la red social | The Social Network (iii/iv)

Apr 07, 2011 19:23

Título: la red social (iii/iv) (¿ups?)
Fandom: The Social Network
Parejas/Personajes: Eduardo/Mark, Chris, Dustin, Marylin y varios.
Rating: NC-17, finalmente \o/
Palabras: 2967 (+ anteriores= 9485)
Advertencias: No beteado, escrito rápido y wikipediando información.
Notas: título = super lame. ¿sugerencias? Título cambiado. Por fin.
Resumen: La única (des)ventaja de toda la situación entre Mark y Eduardo, es que los personajes periféricos nunca se sintieron satisfechos quedando de, bueno, periféricos.

*

Dustin agarra a Marylin de un brazo y la jala hacia uno de los cubículos, y vale, Marylin comprende que este tipo de trato significa que la han recibido brazos abiertos, pero se está volviendo ridículo. En una actitud francamente reprochable, acaba golpeando a Dustin en el hombro. De verdad, no en broma, porque tiene dos hermanos menores y años de experiencia en esto.

-¡Hey!

-Puedo caminar sola -y hace exactamente eso, hasta llegar donde Chris exagera una mueca- ¿Asumo que vamos a hablar de Zuckerberg?

-No tenemos vida -contesta Chris, asintiendo.

-Salieron juntos -gesticula Dustin en un murmullo gritado-. Wardo y Mark. Y no han vuelto Y Mark no está en su casa y...

Chris lo interrumpe agitando la mano en el aire. Marylin interpreta el gesto como "ya he oído esto treinta veces, ¿podrías dejarlo?" y no puede evitar reírse un poco. Chris está más tranquilo, pero su expresión habla tanto como Dustin. Están ambos entrando en pánico.

Marylin respira profundo, dudando entender en qué se ha metido exactamente: Una telenovela o un sit-com. Cuando menos.

-Quizá fueron a beber. Quizá estén hablando, Dios sabe que les hace falta -trata, pero Chris sólo abre los ojos ridículamente y Dustin agita la cabeza- ¿No?

-No. No, no, no, no. No hay dos personas en el mundo que necesiten menos hablar, Marylin. Esto va a acabar en, en, ni siquiera se me ocurre que puede ser lo suficientemente malo.

-Van a acabar discutiendo, es todo -dice Chris, tono grave, pasándose una mano por la cara-. Es todo.

Marylin cruza los brazos y apoya el mentón en su puño.

-Es realmente adorable lo mucho que les preocupa Zuckerberg, en serio, pero él tiene que aprender a enfrentar este tipo de situaciones. Solo -agrega, mirando a Chris hacer lo más cercano a un mohín que puede un hombre de su edad. Marylin entorna los ojos-. Lo importante que estén cuando los necesite.

-No es que tengamos otra opción -grazna Dustin.

Chris ríe su acuerdo.

(Hace un momento, Eduardo estaba sirviendo whisky y Mark hacia morisquetas, porque siempre lo ha detestado, y Eduardo lo sabe y era gracioso, era --

-- al siguiente, o eso parece, al siguiente momento, Eduardo está sobre Mark en la cama de la habitación del hotel, con una rodilla entre sus piernas, besándolo. Empujándolo de vuelta cada vez que Mark trata de levantarse, levantar el torso para tratar de envolverlo con los brazos. Eduardo está jalando su ropa, deshaciendo el botón de su pantalón y Mark mete las manos bajo su camisa como un atrevimiento, un poco tímido y un poco curioso.

Eduardo lo vuelve a besar para empujarlo liso sobre la cama y empujarse contra él, cogiéndolo del cabello y moviéndolo a tirones, sólo medio desvestidos. Mark lo sigue, demasiado obediente, demasiado callado. Se le ocurre que Mark siempre tiene razones para hacer cualquier cosa, porque Mark no es humano. Luego lo mira, mira sus ojos y sus labios y su cuello y por supuesto que Mark no es humano. Mark es algo mucho peor que eso; ambos son algo mucho peor que eso.

