Título: La última noche de invierno
Clasificación: K
Genero: Angst/confort
Fandom: Original
Palabras: 549
Basado en: Cold Winter Nights - Stratovarius
Beta:
La última noche de invierno
El sol no había brillado ese día, detrás de la tormenta, pero este ya se había retirado. La oscuridad cayó sobre la antigua fortaleza, que había sobrevivido a tantas invasiones y guerras.
Entró a la oscura habitación silenciosa, como un fantasma, sin hacer ni el más pequeño de los sonidos, ni el de sus pies al avanzar en dirección ala mesa donde aguardaban las velas. La luz desde la chimenea iluminaba el lugar, aplacando un poco el frío invernal.
Su cabello rojizo recogido en un rodete algo desarmado, sus ojos verdosos estaban cansados al igual que su espíritu.
Encendió las velas sistemáticamente sin darles mayor importancia, manteniendo sus ojos siempre fijos en la silla que se encontraba cerca del fuego.
Se sentó en ella dejando que todo su cuerpo disfrutara de la precaria comodidad y la calidez que reinaba en aquel ambiente. Tratando de olvidar por unos momentos que era lo que la angustiaba.
Por la ventana podía observar la nieve caer durante la tormenta nocturna, mientras algunos copos se amontonarse contra el cristal del cuidado Vitro de nuestra santísima señora.
El silencio reinó unos momentos, permitiéndole recordar aquellos días de verano que ya han desaparecido, los días donde el sol reinaba su vida. Pero parecían distantes y casi imposibles, solo recuerdos dentro de su cabeza.
Se acomodó sobre la silla, acurrucándose mientras pasaba sus manos temblorosas sobre la tela rojiza de su vestido. Quería permitirse soñar un poco más con aquellos tiempos, solo un poco más, antes que la realidad la golpeará otra vez.
Tenía que encontrar la forma de resistir hasta la llegada de la primavera una vez más, pero cada día se le hacia más pesado y ella estaba más agotada. Cerro sus ojos una vez más, no quería pensar en ello, solo quería soñar.
Cientos de estrellas brillantes la rodearon en su sueño llevándola a los pasillos que tan bien conocía. Crearon un camino guiándola hacia aquellas tardes de verano que tanto añoraba. Las praderas verdes que se extendían afuera de las murallas se veían exuberantes mientras el silencioso viento la animaba a salir. Las estrellas brillaban en el firmamento al mismo tiempo que el sol iluminaba. No sentía frió ni calor, era un día perfecto.
Se aventuró más confiada, sin prestar atención a las plantas, las silenciosas aves o las cosas a su alrededor, lo había divisado en el horizonte, sus brillantes ojos la llamaban. Corrió hacia sus brazos sollozando un poco más, la espera había sido eterna.
Sus brazos se cerraron sobre ella, no supo cuanto tiempo fue, pero las noches de invierno habían terminado ya…
La bruma matutina no la encontró en el prado, ni a su amado. No había rastros del sol que ella había visto y la había guiado hacia el tan amablemente, tampoco las estrellas, las nubes aun encapotaban el cielo.
Los árboles, estaban secos y cubiertos por los rastros de la tormenta del día anterior, en perpetuo silencio, al igual que la fortaleza.
En la chimenea los troncos ennegrecidos guardan en su interior alguna braza que lucha aún por vivir.
Las velas extinguidas frente a la santa imagen, sueltan una ligera línea de humo que desaparecía en aire.
Sin embargo ella esta fría, congelada, en su silla, sumida en su mundo, mientras una sonrisa refleja su último sueño.
Título: Mito Blanco
Clasificación: K
Genero: Angst/confort
Fandom: Original
Palabras: 665
Basado en: Cold Winter Nights - Stratovarius
Beta:
Mito Blanco
Como una estatua él los esperaba sobre la blanca pared de su reino invernal. La calma que reinaba en sus dominios era sólo una fachada para que ellos se confiaran, deberían de pensar que sólo se trataba de un viejo decrépito que se escondía entre las paredes de los témpanos de hielo, detrás de las aguas oscuras de sus amados mares árticos.
Habían quedado muy atrás los tiempos en que era llamado maestro y apreciado por quienes buscaban su sabiduría. Sus ojos cristalinos parecían ver con claridad, lo que para su mente, solo era un sueño, un mero capítulo en su extensa memoria.
La barba grisácea permanecía quieta sobre sus ropajes blancos y abrigados, los amuletos brillaban, como si estuvieran vivos y esperaban ansiosos aquel combate. Sus manos aberraban con fuerza el marfil del báculo que representaba su poder, mientras que la gema celeste aguardaba a ser utilizada.
Él ya sabía que un día esto pasaría, sin embargo, lo esperaba distinto, esperaba que fuesen los siete juntos los que pelearían y no que los atacarían por separado. A estas alturas sabía que él seria el último. Pero no caería sin batalla, él debía sobrevivir para así recuperar a quienes habían caído.
La ira se adueñó de sus ojos al pensar en la ingratitud de aquellos que venían por él. Ya estaban visibles, la pequeña barca en la que se acercaban había entrado lo suficiente. Era hora de comenzar con esto.
* * *
El más joven de los tripulantes de la barca se estremeció levemente mientras subió la capucha bordo de su abrigo, cubriendo su oscuro cabello, mientras miraba a la nada a través de sus ojos negros.
- Él podría ser de ayuda, él podría hacer algo.
Pero por más que repetía esas palabras dentro de su cabeza, sabía que seria inútil.
Lo habían subestimado al viejo, eso era seguro. Se estaban aventurando en una pequeña barca, sobre las aguas que él dominaba tan fácilmente. Un ataque por aire o por tierra sería mucho mejor, pero su maestro había dicho que justamente eso él estaría esperando, por eso lo sorprenderían usando en su contra su propio elemento madre.
El plan jamás había sido de su agrado, y ahora que sentía la quietud del océano, lo era aún menos, era obvio que él los estaba esperando, y no podía convencerse de que fuera el único que lo había descubierto. Sin embargo seguían avanzando con cuidado.
Se acurrucó más bajo la capucha de la gruesa túnica, tiritando, tanto de frió como de miedo, aunque no lo admitiera. Sabía que el pequeño ruido que sentía tras su oreja era la risa de uno de sus compañeros llamándolo cobarde. Pero no quería darle importancia, quería pensar que todo esto algún día sería un sueño, un mito y que podría contar la anécdota, no importaba si lo derrotaban o no, él sólo quería algún día contar la anécdota y sobrevivir a esta noche.
El rugir de la tormenta lo sacó de su ensueño descubriendo las miradas frustradas y atentas de sus compañeros, todas convergían en el mismo lugar, la cima de una escarpada pared de hielo, tras la cual comenzaba a asomarse una gigante nube oscura. Los vientos emergían de allí azotando su cara, privándole de una visión directa, mientras la embarcación temblaba, agitada por las olas.
Logró vencer el viento y poniendo una mano sobre sus ojos, haciendo de visera, vio la imponente figura del mago blanco elevando a los cielos la vara sobre la que brillaba una intensa luz azulada.
Podía ver desde allí la ira que brillaba en sus ojos y la sonrisa confiada que se escondía tras la larga barba.
Otro escalofrió recorrió su cuerpo al escuchar la orden de estar preparados para el combate, mientras su maestro farfullaba maldiciones por lo bajo, sin quitarle los ojos al hechicero que los había estado esperando.
Él tenía razón, este siempre había sido un mal plan, pero ahora, ya no había vuelta atrás. Ahora era tiempo de luchar.
nekoham nekoham