Bien, he aquí el final. Agradezco a todas las personas que me han dejado comentarios. Los aprecio bastante^^ En realidad, me encantan los comentarios (¿a quién no?)
Espero que les guste el final XD Esta historia fue hecha como un largo one-shot, y con esta última parte se habrán leído 17.420 palabras. ¿Nada mal, eh? :)
Draco se tiró agotado en el suelo, respirando entrecortadamente. Miró el techo, pensando que estaba en una posición nada digna, pero realmente estaba cansado. Cuando Potter le había dicho que lo ayudara a remodelar la casa, él se había imaginado algo así como escoger muebles y colores. Las cosas que él tomaba como remodelación.
No que se trataba de eliminar muebles malditos que a la menor oportunidad intentaban matarte. Se tocó el estómago haciendo un gesto de dolor. Esa mesa le había dado un buen gancho.
Ladeó el rostro, contemplando el perfil sudoroso de Potter a su lado. Estaban en la misma posición, ambos intentando mantener el oxigeno necesario para poder respirar bien, ya que ambos habían estado lanzando hechizos y protecciones contra las abominaciones que tenía Potter en la Mansión Black.
Ahora que lo contemplaba, sintiéndose muy bien de que Harry tuviera los ojos cerrados para que no lo viera mirándolo, se daba cuenta que Potter no había crecido mal. Se había vuelto lo suficiente atractivo para los gustos de Draco, al menos. Tenía manos grandes y algunos músculos bajo la ropa muggle que se empeñaba en llevar, tenía una mandíbula fuerte y un grandioso perfil.
Su cuerpo estaba muy bien, en realidad. Excepto por ese cabello, que parecía más bien un revoltijo sobre su cráneo. Aunque si lo contemplaba con la poca luz que había en la habitación, agregándole la perspectiva y el brillo de la humedad por el ejercicio físico que habían realizado… Debía admitir que no se veía del todo mal.
Parecía que hubiera acabado de follar.
Me pregunto cómo me veré yo.
Lamiéndose los labios, se acercó un poco más a Potter, como impulso en realidad. De repente se sentía como un metal siendo atraído por un gran imán. Otra vez el campo de atracción de Potter haciendo efecto en él.
Harry escogió ese justo momento para levantar los parpados y abrir los ojos, y Draco sintió-estúpida y muy vergonzosamente-que se le escapaba el aire en un jadeo.
Los ojos de Potter estaban brillando. Eran unos focos verdes que lo miraban con intensidad-y curiosidad-y que lograba hacerlo desear acercarse y tomar esa mandíbula con sus manos para besarlo hasta dejarlo tonto.
Me pregunto cómo se sentirá besar a Potter.
Desvió la mirada de inmediato, algo más que espantado por las ganas de hacerlo. Le había parecido divertido cuando el que se sentía atraído era Potter y no él, pero ahora que lo tenía ahí, tan cerca…
-No me sorprende que no tengas novia -dijo ligeramente, intentando olvidarse de lo que acababa de pensar-. Si tú noción de cita es hacerla defenderse de muebles locos y malditos. No es una buena forma de acercarse a alguien, Potter. Pensará que quieres deshacerte de ella.
-No sé cuántas veces te he dicho que esto no es una cita, Malfoy.
-¡Oh, vamos! Por supuesto que lo es. Ya sé cuál es el truco que usas poniendo a tus citas a hacer el trabajo sucio en tu casa. Quieres tenerlas sudorosas e indefensas para aprovecharte de ellas, ¿cierto? -preguntó mirando el techo de nuevo, sonriendo-. No quiero ni imaginarme lo que quieres hacer conmigo, poniéndome a atacar una mesa.
-Dudo mucho que tú puedas considerarte indefenso en una situación como la que acabas de plantear -la voz de Potter sonaba levemente divertida-. Más bien serías el que ataca.
-¿Me estás halagando? -preguntó Draco riéndose y girándose a verlo nuevamente. Potter se había movido, ahora estaba de lado y apoyaba el codo en el piso, para poder dejar caer su cabeza sobre la mano. Pose sexy, mmm-. ¿Ves como sí es una cita? Seguro que en la próxima me besas.
Algo extraño brilló en los ojos de Harry, antes de que se extinguiera con la misma rapidez con la que había aparecido.
Potter hizo un gesto que no significaba nada y quedaron de nuevo en silencio.
Era extraño hablar cuando no tenían nada en común, reflexionaba Draco mirando los diseños del empapelado de la pared de enfrente. Potter y él nunca se habían conocido realmente, lo único que habían visto sobre el otro, a través de los años, habían sido los peores momentos. ¿Cómo podía sentirse atraído hacía alguien que lo había intentado matar en el sexto año?