-Wardo -se permite escuchar. Hay más, rebotando en las paredes, mucho más, pero sólo puede oír eso-. Wardo, Wardo...

-Cállate -muerde en su quijada-. Dios, Mark. Cállate.

Respira en su mentón y le besa el cuello. Mark abre su pantalón con movimientos firmes y cortos, pero sus manos tiemblan. Especialmente cuando lo envuelve con los dedos. Eduardo lo siente en todas partes. Tiembla, ahogado por un acceso de terror irracional. Pone una mano sobre la suya, controlando sus movimientos con brusquedad.

Mark gira la cabeza y cierra los ojos, respirando húmedo sobre las sabanas. Hay un hilo de saliva al costado de su boca. Eduardo apoya la frente sobre su oreja y besa su lóbulo. Hay una letanía en su cabeza: Quiere, quiere, quiere...

Le quita los pantalones y el resto de la ropa a jalones bruscos, hasta que Mark está desnudo. Mark está desnudo y Eduardo no tiene mucho más que los botones sueltos. Y se siente correcto, se siente justo, manipular a Mark hasta que está boca abajo y Eduardo puede besar su nuca.

-¿Quieres...? ¿Puedo? -besa el músculo tenso entre cuello y hombro. Mark bufa. Temblando de pies a cabeza, el hijo de puta bufa.

Así que Eduardo se levanta y coge un par de condones. Mira alrededor del cuarto, pensando qué más puede usar, pero se detiene mirando a Mark levantarse en rodillas y codos, escondiendo la cabeza entre los hombros y esperando. Es una oferta; la más insultante e indecente oferta que le han hecho.

Es correcto, entonces, piensa Eduardo. Es lo justo. Si Mark lo pide, ¿no ha sido siempre así? Si Mark quiere algo, Eduardo se lo da.

Eduardo se quita los pantalones y ni siquiera los dobla sobre una silla. Los deja unirse al montón de ropa arrugada a los pies de la cama, junto a todo el resto de cosas que Mark ha echo a un lado sin pensarlo.)

Mark suele trabajar con el explorador en una ventana de mil pestañas abiertas. Chris le lleva café y nota que, por una vez, tiene dos ventanas: una abierta y otra minimizada. Mark no suele minimizar nada, pasando de programa en programa como un dealer barajando cartas. Y quizá cualquier otro día no le hubiese llamado la atención, pero es el tercer día desde que Wardo apareció y Mark lleva los tres días durmiendo en el sofá de su oficina, separándose de las computadoras sólo para ir al baño. Ninguno se atreve a preguntarle qué pasó, aunque hasta ahora no parece haber dejado peores secuelas que las que ya venían.

Chris aprovecha uno de esos momentos en que Mark desaparece para curiosear. Se siente un poco ridículo y bastante culpable. Quizá debería haber enviado a Dustin a mirar, o haberle pedido a Janet que echase un ojo.

La ventana oculta, predeciblemente, es Facebook. Es el perfil de Mark, abierto en el buzón de mensajes, en... un mensaje de Eduardo.

Bebimos demasiado. No estaba pensando. ¿Qué más puedo decirte? Lo siento, Mark. Fue estúpido y no debió pasar.

Puedes quedarte la laptop. Te debía una, de todas formas.

Chris minimiza la ventana y sale de la oficina a zancadas, tratando de ignorar cómo la fecha y horario bajo el mensaje le dejaron un nudo en la garganta.

Cuatro de la mañana. Mark debe haber estado durmiendo.

Es como si se le hubiera quemado en los parpados, la imagen de Mark durmiendo, mientras Eduardo... no, Chris tiene que estar entendiendo esto mal. Ha estado demasiadas veces al otro lado de un cierto tipo de situación que nada tiene que ver con esto. Eduardo no sería capaz... Wardo no podría. Wardo no podría emborracharse con Mark y después meterlo a la cama -una imagen que Chris realmente no quería tener en la cabeza-, sólo para dejarlo por la mañana con un miserable mensaje de Facebook. Esto tiene que tratarse de alguna otra cosa. Chris sólo está... proyectando. Confundido.

