Fic - El cáliz de la discordia

May 03, 2014 15:11

Title: El cáliz de la discordia
Summary: Ron y Hermione discuten, de nuevo. Todo es culpa de un cáliz de llamas azules.
Characters/Pairings: Ron/Hermione
Genre: Genaral
Beta: Nope
Rating/Warnings: None
Medium: Short Fic
Word Count: 5234 words.
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EL CÁLIZ DE LA DISCORDIA

Las llamas del cáliz del fuego recuperaron su tono azulado y su fulgor se debilitó. Sin embargo, los aplausos continuaron inundando el Gran Comedor. De la mesa de Hufflepuff llegaba una mezcla de gritos, en la que se repetía el nombre de Cedric Diggory, al que vitoreaban con tesón. Los alumnos extranjeros también se habían unido al exaltado ánimo con sus diferentes idiomas y acentos. Dumbledore sonreía de forma infantil, contagiado por la emoción de sus alumnos. En ese instante, las llamas del cáliz se tiñeron de rojo y aumentaron en tamaño, como si el fuego hubiera sido alimentado. La sonrisa de Dumbledore se desvaneció en un segundo y los aplausos y gritos de los estudiantes se convirtieron en expresiones de asombro. Dumbledore frunció levemente sus cejas. No miraba al cáliz con el curioso asombro de sus alumnos sino con desconfianza, como si temiera que las ondeantes llamas fueran portadoras de algún mal augurio.

El cáliz de fuego escupió un trozo de pergamino carbonizado que flotó en aire, acunado por el humo, hasta que Dumbledore se apresuró a agarrarlo. El director leyó el pequeño papel con los ojos entornados, sin anunciarlo en voz alta como había hecho con los otros campeones. Los estudiantes y los profesores le miraban intrigados.
Harry Potter tuvo un horrible presentimiento, que casi fue confirmado cuando el anciano director miró hacia los asientos que Harry ocupaba con Ron y Hermione. Siempre que algo extraño ocurría en el colegio, lo involucraba directa o indirectamente.

- ¡Ron Weasley!- exclamó Dumbledore.

Ron miró al director con la boca medio abierta, sin siquiera atreverse a pestañear. Sintió como todas las miradas se dirigían a él y un cosquilleo envolvió su cuerpo. No sabía si sentía miedo o ilusión. Su hermano Fred se inclinó por su espalda, colocándole la mano en su hombro izquierdo.

- Nunca hemos estado tan orgullosos de ti- le dijo Fred con un tono de falsa solemnidad.

- … o tan decepcionados porque nos ocultaras que habías podido burlar la raya de edad- dijo Geroge, colocándole la otra mano en el hombro.

Su expresión anonadada fue repentinamente sustituida por una intensa emoción. Él, Ronald Weasley, había sido seleccionado como uno de los campeones para el torneo de los tres magos. Era un logro que nadie en su familia había conseguido jamás. Sus compañeros de Gryffindor comenzaron a vitorear su nombre y notó como las caras asombradas de los alumnos de las otras casas se clavaban en su nuca. Miró a su alrededor con una expresión embelesada y amplió su sonrisa al ver como algunos adolescentes que estaban sentados cerca de la entrada del Gran Comedor se ponían en pie para poder verlo. Le señalaban sin discreción. Ron se levantó, borracho con la atención recibida y notó cómo Hermione le tiraba de la manga, instándole a que volviera a sentarse pero él la ignoró.

- Ronald, acércate por favor- Le pidió Dumbledore.

Su sonrisa se había quedado congelada en su rostro pero sus ojos habían perdido el brillo eufórico. El tono serio de Dumbledore lo golpeó con fuerza, haciéndole comprender que tendría que dar unas explicaciones que no poseía. El asombro de los profesores se había transformado en miradas de reproche aunque no habían perdido del todo su desconcierto. Ron tragó saliva, su alegría le resultó repentinamente amarga. Ron asintió y se acercó a donde estaba Dumbledore con largas zancadas, algo torpes, como si acabara de despertarse.