Suspiró suavemente, intentando relajarse sobre el duro y frío piso. Tal vez no sentía una verdadera atracción, sino un interés mal incomprendido.
Claro, intenta convencerte de eso, dijo una voz en su cabeza. Por eso es que has estado soñando en los últimos días que estás besándolo.
Cuando había tenido los sueños, no había sabido que era él. Sólo conocía que se trataba de un hombre que lo besaba muy bien y lo tocaba. Ahora tenía algo de sentido el dolor que sentía-en su fantasía-cerca de la mejilla y el puente de la nariz. Harry Potter usaba lentes, y, en sus sueños, cuando lo besaba, los lentes lo lastimaban.
Se tensó un poco cuando sintió a Harry acercándose, y abrió los ojos de golpe cuando sintió una mano en su mejilla. Estaba húmeda y muy caliente, y se sentía extraña en su rostro. Pero antes de poder preguntarle a Potter qué diablos intentaba hacer, se encontró con unos labios sobre los suyos.
Era bastante incomodo estar ahí acostado en el duro suelo mientras era besado, pero no podía importarle menos en ese momento. Debía confesar que aún estaba un poco desconcertado por el descaro de Potter al besarlo. Se suponía que él era el que daba el primer paso, no Potter. Potter sólo debía de haberse quedado quieto mientras Draco lo besaba, no al revés.
Unos pequeños mordiscos en su labio inferior le indicaron que no estaba participando mucho y ese no era el momento para sentirse indignado, menos cuando tenía los labios de Potter besando los suyos. ¿Qué coños le importaba quién había dado el primer paso mientras ambos estuvieran haciendo eso?
Con la nueva resolución en su mente, comenzó a devolver el beso, cerrando los ojos y dirigiendo una mano a la nuca de Harry. Su cabello era mucho más suave de lo que parecía. Y sus labios mucho más tibios.
Abrió la boca dócilmente y comenzó a tocar con su lengua la de Potter, la cual se abrió de inmediato. Y, si antes el beso había sido bueno, después de que sus lenguas se tocaron, se volvió increíble. Draco sofocó un jadeo sobre los labios de Potter cuando se vio besado completa y profundamente por él.
La forma en la que Potter besaba-moviendo su lengua de un lado a otro, jugando con la de Draco, recorriendo su boca y lamiendo, chupando y jugando-hacía que los dedos de Draco se doblaran y su cuerpo se sintiera caliente y tuviera ganas de frotarse contra él. Potter besaba como si todo lo demás en el mundo desapareciera, besaba honestamente, sin distraerse, correctamente y muy bien. Era la clase de beso que derretía a Draco y lo volvía una patética masa feliz y obediente.
Le daba asco lo que los besos así lograban conseguir. Pero no podía obligarse a odiarlos.
Empujó a Potter, haciendo que él fuera el que estuviera acostado en el suelo y Draco sobre él, y lo besó como Draco sabía besar. Intentó poner todo el fuego y el calor que estaba sintiendo en ese momento, mordiendo a los labios de Harry y chupando su lengua. Los pequeños jadeos y gemidos con los que era recompensado lograban que soltara los suyos.
Cuando sus pulmones comenzaron a doler por la falta de aire, y el oxigeno en su cabeza se hacía cada vez más escaso; se permitió parar, dejando caer la cabeza sobre el hombro de Potter.
Bueno, debo admitir que lo que sea que esté ocurriendo con él y conmigo, indudablemente va a dejarme muy satisfecho.
*
Harry pudo sentir perfectamente la forma en la que la sonrisa de Draco se extendía sobre su hombro. Se preguntó si Draco era consciente de esa sonrisa, o si había salido sola. Él debía admitir que la que estaba en su propio rostro, había salido completamente por su cuenta.
Debía aceptar que ese beso había sido mucho mejor que el anterior. Los dos habían estado demasiado embriagados como para hacerlo muy bien aquella vez… Pero toda la pasión y la falta de interés que le había faltado al primer beso, éste la superaba con creces. Lo que estaba perfectamente bien para Harry, porque aún se sentía bastante estúpido.
Realmente, cuando lo había besado, lo había hecho casi sin darse cuenta. Draco había estado mirando un punto indefinido en la pared que estaba frente a él, y con la luz el ambiente, en general, se había visto tan atrayente que, lo único que había podido hacer Harry, había sido tocarle el rostro.
