Aug 09, 2011 13:31
A pesar de la ansiedad, a pesar del miedo, a Brennan le gustaba su nueva vida. Le gustaba despertarse por las mañanas con Booth a su lado. Odiaba las náuseas matutinas, cierto, pero adoraba que Booth la esperara fuera del baño con una botella de agua para quitarse el mal sabor de boca. Había descubierto que le encantaba que Booth se preocupara por ella, aunque tal vez no fuera tanto descubrimiento después de todo el tiempo que se había sentido abandonada mientras el agente estuvo con Hannah.
La mayor parte del tiempo era sobreprotector pero Brennan sabía que no podía esperar otra cosa de él. Y, aunque tenía una fama que mantener y jamás lo reconocería, le gustaba que la cuidaran. Siendo sincera, le gustaba que la cuidara Booth. Le gustaba llegar a la casa del agente, que ahora compartían, tumbarse en el sofá y que Booth le masajeara los hinchados pies. Le gustaba que la mimara. Le gustaba que la acariciara. Y, aunque fuera totalmente irracional, se derretía cada vez que Booth acariciaba su hinchado vientre y le hablaba a su hijo nonato. El hijo de los dos.
Adoraba todo aquello.
Lo único que no adoraba era la minúscula cocina de Booth. ¿Cómo podía una mujer embarazada de 7 meses caber en esa microscópica cocina?
-Tu cocina es demasiado pequeña -constató con su tono más absoluto.
-¿Qué? -preguntó Booth mientras preparaba café para el desayuno de ambos. Hubo un tiempo en que desayunaba huevos con bacon pero había renunciado a ellos cuando su compañera le había hablado de las náuseas que le provocaba el olor del bacon friéndose-. ¿Puedes pasarme el exprimidor? -preguntó el agente señalando un armario a la derecha, justo sobre su cabeza.
-Ahora voy -replicó la antropóloga-. Digo que es demasiado pequeña, se me hace incómoda -repitió mientras pasaba al lado de Booth. Cuando se estiró para alcanzar el exprimidor su mano rozó sin querer el trasero del agente pero Brennan no se dio cuenta y al girarse hacia él con el exprimidor en las manos se encontró con la mirada divertida y la sonrisa pícara de Booth, aquella que tanto conocía y que ahora le decía mucho más que antes-. ¿Qué pasa?
-Me has tocado el culo -contestó Booth casual mientras le dedicaba una media sonrisa.
-No.
-Lo has hecho -repitió el agente ampliando la sonrisa.
-No, no lo he hecho. Te he rozado porque esta cocina es muy pequeña -replicó Brennan un poco molesta. Se fijó en la sonrisa pícara de su compañero y suavizó su expresión a la vez que aparecía un brillo malicioso en su mirada-. Además, si lo hubiera hecho lo sabrías.
-¿Ah, sí?
-Sí.
-No te creo -La sonrisa de ambos ya era de oreja a oreja.
-¿Necesitas que te lo demuestre?
-Estaría bien.
Brennan extendió la mano y le dio una fuerte palmada al firme trasero de su compañero pero, antes de que pudiera retirar la mano, Booth la agarró por la cintura y, apretándola todo lo que podía contra él, la besó apasionadamente.
“No está tan mal que la cocina sea pequeña”, pensó Brennan antes de abandonarse por completo al beso.
cumpleaños,
fanfic,
bones,
quela,
spoilers