- Yo no he hecho nada…- intentó explicarse Ron. Recordó en aquellos instantes cuántas veces había utilizado aquella frase después de provocar alguna pequeña catástrofe doméstica, su madre nunca le había creído. Pero esta vez era verdad, él no había puesto su nombre el cáliz de fuego.

- Cruza la puerta, Ron- le exigió Dumbledore.

Ron asintió de forma imperceptible y se dirigió a la puerta por la que antes habían pasado Victor Krum, Fleur Delacour y Cedric Diggory. Encontró al resto de los campeones de pie en la pequeña sala, los tres le miraron desde su posición y Fleur se adelantó algunos pasos para preguntarle:

- ¿Qué pasa? ¿Quiegen que volvamos al comedog?

Ron abrió la boca para anunciar con cierto orgullo que él era el cuarto campeón del torneo pero no emitió ningún sonido cuando vio a un grupo de adultos entrando en la sala y mirándolo con rostros enfadados. Se trataba de Ludo Bagman, Barty Crouch, Dumbledore, McGonagall, Madame Maxime, Karkarov y, para desgracia de Ron, Severus Snape. Sus túnicas ondeaban en el aire debido a la rapidez de sus pasos y Ron retrocedió algunos pasos inconscientemente.

- ¡Realmente increíble! ¡Lo nunca visto!-exclamó Ludo Bagman con una expresión emocionada que contrastaba con los serios semblantes del resto- ¿Cómo lo has hecho muchacho?

Ron apartó la mirada de la redonda cara de Ludo para mirar a Dumbledore.

- Yo… yo no he hecho nada- repitió, con cierto tartamudeo.

- Eres el hijo de Arthur Weasley ¿verdad? ¡Nos conocimos en el final de los mundiales de Quidditch!- añadió Ludo con una amplia sonrisa.
Dumbledore llegó frente a Ron y lo apartó con suavidad de Ludo Bagman. Puso ambas manos en los brazos de Ron para asegurarse que el chico le prestaba toda su atención.

- Necesito que respondas a unas preguntas sinceramente, Ronald- le pidió Dumbledore.
Ron estuvo tentado de pedirle que le llamara Ron pero, considerando que no era el momento, se limitó a asentir.

- ¿Echaste tu nombre en el cáliz?

- No, señor.

- ¿Le pediste a alguien mayor que lo echara por ti?

Ron negó con la cabeza y pudo escuchar el bufido incrédulo de Snape.

- Evidentemente miente- dijo Snape- Potter y Weasley se han dedicado a sobrepasar los límites desde su primer curso. Imagino que en esta ocasión Potter ha decidido que su amigo sea el centro de atención, por una vez.

Karkarov dio unos pasos hasta colocarse junto a Dumbledore- ¡Esto es inaudito! ¡No recuerdo que el colegio huésped tuviera derecho a dos campeones en el torneo!

- Igor, sabes perfectamente que este giro de eventos ha sido tan inesperado como para mí como para ti- respondió Dumbledore. Karkarov gruñó, no convencido, pero no se atrevió a contradecir a Dumbledore.

Fleur se acercó a Madame Maxime, la confusión evidente en su rostro- ¿Qué ocurre, Madame Maxime?- No esperó que su directora le respondiera, dio unos pasos hacia Ron con las cejas muy fruncidas- ¿Quegeis decig que este niño también va a pagticipag?

Ron notó como sus orejas se sonrojaban a pesar de que Fleur no se había detenido tan cerca de él. Lo miraba directamente a los ojos, como si estuviera analizándolo y Ron sintió cómo sus piernas temblaban con el influjo de la Veela. Había estado discutiendo con Hermione si Fleur era una Veela o no. Él estaba seguro de que lo era, con sólo mirarla sentía como si su cabeza estuviera en las nubes y no pudiera concentrarse en otra cosa que no fuera el movimiento de su cabello. Ron no estaba seguro de que alguien hubiera respondido a la pregunta de Fleur. Se sentía nervioso, asustado y emocionado. Una mezcla de sentimientos que jamás pensó fueran compatibles y, además, la presencia de Fleur lo dejaba completamente desvalido, como si lo único que supiera hacer fuera sonreír bobaliconamente. Creyó escuchar la voz de Barty Crouch repasando el reglamento del torneo de los tres magos y las insistentes quejas de Madame Maxime y Karkarov, pero sus voces sonaban lejanas como si no estuvieran en su mismo plano. Lo único en lo que podía concentrarse era en los reflejos del cabello plateado de Fleur y en cómo fruncía la boca, evidentemente descontenta. Ni siquiera se sentía lo suficiente despierto como para sentirse ofendido porque ella se opusiera a que él participara.