Y entonces Mark vuelve y lo mira directamente a los ojos. Por un momento, parece tan confundido como Chris y al siguiente... pasa de largo junto a él, con algo incómodo y nervioso en toda su disposición y Chris tiene que saber.

Chris tiene que saber, para poder matar a Eduardo, porque esta es la parte que Dustin nunca entendió, la manera en que Mark quiere. A Eduardo siempre le ha importado todo, pero Mark, Mark corre por la nieve en sandalias. Mark apenas se da cuenta de que es más que un cerebro en un frasco. Chris pensó, cuando estaban en Harvard, que había algo, pero no porque Eduardo estuviese siempre allí cuando Mark lo necesitaba: El que Mark lo necesitase hablaba por sí sólo.

Chris le coge la muñeca.

-Mark -empieza y Mark se suelta bruscamente y no lo mira, pero no se aleja- ¿Cuando Wardo estuvo aquí...?

-Estoy bien -Mark levanta la cabeza y lo parece. Un poco irritado, pero no triste-. Le contesté por mensaje de texto y... contestó. No es mi culpa que Facebook lo intimide -agrega, no completamente neutral o coherente, pero Chris comprende y se ríe.

-Sabes que puedes, uhm., que estamos... -Chris hace un gesto incómodo. Mark parpadea, alarmado. Chris vuelve a reírse- ¿Te has cambiado de ropa, siquiera?

-Déjame en paz -Mark lo empuja, pero el aire se va disolviendo, ligero y más ligero.

Los interrumpe el sonido de un móvil vibrando y Mark se sonroja, entorna los ojos hacia Chris y vuelve a trabajar, fingiendo que no está desesperadamente ansioso por leer el mensaje. Chris le hace un gesto obsceno que no hacía desde la universidad.

Mientras se aleja, decide que puede posponer el llamar a Eduardo hasta que se convenza completamente de que no está soñando.

(-No es que quiera saber, pero, vale, sí, quiero saber. ¿Qué pasó después de la reunión, Wardo?

Wardo hace unos ruidos francamente hilarantes y Dustin es un muy buen amigo, porque aleja el micrófono de su cara antes de soltar una carcajada.

-... absolutamente asunto tuyo- escucha, cuando vuelve a acomodar el manos-libres. Eduardo suena como que se está atragantando con su lengua-. Aunque hubiese pasado algo.

-¿Algo como agarrarse a puñetazos o algo como hacer cosas que prefiero no imaginarme, muchas gracias? -Dustin hace una morisqueta y escucha a Eduardo reírse, aunque un poco frustrado, como si pudiera verlo.

-Dustin... -de pronto- ¿Por qué estás preguntando? ¿Ha pasado algo? ¿Mark ha dicho algo? -suena preocupado tirando a alarma, así que Dustin se apresura a contestar:

-No, no, sólo está... no lo sé. Está raro. Está más raro que de costumbre, no sé cómo explicarlo. Se pasa todo el día en la oficina, pero no está... no está como después de que te fuiste -explica, con honestidad-. Ni siquiera está triste. Diría que está enamorado, pero la única chica a la que le dirige la palabra últimamente es Marylin y Marylin...

-¿Marylin?

Dustin se sacude la sorpresa, consciente de que comenzaba a pensar en voz alta.

-Marylin Delpy. Es una abogada nueva, Mark la trajo directamente-- creo que estuvo allí en, uh, en todo el asunto de la demanda...

-Estaba allí -confirmó Eduardo, interrumpiendo su incomodidad con un tono más tranquilo y neutral-. Y ahora trabaja para Facebook, uh.

-Y a veces logra que Mark salga a comer o se vaya a casa y todo, Wardo. Es como tu dos punto cero. Oh, no me refiero a que sea tu versión mejorada, pero, eh, sí, es tu versión mejorada.

