Fandom: Crepúsculo
Título: Independencia
Palabras: 620.
Claim: Hermanos Clearwater
Comunidad:
musasenelclaroTabla:
aquí.
Reto: Cordones.
Advertencias: PG. || Insinuación incesto.
Resumen: Seth ve sus metas como sus primeros cordones: un reto a solventar y superar, un enigma a encontrar una respuesta. Observa, analiza y ataca. Las soluciones luego llegan solas, sin problemas, a sus manos suaves.
Notas: Muchas gracias a
charlonee por darle una miradita ♥
Seth siempre fue un niño independiente, Leah podría jurar que el pequeño salió del vientre de su madre por su propia cuenta. No es que fuera un adelantado, aunque nunca le faltaron un par de buenas neuronas avispadas. No. El asunto intrínseco bajo su piel siempre se trató de independencia. Siquiera podría llamársele soledad, y Leah lo entiende bien.
No es que lo sepa todo sobre su hermano, muchas veces se sorprende lo poco que sabe, es más bien que puede verlo, en sus ojos, en sus movimientos y en sus maneras de hablar. Existen mil recuerdos para traer a su memoria sobre la necesidad de probarse de Seth. Tantos que no entiende como aún se guardan en su mente, más al fondo, más al frente, pero siempre allí presentes.
Seth hizo todo por sus propios medios desde muy pequeño. Caminar, dibujar, Leah aseguraría que incluso escribir. Observaba, aprendía, aplicaba y sobresalía. A su manera, fuera antes o fuera después. Seth nunca pidió ayuda, ni para aprender a atarse los testarudos cordones ni para comenzar a leer su primer libro. Leah siempre supo que su hermano era particular, tanto como la sangre propia. Seth era incapaz de dejarse influenciar por nadie, sus opiniones suyas y no de nadie.
Seth siempre fue un niño independiente, y aunque sus pensamientos siempre fueron claros y limpios, entender el porqué de sus razonamientos nunca fue fácil. Ni antes ni después de compartir mente. Leah lo ha sabido siempre, no duda que Seth sea capaz de guardar secretos, de andar por lugares donde ninguno de ellos ha llegado. Leah no duda que Seth sea una contradicción que decidió nacer y posarse a su lado.
Pero, porque siempre hay un pero, Seth no es tan predecible como ella espera, como ella cree, como siempre lo ha visto. Se hace amigos de los vampiros y vocifera sus opiniones como si fueran verdades. Es difícil decirle está equivocado cuando sus palabras suenan tan seguras y sus razonamientos tan correctos y apropiados.
Seth es quizás más caja de sorpresas que neuronas encontradas. Seth es paciente, testarudo y, definitivamente, el lobo blanco y puro de una manada de posibles retardados. Seth entiende las cosas de formas que ella no puede entenderlas. Seth hace las cosas a su manera, a su tiempo, con sus métodos.
Seth ve sus metas como sus primeros cordones: un reto a solventar y superar, un enigma a encontrar una respuesta. Observa, analiza y ataca. Las soluciones luego llegan solas, sin problemas, a sus manos suaves. Seth es un niño individual, y quizás por eso ella nunca ha podido imaginarlo con nadie, Seth es el pequeño niño que cuidará a su madre para siempre, se quedará con sus amigos, y dedicará su vida a lo que cree, más no a nadie. Lo que Leah no entiende es por qué lo sabe, bien adentro, donde no escudriña nadie.
Pero entonces Seth, que no salió solo del vientre de su madre y que se escondió por semanas observando a su hermana escribir antes de dibujar su primera palabra, entonces él, con sus ojos sinceros, su corazón abierto y sus ganas puestas, se presenta ante ella, con intenciones claras, que quizás para ella no sean tan transparentes como el agua.
Basta una sola mirada para ver que allí no hay independencia, más bien hay ganas y fuerzas, y cuando le mira de esa forma, como si el mundo se detuviera fuera, Leah sabe, entiende, aprende, que aunque Seth parezca independiente, sea libre y vuele, siempre volverá a casa, a acurrucarse en su cama. Por que en el fondo, Seth sabe que aunque él sea solo Seth, Leah, con las piernas flojas y el corazón en llamas, es simplemente, su dependiente.