- ¡Sabes que el cáliz no funciona así, Karkarov! No volverá a funcionar hasta el año que viene en el próximo torneo- Ron no recordaba qué había propuesto Karkarov para recibir esa respuesta e incluso la voz que había escuchado le resultaba desconocida. Fleur arrugaba el entrecejo, en una expresión de atención que le recordó que él debería también escuchar de qué estaban hablando, al fin y al cabo, le incumbía a él también.
El sonido de una pata de palo acercándose con pasos firmes hacia él consiguió que se despertara del influjo de la Veela. Ron parpadeó varias veces y giró la cabeza, dejando de observar por una vez a Fleur para ver quién se acercaba a pesar de que el sonido de sus pasos era inconfundible. Se trataba de Ojoloco Moody. Todas las veces que lo veía en clase no le había ayudado a acostumbrarse a mirarle a su ojo de cristal. Moody se colocó delante suya, demasiado cerca, y le miró a la cara con los labios apretados, como si al fijarse en su expresión fuera capaz de descubrir si era culpable o no. Ron se preguntó por unos momentos si Ojolo Moody era capaz de leer la mente.

-¡No harás nada de lo que dices, Karkarov!- dijo Moody, sin apartar su mirada de Ron- Además, aquí él único que debería quejarse es Ron y no he visto que abra la boca.

¿Quejarse? Se preguntó Ron. Era lo mejor que le había pasado en la vida. Una oportunidad para diferenciarse de sus hermanos. Repentinamente le asaltó un temor. ¿Y si no le permitían participar? No sería extraño que se acordara que Cedric, puesto que había sido el primer campeón de Hogwarts, fuera el único que participara. Entonces tendría que volver cabizbajo a la sala común y explicarle a sus compañeros que todo había sido un error, que no participaría. Sintió pánico ante la idea de perder esa posibilidad.

-¿Quejagse? ¿Pog qué iba a quejagse? ¡Todos hemos soñado desde hace años con pagticpag en el togneo!- exclamó Fleur, indignada. Ron se percató que ni Cedric ni Krum se habían inmiscuido en la discusión, permitiendo que sus directores cargaran con el peso de las decisiones. Fleur era la única participante que parecía realmente indignada con la idea- ¡Mil galeones! Es una oportunidad pog la que muchos moguigíamos…
Ron había olvidado que el premio consistía en mil galeones. ¡Con ese dinero podría comprarse la mejor escoba del mercado! Nunca más llevaría ropas usadas y podría permitirse todas las chucherías que quisiera. Le daría parte a su madre, por supuesto, que siempre se quejaba de que tenía que hacer malabares para alimentarlos cuando parecía que sus estómagos no tenían fondo.

- Me temo que alguien pretende que Ron muera en el torneo- dijo Moody, dando un giro bastante siniestro a la discusión.
McGonagall se llevó una mano a la boca, impresionada por aquella posibilidad- No lo dirás en serio.

- ¡Siempre con tus conspiraciones!- exclamó Karkarov, señalándole con el dedo de forma acusadora- Intentas disfrazar una irregularidad deportiva de un intento de asesinato, algo ingenioso, pero no te creo. Es evidente que quien colocó el nombre de este chico en el caldero quería que Hogwarts contara con dos campeones para así tener el doble de oportunidades de ganar.

Ron miró hacia Dumbledore pero su expresión era ilegible. Parecía atento a la conversación pero sumido en sus pensamientos al mismo tiempo. Si alguien era capaz de hacer esas dos cosas a la vez, Ron supuso que ése era Albus Dumbledore.