-Dustin -alarga Eduardo, como recopilando paciencia con dificultad.

-Es guapa, hace mi trabajo más fácil y no está en Singapur, Wardo. Dime exactamente cómo puedes aventajar eso -Dustin está bromeando, pero en una línea demasiado delgada entre el humor y una conversación delicada. Lo peor es que no sabe como volver a terreno seguro.

-Si ella y Mark están saliendo... me alegro que se lleven todos tan bien -Eduardo suena repentinamente cansado-. Ya es tarde, Dustin. Saluda a Chris y Billy por mí.

-¿Y a Mark? -interrumpe Dustin, un poco confundido.

-Y a Mark -claudica Eduardo, como si fuese físicamente difícil pronunciar su nombre-. Buenas noches.

-Buenos días en este hemisferio, pero es igual. Duerme bien, Wardo.

-Gracias -Eduardo sonríe las vocales, y desconecta.

Dustin se queda mirando el móvil, con el ceño fruncido, porque es generalmente infantil y mayormente absurdo, pero no un completo estúpido. Igual, uh, Marylin tenía razón.

Uh.)

Otra reunión y otra vez está allí Eduardo, al otro extremo de la mesa. Esta vez, eso sí, la tensión entre el y Mark es palpable. Mark teclea sobre la mesa vacía y se vuelve cada tanto a mirar por la ventana. Eduardo revisa los papeles frente a él al menos quince veces en el lapso que Marylin lo observa. Que no es poco. Eduardo Saverin está resultando ser una persona compleja, casi tan interesante como Mark. Marylin pagaría por observar solo un pedazo de lo que eran como amigos, si esto es lo que son cuando tienen distancia.

-... y creo que la verdadera pregunta que nos hacemos todos -dice Christopher Fox, de pronto- es, bueno, no es que no sea bueno verte de nuevo, Eduardo, pero qué diablos haces aquí.

Dustin toma aire dramáticamente y Mark se endereza, se queda quieto. Eduardo inclina la cabeza y logra una buena sonrisa, una sonrisa de negocios. La sonrisa que un hombre de mundo le da a un chico antes de devolverle el balón que se le ha escapado.

-Si bien, la cantidad de acciones que me pertenecen ahora es mucho menor, aún me interesa saber lo que pasa en esta empresa.

Eduardo dice "empresa" casualmente, pero Mark se gira para mirarlo completamente con el ceño fruncido y Marylin envuelve el brazo de la silla con los dedos, porque Mark va a abrir la boca en cualquier momento y ella comienza a entender, un poco, porqué Dustin y Chris insisten en meterse en sus asuntos. Es doloroso de observar.

-Proyecto es mucho más adecuado para explicar lo que Facebook es, Wardo -explica, tono apretado-. Si no entiendes eso, difícilmente vas a sacar algo de esta reunión o cualquier otra.

Eduardo abre mucho los ojos y baja la cabeza. Chris esconde la cabeza entre las manos y Dustin baja un brazo para, asumiendo por la expresión de Mark, pellizcarlo.

-¿Qué? No estoy mintiendo. La mayoría de los presentes no entiende tres cuartas partes de lo que la minoría hablamos, cuando pasa algo realmente importante y, ouch, Dustin, joder.

-Lo que Mark trata de decir es que no hay nada más importante qué discutir y podemos pasar al salón por algo de comer -intercede Chris, apuntando a serenidad y consiguiendo algo más como un pato con un gato encima-. Si siguen a Janet, caballeros.

Eduardo se levanta el primero. Dustin trata de atajarlo cuando pasa junto a ellos, pero Eduardo da un paso al lado en un movimiento corto, directo e impecable. Se detiene para dirigir a Mark una mirada deliberadamente furiosa. Mark tiene la cabeza baja y las manos en las rodillas.

Al final sólo quedan Dustin, Mark y ella.

-¿Qué fue eso? -pregunta Marylin, suavemente.