En ese momento, mientras le alcanzaba su rostro, aún había estado algo consciente de sus actos. Pero cuando sus dedos rozaron la mejilla de Draco, y la sintió por fin, se había perdido. Draco lo había visto con los ojos entreabiertos y una mirada que lo único que destellaba era anhelo. Su mejilla era cálida y suave en su mano, y, antes de darse cuenta, se estaba inclinando para besarlo.
Era cierto que Draco se había quedado bastante sorprendido, porque no había devuelto el beso al principio. Pero ya que Harry se había arriesgado-y no había recibido ningún hechizo por eso-había decidió hacerlo bien. Cuando Draco comenzó a devolverle el beso, todo había mejorado exponencialmente.
Draco no se dejaba besar nada más, quedándose en el suelo y esperando. Él sí participaba, mordía, lamía, chupaba y acariciaba con su lengua.
Harry se estremeció sólo de recordarlo.
-Potter -la voz sofocada de Draco llegó suavemente a sus oídos-. Ves cómo sí era una cita. Y yo pensé que ibas a esperar hasta la tercera para dar el primer paso.
Harry blanqueó los ojos.
-Hagamos esto -comenzó enderezándose y sentando a Draco en el proceso. Aún con la poca luz que había en la habitación, Harry podía distinguir claramente sus labios rojos e hinchados. Se imaginó que seguro él estaría en condiciones parecida-. Te invito a cenar. Como una verdadera cita, con beso al final de la noche y todo. Si quieres hasta puedes escoger el lugar.
Draco lo miró con una sonrisa brillante que casi lo hace babearse.
-¿En serio? -preguntó arrastrándose suavemente en el piso, colocando sus manos en los muslos de Harry-. Porque deberías saber que sólo escojo los mejores lugares, en otras palabras, sólo los más caros -su voz era un ronroneo y Harry tenía grandes dificultades escuchándolo cuando lo único que quería hacer era besarlo de nuevo-. Y eso conlleva a una buena vestimenta, una buena-
Harry se vio en la obligación de interrumpirlo. Por un lado, no le importaba mucho lo que dijera con tal de que tuvieran una cita, y por el otro, se veía demasiado devorable como para no aprovechar la oportunidad. Así que lo besó hasta quitarle la respiración.
-¿Aceptas, entonces?
-Por supuesto, Potter.
Harry se vio tecleado por un muy ardiente rubio que lo besó hasta dejarlo tonto. No que Harry se quejara, claro. Por él, Draco podía hacerlo que quisiera con su persona. Harry sólo se dejaría complaciente.
*
-Detente -dijo Draco severamente, agarrando el brazo de Harry y alejándolo lo más que podía del caldero-. Será mejor que me dejes hacer esto solo.
Harry puso una cara muy parecida a la que ponía el enano cuando quería algo, pero Draco se obligó a desviar la mirada y seguir preparando la poción. Era el castigo de Potter, después de todo… Por hacerle eso a su mascota.
Había llegado ese día, luego de la cuarta cita con Harry la noche anterior, para buscar al perro. Aún cuando estaban saliendo, el trato se mantenía, porque siendo completamente honesto, Draco tenía que admitir que le gustaba mucho llegar a casa y ser recibido por alguien… Aunque ese alguien fuese un perro.
Cuando Potter le había abierto la puerta, se había visto muy culpable y se le notaba que estaba escondiendo algo. Harry era como un puto libro abierto, Draco ni siquiera necesitaba esforzarse para saber que escondía algo.
Cuando vio al animal, se había dado cuenta del qué.
Al parecer, Harry había querido hacerse algo en el cabello. Entre los balbuceo-que representaron su explicación y sus excusas-logró entender que quería arreglárselo y que, estúpidamente, había aceptado un producto del gemelo Weasley. Obviamente, el producto no había funcionado, así que había pensado en usarlo para lavar al enano, en cambio.
Lo único que había conseguido era que su pelaje se hubiese vuelto verde. Y, por asociación, ahora Draco tenía una mascota verde.
-Hey, Draco -la voz de Harry hizo que levantara la mirada para verlo. Potter tenía la decencia de verse culpable. Bien-. ¿Estás seguro que esta poción sí funcionará?
-Por supuesto que sí, después de todo, yo la estoy mezclando.
-Sí, pero la poción anterior también la mezclaste tú y ahora Eder está púrpura.
Draco lo fulminó con la mirada, satisfecho con el gesto de dolor que hizo Harry.
-Porque no sabes cómo picar las salamandras, Harry. No intentes culparme a mí de tus errores.