Snape se aclaró la garganta antes de aportar su “humilde” opinión- No deberíamos descartar tan rápidamente las teorías del profesor Moody- comentó Snape. Moody asintió a su lado con vehemencia- Si las habilidades que el señor Weasley va a emplear en las pruebas del torneo se parecen en algo a sus progresos en pociones, me temo que dejara a Hogwarts en la más alta humillación.
Ron no se había detenido a pensar en aquella posibilidad y una conocida sensación de pánico se asió a su estómago. ¿Qué ocurría si era malísimo en todas las pruebas? Quizás se convirtiera en el hazme reír de Hogwarts, inventarían canciones pegadizas que se burlaran de él, murmurarían a sus espaldas, recordando aquellos momentos en los que Ron Weasley, el campeón por equivocación, se había humillado durante las pruebas. Podía imaginar la cara de desencanto de Krum y de Fleur, incluso de Cedric, al comprobar que él no era competencia: no les llegaba ni a los talones. La imagen que más fácilmente podía imaginarse, porque la había visto demasiadas veces, era la sonrisa maliciosa de Snape cuando Ron hacía algo mal.

- ¡Snape!-exclamó McGonagall, indignada porque osara insultar de aquella forma a un alumno de su casa.
Snape la ignoró y continuó hablando- Sin duda, quien ha echado el nombre de Weasley en el cáliz de fuego no quería beneficiar a Hogwarts en absoluto. Muy posiblemente, su intención era que Weasley tuviera tres oportunidades perfectas para morirse- sus últimas palabras lo dijo con una pequeña sonrisa tan bien oculta que Ron no se extrañaría de que hubiera sido él el único en percatarse de ella.
Moody asintió, sin parecer contrariado por el insulto que Snape había cargado contra el alumno- El cáliz de fuego en un objeto mágico poderoso, es necesario un mago y una bruja competente para engañarlo. Ningún estudiante de este colegio podría desempeñar los encantamientos necesarios para confundirlo.

- No sabemos cómo se ha originado esta situación- dijo Dumbledore dirigiéndose a todos los reunidos en la sala- Pero me parece que no nos queda más remedio que aceptar las cosas tal como están. Tanto Cedric como Ron han sido seleccionados para competir en el torneo. Y eso es lo que tendrán que hacer…

Ron lanzó un suspiro que no sabía que había estado conteniendo hasta el momento. A pesar de las conjeturas de Moody sobre el peligro que corría, Ron no se sentía amenazado por las siguientes pruebas. Temía más volver a la sala común y confesarle a sus compañeros que todo había sido un error que enfrentarse a unos peligros que seguramente ni siquiera fueran tal. Había escuchado muchas historias sobre Alastor Moody, una mitad decían que era un hombre brillante y la otra mitad que había perdido la cordura. La ilusión por participar en el torneo superaba con creces a las dudas sobre su propia seguridad e incluso el pánico por la humillación, en caso de que lo hiciera todo mal, le parecía mucho más real que la amenaza que Moody defendía.

Ludo Bagman, que durante la discusión de conspiraciones no había perdido su entusiasmo, se frotó las manos y dijo- Bueno, ¿nos ponemos a ello, entonces? Tenemos que darle las instrucciones a nuestros campeones ¿no? ¿Barty, quieres hacer el honor?

Barty pareció despertarse de un ensueño.

- Oh, sí, claro, la primera prueba- Se acercó al fuego, que iluminó sus expresiones. Estaba ojeroso con una piel arrugada y reseca que no había lucido durante los finales de Quidditch- La primera será el 24 de noviembre. Pondrá a prueba vuestro coraje, no os vamos a explicar de qué va porque no hay mayor coraje que el necesario para enfrentarse a lo desconocido…

Ron le escuchaba con atención, su sonrisa emocionada había regresado a sus labios ahora que no había duda de que participaría. Miró a su izquierda a Krum, que atendía las palabras del ministro con un rostro impasible, sin emociones. Ron pensó que esperaría algunos días para pedirle un autógrafo, con un poco de suerte, la competición le daría bastantes oportunidades para acercarse a su ídolo y entablar conversación. Ron se preguntó si aceptaría a firmarle en su camiseta de los Chudley Cannons, a pesar de que no era el equipo en el que jugaba Viktor Krum.