-La verdad -contesta Mark, encogiéndose hombros. Como si no fuese importante. Como si no estuviese frunciendo el ceño hacia todo en la habitación alternativamente-. No se trata de... mierda, tengo que... -se levanta, pero no parece saber hacia donde moverse.

Dustin le da una palmada en la nuca, fuerte. Mark se gira, indignado.

-Ve a hablar con Eduardo. Pídele disculpas.

-Por la manera en que dijiste las cosas -explica Marylin, con una mano en su frente, antes de que Mark proteste-. Y el momento.

-Peor momento del mundo -asiente Dustin-. Peor momento que alguna vez existió, Mark.

Mark les da una mirada sucia, pero inmediatamente apura el paso hacia la puerta.

(Eduardo lo empuja contra la pared con una mano en su cuello.

-¿De qué se trata esto, Mark? ¿Qué quieres?

Mark abre y cierra la boca. Quiere... miles de cosas, la mayoría relativas a Facebook. Desfilan en atochamiento por su cabeza, hasta que Eduardo prácticamente lo levanta de un empujón y Mark tiene que enganchar una pierna sobre la suya para conservar el equilibrio, y oh.

Eduardo maldice y desabrocha su pantalón, mirándolo, evitando mirarlo.

-¿Qué quieres, Mark? ¿Qué mierda quieres?

En vez de responder, o un poco como respuesta, Mark se desliza por la pared al piso y apoya la cabeza en la silueta de su cadera, con los ojos cerrados. Respira profundo y abre la boca sobre la tela. Eduardo hace un ruido nasal y Mark sonríe, hundiendo la nariz sobre sus boxers. Duda antes de atreverse a meter su mano, pero una vez allí, hacer un camino desde el ombligo hacia abajo no es difícil. Eduardo pone una mano en su cabeza y tira suave de algunos mechones. Mark abre la boca, saliva y trata de hacer presión con su lengua. Eduardo tira más fuerte, lo jala hacia abajo.

-Filho da enorme puta, oh, eu estou fodido, ¿eh, Mark? Mierda. Qué te importa, ¿verdad? Mierda.

Mark trata de decirle que sí le importa, por supuesto que le importa, ¿qué mierda? Nunca se ha tratado de eso... pero Eduardo lo tira del cabello con más fuerza y levanta las caderas. Una y otra vez, más rápido, con más fuerza. Mark pone ambas manos en sus muslos y se concentra en no asfixiarse o vomitar. Siente saliva cayendo alrededor de sus labios y algunas lagrimas, dada la presión que está ejerciendo sobre los músculos de su cara. Eduardo lo sostiene en lugar, perdiendo el control lentamente. Mark mete una mano en su pantalón y se aprieta con fuerza. Dios, Wardo, Dios.

De pronto Eduardo retrocede y Mark escucha un sonido sucio, el sonido de sus labios tratando de volver a tenerlo dentro. Eduardo se deja caer de rodillas junto a él, con una mano aún a cada lado de su cara, pero murmurando mensajes completamente diferentes a los de hace un momento.

-Lo siento, Mark, sinto muito, Deus, Mark -besando sus mejillas húmedas y Mark agita la cabeza.

-Wardo -intenta, pero Eduardo no lo deja. Mark lo empuja, no realmente fuerte, pero por la expresión de Eduardo, se diría que le ha pegado-. Wardo, estoy bien.

-Mark -Eduardo levanta su cabeza y estudia su expresión-. Vale. Ok, estás bien, pero no hagamos eso de nuevo.

Mark, después de una pausa, se encoge de hombros. Eduardo se ríe, temblando con todo el cuerpo y Mark puede sentirlo, en todo el cuerpo, porque están enredados en el suelo. Mark puede sentir cada vez que Wardo respira.

Es una epifanía un poco tardía y relativamente poco importante, darse cuenta de lo enamorado que está.)

[ i. ii. iv.]

♠ the social network, ♥ eduardo/mark

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