Siguió batiendo la mezcla, dedicándose a ignorar a Potter. Después de todo ya pensaba en él lo suficiente en el día, como para también estar haciéndolo mientras trabajaba.
Aunque debía admitir que era una buena distracción, pero si quería a su animal como había estado al principio, necesitaba concentrarse.
-Draco.
Draco suspiró. Al parecer Harry tenía ganas de hablar. Grandioso.
-¿Qué?
-¿Te han dicho alguna vez lo bien que te ves mientras estas concentrado?
Draco casi dejó caer la varita y levantó la cabeza de golpe para mirar a Harry. Parpadeó cuando lo vio.
Harry lo estaba viendo con una mirada positivamente hambrienta, como si quisiera devorarlo sin perder más tiempo. Se preguntó si tendría un extraño fetiche con alguien preparando pociones, porque ciertamente nunca lo había creído. No parecía muy excitado cuando Snape había hecho alguna.
Harry dio un paso al frente y Draco sintió su cuerpo reaccionar por inercia.
-¿Qué estás tramando? -le preguntó a Harry, sorprendido de que su voz saliera un poco jadeante. Era sorprendente cómo Harry podía llevarlo a ese estado sólo con verlo con lujuria y hablar roncamente.
Harry no le respondió. En cambio, lo besó. Y Draco estaba bastante seguro que le estaba intentando sacar el alma por la boca. Dejándose llevar hacia atrás, pensó que Potter besaba muy bien. En el mes en el que habían salido, se había dado cuenta que a Harry le encantaba besarlo. Escogía cualquier oportunidad para hacerlo.
Aún así no habían llegado más allá. Sólo unos cuantos manoseos y frotamientos y bastante besuqueo.
Draco podía vivir con eso, al menos por ahora. Si los besos eran así, necesitaba prepararse para el sexo con Harry.
*
Mientras Harry besaba a Draco y lo manoseaba, se preguntaba por qué había tardado tanto tiempo en pasar al siguiente nivel, considerando que desde hacía unos meses había comenzado a tener los sueños más eróticos de su vida, y todos eran protagonizados por Draco, crema batida, chocolate, jugo de calabaza-Harry pensaba que tenía un algo con la comida y el cuerpo de Draco-, cuero, látigos, y la noche anterior, con una escena de BDSM.
Debían concederle que había aguantado bastante tiempo. Pero todo tenía un límite. Él de él había sido ver el rostro de Draco perdido en concentración. Le había hecho querer ver su rostro con la intensidad de un orgasmo.
Se separó un poco de él, separándolo de la estufa-habían tenido que preparar las pociones en la cocina, porque Harry no tenía ningún laboratorio secreto-y pegándolo a la mesa. Draco tenía el cabello desordenado, respiraba entrecortadamente y tenía los labios hinchados y rojos. Estaba hecho un desastre, y, por la forma en la que Draco se arreglaba para salir a sus citas, era mejor no decírselo. Le gustaba como se veía.
Comenzó a desabrocharle la túnica.
-Eh, Potter -dijo Draco de repente, con la voz ronca. Harry se lamió los labios.
-Dime.
-¿Cómo fue que perdiste al perro?
Harry lo miró con una ceja arqueada mientras movía sus manos, indicándole al rubio que estaba en medio proceso de algo.
-¿Podemos hablar de eso después? -preguntó comenzando a besarle el cuello-. Estoy algo ocupado en este momento.
El gemido de Draco le indicó que estaba de acuerdo.
*
Luego esa noche, mientras Harry y Draco estaban acostados en la cama del primero, con sus extremidades unas sobre las otras y Harry le explicaba-exactamente-cómo había perdido el perro… Draco se preguntaba cómo había podido hacerse novio de alguien tan estúpido.
-No puedo creer la estupidez que hiciste Harry -dijo riéndose porque, en cierta forma, era tan estúpido que causaba gracia-. ¿Cómo fue que se te ocurrió esconder a un cachorro bajo una gigantesca capa invisible y luego dejarlo en el suelo?
Al parecer a Harry le ofendía su risa, porque le dio un almohadazo.
Se escucharon los ladridos de Eder fuera del cuarto.
Ah… La vida es buena.
Ese fue el último pensamiento de Draco antes de rendirse al sueño.
Hubieron cosas que me habría gustado agregar (como un lemon, por ejemplo), pero simplemente la historia no me parecía que se prestaba para eso, y no me hubiese gustado tensar todo poniéndolo. Aún así, espero que les haya gustado^^ En este momento estoy escribiendo otro one-shot largo, mientras sigo con mis WIP's. Espero terminarlos pronto u.u