+++

Hermione se mordió el labio inferior con nerviosismo mientras miraba el reloj que colgaba de la para de la sala común de Gryffindor. ¿Qué estaba ocurriendo? Sin duda, Dumbledore no le permitiría a Ron participar. Daba igual lo que un cáliz de fuego dijera… ¡Él era demasiado joven! Y por tanto estaba mucho menos preparado que el resto de los participantes. Encima de su regazo tenía un libro de historia abierto por la mitad. En el encabezado de páginas se podía leer: “El torneo de los tres magos, 600 años de tradiciones”. Según había leído, nunca se había desobedecido al cáliz de fuego. Incluso en 1975, un alumno se había arrepentido de añadir su nombre y había intentado desapuntarse después de que el cáliz lo hubiera elegido como campeón de Beauxbattons. No se lo habían permitido. Sin embargo, ésta era una ocasión diferente, había cuatro campeones cuando sólo participaban tres colegios. Sin duda, Karkarov y Madame Maxime no permitirían que Hogwarts compitiera con dos campeones mientras que ellos sólo tenían uno. Hermione resopló, sin estar del todo convencida. Miró al resto de los Gryffindors con una mirada de reproche. Ella y Harry estaban sentados en unos asientos apartados mientras que los demás celebraban a gritos que un alumno de Gryffindor había sido seleccionado. Por supuesto, Fred y George Weasley dirigían a la muchedumbre como si fueran directores de orquesta.

Harry lanzó una mirada envidiosa a Fred y George. Le gustaría unirse a las celebraciones pero Hermione le había contagiado su pesimismo. Él jamás había oído nada del torneo, puesto que no había sido criado en la sociedad mágica, así que imaginaba que las pruebas no serían tan duras. Si alguien había muerto hacía años, entonces las medidas de seguridad ahora serían mucho más elevadas. Dumbledore no dejaría que nadie muriera en un evento deportivo. Se sentía desconcertado, de todas formas, por la selección de Ron. Él ni siquiera le había dicho que había conseguido añadir su nombre y Harry se preguntaba cómo lo había logrado y por qué no le había dicho nada. Al contrario que Ron, Harry no había tenido intención alguna de apuntarse, sus cursos escolares estaban ya plagados de peligros como para unirse voluntariamente a un concurso así.

- No se lo permitirán ¿verdad?- preguntó Hermione. Era la quinta vez que formulaba aquella pregunta y Harry le respondió de la misma forma que en las anteriores ocasiones: se encogió de hombros. Sabía que Hermione pretendía convencerse a ella misma más que a Harry.

Hermione estaba moviendo una pierna, como un tic nervioso, y Harry estuvo tentado de ponerle una mano en la rodilla para que parara.

- Él es muy joven. Son pruebas peligrosas, ha muerto gente antes. No le dejarán que participe. Por supuesto que no, Dumbledore y McGonagall no lo permitirían.

El retrato de la Señora Gorda se retiró para dejar paso a Ron y cuando su cabellera pelirroja se hizo visible en la sala común, sus compañeros estallaron en aplausos. Harry sonrió abiertamente y se unión a los aplausos. Hermione, sin embargo, miraba a Ron casi sin parpadear y tenía la espalda tan estirada como en clase, cuando quería que la profesora le permitiera responder a ella.

Era evidente por la expresión de Ron que estaba maravillado por las circunstancias. Su sonrisa se amplió tanto que Hermione se preguntó si no le dolerían las comisuras de los labios. La chica sintió pánico al comprender que aquella expresión entusiasta sólo podía significar que Ron iba a participar en el torneo de los tres magos. Por supuesto, Ron siendo Ron, era incapaz de comprender lo peligroso que era y lo poco equitativo que era el grupo de los campeones. ¡Por Dios! Cedric estaba en séptimo curso, por tanto, tenía tres cursos más de conocimientos y aprendizaje de hechizos.

Los gemelos corrieron hacia su hermano, que retrocedió algunos pasos temiendo que fuera un placaje. Le cogieron en alto, sujetando su peso con sus hombros, como si ambos fueran un trono. Lo pasearon por la sala común mientras que Ron hacía gestos de saludo casi reverenciales, uniéndose al teatro que sus hermanos habían creado para él.

