Autor: Usagi-Asakura
Fandom: World Series: Hetalia.
Disclaimer: Personajes a Hidekaz Himaruya.
Claim: Rusia/Prusia [Iván/Gilbert]
Tabla Relaciones: #4-Sueño.
Advertencias: Hecho para musa hetaliana, mucho OCC de mi parte. Un algo muy ñoñoso. Nada historico.
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Iván llegó antes de las ocho. Gilbert se tranquilizó al verlo sucio pero sonriente.
-¿Estás loco? ¡Allá está a menos cinco! -gritó antes de levantarse del sofá, quitarse su bufanda y pasársela al recién llegado.
Un capricho. Gilbert sabía que eso hacía el ruso cuando él no le concedía una ocurrencia. Tenía que ser tan extremo como para quedarse todo ese día fuera de la casa. A Gilbert aquello no le hubiera molestado, claro, si no fuera porque era uno de los más fríos de todo el año.
-Sólo quería pensar, Gilbert. Estoy bien -dijo sentándose y quitándose la bufanda que antes el albino había depositado en él-. No sé por qué finges preocupación.
Gilbert quiso saber el porqué de aquella rabieta. ¿Por qué le daba tanta importancia al hecho de que ambos no durmieran en la misma habitación? ¿Qué pretendía, que se sintiera culpable y cediera?
-¡No lo finjo! -exclamó.
-¿Por qué te preocupas? -preguntó Iván, dolido-. Eres cruel.
-¡Ahí vas de nuevo! ¡No soy cruel!
Y era verdad. No era que Gilbert no quisiera, sino que no estaba acostumbrado a compartir su lecho con nadie.
-Deja de ser hipócrita. Pensé que eras diferente -gruñó antes de levantarse violentamente y comenzar a caminar hacia las escaleras.
-¡Un momento, idiota! Tú nunca entiendes nada… -soltó azorado antes de quitarse los guantes y el abrigo que llevaba puesto y mirar a Iván con furia-. Yo... Yo nunca he estado con nadie -le palpitaba el corazón y sintió que su mirada era de un idiota enamorado.
-¿Estás avergonzado de dormir conmigo?
Iván lo escuchó gruñir y decir alguna que otra maldición. Y entonces se echó a reír.
-Oh, Gilbert, desde la primera vez que te vi sólo he deseado el dormir abrazado a ti. Sólo eso -se acercó a él y pegó su frente-. ¿Entiendes?
-Quien nos viera podría jurar que estamos enamorados.
Gilbert parecía contento. Por ahora, su pequeña fantasía se había hecho realidad. Sólo esperaría con paciencia para poder tenerlo por completo. Iván le tomó por cintura y caminó hacia sus aposentos.