Fic de Bones, algo parecido a un regalo de cumpleaños
Como todos los años y gracias a la política de mi facultad, empiezo los exámenes cuando todo el mundo los termina. Así que ahora, con el calorazo, tengo que estudiar matemáticas. Pero como ya estoy hasta las narices me meto aquí. Pero jo, ¡esto está muy muerto! De veras, es muy triste hacer un descanso de estudiar, abrir el correo y ver que no hay nada. El año pasado estábamos más revolucionadas con el embarazo de Brennan y hace 2 aún más con el reencuentro.
A lo que iba, fic de Bones. Gracias a que Xochilt me ha hecho el favor de traducírmelo al inglés está colgado en kinkinthebones, la famosa comunidad porno de Bones. Os aconsejo que os paséis por ahí, aunque sólo podréis leer los fics si sois miembros. ¡Ah! Un consejito más, ni se os ocurra abrirlo en el trabajo o en cualquier sitio en el que os puedan ver. He avisado.
El 26 del mes pasado fue el cumpleaños de sramulder. Y yo ya tenía esta historia escrita pero... no sé si te gustará. Es muy M, un tanto rara y no es un B&B propiamente. En fin, que yo te la dedico aquí, si te gusta te la dedico en fanfiction y si no te gusta pues dímelo y ya se me ocurrirá algo más normal ;)
Disclaimer: Bones pertenece a Fox.
Rating: M, NR -18.
La medalla de San Cristóbal
Estoy deseando llegar a casa y ver el partido de los Phillies, pensó Booth tomando el ascensor que le llevaría al parking subterráneo tras toda la tarde con el papeleo. El caso había sido especialmente duro para su compañera, puesto que tres personas se habían compinchado usando sus libros para cometer asesinato. Se pasó una mano cansada por la cara y la bajó a su cuello, dándose cuenta de repente de que le faltaba algo.
¡La medalla! La medalla de San Cristóbal que siempre llevaba colgada del cuello ya no estaba. Llevaba días con el broche medio suelto pero quería esperar a terminar el caso para arreglarlo. No porque no tuviera tiempo de bajar a la joyería a que se lo cambiaran sino porque, aunque Huesos diría que era pura superstición, no quería perder su protección en un caso que representaba un trago tan duro para ella.
¿Dónde podía habérsele caído la medalla? De repente recordó haber oído un sutil sonido metálico cuando estaba en la sala de observación de la sala de interrogatorios con Sully. Debía de habérsele caído entonces.
Las puertas del ascensor se abrieron en el parking y Booth presionó el botón para subir otra vez a su planta. Esperaba encontrarla pronto porque se sentía agotado.
Al llegar a su planta se encontró con todas las luces apagadas y ni un alma a la vista. Se ve que todos se han ido a ver el partido, pensó. Se dirigió a la sala de observación, abrió la puerta, la cerró tras de sí y nada más miró al suelo se encontró con la medalla, la cadena hecha un ovillito al lado. Se agachó para recogerla y, justo cuando la tenía en las manos, escuchó un gemido bajo. Alzó la vista rápidamente, buscando la fuente del sonido para quedarse paralizado ante la imagen al otro lado del espejo.
Brennan estaba sentada sobre la mesa de la sala de interrogatorios, su chaqueta y la de Sully en el suelo mientras éste succionaba su cuello con fuerza sin dejar de desabrochar su blusa.
Booth se quedó paralizado. La cadena cayó de sus manos pero ni siquiera fue consciente de ese hecho. Por un horrible momento pensó que lo podían ver y oír pero rápidamente recordó que sólo él podía oírlos a ellos. Debía irse pero estaba como hipnotizado, era incapaz de apartar la vista.
Las manos de Sully desabrocharon por completo la blusa y comenzaron a besar la piel que sobresalía del sujetador de Brennan. La antropóloga dejó escapar un gemido y cruzó las piernas en la espalda de su amante, atrayéndolo más hacia ella. Cuando las manos de Sully agarraron sus pechos no pudo evitar un gemido que trató de ahogar en el cuello de él.
-No hace falta que bajes el volumen -susurró él con voz ronca-, nadie puede oírnos aquí.
Ante el gemido de Brennan Booth dejó escapar uno propio. Debía irse pero era incapaz de hacer otra cosa más que mirar mientras sentía su miembro crecer dentro de los pantalones. Trató de cerrar la boca ante las palabras de Sully. Él no los delataría pero, si no estaba callado, había muchas posibilidades de que ellos le pillaran a él.