- ¡Hagan una reverencia frente a su campeón!- gritó Fred.

- ¡Nuestro hermano, Ron Weasley!- lo presentó George, también a gritos.

Hermione lanzó un bufido de reproche que fue ahogado por los gritos emocionados. Agarró con fuerza el libro, alcanzando el punto más álgido de su indignación, cuando vio cómo dos chicas que jamás habían hablado con Ron se acercaban para felicitarle y abrazarle, mientras se tocaban el pelo de forma melosa. Hermione puso los ojos en blanco al ver como Ron, ya con los dos pies en el suelo, hacía uso de aquellas bromas que solía contar cuando quería llamar la atención de alguien. No había duda de que estaba encantado con la atención.
En ningún momento había confesado que él no había colocado su nombre en el cáliz, puesto que había mucha gente que parecía admirarlo más por conseguir burlar las medidas de seguridad impuestas por Dumbledore que por ser uno de los campeones. Cuando la mayoría de los compañeros ya le habían felicitado y se habían apartado, Ron se acercó a Harry y a Hermione, que lo miraban desde un asiento apartado. Harry se levantó y le dio un golpe amistoso en el brazo, felicitándole.

- ¡No lo felicites, Harry!- exclamó Hermione.

Ron la miró como si se hubiera vuelto loca.

- ¿Cómo puedes estar sonriendo por esto? ¡Las pruebas son extremadamente peligrosas! ¡Fueron prohibidas por una razón!

Ron se encogió de hombros, sin borrar su sonrisa. Esto pareció enervar aún más a Hermione.

- ¡Tienes que ir a Dumbledore y decirle que no puedes participar!

- ¡No pienso hacer eso! ¿Por qué iba a hacer eso? ¿Estás loca?- dijo Ron, imitando su elevado tono de voz.
Hermione hizo aquel gesto con la nariz que hacía siempre que Ron le decía algo que la ofendía- No puedo creerme que Madame Maxime y Karkarov no se hayan quejado. Hogwarts tiene dos campeones mientras que los otros colegios sólo cuentan con uno…

- Se quejaron- respondió Ron- pero a Dumbledore le dio igual, dijo que no tenía más remedio que participar y eso que Moody decía que…- pero Ron se quedó repentinamente callado, dudando si compartir aquella información. Las caras de expectación de Harry y Hermione le instaron a continuar- bueno, les dije que yo no había colocado mi nombre, lo cual es verdad, y Ojoloco piensa que quien echó mi nombre al cáliz, bueno, que…

- ¿Qué?- preguntó Harry, intrigado.

- Piensas que quien echó mi nombre en el cáliz lo hizo para asegurarse de que yo moría en alguna de las pruebas. Estupideces, por supuesto- dijo Ron, intentando quitarle importancia- Todo el mundo sabe que Moody está obsesionado con las conspiraciones. Está como una cabra, si queréis mi opinión.

Herminone se llevó las manos a la boca, aterrorizada y Harry sintió un mal presentimiento. No era una noción desconocida que él estuviera en peligro de muerte, pero el hecho de que uno de sus amigos lo estuviera era algo que nunca terminaba de parecerle completamente real. En segundo año, con la amenaza del basilisco que atacaba a hijos de muggles, él no había creído que Hermione pudiera correr ningún peligro hasta que la había visto petrificada en una camilla de la enfermería, su piel fría y pálida como la roca.

- Y sabiendo que tú no echaste tu nombre al cáliz y después de que Moody mencionara tal posibilidad, no se te ocurrió que… no lo sé- musitó Hermione con ironía, parecía tremendamente enfadada- ¡… Que la situación era demasiado peligrosa! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

- Claro que lo pensé, pero no puedo hacer nada por remediarlo ¿no? Tengo que participar, estoy obligado. Así que simplemente tendré cuidado y haré las pruebas lo mejor posible. Y no sé quién ha puesto mi nombre pero… dudo que nadie quiera matarme a mí, tuvo que ser una broma o alguien que decidió hacerme el favor.

Hermione entrecerró los ojos, como siempre hacía cuando estaba concentrada pensando.

