60 segundos...
Oí el móvil a las 4:50 de la madrugada y no le presté atención pensando que sería un sms. Lo volví a oír a las 6:45 y tampoco presté demasiada atención. Es más, pensé que quién leches sería a esas horas dándome la lata. La curiosidad de saber quién sería el pesado me pudo y comprobé que era una amiga. ¿Qué querría con tanta insistencia a esas horas?. La llamo.
La conversación fue corta, apenas de un minuto, pero en esos 60 segundos atinó a decirme (entre lágrimas) que su padre se había muerto esa misma noche.
Llevo desde entonces despierta y sin poder creérmelo. Conozco..., bueno, conocía (es una mierda hablar en pasado) a ese hombre desde hacía 11 años. Soy amiga desde entonces de dos de sus hijas y tengo buena relación con la tercera hija. En esa casa siempre se me ha considerado una hija más porque como él decía “estoy acostumbrado a vivir entre bragas”. Es que por más que lo intento no me lo creo, no me hago a la idea. No sé, es de esas muertes que no ves venir y que son de un día para otro.
Hoy por la tarde iré al velatorio y no sé qué decirle a las hijas. He ido a velatorios, pero ninguno me afectaba tan de cerca y es como que no pones tanta atención en lo que dices porque te duele, de alguna manera, menos. Pero hoy me duele porque ese hombre era Mino, el padre de mis amigas. ¿Qué consuelo se le da a una amiga de hace años cuando pierde a un padre?, ¿qué le dices a una de tus mejores amigas cuando le quedan 4 meses y poco para casarse y su padre ya no podrá llevarla al altar?. Porque esa es otra..., mi amiga (la que me llamó) se casa el 11 de agosto y ya tiene la boda más que preparada y montada.
Una auténtica putada, así se le llama en mi pueblo a este tipo de circunstancias. En fin, que pase que lo que tenga que pasar.