Cuando Sully levantó el sujetador de Brennan y succionó con fuerza sus pezones, Booth no pudo más y se bajó los pantalones, metiendo la mano en sus calzoncillos para sacar su más que duro miembro, suspirando al liberarlo de sus confines.
-Siento no haber confiado en ti… -susurró Brennan-. Déjame compensarte -dijo con voz incitadora. Su mano bajó a la entrepierna de su amante, acariciándolo por encima del pantalón, para desabrochárselo con habilidad y acariciarlo con mano experta. Sully comenzó a gemir y Booth sintió la rabia que desde el principio se había entremezclado con el deseo nublarle la vista cuando Brennan se arrodilló y se metió su miembro en la boca.
-Oh, sí, Temperance… Mmmm… Para, para… -Brennan alzó la vista interrogante, su pene aún en la boca-. Quiero estar dentro de ti… oh… quiero oír como gritas de placer…
Entonces Booth lo sintió: quería estar dentro de ella… quería besarla, lamerla, chuparla… quería que gritara de placer bajo su cuerpo, sobre su cuerpo, contra la pared…
Borró a Sully de su mente y sólo se concentró en Brennan.
Sully abrió los vaqueros de su compañera y Brennan se deshizo de ellos con los pies, cerrando las piernas alrededor de la cintura de su amante después de que éste la alzara y la empotrara con suavidad pero sin miramientos contra una pared de la sala. Le arrancó las bragas y se introdujo dentro de ella.
-¡Oh, sí! -gimió Brennan.
¡Oh, Dios!, pensó Booth, su respiración acelerada mientras se acariciaba cada vez más rápido ante la idea de empotrarla contra la pared y hacerle el amor de esa forma. Se moría por lamer la gota de sudor que nacía en su blanco cuello y se perdía entre sus pechos.
-Mmmm… ¡sigue, SIGUE! -gritó Brennan desenfrenada al sentir a su amante moverse dentro de ella acercándola cada vez más al orgasmo.
-Vamos, Huesos, sí… -desde la ventana Booth podía ver la cara de placer de su compañera, sus pechos botando ligeramente con cada embestida de Sully.
-¡Oooooooh SÍÍÍÍÍ! -gritó Brennan, desencadenando en ese momento sin saberlo el orgasmo de Booth.
-¡HUESOS! -gritó éste antes de que los amantes alcanzaran el éxtasis, tapándose la boca al darse cuenta de que podían haberle oído.
¿Qué he hecho?, pensó mientras se recolocaba la ropa. Tenía que irse. Terminó de arreglarse y se dirigía al ascensor cuando tropezó sin querer con una escalerita que habían dejado los de mantenimiento. Maldijo por lo bajo y se metió en el ascensor rápidamente.
Brennan y Sully se quedaron abrazados, los dos semidesnudos.
-Ha sido increíble -susurró Brennan.
-No hay como el polvo de reconciliación -comentó Sully con una sonrisa.
De repente oyeron el estrépito procedente del exterior.
-¿Qué ha sido eso? -preguntó Sully.
-Tal vez quedara alguien…
-No te preocupes, cerré la puerta antes de entrar. Venga, vámonos.
Estaban a mitad de camino del ascensor cuando Brennan dijo:
-Creo que me he dejado las llaves, espérame aquí, ahora vengo -se dirigió a la sala de interrogatorios y las encontró en seguida en un rincón del suelo. Miró al espejo y de repente una idea cruzó por su mente. ¿Y si alguien los había visto a través del espejo?
Salió de la sala y se fue a la de observación. Era una estupidez puesto que, si alguien los había estado observando, obviamente se habría ido al terminarse “la diversión”. De repente algo brillando en el suelo llamó su atención. Se agachó y recogió la medalla de San Cristóbal de Booth.
-¡Temperance! ¿Las has encontrado? -preguntó Sully desde el pasillo.
-¡Sí! -contestó ella. Miró la medalla y se la metió en el bolsillo. ¿Había estado su compañero observándolos mientras hacían el amor o simplemente se le había caído por la tarde y no se había dado cuenta de recogerla? Suspiró y se dirigió en busca de su novio, la respuesta a aquella pregunta era algo que seguramente nunca sabría.