- Es evidente quién fue- dijo Hermione. Harry y Ron la miraron con las bocas levemente abiertas. Hermione se inclinó como si fuera a contar un secreto y sus amigos la imitaron, para poder escucharla- ¿Quién iba detrás de la piedra filosofal en nuestro primer año? ¿Quién era el heredero de Slytherin? ¿Con quién creemos que se ha ido a reunir Colagusano?- Hermione no esperó a que Harry o Ron respondieran- Quien-no-debe-ser-nombrado.

Ron comenzó a reírse con escándalo y Hermione le miró con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer lo que veían sus ojos. Ron se limpió las lágrimas de risa con su muñeca y con ese gesto, Harry supo que la risa no era del todo natural sino que tenía la intención de irritar a Hermione.

- Suenas como Moody, con tus conspiraciones…-dijo Ron. ¿Por qué iba a querer matarlo El-que-no-debe-ser-nombrado? Él estaba medio muerto, moribundo y a pesar de que Ron era consciente de que eso no le había detenido antes, dudaba que el señor tenebroso supiera siquiera su nombre.

Harry, sin embargo, no consideraba aquella idea tan disparatada. Recordó la sensación de pánico que había sentido cuando Dumbledore había mirado en su dirección y por un momento había creído que pronunciaría su nombre.

- Pero si ha sido él ¿Por qué no…?- Harry miró a Ron y guardó silencio. Conocía a su amigo lo suficiente como para saber que malinterpretaría aquella pregunta y se ofendería.

Lamentablemente, Hermione consideraba que aquel tema era demasiado importante como para callarse nada por miedo a herir la autoestima de Ron.

- ¿Por qué, entonces, no echó tu nombre, Harry, en lugar del de Ron?- terminó Hermione la pregunta por él. Tal y como Harry se imaginaba, el semblante de Ron se convirtió en una expresión de furia. Sus pecas se perdieron por el color rojo que había adquirido su piel.

- Así que ése es tu problema- le espetó a Hermione, señalándola con el dedo. Hermione le miró sin comprender- Piensas que haré el ridículo en el torneo. Piensas que Harry lo haría muchísimo mejor. ¡Diablos! Seguramente crees que sería mejor para Hogwarts que sólo le representara Cedric ¿verdad?

- ¡Yo no he dicho eso!- exclamó Hermione- Ron, siempre tergiversas mis palabras.

- ¡Ni siquiera sé qué significa “tergiversas” así que dudo que yo haga eso!

Hermione abrió la boca para replicar pero la cerró como un pez fuera del agua. Levantó un dedo, como si acabara de ocurrírsele una idea y acercó su nariz al inmenso libro que aún tenía en su regazo. Comenzó a leer en voz alta.

- “1819: En la primera prueba del torneo de los tres magos, los campeones tenían que enfrentarse a tres gigantes. En esta prueba tenían que dejar de lado sus instintos competitivos para derribar al enemigo común. Uno de los participantes se rompió la pierna en 22 partes”
Ron puso los ojos en blanco- Te recuerdo que nos enfrentamos a un trol cuando teníamos 11 años.

- ¡Los gigantes son mucho más peligrosos que los troles, principalmente porque piensan!- gritó Hermione. Ron echó la cabeza para atrás, ofendido como si Hermione acabara de llamarle “trol”. Hermione continuó leyendo- “En 1927, Elsa Babineaux ganó el torneo después de adivinar el nombre de una peligrosa arpía. Lo tenía escrito con runas en un colgante” ¡Tú ni siquiera cursas runas!

- ¡Deja de leer! ¡Sé perfectamente cómo son las pruebas del torneos de los tres magos!

Ambos estaban gritando y Hermione miró alrededor azorada, al darse cuenta de que los pocos alumnos que quedaban en la sala común les estaban mirando con atención. Ellos volvieron a atender sus propias conversaciones o tareas, las discusiones de Ron y Hermione eran tan frecuentes que ya no suponían entretenimiento para nadie. Ron aprovechó que Hermione se había despistado para girar sobre sus talones y dirigirse al exterior de la sala común. No sabía bien a dónde quería dirigirse, simplemente quería librarse de Hermione. Ella, sin embargo, no estaba dispuesta a rendirse tan pronto y le siguió a través del retrato.

