Hace un montón que no actualizo esto. Es Madrid, lo sé, me encanta y no paro quieta. Aún así, espero actualizar esto esta semana para poder hablar como se merece de Bones y las teorías de fin de temporada. Porque la serie lo merece.
La cuestión es que tengo 2 fics de Bones pendientes, atascados, da igual lo que haga no salen. Y ayer, después de ver el episodio de Castle, surgió esto. [*Se vuelve loca y comenta el capítulo, spoilers!*] Tengo un problema. Shippeo más a Erik Vaughn con Beckett que a Castle. ¡El tío está de toma pan y moja! Es guapísimo, seductor, agradable, inteligente... con una sonrisa... Si se hubiera quitado la camisa no sé yo si habría botes salvavidas para que los del piso se salvaran de la inundación de mis babas XD Vamos, que me ha gustado XD Y Castle últimamente se lo curra tan poco... Me han dado ganas de zarandearlo.
Nota de la autora: Situado en el 5x21 (¿5x22?) The Squab and the Quail. Porque la cara de Beckett al final del capítulo se merecía un fic. Os aviso de que iba a ser más dramático pero no he podido evitar dejar un resquicio a la esperanza. Angst sí, sufrimiento eterno no.
Disclaimer: Castle pertenece a Andrew Marlowe, yo sólo exorcizo lo que sus capítulos generan en mí.
Hablar La mirada de él la quemaba. Había deseo en sus ojos oscuros y también admiración. Una admiración que hacía tiempo que no sentía en la mirada de nadie. Él se acercó para besarla y ella no se lo impidió. Sus labios se posaron sobre los de ella y la arrasaron con pasión.
-Kate… -susurró separándose de ella.
-Erik… -gimió al sentir los labios en su cuello.
Se despertó sobresaltada y sudorosa. Miró al otro lado de la cama para ver si había despertado a Castle pero éste seguía dormido como un tronco. Se pasó una mano por el pelo. Ya era la cuarta noche que soñaba con Vaughn.
De acuerdo, era un hombre guapo, inteligente, rico, que la admiraba. Había habido más como él. Tal vez no tan llamativos, pero los había habido.
Y ella había les había sonreído educadamente y los había mandado a paseo.
Sin embargo, éste había llegado a besarla.
Pero lo apartaste, le susurró la voz de la cordura.
-¿Y si no lo hubiera hecho?
-Le habrían volado la cabeza.
Estaba claro que su subconsciente no se refería a eso, porque sus sueños rellenaban los huecos, la llevaban a donde su imaginación no se atrevía, a donde su conciencia, su lealtad, le impedían ir.
No era la primera vez que le ocurría. Había soñado muchas veces con Castle mientras fue el fruto prohibido.
Ese recuerdo la hizo girarse y mirar a su compañero. Tenía que afrontar la verdad.
¿Qué somos? ¿Qué significo para él?
Durante mucho tiempo se mantuvo distante, lejana. Con los muros en alto, no dejando que la alcanzara. Permitiéndose la admiración de un hombre al que admiraba. No dejando que se acercara, que la viera, era perfecta a sus ojos… Si llegaba a verla de verdad, como a una humana, recién levantada, tras un mal día, con sus defectos… Si llegaba a ver el horror al que había sobrevivido, el dolor que se escondía en su alma, su amor por ella desaparecería. Su admiración se desvanecería.
Tal y como lo había hecho.
Las lágrimas se agolparon en sus ojos y miró al techo, luchando por que no salieran.
-Está claro que le importo -dijo una de las voces.
-¿Por qué? ¿Porque se ha puesto celoso? Los celos no implican amor, sólo posesión. Ya lo has visto, una vez que te ha conseguido se ha acabado su interés. ¿Cuánto ha durado, seis meses?
-Oh, cállate.
-No. No me voy a callar. ¡Deja de esconderte!
-¡No me escondo!
-¡Sí te escondes! Chica, es tu hombre, ¡pregúntaselo!
La voz que había dicho aquello guardaba un sorprendente parecido con la de Lanie.
Miró otra vez a su compañero dormido. Tal vez podría olvidarlo, quizás podría volver a intentar dormir. No, no podía. Sabía que si cerraba los ojos seguiría donde lo había dejado con Erik.
Ya no podía más. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Sintió a Castle moverse en la cama y trató de secarlas rápidamente.
Su compañero la miró medio dormido pero se despertó rápidamente al ver sus lágrimas.
-Kate, ¿estás bien?
-Sí, yo… -comenzó-. No. No estoy bien, Castle -respiró hondo y trató de tranquilizarse-. ¿Qué somos? Como pareja, quiero decir, ¿a dónde vamos? Y no digas que al dormitorio porque ya estamos allí.
Beckett lo miraba expectante y Castle no pudo evitar secarle las lágrimas con los pulgares.
-Te quiero. Nunca lo olvides, te quiero.
Tras estas palabras la abrazó y Beckett volvió a sentirse como en casa. Más en paz de lo que se había sentido en aquellos días.
Aún había mucho que hacer. Pero hablar siempre es el primer paso.
¿FIN?
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