Ingrato perfido,
romántico insoluto,
tu me estrujates
todito el corazón.
Y yo benévola
hablábate de amores
y deciáte
mi anémica pasión.
Burlátabes todito
de mi ánimo extasiado
andábates creyendo
qui hiríame yo a matar.
Pero fallote
y ecuánime reprocho
tu intrínsico deseo
que indúceme a olvidar
Salgara que salgare
ahora te involucro
en las sucias maniobrias
que usates para mí.
Ingrato méndigo
palabras no son obras
ahora tú, tú, tú me sobras
y yo te falto a ti