Harry decidió quedarse en la sala común, ya hacía mucho tiempo que se había quedado fuera de la conversación. Meneó la cabeza y suspiró, acostumbrado al comportamiento de sus amigos. Miró por la sala, en busca de alguna cara conocida y vio a Dean Thomas y a Seamus Finningan jugando al Snap explosivo en una mesa cercana. Se acercó a ellos para unirse al juego.

Hermione andaba detrás de Ron tan rápido como sus piernas le permitían, puesto que aún cargaba el pesado libro e intentaba leerlo al tiempo que caminaba.

- “En 1941, los campeones del torneo en su segunda prueba tenían que cortar la madera de unos bowtruckles”- leyó Hermione- Dime Ron ¿Sabes acaso qué es un Bowtruckle?

Ron se detuvo en seco y se dio la vuelta con brusquedad.

- No, pero presiento que me lo vas decir tú.

Hermione asintió con la cabeza- Son unas criaturas fácilmente confundibles con árboles cuya madera proporciona unas varitas realmente poderosas. Ahora, Ron, dime ¿Cómo cogerías su madera sin que te atacara?

Ron la miró con hostilidad, se rascó la cabeza y pensó durante largos segundo las repuesta. Escuchó cómo Hermione resoplaba frente a él, así que levantó la cabeza para mirarla.

- ¡Demasiado tarde, el bowtruckle ya te ha sacado los ojos! Estás muerto- dijo Hermione con una mirada fría.

Hermione se arrepintió de sus palabras en el momento en que las dijo. Ron no parecía ya enfadado, sino dolido y Hermione se lamentó al no poder retractarse. Se mordió el labio inferior con pesar.

- Lo siento, Ron… Sólo quería que vieras…

- Lo inútil que soy, lo poco que sé…- dijo Ron.

Hermione negó con la cabeza- No, lo peligrosas que eran. Yo tampoco saldría viva de ellas.

Ron dejó escapar una sonrisa amarga- ¿Tú? Tú tendrías tiempo de enumerar todas las debilidades de la criatura mágica, pronunciar el encantamiento correcto y aún te sobraría tiempo para alisarte el pelo o merendar. Yo, sin embargo, no soy más que un estúpido.

- ¡Eso no es verdad!

Ron negó con la cabeza y hundió los hombros. Comenzó a andar en su dirección, acercándose a cada paso más a ella. Hermione contuvo el aire por unos segundos, la idea de tener a Ron tan cerca provocaba un cosquilleo dentro de su estómago, pero él pasó de largo, camino de regreso a la sala común. Hermione suspiró, sintiéndose repentinamente débil. No había conseguido que Ron viera cuán peligroso era el torneo, aún peor, le había ofendido. Parecía que insultarlo sin darse cuenta era una de sus cualidades más notables. Hermione lo siguió de cerca, sin atreverse a decirle nada. Ron ignoró su presencia durante todo el camino de vuelta.

Cuando entraron en la sala común, Ron saludó con un asentimiento de cabeza a Harry que aún estaba jugando al Snap explosivo con Dean y Seamus. Hermione cogió aire antes de hablar de nuevo.

- Dime al menos de qué se trata la primera prueba- le pidió Hermione- Podré ayudarte a prepararte.
Ron ni siquiera se detuvo para responderle, comenzó a subir las escaleras y desde el primer peldaño le gritó:

- ¡No necesito tu ayuda!- aligeró su paso- ¡No te necesito!

Hermione tragó saliva y lo vio marcharse escaleras arriba. Se dijo a sí misma que no iba a llorar, no allí delante de todos los estudiantes que ocupaban la sala común. Aquel “no te necesito” se había clavado en ella con fuerza. Se preguntó si le hubiera dolido menos aquella contestación en su primer curso pero se dio cuenta de que no. Hubiera dolido igual, todo lo que Ron pensaba de ella siempre le había afectado mucho, incluso cuando no eran amigos. La única diferencia ahora era que… bueno, quizás lo quisiera de forma diferente, más madura.

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