Aug 11, 2008 20:06
Título: Víctor
Clasificación: K
Genero: General
Fandom: Original
Palabras: 375
Basado en: “Quien mucho abarca, poco aprieta”
Beta: Matt
Víctor
El reloj de pared marcaba firmemente su paso, mientras retumbaba en la pequeña oficina. Las largas cortinas púrpura estaban cerradas tras el asiento del viejo profesor Santamaría. La única lumbre de la habitación, provenía de la intrincada lámpara que se inclinaba sobre el escritorio. Los arrugados dedos del profesor movían los papeles mientras este los miraba frunciendo su arrugado seño fruncido.
El joven sentado frente a él, permanecía inmóvil, derrotado, con el semblante ensombrecido y la mirada perdida en las dibujadas letras azules de los reportes de sus profesores. La habitual confianza que emanaba, estaba destruida y, su sonrisa burlona, lo había abandonado definitivamente.
- Victorio - lo llamó en sí el profesor aclarándose fuertemente la garganta - ¿Cuál ha sido su decisión?
-Víctor- lo corrigió en un murmullo desgreñado.
La pregunta resonó por las paredes, sin obtener una respuesta clara del joven.
-Sus notas bajaron considerablemente, falta a clases, no entrega a tiempo los trabajos y se queda dormido por todas partes- Enumeró hojeando los papeles.
Víctor jamás había sido el estudiante perfecto, sin embargo, sus notas eran bastante buenas y siempre cumplía con los plazos, por lo que no había una verdadera razón para llamarle la atención cuando no iba a las clases. Aun así desde principios de año no podía responder a sus obligaciones y a las actividades extraescolares en las que había solicitado unirse.
- Quiero ir a estudiar a Mandrágora-León -contestó casi sin ánimos, como si fuese un sueño inalcanzable -Usted me dijo que necesitaba mas puntos extracurriculares para entrar allí.
-Ya veo… - contestó pensativo mientras se quitaba los gruesos anteojos de marco de carey oscuro- pero de esta forma no lo logrará.
Las palabras no lo golpearon, a Víctor, como él esperaba. Y es que casi había renunciado a la sola idea de presentarse a la entrevista previa al examen de ingreso.
El hombre dejó los papeles a un lado y masajeó sus sienes con las yemas de sus dedos.
-Deberá dejar algunas de sus actividades curriculares en ese caso- respondió levantándose de su asiento - A ellos no les importa la cantidad, sino la calidad. No le servirá de nada tomar tantas responsabilidades si no puede afrontarlas.
Debía reconocer que el profesor Santamaría tenía razón, era mejor concentrarse en poco y hacerlo bien.
Título: Camila
Clasificación: K
Genero: Angst/confort
Fandom: Original
Palabras: 377
Basado en: “Quien mucho abarca, poco aprieta”
Beta: Matt
Camila
Las tres camas de la habitación estaban desordenadas, la ropa, sin doblar, extendida sobre ellas o alguna silla aledaña. Fotos y posters de cantantes y actores cubrían las paredes y las puestas de la habitación que compartían las tres hermanas menores de la familia. Las luces encendidas despistaban el hecho de que no se viera nadie en ella, pero el leve sollozo proveniente de debajo de una de las camas, indicaba lo contrario.
Las coletas de cabello rojizo se desarmaban al frotarse contra el piso. Los ojos celestes vidriosos se escondían entre las palmas, que los frotaban incesantemente. No podía retener las lágrimas que afloraban de sus ojos, pero tenía que entrar en razón de que era lo mejor.
A Camila siempre le habían gustado los animales, todos ellos, sin embargo en su casa nunca la habían dejado tenerlos, era claro que media docena de pollitos no serían la excepción, pero pensó que talvez ellos la serían.
La verdad, es que cuando llegaron, Camila pensó que eran una respuesta a sus rezos para tener una mascota, ya que había sido de lo más extraño.
Habían aparecido al abrir la caja de huevos rojos que había ido a comprar esa mañana. Ni bien saltaron piando las seis pelotitas de plumas amarillas, ella las adoptó como mascotas.
El problema fue esa noche cuando sus padres sostuvieron ante los siete hermanos que no conservarían a los polluelos, porque Camila era demasiado pequeña para cuidarlos. Se los devolverían al dueño del almacén, porque ellos no habían comprado polluelos, sino que habían comprado huevos y los habían venido fallados.
La puesta de la habitación chirrió al ser abierta.
- ¿Camila?... - la voz de Esteban, el mayor de sus hermanos, la llamó suavemente - Salí de abajo de la cama que esta llena da arañas.
El comentario la hizo temblar antes de salir rápidamente de su escondite.
El muchacho, alto y de cabello rojizo como el de ella, contenía la risa que le provocaba la reacción de su hermanita menor.
- ¿Qué quieres?- lo inquirió ofendida cruzando los brazos sobre su pecho.
-Sé que no es un pollo de verdad… - comenzó a explicarse mientras sacaba de un bolsillo un pollito a cuerda amarillo - pero este si lo podrás conservar.
Sí, este si lo podría cuidar ella.
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