¿FIN?
La verdad es que me gustaría seguirla, a fin de cuentas Brennan se ha quedado con la medalla pero no sé muy bien cómo enfocarlo. ¿Alguien tiene alguna idea?
¿Opiniones, comentarios, sugerencias?
A lo que iba, fic de Bones. Gracias a que Xochilt me ha hecho el favor de traducírmelo al inglés está colgado en kinkinthebones, la famosa comunidad porno de Bones. Os aconsejo que os paséis por ahí, aunque sólo podréis leer los fics si sois miembros. ¡Ah! Un consejito más, ni se os ocurra abrirlo en el trabajo o en cualquier sitio en el que os puedan ver. He avisado.
El 26 del mes pasado fue el cumpleaños de sramulder. Y yo ya tenía esta historia escrita pero... no sé si te gustará. Es muy M, un tanto rara y no es un B&B propiamente. En fin, que yo te la dedico aquí, si te gusta te la dedico en fanfiction y si no te gusta pues dímelo y ya se me ocurrirá algo más normal ;)
Disclaimer: Bones pertenece a Fox.
Rating: M, NR -18.
La medalla de San Cristóbal
Estoy deseando llegar a casa y ver el partido de los Phillies, pensó Booth tomando el ascensor que le llevaría al parking subterráneo tras toda la tarde con el papeleo. El caso había sido especialmente duro para su compañera, puesto que tres personas se habían compinchado usando sus libros para cometer asesinato. Se pasó una mano cansada por la cara y la bajó a su cuello, dándose cuenta de repente de que le faltaba algo.
¡La medalla! La medalla de San Cristóbal que siempre llevaba colgada del cuello ya no estaba. Llevaba días con el broche medio suelto pero quería esperar a terminar el caso para arreglarlo. No porque no tuviera tiempo de bajar a la joyería a que se lo cambiaran sino porque, aunque Huesos diría que era pura superstición, no quería perder su protección en un caso que representaba un trago tan duro para ella.
¿Dónde podía habérsele caído la medalla? De repente recordó haber oído un sutil sonido metálico cuando estaba en la sala de observación de la sala de interrogatorios con Sully. Debía de habérsele caído entonces.
Las puertas del ascensor se abrieron en el parking y Booth presionó el botón para subir otra vez a su planta. Esperaba encontrarla pronto porque se sentía agotado.
Al llegar a su planta se encontró con todas las luces apagadas y ni un alma a la vista. Se ve que todos se han ido a ver el partido, pensó. Se dirigió a la sala de observación, abrió la puerta, la cerró tras de sí y nada más miró al suelo se encontró con la medalla, la cadena hecha un ovillito al lado. Se agachó para recogerla y, justo cuando la tenía en las manos, escuchó un gemido bajo. Alzó la vista rápidamente, buscando la fuente del sonido para quedarse paralizado ante la imagen al otro lado del espejo.
Brennan estaba sentada sobre la mesa de la sala de interrogatorios, su chaqueta y la de Sully en el suelo mientras éste succionaba su cuello con fuerza sin dejar de desabrochar su blusa.
Booth se quedó paralizado. La cadena cayó de sus manos pero ni siquiera fue consciente de ese hecho. Por un horrible momento pensó que lo podían ver y oír pero rápidamente recordó que sólo él podía oírlos a ellos. Debía irse pero estaba como hipnotizado, era incapaz de apartar la vista.
Las manos de Sully desabrocharon por completo la blusa y comenzaron a besar la piel que sobresalía del sujetador de Brennan. La antropóloga dejó escapar un gemido y cruzó las piernas en la espalda de su amante, atrayéndolo más hacia ella. Cuando las manos de Sully agarraron sus pechos no pudo evitar un gemido que trató de ahogar en el cuello de él.
-No hace falta que bajes el volumen -susurró él con voz ronca-, nadie puede oírnos aquí.
Ante el gemido de Brennan Booth dejó escapar uno propio. Debía irse pero era incapaz de hacer otra cosa más que mirar mientras sentía su miembro crecer dentro de los pantalones. Trató de cerrar la boca ante las palabras de Sully. Él no los delataría pero, si no estaba callado, había muchas posibilidades de que ellos le pillaran a él.
