aroma, su piel, su todo, entre el engaño y la mentira.
Notas: ÑLASÑAS Necesitaba escribir algo tras el epi, espero escribir más porque hay mils de cosas pululando en mi cabeza. Pero en fin, also, pequeña sorta advertecia arthur me salió con medio complejo de edipo, aunque no es la intención , pero yo aviso XD
El trazo de sus dedos aún late sobre su piel, la sonrisa de sus labios se dibuja en el aire, el aroma de sus cabellos y la ternura de su abrazo. Hay ciertos recuerdos que se entretejen en la realidad: el brillo de sus ojos, la vergüenza de sus palabras, el roce de su piel, el tono dulce de su voz, el cariño de sus manos. Todo se conjuga, se entre mezcla y retumba contra sus oídos, míseros receptores de mentiras y engaños.
Quiere creer, necesita creer, que fue algo más que una ilusión, que puede realmente recordar el pálpito de su corazón, la respiración contra su cuello, su pequeño cuerpo entre sus manos, que puede recordarla allí, para él, aunque fuera unos segundos. Una memoria, un regalo, un algo al que aferrarse eternamente, contrario al vacío de la incertidumbre y el olvido.
Quiere pero no puede, la voz de Merlín se entremezcla con la fantasía del recuerdo, una mentira, una ilusión, un engaño… la nada. No es que desee volver a la falsedad del odio, no es que quiera creer en las palabras que ella, su madre, su no madre, lo que fuera, dijo. No quiere, no, pero quiere… la quiere a ella. Quiere su recuerdo, su presencia, su compañía, quiere su guía y su cariño. Quiere lo que no tuvo antes, lo que no tiene ahora, lo que le dieron esos segundos, lo que las mentiras nuevamente le quitaron.
Son las sabanas las que el cubren de pies a cabeza, aunque el calor acompañe la noche, es el frío adentro el que le persigue, es el recuerdo que es olvido, y la memoria que no es suya, son las manos y sus besos, y la fantasía de un te quiero antes de cerrar los ojos. Ojos que tiene cerrados, ojos que contienen las lágrimas que aún no ha derramado. Ojos que guardan tras sus pupilas el falso recuerdo, y se aferran, como sus manos al borde del precipicio por ese pequeño regalo donde su presencia, su existencia, su ser es real. Por que su voz aún late en su piel y sus palabras en sus oídos y sus lamentos distorsionan su mirada, porque el odio que siente por la mentira, por la traición no es suficiente para acallar la necesidad de poder volver a sentirse -sentirla- en casa.