Cuando Sully levantó el sujetador de Brennan y succionó con fuerza sus pezones, Booth no pudo más y se bajó los pantalones, metiendo la mano en sus calzoncillos para sacar su más que duro miembro, suspirando al liberarlo de sus confines.
-Siento no haber confiado en ti… -susurró Brennan-. Déjame compensarte -dijo con voz incitadora. Su mano bajó a la entrepierna de su amante, acariciándolo por encima del pantalón, para desabrochárselo con habilidad y acariciarlo con mano experta. Sully comenzó a gemir y Booth sintió la rabia que desde el principio se había entremezclado con el deseo nublarle la vista cuando Brennan se arrodilló y se metió su miembro en la boca.
-Oh, sí, Temperance… Mmmm… Para, para… -Brennan alzó la vista interrogante, su pene aún en la boca-. Quiero estar dentro de ti… oh… quiero oír como gritas de placer…
Entonces Booth lo sintió: quería estar dentro de ella… quería besarla, lamerla, chuparla… quería que gritara de placer bajo su cuerpo, sobre su cuerpo, contra la pared…
Borró a Sully de su mente y sólo se concentró en Brennan.
Sully abrió los vaqueros de su compañera y Brennan se deshizo de ellos con los pies, cerrando las piernas alrededor de la cintura de su amante después de que éste la alzara y la empotrara con suavidad pero sin miramientos contra una pared de la sala. Le arrancó las bragas y se introdujo dentro de ella.
-¡Oh, sí! -gimió Brennan.
¡Oh, Dios!, pensó Booth, su respiración acelerada mientras se acariciaba cada vez más rápido ante la idea de empotrarla contra la pared y hacerle el amor de esa forma. Se moría por lamer la gota de sudor que nacía en su blanco cuello y se perdía entre sus pechos.
-Mmmm… ¡sigue, SIGUE! -gritó Brennan desenfrenada al sentir a su amante moverse dentro de ella acercándola cada vez más al orgasmo.
-Vamos, Huesos, sí… -desde la ventana Booth podía ver la cara de placer de su compañera, sus pechos botando ligeramente con cada embestida de Sully.
-¡Oooooooh SÍÍÍÍÍ! -gritó Brennan, desencadenando en ese momento sin saberlo el orgasmo de Booth.
-¡HUESOS! -gritó éste antes de que los amantes alcanzaran el éxtasis, tapándose la boca al darse cuenta de que podían haberle oído.
¿Qué he hecho?, pensó mientras se recolocaba la ropa. Tenía que irse. Terminó de arreglarse y se dirigía al ascensor cuando tropezó sin querer con una escalerita que habían dejado los de mantenimiento. Maldijo por lo bajo y se metió en el ascensor rápidamente.
Brennan y Sully se quedaron abrazados, los dos semidesnudos.
-Ha sido increíble -susurró Brennan.
-No hay como el polvo de reconciliación -comentó Sully con una sonrisa.
De repente oyeron el estrépito procedente del exterior.
-¿Qué ha sido eso? -preguntó Sully.
-Tal vez quedara alguien…
-No te preocupes, cerré la puerta antes de entrar. Venga, vámonos.
Estaban a mitad de camino del ascensor cuando Brennan dijo:
-Creo que me he dejado las llaves, espérame aquí, ahora vengo -se dirigió a la sala de interrogatorios y las encontró en seguida en un rincón del suelo. Miró al espejo y de repente una idea cruzó por su mente. ¿Y si alguien los había visto a través del espejo?
Salió de la sala y se fue a la de observación. Era una estupidez puesto que, si alguien los había estado observando, obviamente se habría ido al terminarse “la diversión”. De repente algo brillando en el suelo llamó su atención. Se agachó y recogió la medalla de San Cristóbal de Booth.
-¡Temperance! ¿Las has encontrado? -preguntó Sully desde el pasillo.
-¡Sí! -contestó ella. Miró la medalla y se la metió en el bolsillo. ¿Había estado su compañero observándolos mientras hacían el amor o simplemente se le había caído por la tarde y no se había dado cuenta de recogerla? Suspiró y se dirigió en busca de su novio, la respuesta a aquella pregunta era algo que seguramente nunca sabría.
¿FIN?
La verdad es que me gustaría seguirla, a fin de cuentas Brennan se ha quedado con la medalla pero no sé muy bien cómo enfocarlo. ¿Alguien tiene alguna idea?
¿Opiniones, comentarios, sugerencias?